Todos hemos usado o al menos oído esta expresión: «la suerte está echada». Se utiliza cuando se ha hecho algo que implica un punto de no retorno: una vez hecho, no hay vuelta atrás. Veamos la historia de esta famosa y legendaria expresión, para lo cual hemos de remontarnos al siglo i a. C.
LA SUERTE ESTÁ ECHADA
Esta frase se atribuye a Julio César, que la habría dicho momentos después de cruzar el río Rubicón con sus legiones. Este acto, el de cruzar un ejército el Rubicón, no era para nada trivial, y esto viene dado por lo siguiente. El río tenía especial importancia en el derecho romano porque a ningún general le estaba permitido cruzarlo con su ejército en armas. Marcaba el límite del poder del gobernador de las Galias y este no podía —sino ilegalmente— adentrarse en Italia con sus tropas. La noche del 11 al 12 de enero de 49 a. C., Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón atormentado por las dudas: cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en criminal, enemigo de la República e iniciar la guerra civil. Ante las dudas y los temores de cruzar el Rubicón y convertirse ellos mismos en enemigos de Roma, César cruzó personalmente el pequeño río para dar valor a sus hombres. Una vez en el otro lado, gritaría —si es que de verdad lo hizo— la famosa frase en sus convicciones y arenga a sus generales alea iacta est – Y lo cruzó. Sabiendo que no había retorno. Si algo malo había de pasar por cruzar el Rubicón, ya tenía que ocurrir indefectiblemente, al haber cruzado César, por lo que no había motivo para que sus hombres no lo cruzaran.
EL ADVENIMIENTO Y CONTINUACIÓN DEL MAL
La República Argentina, ya constituida en un delta insular, por la destrucción del Estado de Derecho y la idiocia de un pueblo irresponsable que se deja mandar eligiendo a los lobos está en procesión de crisis permanente y en aumento de peligrosidad no solamente institucional y geopolítica, cuanto mas en la aceptación inmoral de sus dirigentes. Y aunque la fiesta pareciera continuar, ya se ha pasado el Rubicón, y ahora vienen las consecuencias, con el dramatismo de la soledad incluso en el plano internacional, del que lógicamente será blanco. Quedó claro que las huestes del islam tienen como entre otros blancos en la Argentina, y los gobernantes, creen que es bueno ser sordos de oídos a las precauciones, que el mundo nos sindica, como blanco en las contiendas internacionales. No hay peor sordo que el que no quiere oír. Sin embargo, seguimos navegando en la “joda politicastra” de los que continúan en el enriquecimiento ilícito y la opresión al pueblo.
SE SIGUEN OMITIENDO LAS HIPOTESIS DE CONFLICTO INTERNO Y EXTERNOS CON TOTAL IMPUDICIA-Y YA ESTAMOS EN GUERRA. Mientras tanto el SESINATO SERIAL DEL GRUPO ETARIO DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS SIGUE SU CURSO – PUES EL PODER YA CRUZO EL RUBICON.
ALEA IACTA EST
Todos hemos usado o al menos oído esta expresión: «la suerte está echada». Se utiliza cuando se ha hecho algo que implica un punto de no retorno: una vez hecho, no hay vuelta atrás. Veamos la historia de esta famosa y legendaria expresión, para lo cual hemos de remontarnos al siglo i a. C.
LA SUERTE ESTÁ ECHADA
Esta frase se atribuye a Julio César, que la habría dicho momentos después de cruzar el río Rubicón con sus legiones. Este acto, el de cruzar un ejército el Rubicón, no era para nada trivial, y esto viene dado por lo siguiente. El río tenía especial importancia en el derecho romano porque a ningún general le estaba permitido cruzarlo con su ejército en armas. Marcaba el límite del poder del gobernador de las Galias y este no podía —sino ilegalmente— adentrarse en Italia con sus tropas. La noche del 11 al 12 de enero de 49 a. C., Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón atormentado por las dudas: cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en criminal, enemigo de la República e iniciar la guerra civil. Ante las dudas y los temores de cruzar el
Rubicón y convertirse ellos mismos en enemigos de Roma, César cruzó personalmente el pequeño río para dar valor a sus hombres. Una vez en el otro lado, gritaría —si es que de verdad lo hizo— la famosa frase en sus convicciones y arenga a sus generales alea iacta est – Y lo cruzó. Sabiendo que no había retorno. Si algo malo había de pasar por cruzar el Rubicón, ya tenía que ocurrir indefectiblemente, al haber cruzado César, por lo que no había motivo para que sus hombres no lo cruzaran.
EL ADVENIMIENTO Y CONTINUACIÓN DEL MAL
La República Argentina, ya constituida en un delta insular, por la destrucción del Estado de Derecho y la idiocia de un pueblo irresponsable que se deja mandar eligiendo a los lobos está en procesión de crisis permanente y en aumento de peligrosidad no solamente institucional y geopolítica, cuanto mas en la aceptación inmoral de sus dirigentes. Y aunque la fiesta pareciera continuar, ya se ha pasado el Rubicón, y ahora vienen las consecuencias, con el dramatismo de la soledad incluso en el plano internacional, del que lógicamente será blanco. Quedó claro que las huestes del islam tienen como entre otros blancos en la Argentina, y los gobernantes, creen que es bueno ser sordos de oídos a las precauciones, que el mundo nos sindica, como blanco en las contiendas internacionales. No hay peor sordo que el que no quiere oír. Sin embargo, seguimos navegando en la “joda politicastra” de los que continúan en el enriquecimiento ilícito y la opresión al pueblo.
SE SIGUEN OMITIENDO LAS HIPOTESIS DE CONFLICTO INTERNO Y EXTERNOS CON TOTAL IMPUDICIA-Y YA ESTAMOS EN GUERRA. Mientras tanto el SESINATO SERIAL DEL GRUPO ETARIO DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS SIGUE SU CURSO – PUES EL PODER YA CRUZO EL RUBICON.
ALEA IACTA EST
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 9, 2020