Este domingo nos trae una gran alegría, ¡Cristo ha resucitado! Amigos, estamos llamados a disfrutar todos de este día en dónde la victoria de Cristo, nos trae una forma nueva a la hora de entender y comprender a las personas, al mundo, al amor, a la justicia; a la vida toda. Si tenemos ojos para tantas cosas del mundo, ¿Cómo no los vamos a tener para asombrarnos ante un acontecimiento tan trascendental como el de la Pascua de Resurrección? Para vivir esta realidad, hemos de aventurarnos y asomarnos a la realidad que nos toca vivir. Es decir, entender que, si bien existe el dolor; que hay sucesos que nos sacuden y que enturbian nuestra felicidad; que no todo marcha bien. Sí; es así, por supuesto. Pero, con la Resurrección de Cristo, tendremos la fuerza necesaria para dar luz a esas situaciones; porque Él es la luz. Con la Resurrección de Cristo no podremos resolver de un plumazo todas esas situaciones que atenta a nuestro bienestar, pero sí nos permite situarnos por encima para que seamos capaces de enfrentarnos y darle solución. En este día de Pascua, fundamentalmente debemos dar gracias a Dios por estas tres cosas: • Su Resurrección es una razón para que cambiemos en todo aquello que haga falta. Entre otras cosas, la cuaresma pretendía generar en nosotros un cambio, para mejor. ¿Lo hemos conseguido? ¿Cómo está nuestra relación con Dios? ¿Y nuestra oración? ¿Nuestra vida personal? ¿Y nuestra relación con los demás? Queridos amigos, a la luz de esta Pascua se ve más que necesario un cambio de actitudes y de forma de ser. Ojala podamos alejar de nosotros todo aquello que nos impide ser nuevas personas. O sea; ser abiertos, generosos, comprensivos, perdonadores, etc. En definitiva: A Pascua reluciente, vida resplandeciente. • Nuestra vivencia de la Pascua nos tiene que hacer saltar de alegría y, sobre todo, tomar consciencia de una gran misión y de una gran proclama: ¡Jesús Cristo ha resucitado! Y Su Resurrección nos lleva a dar testimonio de su presencia real y misteriosa; sin temores, ni vergüenza, ni timidez, porque todas éstas no son el fruto de la Pascua. No podemos quedarnos enganchados entre sollozos, ni sumidos a problemas. • Su Resurrección es motivo de esperanza. Porque con la claridad de la Pascua, nuestra existencia se hace más creativa, alegre, nos hace emprendedores y, sobre todo, disfrutar de la vida con Dios. Hoy, en miles de campanarios, las campanas voltearán enloquecidas anunciando la Resurrección de Jesús Cristo. ¿Somos nosotros capaces de transmitir la gran verdad de nuestra fe en todos nuestros ambientes? ¿Sonarán nuestras voces? ¿Girarán nuestras gargantas? ¿Expresarán nuestros cánticos la esencia de nuestra fe cristiana? Es el momento de dejar de hacernos preguntas. Nuestro corazón está lleno de la presencia de Cristo Resucitado… Todo lo que hemos oído y visto en el transcurrir de la Semana Santa ha concluido en un final feliz. Pero, con esto, vemos que la muerte ya no es el final del camino. Ahora falta definir “el final”. Y, en ese final, que “no es final”, Jesús nos ha puesto a todos nosotros para que tengamos vida y en abundancia. ¿La podremos recoger?
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que Cristo Resucitado te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas; y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha Prosperidad.
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Este domingo nos trae una gran alegría, ¡Cristo ha resucitado! Amigos, estamos llamados a disfrutar todos de este día en dónde la victoria de Cristo, nos trae una forma nueva a la hora de entender y comprender a las personas, al mundo, al amor, a la justicia; a la vida toda. Si tenemos ojos para tantas cosas del mundo, ¿Cómo no los vamos a tener para asombrarnos ante un acontecimiento tan trascendental como el de la Pascua de Resurrección? Para vivir esta realidad, hemos de aventurarnos y asomarnos a la realidad que nos toca vivir. Es decir, entender que, si bien existe el dolor; que hay sucesos que nos sacuden y que enturbian nuestra felicidad; que no todo marcha bien. Sí; es así, por supuesto. Pero, con la Resurrección de Cristo, tendremos la fuerza necesaria para dar luz a esas situaciones; porque Él es la luz. Con la Resurrección de Cristo no podremos resolver de un
plumazo todas esas situaciones que atenta a nuestro bienestar, pero sí nos permite situarnos por encima para que seamos capaces de enfrentarnos y darle solución. En este día de Pascua, fundamentalmente debemos dar gracias a Dios por estas tres cosas:
• Su Resurrección es una razón para que cambiemos en todo aquello que haga falta. Entre otras cosas, la cuaresma pretendía generar en nosotros un cambio, para mejor. ¿Lo hemos conseguido? ¿Cómo está nuestra relación con Dios? ¿Y nuestra oración? ¿Nuestra vida personal? ¿Y nuestra relación con los demás? Queridos amigos, a la luz de esta Pascua se ve más que necesario un cambio de actitudes y de forma de ser. Ojala podamos alejar de nosotros todo aquello que nos impide ser nuevas personas. O sea; ser abiertos, generosos, comprensivos, perdonadores, etc. En definitiva: A Pascua reluciente, vida resplandeciente.
• Nuestra vivencia de la Pascua nos tiene que hacer saltar de alegría y, sobre todo, tomar consciencia de una gran misión y de una gran proclama: ¡Jesús Cristo ha resucitado! Y Su Resurrección nos lleva a dar testimonio de su presencia real y misteriosa; sin temores, ni vergüenza, ni timidez, porque todas éstas no son el fruto de la Pascua. No podemos quedarnos enganchados entre sollozos, ni sumidos a problemas.
• Su Resurrección es motivo de esperanza. Porque con la claridad de la Pascua, nuestra existencia se hace más creativa, alegre, nos hace emprendedores y, sobre todo, disfrutar de la vida con Dios. Hoy, en miles de campanarios, las campanas voltearán enloquecidas anunciando la Resurrección de Jesús Cristo. ¿Somos nosotros capaces de transmitir la gran verdad de nuestra fe en todos nuestros ambientes? ¿Sonarán nuestras voces? ¿Girarán nuestras gargantas? ¿Expresarán nuestros cánticos la esencia de nuestra fe cristiana? Es el momento de dejar de hacernos preguntas. Nuestro corazón está lleno de la presencia de Cristo Resucitado… Todo lo que hemos oído y visto en el transcurrir de la Semana Santa ha concluido en un final feliz. Pero, con esto, vemos que la muerte ya no es el final del camino. Ahora falta definir “el final”. Y, en ese final, que “no es final”, Jesús nos ha puesto a todos nosotros para que tengamos vida y en abundancia. ¿La podremos recoger?
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo
que Cristo Resucitado te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas;
y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha Prosperidad.
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Claudio Valerio
* Valerius *
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 12, 2020