Pasaron las elecciones presidenciales. Massa y Milei al ballotage.
Ahora, no hay tiempo para complicados análisis ni para lamentarse por lo que pasó. Lo hecho, hecho está. Ya habrá tiempo para esos análisis luego de la segunda vuelta. Ahora hay que pensar en el país, en el futuro. En que país queremos para los próximos años. La urgencia de los tiempos así lo requiere.
El próximo 19 de noviembre tenemos en nuestras manos decidir que Argentina queremos. Si queremos socialismo o queremos libertad. Si queremos ser definitivamente Venezuela o Cuba o una Nación del primer mundo. Evidentemente no hay alternativa, hay que votar al “peluca” liberal.
Abramos los ojos, el candidato oficialista no es más de lo mismo, es peoraún. Aprendió lo más repugnante del kirchnerismo y del cristinismo. Los superará ampliamente. Ni lo dudemos. Sus desmedidas ansias de poder, lo llevarán irremediablemente a instalar en el país el sistema de partido único: el massismo. Algunos viejos dirigentes del peronismo ya alertan sobre que tiene en mente alternarse en el poder junto a su mujer, por largos años. Es más, hasta aventuran una futura fórmula presidencial para dentro de cuatro años, integrada por su mujer y el actual gobernador radical del norte del país, ex candidato a Vicepresidente de la Nación.
Sabe, como lo supo el pingüino, que para llevar adelante su proyecto debe mantener a la izquierda y a los derechos humanos contentos. Por ello, les seguirá dando el nicho del “curro de los derechos humanos” para que no lo jodan. ¿Nadie se pregunta porque estos grupos están tan callados? Justamente, se aprestan en silencio, para enterrar y sepultar definitivamente lo que ellos llaman el discurso del odio, del negacionismo, del genocidio. El escarmiento que preparan será ejemplificador. Nunca visto. Todas las arbitrariedades que hemos visto en los denominados juicios de lesa será un cuento de niños a lo que vendrá. Ya no solo terminarán de encarcelar a militares, policías, miembros de las fuerzas de seguridad y civiles que aún están libres, sino que también lo harán con todos aquellos que alcen su voz para defenderlos de la infame persecución a la que son y seguirán sometiéndolos.
Mientras todo ello ocurra, bajo el hipócrita discurso de la unidad nacional, seguiremos sumergidos en la pobreza y la miseria, mientras ellos continuarán con su vida de multimillonarios, dándose lujos dignos de jeques árabes, en medio de una inflación descontrolada que reduce al pueblo a la indigencia. Ya ni nafta, ni insumos médicos tenemos.
¿Acaso no es verdad que ellos son la casta y los actuales gobernantes sus reyes?
Podemos pensar lo que sea del peluca liberal, pero la verdad, es infinitamente preferible el purgatorio antes que el mismísimo infierno.
Junto a los principales dirigentes de la ya extinguida coalición opositora, quienes, en un verdadero acto de patriotismo, depusieron sus interés personales y privilegiaron los de la Nación, lo que será reconocido dentro de muchos años, ahora no. Representan una verdadera bocanada de aire fresco y de republicanismo para la Argentina.
Es revulsivo escuchar hablar a quienes cuestionan esta unión, cuando apoyan a un candidato que juró y perjuró que jamás se volvería a juntar con el kirchnerismo e iba a barrer con los “ñoquis” de la Cámpora. Simplemente dan asco.
Si queremos volar hacia lo alto del primer mundo, no hay que tenerle miedo al salto. Todo lo nuevo, como todo cambio, implica temor. Ya hemos probado con quienes se nos presentaron como estadistas y equilibrados con bellos modales; así nos fue. Basta mirar nuestra ruinosa realidad para advertirlo. ¡Ya es hora de probar con quien dice lo que todos pensamos, aunque lo diga de manera poco convencional y encima acompañado por una candidata que parece tener los ovarios bien puestos!
¿No estamos todos de acuerdo en que hay que terminar con la ignominiosa manera de gobernar con el espejo retrovisor? ¿o que quien tiene que pagar el descalabro económico es justamente la casta política que lo hizo y no la gente? ¿Entonces?
No nos dejemos enceguecer con las espurias operaciones de algunos medios periodísticos que demonizan al “peluca” liberal y su gente, recurriendo a la calumnia y burdas mentiras, hurgando en la basura, metiéndose en cuestione personales, inventando falsas peleas y escisiones. No tienen límite para la bajeza. Hasta el 19 será cada día peor.
¿Donde están los que despotricaban en los medios de comunicación y por WhatsApp, dando por sentado que el “peluca” liberal era un invento del candidato oficialista? Perjuraron que había armado sus listas con gente suya y que hasta le había dado parte de sus votos para dividir a la oposición. En tanto difundían esta ridiculez, quienes arreglaban en realidad, entre las sombras, con el candidato oficialista eran los máximos referentes del centenario partido, quienes, sin tapujos, traicionaron a su propia candidata a Presidente de la Nación,
Argentina vive su hora más dramática. No es tiempo para timoratos o vaciladores. O cambiamos o vamos a la devastación. Votar en blanco, no votar o anular el voto es votar al oficialismo. Eso y pasar por el Instituto Patria para afiliarse, es exactamente lo mismo.
Hagamos realidad esa Argentina que queremos. Una nación donde se respire libertad, donde se respeten los derechos y garantías constitucionales, donde los corruptos y los delincuentes estén presos, donde haya prosperidad económica. Todo ello está solo en nuestras manos.
No hay nada que pensar. El 19 vayamos a votar. Hagamos el último esfuerzo. Juntos por la libertad. Demostrémosles que estamos de pie. Que hay un 60% que los repudia, que quiere otro país y así se los demostrará en las urnas. Como dice esa canción que tanto nos emocionó en el último mundial de futbol: “Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar…..”
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Pasaron las elecciones presidenciales. Massa y Milei al ballotage.
Ahora, no hay tiempo para complicados análisis ni para lamentarse por lo que pasó. Lo hecho, hecho está. Ya habrá tiempo para esos análisis luego de la segunda vuelta. Ahora hay que pensar en el país, en el futuro. En que país queremos para los próximos años. La urgencia de los tiempos así lo requiere.
El próximo 19 de noviembre tenemos en nuestras manos decidir que Argentina queremos. Si queremos socialismo o queremos libertad. Si queremos ser definitivamente Venezuela o Cuba o una Nación del primer mundo. Evidentemente no hay alternativa, hay que votar al “peluca” liberal.
Abramos los ojos, el candidato oficialista no es más de lo mismo, es peor aún. Aprendió lo más repugnante del kirchnerismo y del cristinismo. Los superará ampliamente. Ni lo dudemos. Sus desmedidas ansias de poder, lo llevarán irremediablemente a instalar en el país el sistema de partido único: el massismo. Algunos viejos dirigentes del peronismo ya
alertan sobre que tiene en mente alternarse en el poder junto a su mujer, por largos años. Es más, hasta aventuran una futura fórmula presidencial para dentro de cuatro años, integrada por su mujer y el actual gobernador radical del norte del país, ex candidato a Vicepresidente de la Nación.
Sabe, como lo supo el pingüino, que para llevar adelante su proyecto debe mantener a la izquierda y a los derechos humanos contentos. Por ello, les seguirá dando el nicho del “curro de los derechos humanos” para que no lo jodan. ¿Nadie se pregunta porque estos grupos están tan callados? Justamente, se aprestan en silencio, para enterrar y sepultar definitivamente lo que ellos llaman el discurso del odio, del negacionismo, del genocidio. El escarmiento que preparan será ejemplificador. Nunca visto. Todas las arbitrariedades que hemos visto en los denominados juicios de lesa será un cuento de niños a lo que vendrá. Ya no solo terminarán de encarcelar a militares, policías, miembros de las fuerzas de seguridad y civiles que aún están libres, sino que también lo harán con todos aquellos que alcen su voz para defenderlos de la infame persecución a la que son y seguirán sometiéndolos.
Mientras todo ello ocurra, bajo el hipócrita discurso de la unidad nacional, seguiremos sumergidos en la pobreza y la miseria, mientras ellos continuarán con su vida de multimillonarios, dándose lujos dignos de jeques árabes, en medio de una inflación descontrolada que reduce al pueblo a la indigencia. Ya ni nafta, ni insumos médicos tenemos.
¿Acaso no es verdad que ellos son la casta y los actuales gobernantes sus reyes?
Podemos pensar lo que sea del peluca liberal, pero la verdad, es infinitamente preferible el purgatorio antes que el mismísimo infierno.
Junto a los principales dirigentes de la ya extinguida coalición opositora, quienes, en un verdadero acto de patriotismo, depusieron sus interés personales y privilegiaron los de la Nación, lo que será reconocido dentro de muchos años, ahora no. Representan una verdadera bocanada de aire fresco y de republicanismo para la Argentina.
Es revulsivo escuchar hablar a quienes cuestionan esta unión, cuando apoyan a un candidato que juró y perjuró que jamás se volvería a juntar con el kirchnerismo e iba a barrer con los “ñoquis” de la Cámpora. Simplemente dan asco.
Si queremos volar hacia lo alto del primer mundo, no hay que tenerle miedo al salto. Todo lo nuevo, como todo cambio, implica temor. Ya hemos probado con quienes se nos presentaron como estadistas y equilibrados con bellos modales; así nos fue. Basta mirar nuestra ruinosa realidad para advertirlo. ¡Ya es hora de probar con quien dice lo que todos pensamos, aunque lo diga de manera poco convencional y encima acompañado por una candidata que parece tener los ovarios bien puestos!
¿No estamos todos de acuerdo en que hay que terminar con la ignominiosa manera de gobernar con el espejo retrovisor? ¿o que quien tiene que pagar el descalabro económico es justamente la casta política que lo hizo y no la gente? ¿Entonces?
No nos dejemos enceguecer con las espurias operaciones de algunos medios periodísticos que demonizan al “peluca” liberal y su gente, recurriendo a la calumnia y burdas mentiras, hurgando en la basura, metiéndose en cuestione personales, inventando falsas peleas y escisiones. No tienen límite para la bajeza. Hasta el 19 será cada día peor.
¿Donde están los que despotricaban en los medios de comunicación y por WhatsApp, dando por sentado que el “peluca” liberal era un invento del candidato oficialista? Perjuraron que había armado sus listas con gente suya y que hasta le había dado parte de sus votos para dividir a la oposición. En tanto difundían esta ridiculez, quienes arreglaban en realidad, entre las sombras, con el candidato oficialista eran los máximos referentes del centenario partido, quienes, sin tapujos, traicionaron a su propia candidata a Presidente de la Nación,
Argentina vive su hora más dramática. No es tiempo para timoratos o vaciladores. O cambiamos o vamos a la devastación. Votar en blanco, no votar o anular el voto es votar al oficialismo. Eso y pasar por el Instituto Patria para afiliarse, es exactamente lo mismo.
Hagamos realidad esa Argentina que queremos. Una nación donde se respire libertad, donde se respeten los derechos y garantías constitucionales, donde los corruptos y los delincuentes estén presos, donde haya prosperidad económica. Todo ello está solo en nuestras manos.
No hay nada que pensar. El 19 vayamos a votar. Hagamos el último esfuerzo. Juntos por la libertad. Demostrémosles que estamos de pie. Que hay un 60% que los repudia, que quiere otro país y así se los demostrará en las urnas. Como dice esa canción que tanto nos emocionó en el último mundial de futbol: “Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar…..”
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 29, 2023