Todo aquel que llegue a la U 31 de Ezeiza, por primera vez, ya sea en forma permanente dada la intención de los jueces prevaricadores, o de paso va a parar al Pabellón 19, conocido como “El barrio chino”. Luego de recorrer, cargando o arrastrando las pertenencias los 80 metros del pasillo central se traspone una pesada puerta de metal pintada de negro, que existe sobre la izquierda al final del mismo. Ya adentro de este cubículo irregular de 22 metros de largo con 12 de ancho a la entrada y 8 al fondo (UNO) tropezamos con una mesa hexagonal con 2 teléfonos para llamadas de salida a nuestra derecha. Por allí pasa el mundo familiar íntimo de todo prisionero compartido con el personal de inteligencia que controla los mismos. Le siguen 4 heladeras de diferentes tamaños, con algún TV sobre ellas, una mesada y una cocina a gas, todo en bastante mal estado. Luego una mampara grande de seguridad metálica con acrílicos que alguna vez fueron transparentes, que da a un patio de 12 por 10. (DOS y TRES). Allí está la pileta para lavar ropa, 3 cordeles para colgarla y una muy alta pared coronada por alambre de púas, nos recuerda donde estamos.
PRIMATES
Por arriba de las heladeras asoman las 3 ventanas con vidrios repartidos de “la pecera” sala de control y vigilancia del personal penitenciario. Por tener formato octogonal otras 3 ventanas dan al SUM. Ubicado frente a nuestro pabellón, que por tamaño y diseño lo duplica casi en forma exacta. Aparte del control últimamente y evidentemente como parte del CAMBIEMOS, han traído hasta ese lugar estudiantes al parecer de la UBA, siendo así los adultos mayores exhibidos como como primates (entrevista con René Langlois). La ley lo prohíbe, pero…
COMIENDO JUNTO A LAS LETRINAS
Enfrente de todo esto siguen 3 mesas de madera para 6 u 8 comensales, protegidas por floridos y antiguos manteles de hule. Si bien están paralelas entre sí, se unen en una sola para navidad y fin de año (CUATRO) Sobre la izquierda de la puerta de entrada, el baño (CINCO) con una pared divisoria de 1.20 metros de altura. Pegada a la misma una mesada y 5 bachas pequeñas. Tanto que quien se lava la cara deja caer casi toda el agua afuera de las mismas. Contra la pared 4 duchas con cortinas de plástico y 3 casi letrinas con ¾ de puerta, sin techo o cerramiento de algún tipo, por lo que están desagradablemente incorporadas al mismo pabellón. Entre ellas y la primera mesa existe 7 metros de distancia. Las camas en cantidades variables de 15 a 21 según los requerimientos. Están alineadas en 3 filas y poseen unos rústicos muebles de símil madera de 1.10 de altura con 3 estantes, sin puertas. No alcanzan para todos por lo que también hay un par de cajas de cartón de equipos de aire acondicionado en las que se improvisaron estantes de Telgopor. Las camas de pino poseen sus patas suplementadas para darle más altura. Originalmente no permitían levantarse a muchos de sus ocupantes por su avanzada edad, o enfermedades que los aquejaban.
LUMBALGIAS
Los colchones son de baja calidad y densidad, así existen problemas lumbares. Si uno por casualidad obtiene uno nuevo del penal, dura exactamente dos meses. Luego se duerme contra las tablas de la cama. Se pone cartón entre ambos, pero ello no disminuye mucho el mal dormir. Se superan con un poco de paciencia, un certificado médico y un permiso para ingresar uno de buena calidad, que se regala cuando uno se va del lugar con vida o sin ella. En este pabellón se está cómodo si podemos hablar de comodidad, cuando la cantidad de prisioneros no superan los 14 o 15. Con 18 comienza el hacinamiento. Estando en el lugar llegamos a ser 21. Presentamos un Habeas Corpus que el servicio no mandó a los tribunales, y luego lo “negociamos” con las autoridades del penal, por el cambio de las válvulas de seguridad de las duchas por canillas mezcladoras. Esas válvulas funcionaban mal y repentinamente el agua salía tibia, hirviendo o fría. Imposible de utilizar sin ayuda, por quienes tenían dificultades físicas. El ejemplo extremo fue el Comisario Mastrandrea, sin piernas, y ya fallecido con la ayuda del “NADA” ROZANSKI, sobre quien ya contara en otro escrito.
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DIÓXIDO DE CARBONO
Cuando digo hacinamiento este no solo se manifiesta por la falta de espacio. También falta oxígeno y sobra dióxido de carbono, por lo cual hay que estar calmo, de lo contrario el ambiente se vuelve claustrofóbico. Esto lo alivian las palas de 3 destartalados y ruidosos ventiladores de techo que a pesar de todo funcionan sin parar durante meses. El pabellón a la noche carece de ventilación exterior. Si bien tiene 14 ventanas estas son fijas con acrílicos quemados por el sol. En la parte superior poseen banderolas pero por seguridad están soldadas al marco. Durante mi estadía se logró que se cambiaran las mantas que oficiaban de cortinas por telas azules, que “uniformaron y “alegraron” el lugar. (SEIS) En invierno la gripe se adueña de la prisión y en forma rotativa siempre varios prisioneros la padecen. Se vacuna mal y a destiempo, por lo que es mejor hacer el trámite y adquirirla e ingresarla en forma particular. Todo esto hace que durante la noche las toces se reproduzcan en un enfermizo coro de viejas gargantas.
U 28 IGUAL A LAS CÁRCELES TURCAS
Quien llega a este pabellón, previamente pasó 24 o más horas en la Unidad 28 ubicada debajo del Palacio de Justicia Metropolitano. Su dirección, téngala en cuenta, LAVALLE 1337. Cuando pase por allí, recuerde, el lugar es igual o peor que la cárcel Turca de la película “Expreso de Medianoche”. Una verdadera porquería. Reinan los insectos, la promiscuidad y es una de las tantas deudas de nuestros incapaces, indiferentes e hipócritas dirigentes, políticos y miembros de la “justicia, que no es justicia. Mientras sus mentirosas bocas repiten como pericos, verdad, justicia, derechos humanos, etc. Volviendo al pabellón 19, a la llegada, uno de inmediato es rodeado por los prisioneros antiguos, quienes le dan la bienvenida y quieren saber la fecha y lugar de detención, causa, fuerza a la que se pertenece y mil datos más. Toda esta información de inmediato es trasmitida a otros prisioneros en el pasillo central y de allí al resto de los pabellones. Listo así uno es un camarada más, pudiendo quedar rotulado como desconocido, buena o mala persona. Por supuesto siempre llegan compañeros de la juventud de la fuerza a la que se perteneció, los que son reales referentes.
CRISTINA Y NESTOR EN LA U 31
Ella llegó primero y un mes más tarde desde otro pabellón, lo trajeron a él. Por supuesto no me refiero a “ellos”, verdaderos merecedores de ese lugar. Se tratan de 2 palomas a las que con el prisionero-policía LUCIO NAST les pusimos esos emblemáticos nombres. La hembra llegó enferma al patio del pabellón 19. Le acondicionamos un cajón como refugio de la lluvia y LUCIO se ocupó de darle antibióticos y de comer restos de pan. Mi esforzada esposa fue la encargada de traer semillas, para desconcierto del personal penitenciario, ya que el pan no es alimentación suficiente. Luego de otro pabellón trajeron al macho que venía herido en un ala. Su presencia produjo algo de molestia en algún otro prisionero por lo que con Nast nos imponíamos defendiendo a Cristina y Néstor. ¿Qué tal? Allí siguieron cuando yo volví a mi hogar con prisión domiciliaria en el mes de marzo del corriente año. Luego montamos un operativo rescate. Se hicieron los trámites legales para el traslado. Nuestro amigo GASPAR GUBITTA pacientemente las retiró en sendas cajas de cartón. Digo pacientemente por lo difícil que es sacar algo de una cárcel que no está contemplado dentro de reglamento alguno. Traspuestas las rejas, las llevó a la casa de una proteccionista amiga TERESA FIGARI, en Villa Martellí. Néstor recuperó la habilidad de volar pese a lo cual no se va más allá del techo de la vivienda y visita permanentemente a Cristina, que solo camina, alternando el patio de día y la cocina climatizada de noche, como si fuera un perro. Comparte estos lugares con DEVIDO otro palomo que no vuela. En este caso la responsable del nombre fue la dueña de casa. Hoy son todos felices y Cristina que mantiene frecuentes e impúdicas relaciones carnales con DEVIDO a la vista de todos y todas (en el lugar conviven en armonía palomas y aves en general, con perros y gatos) está intentando sin éxito hasta el momento, ser madre. Debo resaltar que en este mundo paralelo que es la prisión se extraña al margen de la familia y la libertad, el afecto de un animal de compañía. Por eso cuando muere el que casi todo prisionero posee en su casa, este no deja de expresar su dolor pasando a ser tema de conversación los recuerdos, anécdotas y cariños compartidos con ese noble ser viviente.
“Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.
Mahatma Gandhi (1869-1948)
EL PRISIONERO NOVATO
En mi caso yo había estado visitando prisioneros con anterioridad y sabía de qué se trataba el lugar. Como novato se debe ocupar la peor cama que por lo general queda en el centro del pabellón casi pegada a las mesas del “comedor” y posiblemente con guardarropa de cartón. Con el tiempo y adquiriéndose antigüedad, uno va mudándose hasta llegar al lugar que más le “guste”. Yo luego de algunos meses había logrado un espacio de 2.20 por 2 (SIETE) metros contra la pared debajo de una ventana con rejas oxidadas, desde donde podía entrever el pabellón 2, la cabina del termo tanque y la puerta de salida a una cancha de futbol. Realmente un paisaje vetusto y deprimente (OCHO). También me había separado de mis vecinos con los muebles guardarropas. Allí estaba mi cama con un colchón bueno, una mesa y sillas de plástico, como así una computadora boba (sin Internet) autorizada por un juez, que había llevado a través de sus viajes de 370 kilómetros, mi esforzada esposa.
MI ESPOSA, LAS ESPOSAS
Debo destacar que nuestras esposas son las víctimas por excelencia de toda esta caterva de funcionarios hipócritas y mentirosos que nos gobiernan. Ellos nos están dando muerte en prisión a nosotros pero también a ellas en su libertad restringida y solitaria por nuestra ausencia. A la mía y a todas mi respeto y eterno tributo… Continuará
“Para un buen matrimonio hay que enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona”.
Por Claudio Kussman.
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EL BARRIO CHINO
Todo aquel que llegue a la U 31 de Ezeiza, por primera vez, ya sea en forma permanente dada la intención de los jueces prevaricadores, o de paso va a parar al Pabellón 19, conocido como “El barrio chino”. Luego de recorrer, cargando o arrastrando las pertenencias los 80 metros del pasillo central se traspone una pesada puerta de metal pintada de negro, que existe sobre la izquierda al final del mismo. Ya adentro de este cubículo irregular de 22 metros de largo con 12 de ancho a la entrada y 8 al fondo (UNO) tropezamos con una mesa hexagonal con 2 teléfonos para llamadas de salida a nuestra derecha. Por allí pasa el mundo familiar íntimo de todo prisionero compartido con el personal de inteligencia que controla los mismos. Le siguen 4 heladeras de diferentes tamaños, con algún TV sobre ellas, una mesada y una cocina a gas, todo en bastante mal estado. Luego una mampara grande de seguridad metálica con acrílicos que alguna vez fueron transparentes, que da a un patio de 12 por 10. (DOS y TRES). Allí está la pileta para lavar ropa, 3 cordeles para colgarla y una muy alta pared coronada por alambre de púas, nos recuerda donde estamos.
PRIMATES
Por arriba de las heladeras asoman las 3 ventanas con vidrios repartidos de “la pecera” sala de control y vigilancia del personal penitenciario. Por tener formato octogonal otras 3 ventanas dan al SUM. Ubicado frente a nuestro pabellón, que por tamaño y diseño lo duplica casi en forma exacta. Aparte del control últimamente y evidentemente como parte del CAMBIEMOS, han traído hasta ese lugar estudiantes al parecer de la UBA, siendo así los adultos mayores exhibidos como como primates (entrevista con René Langlois). La ley lo prohíbe, pero…
COMIENDO JUNTO A LAS LETRINAS
Enfrente de todo esto siguen 3 mesas de madera para 6 u 8 comensales, protegidas por floridos y antiguos manteles de hule. Si bien están paralelas entre sí, se unen en una sola para navidad y fin de año (CUATRO) Sobre la izquierda de la puerta de entrada, el baño (CINCO) con una pared divisoria de 1.20 metros de altura. Pegada a la misma una mesada y 5 bachas pequeñas. Tanto que quien se lava la cara deja caer casi toda el agua afuera de las mismas. Contra la pared 4 duchas con cortinas de plástico y 3 casi letrinas con ¾ de puerta, sin techo o cerramiento de algún tipo, por lo que están desagradablemente incorporadas al mismo pabellón. Entre ellas y la primera mesa existe 7 metros de distancia. Las camas en cantidades variables de 15 a 21 según los requerimientos. Están alineadas en 3 filas y poseen unos rústicos muebles de símil madera de 1.10 de altura con 3 estantes, sin puertas. No alcanzan para todos por lo que también hay un par de cajas de cartón de equipos de aire acondicionado en las que se improvisaron estantes de Telgopor. Las camas de pino poseen sus patas suplementadas para darle más altura. Originalmente no permitían levantarse a muchos de sus ocupantes por su avanzada edad, o enfermedades que los aquejaban.
LUMBALGIAS
Los colchones son de baja calidad y densidad, así existen problemas lumbares. Si uno por casualidad obtiene uno nuevo del penal, dura exactamente dos meses. Luego se duerme contra las tablas de la cama. Se pone cartón entre ambos, pero ello no disminuye mucho el mal dormir. Se superan con un poco de paciencia, un certificado médico y un permiso para ingresar uno de buena calidad, que se regala cuando uno se va del lugar con vida o sin ella. En este pabellón se está cómodo si podemos hablar de comodidad, cuando la cantidad de prisioneros no superan los 14 o 15. Con 18 comienza el hacinamiento. Estando en el lugar llegamos a ser 21. Presentamos un Habeas Corpus que el servicio no mandó a los tribunales, y luego lo “negociamos” con las autoridades del penal, por el cambio de las válvulas de seguridad de las duchas por canillas mezcladoras. Esas válvulas funcionaban mal y repentinamente el agua salía tibia, hirviendo o fría. Imposible de utilizar sin ayuda, por quienes tenían dificultades físicas. El ejemplo extremo fue el Comisario Mastrandrea, sin piernas, y ya fallecido con la ayuda del “NADA” ROZANSKI, sobre quien ya contara en otro escrito.
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DIÓXIDO DE CARBONO
Cuando digo hacinamiento este no solo se manifiesta por la falta de espacio. También falta oxígeno y sobra dióxido de carbono, por lo cual hay que estar calmo, de lo contrario el ambiente se vuelve claustrofóbico. Esto lo alivian las palas de 3 destartalados y ruidosos ventiladores de techo que a pesar de todo funcionan sin parar durante meses. El pabellón a la noche carece de ventilación exterior. Si bien tiene 14 ventanas estas son fijas con acrílicos quemados por el sol. En la parte superior poseen banderolas pero por seguridad están soldadas al marco. Durante mi estadía se logró que se cambiaran las mantas que oficiaban de cortinas por telas azules, que “uniformaron y “alegraron” el lugar. (SEIS) En invierno la gripe se adueña de la prisión y en forma rotativa siempre varios prisioneros la padecen. Se vacuna mal y a destiempo, por lo que es mejor hacer el trámite y adquirirla e ingresarla en forma particular. Todo esto hace que durante la noche las toces se reproduzcan en un enfermizo coro de viejas gargantas.
U 28 IGUAL A LAS CÁRCELES TURCAS
Quien llega a este pabellón, previamente pasó 24 o más horas en la Unidad 28 ubicada debajo del Palacio de Justicia Metropolitano. Su dirección, téngala en cuenta, LAVALLE 1337. Cuando pase por allí, recuerde, el lugar es igual o peor que la cárcel Turca de la película “Expreso de Medianoche”. Una verdadera porquería. Reinan los insectos, la promiscuidad y es una de las tantas deudas de nuestros incapaces, indiferentes e hipócritas dirigentes, políticos y miembros de la “justicia, que no es justicia. Mientras sus mentirosas bocas repiten como pericos, verdad, justicia, derechos humanos, etc. Volviendo al pabellón 19, a la llegada, uno de inmediato es rodeado por los prisioneros antiguos, quienes le dan la bienvenida y quieren saber la fecha y lugar de detención, causa, fuerza a la que se pertenece y mil datos más. Toda esta información de inmediato es trasmitida a otros prisioneros en el pasillo central y de allí al resto de los pabellones. Listo así uno es un camarada más, pudiendo quedar rotulado como desconocido, buena o mala persona. Por supuesto siempre llegan compañeros de la juventud de la fuerza a la que se perteneció, los que son reales referentes.
EL PRISIONERO NOVATO
En mi caso yo había estado visitando prisioneros con anterioridad y sabía de qué se trataba el lugar. Como novato se debe ocupar la peor cama que por lo general queda en el centro del pabellón casi pegada a las mesas del “comedor” y posiblemente con guardarropa de cartón. Con el tiempo y adquiriéndose antigüedad, uno va mudándose hasta llegar al lugar que más le “guste”. Yo luego de algunos meses había logrado un espacio de 2.20 por 2 (SIETE) metros contra la pared debajo de una ventana con rejas oxidadas, desde donde podía entrever el pabellón 2, la cabina del termo tanque y la puerta de salida a una cancha de futbol. Realmente un paisaje vetusto y deprimente (OCHO). También me había separado de mis vecinos con los muebles guardarropas. Allí estaba mi cama con un colchón bueno, una mesa y sillas de plástico, como así una computadora boba (sin Internet) autorizada por un juez, que había llevado a través de sus viajes de 370 kilómetros, mi esforzada esposa.
MI ESPOSA, LAS ESPOSAS
Debo destacar que nuestras esposas son las víctimas por excelencia de toda esta caterva de funcionarios hipócritas y mentirosos que nos gobiernan. Ellos nos están dando muerte en prisión a nosotros pero también a ellas en su libertad restringida y solitaria por nuestra ausencia. A la mía y a todas mi respeto y eterno tributo… Continuará
Claudio Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 4, 2016
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