Un pastor misionero decidió conocer mejor a una nueva familia en su congregación. Y así, golpeó a la puerta una noche y una voz amable desde el interior de la casa preguntó: ¿Eres tú, Ángel? ¡No! respondió el pastor. ¡Pero soy del mismo departamento! Cuando visitamos a una persona enferma, a alguien que no está concurriendo a la iglesia, o simplemente a alguien de quien queremos saber cómo está, la persona necesita sentirse bien al recibirnos. Debemos ser vistos como amigos, como una gracia que llega a ese hogar, como un ángel enviado por Dios para así mostrar su inmenso amor y afecto. Cuando nos encontramos con alguien necesitado, debemos prepararnos para que el brillo de la paz y gozo interior esté en nosotros y percibidos por la otra persona. No será una visita social o una oportunidad para tomar un lunch con ese amigo. Estamos allí para consolar, traer esperanza y alegrar a ése hogar que puede estar viviendo días de tristeza. Como personas con una vida en abundancia de paz y amor, debemos hacer lo mismo por aquellos que amamos y se buenos representantes de “un ángel” y llevar así la bendición a los amigos y familiares.
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Por CLAUDIO VALERIO
[ezcol_1quarter].[/ezcol_1quarter] [ezcol_1half]Un pastor misionero decidió conocer mejor a una nueva familia en su congregación. Y así, golpeó a la puerta una noche y una voz amable desde el interior de la casa preguntó: ¿Eres tú, Ángel? ¡No! respondió el pastor. ¡Pero soy del mismo departamento! Cuando visitamos a una persona enferma, a alguien que no está concurriendo a la iglesia, o simplemente a alguien de quien queremos saber cómo está, la persona necesita sentirse bien al recibirnos. Debemos ser vistos como amigos, como una gracia que llega a ese hogar, como un ángel enviado por Dios para así mostrar su inmenso amor y afecto. Cuando nos encontramos con alguien necesitado, debemos prepararnos para que el brillo de la paz y gozo interior esté en nosotros y percibidos por la otra persona. No será una visita social o una oportunidad para tomar un lunch con ese amigo. Estamos allí para consolar, traer esperanza y alegrar a ése hogar que puede estar viviendo días de tristeza. Como personas con una vida en abundancia de paz y amor, debemos hacer lo mismo por aquellos que amamos y se buenos representantes de “un ángel” y llevar así la bendición a los amigos y familiares.
[/ezcol_1half] [ezcol_1quarter_end].[/ezcol_1quarter_end]Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo,
y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo,
y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 8, 2020