El Salvador ha sido conocido en el extranjero principalmente por la guerra civil y las pandillas brutales. Durante los últimos años, ha exportado poco más que inmigrantes. Pero ahora está en marcha un experimento político que podría darle al país un “poder blando” a nivel internacional que nunca antes había tenido.
El experimento ha sido iniciado por el presidente Nayib Bukele utilizando lo que se llama “bukelismo”. Aunque se le conoce como “-ismo”, no es una ideología política, sino más bien un método político. Se ha vuelto muy popular en su país y políticos de otros países están intentando copiarlo.
De hecho, este método puede llegar a ser más importante para comprender la política latinoamericana que el tradicional eje derecha-izquierda. Y tal vez también pueda generar influencia fuera de América Latina.
El método es sencillo y técnicamente avanzado. No se trata de visiones de desarrollo social con metas, principios y planes. El principio rector es retener y fortalecer el poder del presidente Nayib Bukele y su círculo íntimo garantizando que su popularidad se mantenga alta en todo momento.
El bukelismo incorpora estrategias de populistas autoritarios latinoamericanos, desde Hugo Chávez hasta Jair Bolsonaro, y tiene rasgos de Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping y Rodrigo Duterte. Al mismo tiempo, el bukelismo ha desarrollado estrategias de comunicación mucho más sofisticadas y ha llevado la política al mundo de los medios virtuales más que nadie. Allí, la tropa de “Nayibeliebers” (inspirados en los “beliebers” de Justin Bieber) recibe mensajes finamente perfeccionados que representan a un Bukele fresco, juvenil, moderno, divertido y relajado, que atrae a una población joven, muchos de los cuales tienen un pie en Estados Unidos y uno en El Salvador.
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El Salvador ha sido conocido en el extranjero principalmente por la guerra civil y las pandillas brutales. Durante los últimos años, ha exportado poco más que inmigrantes. Pero ahora está en marcha un experimento político que podría darle al país un “poder blando” a nivel internacional que nunca antes había tenido.
El experimento ha sido iniciado por el presidente Nayib Bukele utilizando lo que se llama “bukelismo”. Aunque se le conoce como “-ismo”, no es una ideología política, sino más bien un método político. Se ha vuelto muy popular en su país y políticos de otros países están intentando copiarlo.
De hecho, este método puede llegar a ser más importante para comprender la política latinoamericana que el tradicional eje derecha-izquierda. Y tal vez también pueda generar influencia fuera de América Latina.
El método es sencillo y técnicamente avanzado. No se trata de visiones de desarrollo social con metas, principios y planes. El principio rector es retener y fortalecer el poder del presidente Nayib Bukele y su círculo íntimo garantizando que su popularidad se mantenga alta en todo momento.
El bukelismo incorpora estrategias de populistas autoritarios latinoamericanos, desde Hugo Chávez hasta Jair Bolsonaro, y tiene rasgos de Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping y Rodrigo Duterte. Al mismo tiempo, el bukelismo ha desarrollado estrategias de comunicación mucho más sofisticadas y ha llevado la política al mundo de los medios virtuales más que nadie. Allí, la tropa de “Nayibeliebers” (inspirados en los “beliebers” de Justin Bieber) recibe mensajes finamente perfeccionados que representan a un Bukele fresco, juvenil, moderno, divertido y relajado, que atrae a una población joven, muchos de los cuales tienen un pie en Estados Unidos y uno en El Salvador.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 29, 2024