ABOLICIONISMO PENAL: Relato neomarxista “soft”, que seduce por igual a estudiantes de Derecho, a letrados “progres” y a anarquistas oxidados, que todavía creen que la vida real es una canción de Joaquín Sabina, con insultos a la Polícía incluídos.
Es el discurso que ha invertido el paradigma milenario del Derecho Penal. El que sostiene que el criminal es la víctima de un sistema capitalista o neoliberal que lo excluó y que la víctima es, en realidad, el victimario.
Es la perorata preferida de una secta, en la cual sus integrantes aseguran que el delito es una “creación política”. Que el proceso penal es una farsa de los poderosos, quienes le quitaron a los particulares el “conflicto” y la posibilidad de resolverlo entre ellos. Que la cárcel “no sirve para nada”. Que el Estado no está “legitimado” para imponer penas. Que la pena es otro “hecho político” para llenar de pobres e indigentes las “agencias” policiales y penitenciarias, para “saciar” las ansiedades de las clases dominantes frente a la “sensación de inseguridad”…
Por supuesto, los abolicionistas se consideran una raza superior, con una inteligencia de otro planeta, muy lejos de nosotros, los dinosaurios, los que no entendemos nada, los “fachos”.
Que el abolicionismo y los abolicionistas han hecho un daño inconmensurable al Derecho Penal Argentino y a la Administración de Justicia Penal, no es ninguna novedad. Por el contrario, es un tema demasiado trillado.
Pero muy poco se ha dicho o escrito sobre la nefasta influencia de esta supuesta corriente doctrinaria en la prevención delictual, resorte exclusivo del Poder Ejecutivo.
En medio de la inaudita ola de inseguridad que nos azota, dónde no sólo el delito aumenta en cantidad, sino que -además- se incrementa la violencia en casi todas las formas de comisión criminal, y el negocio de la droga y el consumo masivo de estupefacientes inciden en forma directísima en ambas variables, los gobernantes y los aspirantes a serlo buscan desesperadamente las respuestas a las desesperadas demandas de la comunidad (o “de la gente”, como indican que debe decirse los modernos manuales de marketing político).
“Más policías en las calles”; “camaritas, botones de pánico y alarmas”; “policías municipales, locales, comunales, barriales, deportivas”, etcétera, parecieran ser las palabras mágicas con las que los dirigentes se ilusionan para construir las soluciones a aquellas demandas “de la gente”.
Pero, con la sóla presencia no alcanza. El delincuente no se intimida con la existencia de la Policía en las veredas. Ni con las cámaras. Ni con los patrulleros multicolores o con los jovencitos y jovencitas con sus impecables uniformes almidonados, caminando sin rumbo fijo por calles y avenidas… Por el contrario, los desafían constantemente. Es el ADN del criminal.
La prevención delictual es presencia policial, sí. Pero también es conocimiento, información, análisis. Es táctica y estrategia. Es adelantamiento a la conducta del ilegal.
Sin embargo, nada de esto sucede con la policía actual…
Desde hace años, diversos fallos judiciales han neutralizado -o directamente, eliminado- normas contravencionales, facultades policiales preventoras en conductas o sospechas de conducta pre-delictuales (vgr. merodeo, omisión de identificación, vagancia, etc.), eliminación de los álbumes de “modus operandi”, satanización del denominado “instinto policial” o de la llamada “actitud sospechosa”, etcétera.
ABOLIR ES LA CUESTIÓN
Con los rótulos de policización, policialización, estigmatización, militarización policial, derecho penal del enemigo, entre otros términos y frases que adornan cursos, conferencias, libros y revistas de los gurúes abolicionistas, distintos fallos judiciales hicieron posible que la fuerza policial se fuera quedando -exclusivamente- con lapresencia, las camaritas y los patrulleros con calcos símil autos del TC 2000… Es decir, estar ahí, en la calle, con la esperanza de atrapar al delincuente in fraganti...
Obviamente, esto no es prevención. El criminal podrá ser aprehendido instantes después de haber cometido el delito… Pero ya habrá robado, violado o asesinado. La policía, en este caso, habrá llegado cinco segundos tarde. Pero tarde al fin.
MIRAR PARA EL COSTADO
Mientras los fallos abolicionistas se dedicaban a destruir la prevención delictual, durante muchos años los poderes ejecutivos (nacional y provinciales) “acataban respetuosamente” las decisiones de la Justicia…
¿Por qué?
Presumo que por tres razones:
La primera, era la excusa perfecta para deslindar responsabilidades, argumentando respecto de los delincuentes, “la policía los atrapa, el poder judicial los libera”…
La segunda, constituía una oportunidad inmejorable para sostener el discurso progre-abolicionista, profundizar el “relato” y ganar más adeptos.
La tercera, todavía no había nacido el “partido judicial”, y no había necesidad de recurrir las decisiones jurisdiccionales hasta las últimas instancias procesales, presionar a los jueces o amenazarlos con juicios políticos.
En tanto, los delincuentes siguen ahí, tranquilos, en las calles de un país que se acostumbró a vivir al margen de la ley.
Marcelo Carlos Romero es Fiscal del Ministerio Público y Miembro de Usina de Justicia
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Raúl Vergino
8 years ago
La libertad y las garantias nos pertenecen a todos. No pude ser que las victimas siempre sean “el problema”
jorge muñoz
8 years ago
Ni la Bulrich, ni Larreta, ni Burzaco, ni Ritondo, saben un pito de seguridad. Zapatero a tus zapatos. Jorge Muñoz
Nada destruye más el respeto por el Gobierno y por la ley de un país que la aprobación de leyes que no pueden ponerse en ejecución.
Albert Einstein (1879-1955)
Las penas no se aplican para implantar venganza a la víctima y traer consuelo a los deudos, se debe evaluar la noción del bien y del mal del victimario y proteger a la sociedad de la reincidencia, la intencionalidad y el plan del victimario en la comisión del delito, las responsabilidades del estado en los delitos previos y las responsabilidades familiares en una sociedad que va perdiendo valores éticos con el ejemplo nefasto de políticos y funcionarios que nunca cumplen penas por sus delitos …
Gustavo Rico
8 years ago
Las acciones de Zafaroni terminan siendo facilismo, complacencia, y confirmacion de una sociedad enferma que con gobernantes que no desean ser llamados represores, admiten cualquier delito para dejar a los votantes tranquilos y seguir gobernando en la anarquia. Una sociedad que se dice progresista y democrática debe asegurar condiciones de igualdad y equidad, sin que ello signifique abuso. Las libertades y las garantias deben ser para avanzar pero no al precio de quitar vidas, y cometer todo tipo de delitos violentos sin castigo, de lo contrario que les estamos enseñando a las jóvenes?
Luis Iliana
8 years ago
Me pone contento saber que un joven fiscal que no aplaude a Zaffaroni y sus cloacales ideas que según veo tuvo tanta influencia en la justicia de nuestro país. lastima que no son la inmensa mayoría. Porque cuando las cosas se dicen en lugar de callarlas, entonces se pueden analizar, comienza a haber claridad en el pensamiento sobre cosas que antes parecían oscuras y así se abre el espacio necesario para el surgimiento de la verdad. Entonces podemos tener esperanzas en una vida mejor.
Este es el momento de corregir errores y prevaricatos. Un segundo puede ser tarde. Ya vamos cuesta abajo desde hace mucho tiempo sobre todo luego de la gran mancha KK dejando un enorme hueco en la justicia argentina.
Gerardo Savino
8 years ago
Romero es uno de los pocos que se anima a analizar y resaltar las fallas (ENORMES) de los jueces vendepatria. Mas y mas deberian sumarse a su emprendimiento, se que suena a utopia, pero si nos quedamos con los brazos cruzados nunca llegaremos a ser una nacion respetable. (Perdón, pero no me andan los tildes en la compu) mea culpa.
Lo cierto es que las puertitas giratorias siguen funcionando de lo lindo. Somos el far west.
Roxana Sánchez
8 years ago
Hace ya muchos años que el poder judicial viene tosiendo.
Marcelo Sánchez
8 years ago
Me levanto a las 7 de la matina, llevo al nene al cole, llego a trabajar a las 8.30, salgo a las 5. De ahi a encontrarme con mi esposa para hacer el cambiazo con el nene. Me lo llevo al comedor donde servimos la leche a 111 pibes, vuelvo a casa a las 8. Ahi hago unos trabajos extra de contable y a la hora que vuelve mi jermu del laburo cenamos… 9.30 … 10
seis dias a la semana… y ccomo dice Zaffaroni, YO SOY CULPABLE DE QUE LOS CHORROS SEAN CHORROS.
Para abandonar el nefasto ranking de los países más corruptos del mundo tenemos que empezar por nuestros dirigentes, la justicia esta bajo la picota por el mal desempeño de los “servidores públicos”
Rosario Beltrán
8 years ago
Es nuestro deber comi ciudadanos hacerles conocer el camino que no se aparta de la justicia. Si cada juez interpreta el librito a su manera significa que hay un grave estado en la “corpo” . Hay que mostrarles nuestra disconformidad señalando sus malas ideas.
ABOLICIONISMO PENAL: Relato neomarxista “soft”, que seduce por igual a estudiantes de Derecho, a letrados “progres” y a anarquistas oxidados, que todavía creen que la vida real es una canción de Joaquín Sabina, con insultos a la Polícía incluídos.
Es el discurso que ha invertido el paradigma milenario del Derecho Penal. El que sostiene que el criminal es la víctima de un sistema capitalista o neoliberal que lo excluó y que la víctima es, en realidad, el victimario.
Es la perorata preferida de una secta, en la cual sus integrantes aseguran que el delito es una “creación política”. Que el proceso penal es una farsa de los poderosos, quienes le quitaron a los particulares el “conflicto” y la posibilidad de resolverlo entre ellos. Que la cárcel “no sirve para nada”. Que el Estado no está “legitimado” para imponer penas. Que la pena es otro “hecho político” para llenar de pobres e indigentes las “agencias” policiales y penitenciarias, para “saciar” las ansiedades de las clases dominantes frente a la “sensación de inseguridad”…
Por supuesto, los abolicionistas se consideran una raza superior, con una inteligencia de otro planeta, muy lejos de nosotros, los dinosaurios, los que no entendemos nada, los “fachos”.
Que el abolicionismo y los abolicionistas han hecho un daño inconmensurable al Derecho Penal Argentino y a la Administración de Justicia Penal, no es ninguna novedad. Por el contrario, es un tema demasiado trillado.
Pero muy poco se ha dicho o escrito sobre la nefasta influencia de esta supuesta corriente doctrinaria en la prevención delictual, resorte exclusivo del Poder Ejecutivo.
En medio de la inaudita ola de inseguridad que nos azota, dónde no sólo el delito aumenta en cantidad, sino que -además- se incrementa la violencia en casi todas las formas de comisión criminal, y el negocio de la droga y el consumo masivo de estupefacientes inciden en forma directísima en ambas variables, los gobernantes y los aspirantes a serlo buscan desesperadamente las respuestas a las desesperadas demandas de la comunidad (o “de la gente”, como indican que debe decirse los modernos manuales de marketing político).
“Más policías en las calles”; “camaritas, botones de pánico y alarmas”; “policías municipales, locales, comunales, barriales, deportivas”, etcétera, parecieran ser las palabras mágicas con las que los dirigentes se ilusionan para construir las soluciones a aquellas demandas “de la gente”.
Pero, con la sóla presencia no alcanza. El delincuente no se intimida con la existencia de la Policía en las veredas. Ni con las cámaras. Ni con los patrulleros multicolores o con los jovencitos y jovencitas con sus impecables uniformes almidonados, caminando sin rumbo fijo por calles y avenidas… Por el contrario, los desafían constantemente. Es el ADN del criminal.
La prevención delictual es presencia policial, sí. Pero también es conocimiento, información, análisis. Es táctica y estrategia. Es adelantamiento a la conducta del ilegal.
Sin embargo, nada de esto sucede con la policía actual…
Desde hace años, diversos fallos judiciales han neutralizado -o directamente, eliminado- normas contravencionales, facultades policiales preventoras en conductas o sospechas de conducta pre-delictuales (vgr. merodeo, omisión de identificación, vagancia, etc.), eliminación de los álbumes de “modus operandi”, satanización del denominado “instinto policial” o de la llamada “actitud sospechosa”, etcétera.
ABOLIR ES LA CUESTIÓN
Con los rótulos de policización, policialización, estigmatización, militarización policial, derecho penal del enemigo, entre otros términos y frases que adornan cursos, conferencias, libros y revistas de los gurúes abolicionistas, distintos fallos judiciales hicieron posible que la fuerza policial se fuera quedando -exclusivamente- con la presencia, las camaritas y los patrulleros con calcos símil autos del TC 2000… Es decir, estar ahí, en la calle, con la esperanza de atrapar al delincuente in fraganti...
Obviamente, esto no es prevención. El criminal podrá ser aprehendido instantes después de haber cometido el delito… Pero ya habrá robado, violado o asesinado. La policía, en este caso, habrá llegado cinco segundos tarde. Pero tarde al fin.
MIRAR PARA EL COSTADO
Mientras los fallos abolicionistas se dedicaban a destruir la prevención delictual, durante muchos años los poderes ejecutivos (nacional y provinciales) “acataban respetuosamente” las decisiones de la Justicia…
¿Por qué?
Presumo que por tres razones:
La primera, era la excusa perfecta para deslindar responsabilidades, argumentando respecto de los delincuentes, “la policía los atrapa, el poder judicial los libera”…
La segunda, constituía una oportunidad inmejorable para sostener el discurso progre-abolicionista, profundizar el “relato” y ganar más adeptos.
La tercera, todavía no había nacido el “partido judicial”, y no había necesidad de recurrir las decisiones jurisdiccionales hasta las últimas instancias procesales, presionar a los jueces o amenazarlos con juicios políticos.
En tanto, los delincuentes siguen ahí, tranquilos, en las calles de un país que se acostumbró a vivir al margen de la ley.
Marcelo Carlos Romero es Fiscal del Ministerio Público y Miembro de Usina de Justicia
La libertad y las garantias nos pertenecen a todos. No pude ser que las victimas siempre sean “el problema”
Ni la Bulrich, ni Larreta, ni Burzaco, ni Ritondo, saben un pito de seguridad. Zapatero a tus zapatos. Jorge Muñoz
Gran escrito. Revelador.
Nada destruye más el respeto por el Gobierno y por la ley de un país que la aprobación de leyes que no pueden ponerse en ejecución.
Albert Einstein (1879-1955)
Las penas no se aplican para implantar venganza a la víctima y traer consuelo a los deudos, se debe evaluar la noción del bien y del mal del victimario y proteger a la sociedad de la reincidencia, la intencionalidad y el plan del victimario en la comisión del delito, las responsabilidades del estado en los delitos previos y las responsabilidades familiares en una sociedad que va perdiendo valores éticos con el ejemplo nefasto de políticos y funcionarios que nunca cumplen penas por sus delitos …
Las acciones de Zafaroni terminan siendo facilismo, complacencia, y confirmacion de una sociedad enferma que con gobernantes que no desean ser llamados represores, admiten cualquier delito para dejar a los votantes tranquilos y seguir gobernando en la anarquia. Una sociedad que se dice progresista y democrática debe asegurar condiciones de igualdad y equidad, sin que ello signifique abuso. Las libertades y las garantias deben ser para avanzar pero no al precio de quitar vidas, y cometer todo tipo de delitos violentos sin castigo, de lo contrario que les estamos enseñando a las jóvenes?
Me pone contento saber que un joven fiscal que no aplaude a Zaffaroni y sus cloacales ideas que según veo tuvo tanta influencia en la justicia de nuestro país. lastima que no son la inmensa mayoría. Porque cuando las cosas se dicen en lugar de callarlas, entonces se pueden analizar, comienza a haber claridad en el pensamiento sobre cosas que antes parecían oscuras y así se abre el espacio necesario para el surgimiento de la verdad. Entonces podemos tener esperanzas en una vida mejor.
Que pensarian C. Tejedor y. el gran Dalmacio si vieran las actitudes de nuestros jueces hoy dia en ese bonito pais llamado Argentina
Ya no existen, ni van a existir.
Este es el momento de corregir errores y prevaricatos. Un segundo puede ser tarde. Ya vamos cuesta abajo desde hace mucho tiempo sobre todo luego de la gran mancha KK dejando un enorme hueco en la justicia argentina.
Romero es uno de los pocos que se anima a analizar y resaltar las fallas (ENORMES) de los jueces vendepatria. Mas y mas deberian sumarse a su emprendimiento, se que suena a utopia, pero si nos quedamos con los brazos cruzados nunca llegaremos a ser una nacion respetable. (Perdón, pero no me andan los tildes en la compu) mea culpa.
Completamente de acuerdo, pero entre el miedo (panico) y la corrupcion … no creo que muchos se le sumen. Pocos Romeros y muchos aprovechadores.
Gran articulo. No puedo patear en contra y eso que soy contra.
El verso de que el criminal es en realidad la victima es el viejo cuento del mediocre.
Ana a decir esa en un pais-potencia y se te cagan de risa. Te hechan del laburo por vago.
Verso de vagos e incapaces.
Ahora Amalia Granata agarra una banca de diputada y se terminan los problemas.
No puede haber jueces K… “justicia legitima”(????) solo jueces justos y listo.
Lo cierto es que las puertitas giratorias siguen funcionando de lo lindo. Somos el far west.
Hace ya muchos años que el poder judicial viene tosiendo.
Me levanto a las 7 de la matina, llevo al nene al cole, llego a trabajar a las 8.30, salgo a las 5. De ahi a encontrarme con mi esposa para hacer el cambiazo con el nene. Me lo llevo al comedor donde servimos la leche a 111 pibes, vuelvo a casa a las 8. Ahi hago unos trabajos extra de contable y a la hora que vuelve mi jermu del laburo cenamos… 9.30 … 10
seis dias a la semana… y ccomo dice Zaffaroni, YO SOY CULPABLE DE QUE LOS CHORROS SEAN CHORROS.
Zaffaroni no sabia que tenia casa de masajes…
cheeeeeeeeeeeee!!!!!!
Zaffaroni, cheeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!
!!!!!!!!!!!!!!!!!!Cheeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Yo tuve que alquilar una cochera, no sea cosa que Raul Eugenio me levantara el coche…
Yo ando con una vela para combatir la oscuridad, vio?????
Cuidado con la vela, Vero… cuidado con la vela…
Idem.
Mi viejo murio laburando de sol a sol en el ferrocarril. Seguro es culpable, tambien.
Esto suma para la inseguridad
Para abandonar el nefasto ranking de los países más corruptos del mundo tenemos que empezar por nuestros dirigentes, la justicia esta bajo la picota por el mal desempeño de los “servidores públicos”
Es nuestro deber comi ciudadanos hacerles conocer el camino que no se aparta de la justicia. Si cada juez interpreta el librito a su manera significa que hay un grave estado en la “corpo” . Hay que mostrarles nuestra disconformidad señalando sus malas ideas.
Deslindar responsabilidades es un deporte nacional. La justicia esta en quiebra. Excelente nota.