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Un laberintico pasillo con más de setecientos nombres preside la entrada al Israel Intelligence Heritage and Commemoration Center (IICC). “Son los agentes muertos en servicio cuyos nombres se pueden hacer públicos, pero hay decenas que han muerto y que, por motivos de seguridad, no figuran en estos muros”, relata Nina Fattal, ex agente de la inteligencia militar israelí jubilada que ahora trabaja como voluntaria en este centro que califica de un lugar único, que solo puedes encontrar en un país como Israel. Situado a las puertas de una base militar al norte de Tel Aviv, el IICC nació hace once años con el objetivo de recordar a los caídos de todas las ramas de la inteligencia israelí: la militar, Israel Defense Intelligence (IDI), la encargada de asuntos internos y los territorios palestinos, Israel Security Agency (ISA), y el cuerpo encargado de operaciones en el exterior, el Institute for Intelligence and Special Operations, conocido mundialmente como Mossad y que este año cumple su 72 aniversario.

Ahorcamiento del espía del Mossad Eli Cohen en Siria, circa 1960

A la entrada del laberinto un poema reza «queremos daros las gracias, pero no tenemos vuestra dirección» y paso a paso, muro a muro, los nombres de los agentes, divididos de forma cronológica, dibujan la historia de las operaciones de estos servicios realizadas en nombre de la seguridad de su país. No hay espacio especial para jefes o agentes estrella, todos son iguales en estas paredes. En 1965, Nina se detiene para señalar el nombre de Eli Cohen, “sin duda es el nombre más conocido del Mossad, 56 años después de su ahorcamiento no perdemos la esperanza de recuperar su cuerpo y traerlo a Israel”. En estas jornadas de campaña electoral que vive Israel, Benjamín Netanyahu ha puesto de nuevo sobre la mesa el nombre de este súper agente de origen egipcio que logró infiltrarse en la cúpula de poder de Siria en los años sesenta. El primer ministro asegura que Rusia media con Damasco para intentar localizar su tumba y repatriar los restos.

El espía más famoso del Mossad, Eli Cohen, fue ahorcado en 1965 tras ser descubierto durante su misión en Siria

El nombre de Cohen está también de actualidad por la serie de Netflix protagonizada por Sacha Baron. Nina la ha visto y quiere aclarar un aspecto que para los agentes es fundamental: “En la serie nos quieren hacer ver que, según su esposa, Eli nunca quiso hacer esa última misión en Damasco, pero no es cierto. Una de las máximas de la casa es que un agente no va si no quiere y él quería ir. El problema era otro y es que, por primera vez desde que estaba en el Mossad, fue a una misión siendo consciente de que en su casa sabían a lo que se dedicaba. Esta es otra de las normas, cuando salimos de misión nadie lo sabe, ni tu propia mujer o marido. Sales de tu casa sin decir nada y sin tener clara la fecha de vuelta”. Tampoco le gusta el título de la serie, ‘El espía’, porque no emplean la palabra espía: se consideran guerreros secretos.

David Ben Gurion, primer ministro y uno de los fundadores de Israel, creó el Mossad en 1949, un año después del establecimiento del Estado. El objetivo era garantizar la seguridad del país en un Oriente Medio hostil y el servicio comenzó a dar frutos desde el primer momento gracias a la conexión directa de las comunidades judías con cada país de la región. “Hay dos palabras en hebreo que conoce todo el mundo y son Shalom y Mossad”, afirma sin dudas David Tzur, ex jefe de inteligencia del Ejército y actual responsable del IICC. “Desde el comienzo contamos con gente nativa. Judíos iraquíes en Irak, libaneses en Líbano, iraníes en Irán… gente que conocía a la perfección no solo el idioma, sino la cultura y las costumbres, esa es una de las claves para ser efectivo”, subraya Tzur. Un esquema que el Mossad ha extendido por todos los países del mundo.

No podemos permitir que Irán tenga capacidad nuclear y por ello hacemos acciones de las que es mejor no hablar

En sus primeros años de vida esa labor de captación de agentes era sencilla debido a la llegada de judíos de los países árabes, «ahora es más complicado porque esa emigración se ha frenado y hemos tenido que poner en marcha otras formas de preparación, pero siguen siendo efectivas», comenta otro ex agente del IICC, que prefiere mantener el anonimato. El prestigio de la marca Mossad sigue teniendo gran tirón entre los jóvenes israelíes que quieren dedicarse a la inteligencia y el servicio tiene en su radar a los estudiantes más brillantes del país, “aunque también son importantes los lazos familiares porque cuando uno conoce la casa desde siempre, genera confianza”, detalla Nina, hija de un agente que actuó en Siria y Líbano.

Uno de los factores que ha contribuido a construir una imagen legendaria del Mossad ha sido el cine. La lista de películas y series sobre los servicios de inteligencia israelíes es interminable, aunque los ex agentes aseguran que en la realidad son mucho más delicados y sofisticados de lo que aparece en pantalla.

El servicio de inteligencia ha repatriado judíos de todo el mundo; miles de ellos en aviones fletados desde Etiopía

Eichmann

Eli Cohen es ahora personaje de Netflix en ‘El espía’ y Apple TV acaba de emitir la primera temporada de ‘Teherán’, donde agentes israelíes logran infiltrarse en la capital iraní y se muestran los lazos entre la comunidad judía de Irán e Israel. En 2019 se estrenó ‘Rescate en el Mar Rojo’, la increíble historia de un grupo de agentes que durante tres años lograron llevar a Israel a judíos etíopes (llamados Beta Israel) que vivían como refugiados en campos de Sudán, y un año antes saltó a las pantallas ‘Operación final’, sobre el dispositivo para localizar y llevar al nazi Adolf Eichmann desde Argentina a Israel para poder juzgarle, una de las operaciones más conocidas. Más atrás en el tiempo quedan grandes éxitos taquilleros como ‘Munich’, que aborda el asesinato de los once atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972 y la posterior caza de los responsables por parte del Mossad.

“¿Han visto Argo?”, pregunta uno de los veteranos voluntarios del IICC al ver mi interés por el género, “lo que no aparece en la película es que nosotros enviamos seis aviones a Teherán para poner a salvo a nuestra gente y los iraníes no se enteraron”. Cierto, esa parte no se puede ver en la oscarizada película en la que Ben Affleck recrea el rescate de seis diplomáticos estadounidenses en los primeros meses de la crisis de los rehenes en Teherán en 1979. “Nosotros lo sabemos y ellos también lo saben. Otra de nuestras normas es que solo nos fiamos de nosotros mismos, no puedes confiar en nadie”, sentencia este mismo agente.

El cine ha mitificado el Mossad: “Somos mucho más delicados y sofisticados de lo que aparece en pantalla”

Una de las labores menos conocidas del Mossad es la de la búsqueda, protección y repatriación de judíos de todo el mundo, especialmente de lugares donde su vida corre peligro. A finales de los años 70 el entonces primer ministro del país, Menachen Begin, dio luz verde a su servicio de inteligencia para que se hiciera cargo del rescate de la comunidad etíope Beta Israel, que es como se conoce a los judíos negros, considerados descendientes de una de las 10 tribus perdidas del antiguo reino de Israel. Ellos querían escapar de la guerra civil y de la hambruna que azotaba a su país e Israel quería tener en sus fronteras al mayor número posible de judíos.

En la llamada ‘Operación Moisés’, 7.000 judíos etíopes lograron escapar en vuelos desde Sudán a Tel Aviv en menos de tres meses. En los noventa llegaría la ‘Operación Salomón’ en la que aviones de la compañía nacional israelí El Al evacuaron en 36 horas a 14.325 judíos de una Etiopía sumida en la guerra civil. Se realizaron 34 vuelos en unos aparatos en los que se retiraron los asientos para que entrara el mayor número posible de pasajeros. Los agentes del IICC aseguran que gracias a las operaciones del Mossad en todo el mundo se han logrado traer a Israel a millones de judíos.

Muro con 763 nombres de agentes caídos del Mossad.

Este 72 aniversario ha servido para que Nahum Admoni, Danny Yatom y Tamir Pardo, tres ex jefes del cuerpo, rompan su silencio y hablen en la publicación del IICC de uno de los temas más controvertidos y que nunca se discute en público: los asesinatos selectivos. Para Pardo, cabeza del Mossad entre 2011 y 2016, «es importante señalar que el objetivo del asesinato selectivo no es castigar a alguien por sus crímenes, sino prevenir acciones futuras. ¡No es un castigo! Al mismo tiempo, existen casos excepcionales en los que se puede medir directamente el valor estratégico real de la operación».

En cuanto a la forma en la que se ejecuta la orden, Pardo detalla que «el Mossad propone operaciones exponiendo las justificaciones y presentándolas al primer ministro. O lo aprueba o no. El primer ministro no encomienda al Mossad una misión de asesinato; él no es el iniciador». Esta forma de trabajar la rompió Netanyahu en 1997 cuando, según Yatom, jefe entre 1996 y 1998, le dio la orden de asesinar a Jaled Meshal, líder de Hamás que se encontraba en Jordania. Diez agentes con pasaportes canadienses viajaron a Amman y envenenaron al líder islamista, pero la inteligencia jornada detuvo a dos de ellos. Netanyahu tuvo que enviar el antídoto del veneno y liberar al jeque Ahmed Yasín, líder espiritual de Hamás en Gaza, para que Jordania entregara a sus dos agentes. Fue un fracaso.

Algunos asesinatos forman parte de las operaciones más importantes del Mossad. La organización ha admitido casos como el de Abu Jihad, lugarteniente de Yasir Arafat en Túnez en 1988 o Fathi Shikaki, fundador de Yihad Islámica en Malta en 1995. En otros muchos no se ha aclarado la autoría, aunque todo apunta a Israel como el de Imad Mughniye, comandante del Hizbolá, en Damasco en 2008, o los seis científicos iraníes vinculados con el programa nuclear abatidos en los últimos años. El último de ellos fue Mohsen Fajrizadeh, asesinado recientemente por los disparos de una ametralladora controlada por control remoto.

En la guerra indirecta con Irán, a los asesinatos de científicos hay que sumar diferentes secuestros y explosiones. En julio, una fuente de un servicio de inteligencia de Oriente Medio consultada por The New York Times confirmó un ataque contra la planta nuclear de Natanz tras la colocación por parte de Israel de una bomba poderosa. El Estado judío, como hace habitualmente en estos casos, ni confirma, ni desmiente su implicación, pero Gabi Ashkenazi, ministro de Exteriores, declaró que no se puede permitir a Irán dotarse de capacidad nuclear y por ello llevamos a cabo acciones de las que es mejor no hablar.

Los 763 agentes cuyos nombres figuran en el laberinto del IICC nunca hablaron de su trabajo, pero ahora sus compañeros pueden contar con detalle las operaciones desclasificadas por las que dieron la vida. Esos archivos dan una última clave, es fundamental la guerra psicológica, ser capaz de tener en cada momento la información que ayude a manipular los hechos a favor, conocer todos los trucos posibles, y en eso, el Mossad es rey.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 24, 2021


 

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