Ante mi pueblo, al que me debo, al que serví dentro de mis posibilidades como ciudadano.
Ahora ya no lo sirvo, solo me culpo por la obediente entrega de mi voluntad a quienes confiesan con su actitud, que no comulgan con el pensamiento de mi país, al que dicen gobernar. Hace 60 años, en forma insidiosa y sostenida, iniciaron operaciones abiertas con la finalidad de disputar el poder para imponer un orden no querido por el pueblo, sin embargo sin empacho manifiestan que era por pedido del pueblo. Utilizando el más descarado accionar terrorista enfrentaron gobiernos de facto y también democráticos, como prueba de sus macabras intenciones, era imponer por la fuerza un sistema de vida extraño al patrio sentir.
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La disconformidad permanente, característica propia de una ideología recalcitrantemente comprometida con el conflicto y a su vez única causa de su existencia, donde solo encienden problemas, sin aportar ideas ni intenciones de solución. Mi pueblo, tiene espíritu y recursos que, administrados con fe y justicia salvaría los inconvenientes sociales y económicos que se manifiestan, pero nos devora la vagancia, ganada en la injusta compulsa con la denigrante, viciosa, criminal y mal aprendida pobreza. Lo incomprensible aparece en la magnánima indolencia moral, con la entrega vergonzosa de nuestra historia y sus flamígeros rayos donde se refleja el ardiente deseo de nuestros héroes y su total entrega en pos de la Patria que legaron. Siento vergüenza y culpa, como hijo de esta bendita tierra, por defraudar a mis abuelos; soy cómplice, por advertir y vivir esta dolosa maniobra sin tratar por todos los medios de impedirla, Escucho las designaciones de nuevos funcionarios y siento retorcer mis intestinos que reclaman mi falta de coraje, entregándome a un nuevo y deliberado ultraje. Solo me queda la espera de la ayuda Divina, para que con su clarividente justicia me haga sentir la indiscutible falta de compromiso en el deber de servir a mi patria. Por eso, en esto que creí que se había logrado un avance, hoy me devuelve la dolorosa imagen de la despreciable indiferencia, ante un sistema que subordina al hombre y me pone a merced de indeseables funcionarios. Lo más repugnante es que son los mismos que socavaron la libertad de la nación y por ende la vigencia de las instituciones y hoy, mansamente acepto su conducción. Soy conducido por un presidente con una caterva de facinerosos, que no representan el sentir de mi país y me siento obligado a pagar la holgazanería, que no acepto; como tampoco su ineptitud. Soy representado por legisladores que no conocen el país ni sus responsabilidades y en cada decisión me muestran que no les interesan mis problemas a pesar de ser quien trabajo y pago sus monumentales sueldos. Yo recibo lo que me corresponde de manos de una justicia sin balanza y en cada intervención me muestra sus sentencias falaces, cuestionables y alejadas del bien común, como el justo castigo que merezco por cagón. Que puedo esperar de esta situación donde el principal responsable de este inigualable y majestuoso dolo, soy yo. ¿Que harás conmigo…Patria mía? ¡NO CREO QUE MEREZCA TU PERDON!
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Ante mi pueblo, al que me debo, al que serví dentro de mis posibilidades como ciudadano.
Ahora ya no lo sirvo, solo me culpo por la obediente entrega de mi voluntad a quienes confiesan con su actitud, que no comulgan con el pensamiento de mi país, al que dicen gobernar.
Hace 60 años, en forma insidiosa y sostenida, iniciaron operaciones abiertas con la finalidad de disputar el poder para imponer un orden no querido por el pueblo, sin embargo sin empacho manifiestan que era por pedido del pueblo.
Utilizando el más descarado accionar terrorista enfrentaron gobiernos de facto y también democráticos, como prueba de sus macabras intenciones, era imponer por la fuerza un sistema de vida extraño al patrio sentir.
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[/ezcol_1half_end] La disconformidad permanente, característica propia de una ideología recalcitrantemente comprometida con el conflicto y a su vez única causa de su existencia, donde solo encienden problemas, sin aportar ideas ni intenciones de solución.
sistema que subordina al hombre y me pone a merced de indeseables funcionarios.
Mi pueblo, tiene espíritu y recursos que, administrados con fe y justicia salvaría los inconvenientes sociales y económicos que se manifiestan, pero nos devora la vagancia, ganada en la injusta compulsa con la denigrante, viciosa, criminal y mal aprendida pobreza.
Lo incomprensible aparece en la magnánima indolencia moral, con la entrega vergonzosa de nuestra historia y sus flamígeros rayos donde se refleja el ardiente deseo de nuestros héroes y su total entrega en pos de la Patria que legaron. Siento vergüenza y culpa, como hijo de esta bendita tierra, por defraudar a mis abuelos; soy cómplice, por advertir y vivir esta dolosa maniobra sin tratar por todos los medios de impedirla,
Escucho las designaciones de nuevos funcionarios y siento retorcer mis intestinos que reclaman mi falta de coraje, entregándome a un nuevo y deliberado ultraje.
Solo me queda la espera de la ayuda Divina, para que con su clarividente justicia me haga sentir la indiscutible falta de compromiso en el deber de servir a mi patria.
Por eso, en esto que creí que se había logrado un avance, hoy me devuelve la dolorosa imagen de la despreciable indiferencia, ante un
Lo más repugnante es que son los mismos que socavaron la libertad de la nación y por ende la vigencia de las instituciones y hoy, mansamente acepto su conducción.
Soy conducido por un presidente con una caterva de facinerosos, que no representan el sentir de mi país y me siento obligado a pagar la holgazanería, que no acepto; como tampoco su ineptitud.
Soy representado por legisladores que no conocen el país ni sus responsabilidades y en cada decisión me muestran que no les interesan mis problemas a pesar de ser quien trabajo y pago sus monumentales sueldos.
Yo recibo lo que me corresponde de manos de una justicia sin balanza y en cada intervención me muestra sus sentencias falaces, cuestionables y alejadas del bien común, como el justo castigo que merezco por cagón.
Que puedo esperar de esta situación donde el principal responsable de este inigualable y majestuoso dolo, soy yo.
¿Que harás conmigo…Patria mía?
¡NO CREO QUE MEREZCA TU PERDON!
Eder Pecile
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 1, 2021