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La poeta Alejandra Pizarnik no es muy conocida en Estados Unidos, tampoco fuera de Sudamérica y vivió una vida muy corta, pero dejó una gruesa huella a traves de sus penumbras. Se suicidó cuando solo tenía treinta y seis años, dejando tras de sí una enorme colección de poemas que documentan su vida interior. Su trabajo es denso y sombrío; se trata de la muerte, de la infancia y, sobre todo, de su propia identidad como poeta.

Flora Alejandra Pizarnik, (nacida el 16 o 29 de abril de 1936, Buenos Aires, Argentina — fallecida el 25 de septiembre de 1972, Buenos Aires), poeta argentina cuyos poemas son conocidos por su sofocante sentido de desarraigo.

Pizarnik nació en una familia de inmigrantes judíos de Europa del Este. Asistió a la Universidad de Buenos Aires, donde estudió filosofía y literatura. Posteriormente incursionó en la pintura, estudiando con el pintor catalán argentino Juan Batlle Planas. En 1960 se trasladó a París, donde trabajó para editoriales y revistas francesas, publicó poesía y tradujo al español obras de escritores como Henri Michaux, Antonin Artaud, Marguerite Duras e Yves Bonnefoy.

En 1965 regresó a Buenos Aires y publicó tres de sus ocho colecciones de poesía, Los trabajos y las noches (1965; “Las obras y las noches”), Extracción de la piedra de la locura (1968; “Extracción de la piedra de Madness [or Folly] ”) y El infierno musical (1971;“ El infierno musical ”), así como su famosa obra en prosa La condesa sangrienta (1965;“ The Bloody Countess ”), sobre la condesa húngara Elizabeth Báthory.

La escritura de Pizarnik está llena de angustia, desesperación y referencias recurrentes al suicidio, y en este sentido algunos críticos la han agrupado con los poètes maudit (“poetas malditos”), término que se suele utilizar para referirse a Paul Verlaine y Arthur Rimbaud.

En 1972 se quitó la vida.

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EL MIEDO

En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.

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PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 7, 2020


 

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