Recuerdo cuando aproximadamente a mis 10 años, allá por la década del 50, en una mañana fría y oscura en un amanecer, cuando cruzaba el Río Grande desde el pueblito de Uquía hacia la Banda a la casa de mi tía, montado en mi yegua la Tuerta, con las primeras luces del alba puede apreciar gigantes cuya siluetas se destacaban sobre los contornos del cerro.
Esas siluetas son Los Centinelas eternos de nuestros queridos ancestros, a sus pies se encuentran épocas de glorias y penurias de una raza indomable que ni el mismo Inca pudo doblegar.
Soldados externos de su propia patria, con sus montañas y quebradas, vieron pasar la historia a lo largo de los siglos con sus penurias y sus glorias pero siempre amantes de la tierra que lo vio nacer para ser cobijados sus restos en esos cerros cubiertos de cardones, De cardones custodios de la historia, en cuyas venas corre la savia, la más sabia de todas al nutrirse de mis queridos ancestros, custodios eternos de una gloria sin fin. Ya pasada, pero siempre presente en el alma de los cerros, de sus coplas que llevadas por el viento enseñan toda la heredad de estirpe de nobles guerreros.
Me viene a la memoria una hermosa poesía que antaño la sabía de memoria, con pluma magistral, el poeta describe la valía del coya y decía algo así: “No te rías del Coya … que está en las alturas, que baja del Zenta… Ten presente amigo que él será el primero en parar las patas cuando se atreva a violar la Patria”
Me recuerda como el pueblito de Uquía tiraba ante las cosas comunes, como una verdadera yunta de bueyes, de esta manera su Iglesia, una de las más lindas del mundo con su altar en láminas doradas, los Ángeles Arcabuceros, su techo de cardones etc. fue mantenida durante más de tres siglos por mis hermanos los coyas. No recuerdo que nunca sufriera deterioro alguno, hasta que entraron los políticos, donde nada se hace si no hay repartijas corruptas y es así que hace escasamente unos años casi se pierde esa reliquia histórica Patrimonio no solo de la Argentina, sino de toda la humanidad.
Al ver esto y muchas cosas más me duele en el alma como nos dividen los políticos, por mantener su poder y por servir a intereses foráneos de personas que en su locura pretenden gobernar el mundo, mientras nos mantienen separados para poder dominarnos e imponernos de a poco su propia tiranía, mediante la manipulación de nuestras mentes con los medios modernos de comunicación social.
Esa manipulación está basada en volcar el odio de los unos sobre los otros, en mi época no había ni blancos, ni mestizo ni coyas, todos estábamos hermanados, jugábamos juntos, por eso transcribo los últimos versos de una poetisa Humahuaqueña, Olga Campora, donde pinta con su sutil pluma esa hermandad cuando expresa:
La América que hoy compartimos
nació hace quinientos años
yo tengo HERMANOS MORENOS
tu tienes HERMANOS BLANCOS
Ahora veo odio entre hermanos por esas políticas foráneas de pueblos originarios o no, del cero valor de la vida auspiciada por los gobiernos mediante al aborto que conlleva a las más aberrantes de las negociaciones de millones de pesos Las políticas de género buscando la deformación mental de las criaturas mediante el adoctrinamiento, la muerte mediante las vacunas contra la inexistencia de un virus. Estas y otras muchas tendientes a reducir la población mundial porque unos locos suponen que sobra gente en esta maravilla de la creación que es nuestra querida tierra (Pachamama), con los seres que la habitan.
Por eso que mi alma de coya, y me auto título coya trucho, por ser mestizo de ley y haber nacido en Buenos Aires, pero tuve la suerte de haber mamado las tradiciones de mi Quebrada de Humahuaca y en honor a aquellas épocas sin la presencia de las semillas del odio y de la disociación se me ocurrió rendirles homenaje a mis queridos ancestros los coyas en sus antigales y reza así:
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Por Ariel Valdiviezo.
Recuerdo cuando aproximadamente a mis 10 años, allá por la década del 50, en una mañana fría y oscura en un amanecer, cuando cruzaba el Río Grande desde el pueblito de Uquía hacia la Banda a la casa de mi tía, montado en mi yegua la Tuerta, con las primeras luces del alba puede apreciar gigantes cuya siluetas se destacaban sobre los contornos del cerro.
Esas siluetas son Los Centinelas eternos de nuestros queridos ancestros, a sus pies se encuentran épocas de glorias y penurias de una raza indomable que ni el mismo Inca pudo doblegar.
Soldados externos de su propia patria, con sus montañas y quebradas, vieron pasar la historia a lo largo de los siglos con sus penurias y sus glorias pero siempre amantes de la tierra que lo vio nacer para ser cobijados sus restos en esos cerros cubiertos de cardones, De cardones custodios de la historia, en cuyas venas corre la savia, la más sabia de todas al nutrirse de mis queridos ancestros, custodios eternos de una gloria sin fin. Ya pasada, pero siempre presente en el alma de los cerros, de sus coplas que llevadas por el viento enseñan toda la heredad de estirpe de nobles guerreros.
Me viene a la memoria una hermosa poesía que antaño la sabía de memoria, con pluma magistral, el poeta describe la valía del coya y decía algo así: “No te rías del Coya … que está en las alturas, que baja del Zenta… Ten presente amigo que él será el primero en parar las patas cuando se atreva a violar la Patria”
Me recuerda como el pueblito de Uquía tiraba ante las cosas comunes, como una verdadera yunta de bueyes, de esta manera su Iglesia, una de las más lindas del mundo con su altar en láminas doradas, los Ángeles Arcabuceros, su techo de cardones etc. fue mantenida durante más de tres siglos por mis hermanos los coyas. No recuerdo que nunca sufriera deterioro alguno, hasta que entraron los políticos, donde nada se hace si no hay repartijas corruptas y es así que hace escasamente unos años casi se pierde esa reliquia histórica Patrimonio no solo de la Argentina, sino de toda la humanidad.
Al ver esto y muchas cosas más me duele en el alma como nos dividen los políticos, por mantener su poder y por servir a intereses foráneos de personas que en su locura pretenden gobernar el mundo, mientras nos mantienen separados para poder dominarnos e imponernos de a poco su propia tiranía, mediante la manipulación de nuestras mentes con los medios modernos de comunicación social.
Esa manipulación está basada en volcar el odio de los unos sobre los otros, en mi época no había ni blancos, ni mestizo ni coyas, todos estábamos hermanados, jugábamos juntos, por eso transcribo los últimos versos de una poetisa Humahuaqueña, Olga Campora, donde pinta con su sutil pluma esa hermandad cuando expresa:
La América que hoy compartimos
nació hace quinientos años
yo tengo HERMANOS MORENOS
tu tienes HERMANOS BLANCOS
Ahora veo odio entre hermanos por esas políticas foráneas de pueblos originarios o no, del cero valor de la vida auspiciada por los gobiernos mediante al aborto que conlleva a las más aberrantes de las negociaciones de millones de pesos Las políticas de género buscando la deformación mental de las criaturas mediante el adoctrinamiento, la muerte mediante las vacunas contra la inexistencia de un virus. Estas y otras muchas tendientes a reducir la población mundial porque unos locos suponen que sobra gente en esta maravilla de la creación que es nuestra querida tierra (Pachamama), con los seres que la habitan.
Por eso que mi alma de coya, y me auto título coya trucho, por ser mestizo de ley y haber nacido en Buenos Aires, pero tuve la suerte de haber mamado las tradiciones de mi Quebrada de Humahuaca y en honor a aquellas épocas sin la presencia de las semillas del odio y de la disociación se me ocurrió rendirles homenaje a mis queridos ancestros los coyas en sus antigales y reza así:
EL ANTIGAL
Antigal testigo eterno
de una raza inquebrantable
donde es más que potable
su historia con su razón,
y en su eterno corazón
solo mi Pacha es viable.
Los ancestros que ella guarda
por mil años custodios de su fe,
porque debe el hombre ser
amante de sus tradiciones
y no vivir de las traiciones
que a su patria hacen padecer.
Miles de almas unidas
en cementerios sin par
siendo su meta el amar
la tierra que los cobija
cuando muchas sabandijas
quieren a mi pueblo separar.
Blancos, indios y mestizos
ese es mi pueblo querido
que juntos la historia han vivido
defendiendo la potestad
de aquel que sabía amar
sin olvidar su destino.
Que te ha pasado antigal
que tus muertos son motivo
que nos separa a los vivos
con ideas mal habidas
para siempre enfrentarnos
con el mundo que se ha ido
Sea blanco, indio o mestizo
son mis hermanos en la Puna,
en la Pampa Malvinas o dunas
donde se hizo la historia
que engalanada de gloria
de toda la sangre más pura.
¡No reneguemos de hermanos!
¡No nos dejemos arriar
nunca bueno es el odiar
a los cumpas que han nacido
en la tierra que nos ha parido
y que Dios nos supo dar.
Argentinos somos señores
nunca lo hemos de olvidar
más hemos de anidar
bajo la azul y blanca bandera
que es nuestra compañera
a la que debemos amar
Por eso que a los antigales
mis respetos le dedico
no es como un tochecito
que jugando va al galope
es la historia que se hizo
con una infantería al trote
Custodios de almas queridas
en medio la Puna y su heredad
con tal carga de verdad
que me da vergüenza ver
como entre propios hermanos
quieren verla desaparecer.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 3, 2021