Y finalmente el preacuerdo con el FMI se cerró. Ahora, lo que nadie sabe a ciencia cierta es, si logrará pasar el tamiz del Congreso Nacional y si lo hace, si Argentina cumplirá con el mismo.
Tanto en el oficialismo como en la oposición reina una extrema cautela como nunca antes vista. En el oficialismo, mientras el “albertismo” lo aprobará tapándose la nariz y nadie sabe que hará el kirchnerismo. Los muchachos de La Cámpora se abstendrán o votaran en contra, ya que visualizan en el horizonte las próximas elecciones presidenciales y pretenden presentarse a la misma como una “oposición” al actual gobierno. Paradójicamente, en la oposición se plantea la misma disyuntiva, mientras el radicalismo lo pretende apoyar, el resto de sus socios piensan en abstenerse o votar en contra, también con la mente puesta en las próximas elecciones presidenciales.
Como venimos repitiendo desde hace bastante, acordar con el FMI generará una grave crisis, pero no acordar seria una catástrofe incalculable.
Es que el problema que todos advierten y pocos se animan a decir, es que el gobierno nacional se niega a reducir el escandaloso nivel que ha alcanzado el gasto público, por lo que las consecuencias del ajuste (no duden que si vendrá) lo soportará -como siempre ha sido en este país- el sector privado. La casta política y judicial no están dispuestos a ceder un milímetro sus obscenos privilegios, prueba de ello es que en discurso de apertura de las sesiones del Parlamento, Alberto Fernández se mostró feliz por no tener que ajustar el gasto público. Además, no está dispuesto a hacer las reformas estructurales que la situación requiere y por ello en el citado discurso también exhibió como un gran logro, no haber tenido que ceder en este preacuerdo a realizar una reforma jubilatoria y una reforma laboral.
Resulta increíble que el Presidente presente como un éxito que en el país haya jubilados pobres, un 50% de la población bajo la línea de pobreza y casi un 40% de trabajadores en la informalidad laboral.
Es evidente que no va a modificar un ápice la triste realidad de este país y seguirá manteniendo el altísimo gasto público, en perjuicio de los pequeños empresarios, las pymes y las pocas empresas que aún queden en pie; las cuales seguirán siendo el blanco de la inexistente política económica. Como siempre decimos, no hace falta ser un experto analista económico para saber que se les aumentará la presión fiscal, las regulaciones y las prohibiciones.
Como dice el libertario, esto es una inmoralidad, nadie discute que hay que pagar la deuda contraída con el FMI, pero el ajuste lo tiene que hacer la política, no el sector privado.
De manual, como siempre hacen los gobiernos populistas, cuando este mamarracho que llaman plan económico haga agua, acusará al sector privado de generar inflación y de la falta de empleo, para así “tapar· algo que ya nadie discute: la inutilidad del gobierno.
A esta debacle económica, debemos sumarle que el gobierno no se cansa de darse tiros en los pies. A las fiestas en Olivos, el escándalo del vacunatorio vip, los discursos alejados de la realidad y las decenas de cotidianos descaros; la Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación salió casi a “bancar” a los violadores en manada de la joven en el barrio porteño de Palermo en un deleznable hecho, al afirmar sin sonrojarse que: “no son monstruos, son varones socializados en esta sociedad”; poco tiempo después se supo que por lo menos uno de los violadores era militante de La Cámpora. Al mismo tiempo y sin cambiar de anden, como dice el gran Carlitos Bala, tomamos conocimiento de que se había nombrado al paseador del perro presidencial como director de Planificación Operativa y Centro de Monitoreo del Ministerio de Seguridad de la Nación. Al ser consultado el titular del Ministerio sobre esta designación, espetó un: “me importa un culo”.
La autolimitación de no caer en la grosería y en el exabrupto me eximen de cualquier comentario.
Es que no hace falta comentario alguno, pues la gente no es estúpida. Se ha pulverizado la imagen presidencial y cae abruptamente en las encuestas, arrastrando esta caída la imagen de los máximos lideres del oficialismo, entre ellos la de la actual Vicepresidente de la Nación. Esto lo saben en el Instituto Patria y por ello intentan apartarse de la encrucijada del acuerdo con el FMI, en un inescrupuloso juego de “oficialismo y oposición” al mismo tiempo, para intentar evitar la fuga de votos que los reduce hoy, únicamente, al 30% del electorado en el denominado “núcleo duro”.
Ello lo delata la confesión hecha por el ex montonero y ahora periodista ideólogo del más rancio kirchnerismo, cuando contó que el hijo de la Vicepresidente de la Nación le reclamo al Presidente que “le hiciste perder las elecciones de 2017 y te ayudó a llegar a dónde estás (…). Y te aclaro que yo no estuve de acuerdo con tu candidatura…”. Más aun, el faltazo del hijo de la actual Vicepresidente de la Nación y del ex director de la AFI (el pelotud…) a la apertura de sesiones ordinaria del Congreso Nacional delatan la puesta en marcha del “juego”.
En fin, mientras la clase dirigente, tanto el oficialismo como la oposición, siguan “orejeando sus cartas” con la mente puesta solamente en las próximas elecciones, Argentina se encamina a ser un país eternamente pobre.
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
Y finalmente el preacuerdo con el FMI se cerró. Ahora, lo que nadie sabe a ciencia cierta es, si logrará pasar el tamiz del Congreso Nacional y si lo hace, si Argentina cumplirá con el mismo.
Tanto en el oficialismo como en la oposición reina una extrema cautela como nunca antes vista. En el oficialismo, mientras el “albertismo” lo aprobará tapándose la nariz y nadie sabe que hará el kirchnerismo. Los muchachos de La Cámpora se abstendrán o votaran en contra, ya que visualizan en el horizonte las próximas elecciones presidenciales y pretenden presentarse a la misma como una “oposición” al actual gobierno. Paradójicamente, en la oposición se plantea la misma disyuntiva, mientras el radicalismo lo pretende apoyar, el resto de sus socios piensan en abstenerse o votar en contra, también con la mente puesta en las próximas elecciones presidenciales.
Como venimos repitiendo desde hace bastante, acordar con el FMI generará una grave crisis, pero no acordar seria una catástrofe incalculable.
Es que el problema que todos advierten y pocos se animan a decir, es que el gobierno nacional se niega a reducir el escandaloso nivel que ha alcanzado el gasto público, por lo que las consecuencias del ajuste (no duden que si vendrá) lo soportará -como siempre ha sido en este país- el sector privado. La casta política y judicial no están dispuestos a ceder un milímetro sus obscenos privilegios, prueba de ello es que en discurso de apertura de las sesiones del Parlamento, Alberto Fernández se mostró feliz por no tener que ajustar el gasto público. Además, no está dispuesto a hacer las reformas estructurales que la situación requiere y por ello en el citado discurso también exhibió como un gran logro, no haber tenido que ceder en este preacuerdo a realizar una reforma jubilatoria y una reforma laboral.
Resulta increíble que el Presidente presente como un éxito que en el país haya jubilados pobres, un 50% de la población bajo la línea de pobreza y casi un 40% de trabajadores en la informalidad laboral.
Es evidente que no va a modificar un ápice la triste realidad de este país y seguirá manteniendo el altísimo gasto público, en perjuicio de los pequeños empresarios, las pymes y las pocas empresas que aún queden en pie; las cuales seguirán siendo el blanco de la inexistente política económica. Como siempre decimos, no hace falta ser un experto analista económico para saber que se les aumentará la presión fiscal, las regulaciones y las prohibiciones.
Como dice el libertario, esto es una inmoralidad, nadie discute que hay que pagar la deuda contraída con el FMI, pero el ajuste lo tiene que hacer la política, no el sector privado.
De manual, como siempre hacen los gobiernos populistas, cuando este mamarracho que llaman plan económico haga agua, acusará al sector privado de generar inflación y de la falta de empleo, para así “tapar· algo que ya nadie discute: la inutilidad del gobierno.
A esta debacle económica, debemos sumarle que el gobierno no se cansa de darse tiros en los pies. A las fiestas en Olivos, el escándalo del vacunatorio vip, los discursos alejados de la realidad y las decenas de cotidianos descaros; la Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación salió casi a “bancar” a los violadores en manada de la joven en el barrio porteño de Palermo en un deleznable hecho, al afirmar sin sonrojarse que: “no son monstruos, son varones socializados en esta sociedad”; poco tiempo después se supo que por lo menos uno de los violadores era militante de La Cámpora. Al mismo tiempo y sin cambiar de anden, como dice el gran Carlitos Bala, tomamos conocimiento de que se había nombrado al paseador del perro presidencial como director de Planificación Operativa y Centro de Monitoreo del Ministerio de Seguridad de la Nación. Al ser consultado el titular del Ministerio sobre esta designación, espetó un: “me importa un culo”.
La autolimitación de no caer en la grosería y en el exabrupto me eximen de cualquier comentario.
Es que no hace falta comentario alguno, pues la gente no es estúpida. Se ha pulverizado la imagen presidencial y cae abruptamente en las encuestas, arrastrando esta caída la imagen de los máximos lideres del oficialismo, entre ellos la de la actual Vicepresidente de la Nación. Esto lo saben en el Instituto Patria y por ello intentan apartarse de la encrucijada del acuerdo con el FMI, en un inescrupuloso juego de “oficialismo y oposición” al mismo tiempo, para intentar evitar la fuga de votos que los reduce hoy, únicamente, al 30% del electorado en el denominado “núcleo duro”.
Ello lo delata la confesión hecha por el ex montonero y ahora periodista ideólogo del más rancio kirchnerismo, cuando contó que el hijo de la Vicepresidente de la Nación le reclamo al Presidente que “le hiciste perder las elecciones de 2017 y te ayudó a llegar a dónde estás (…). Y te aclaro que yo no estuve de acuerdo con tu candidatura…”. Más aun, el faltazo del hijo de la actual Vicepresidente de la Nación y del ex director de la AFI (el pelotud…) a la apertura de sesiones ordinaria del Congreso Nacional delatan la puesta en marcha del “juego”.
En fin, mientras la clase dirigente, tanto el oficialismo como la oposición, siguan “orejeando sus cartas” con la mente puesta solamente en las próximas elecciones, Argentina se encamina a ser un país eternamente pobre.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 7, 2022