Casi sin darnos cuenta, todos nos podemos convertir hoy en “vendedores y cambistas” que no saben vivir sino buscando solo su propio interés. Estamos convirtiendo el mundo en un gran mercado donde todo se compra y se vende, y corremos el riesgo de vivir, de manera mercantil, incluso nuestra fe en relación con nuestras creencias.
Nos sentimos como unos extraños en ciertos lugares. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a sus convicciones. La religión del Templo se ha convertido en un negocio donde los clérigos buscan buenos ingresos, y donde los peregrinos tratan de “comprar” perdón con sus ofrendas.
Procuremos de hacer de nuestras comunidades religiosas un espacio donde todos nos podamos sentir « en casa». Una casa acogedora y cálida donde a nadie se le cierran las puertas, donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los hijos más desvalidos y no solo nuestro propio interés. Una casa donde podamos sentirnos bien y logremos vivir como hermanos.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires) recibe un cordial abrazo y mi deseo que la vida te sonría y permita que prosperes en todo, y puedas derramar Salud, Amor y Paz.
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Por CLAUDIO VALERIO.
Casi sin darnos cuenta, todos nos podemos convertir hoy en “vendedores y cambistas” que no saben vivir sino buscando solo su propio interés. Estamos convirtiendo el mundo en un gran mercado donde todo se compra y se vende, y corremos el riesgo de vivir, de manera mercantil, incluso nuestra fe en relación con nuestras creencias.
Nos sentimos como unos extraños en ciertos lugares. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a sus convicciones. La religión del Templo se ha convertido en un negocio donde los clérigos buscan buenos ingresos, y donde los peregrinos tratan de “comprar” perdón con sus ofrendas.
Procuremos de hacer de nuestras comunidades religiosas un espacio donde todos nos podamos sentir « en casa». Una casa acogedora y cálida donde a nadie se le cierran las puertas, donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los hijos más desvalidos y no solo nuestro propio interés. Una casa donde podamos sentirnos bien y logremos vivir como hermanos.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires) recibe un cordial abrazo y mi deseo que la vida te sonría y permita que prosperes en todo, y puedas derramar Salud, Amor y Paz.
Claudio Valerio
® Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 11, 201