A raíz de la nota: DIGAN ¡BASTA! CARAJO https://prisioneroenargentina.com/index.php/2017/07/21/digan-basta-carajo/ el Comisario Mayor (R) Hugo A. Vaccarezza de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, vertió sus pareceres en el sitio que APROPOBA, Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires posee desde hace más de quince años en la Web http://www.apropoba.com.ar . Acá reproducimos su contenido.
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SOBRE LO EXPRESADO POR EL CAMARADA CLAUDIO KUSSMAN.
Entiendo la vehemencia de Kussman frente a las adversidades que le toca enfrentar. Aclaro que en actividad fuimos contemporáneos y aunque nunca trabajamos juntos, guardo de él las mejores referencias en el ejercicio de la profesión.
Me permito disentir y dudar de algunos pasajes de su exposición.
En primer lugar, pienso que los hijos de uniformados o ex uniformados presos por delitos de lesa humanidad, no necesariamente son o fueron coptados – se entiende que por sectores de la izquierda revolucionaria- para volverse en contra de ellos; sus padres. Puede ocurrir que siempre pensaron así y al alcanzar la adultez y cierta independencia económica y política, lo hacen público. Hay un patrón de singular importancia en la niñez y la adolescencia de esos hijos cuyos padres priorizaron el compromiso militar o policial en detrimento del compromiso familiar. Padres ausentes al fin, porque la madre suplía esa deficiencia. ¿Quién puede asegurar que esa ausencia no fue lo que provocó ese sentimiento de rechazo a todo lo que tenga que ver con la imposibilidad de construir afecto e interacción familiar, que ahora visibilizan con toda crudeza?. Al fin de cuentas, confiesan que se sienten más acompañados hoy que antes, y no son pocos.
En segundo término dice Kussman, que “nos usaron para enfrentarnos con toda la sociedad”. ¿Por quienes se sintieron usados?. No me queda claro.
En tercer lugar la muerte no tiene lógica, de modo que no somos ancianos porque estemos más próximos a ella. Insisto que la muerte no discrimina por edad, ancianos o jóvenes, niños o adolescentes. Solo se es anciano por los hábitos de vida, la edad es una circunstancia biológica que nos permite solo el hecho de haber cumplido y seguir cumpliendo más años de existencia que otros.
Cuarto, el miedo es un estado, un sentimiento natural de preservación frente al peligro de una amenaza real o imaginaria; tener miedos nos puede salvar la vida. No me parece atinado tratar de reprimir el miedo, entendido como la ruptura del freno inhibitorio. Si de acciones reivindicativas se trata, lo más lógico sería hablar de tener alto el umbral de la autoestima, y aquí si, el valor de la autoestima se lleva siempre hasta el último día de la vida como nos propone el opinante.
Quinto, ¿fueron las autoridades gubernamentales o los jueces quienes dispusieron compartir prisión con los policías narcos?. Si fue el gobierno es una intromisión inaceptable en otro poder del Estado como el Judicial. Si por el contrario fue éste, está dentro de su competencia elegir el lugar de detención, que supongo ha sido por cuestiones de seguridad. ¿Para quién o que sector es indigna esa convivencia obligatoria?; es necesario aclararlo, porque ellos, los policías o ex policías narcos, pueden pensar lo mismo de los presos por delitos de lesa humanidad, bajo el supuesto que son corruptos en el negocio de la droga que los enriqueció, pero no mataron, no torturaron, no desaparecieron a nadie ni se apropiaron de bebés, ni obligaron por medio de una coacción irresistible a nadie, a ser parte de un plan criminal.
Sexto, para finalizar, más allá de la proclama de nuestro camarada, me gustaría saber ¿qué significa decir “BASTA”!!!
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A raíz de la nota: DIGAN ¡BASTA! CARAJO https://prisioneroenargentina.com/index.php/2017/07/21/digan-basta-carajo/ el Comisario Mayor (R) Hugo A. Vaccarezza de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, vertió sus pareceres en el sitio que APROPOBA, Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires posee desde hace más de quince años en la Web http://www.apropoba.com.ar . Acá reproducimos su contenido.
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SOBRE LO EXPRESADO POR EL CAMARADA CLAUDIO KUSSMAN.
Entiendo la vehemencia de Kussman frente a las adversidades que le toca enfrentar. Aclaro que en actividad fuimos contemporáneos y aunque nunca trabajamos juntos, guardo de él las mejores referencias en el ejercicio de la profesión.
Me permito disentir y dudar de algunos pasajes de su exposición.
En primer lugar, pienso que los hijos de uniformados o ex uniformados presos por delitos de lesa humanidad, no necesariamente son o fueron coptados – se entiende que por sectores de la izquierda revolucionaria- para volverse en contra de ellos; sus padres. Puede ocurrir que siempre pensaron así y al alcanzar la adultez y cierta independencia económica y política, lo hacen público. Hay un patrón de singular importancia en la niñez y la adolescencia de esos hijos cuyos padres priorizaron el compromiso militar o policial en detrimento del compromiso familiar. Padres ausentes al fin, porque la madre suplía esa deficiencia. ¿Quién puede asegurar que esa ausencia no fue lo que provocó ese sentimiento de rechazo a todo lo que tenga que ver con la imposibilidad de construir afecto e interacción familiar, que ahora visibilizan con toda crudeza?. Al fin de cuentas, confiesan que se sienten más acompañados hoy que antes, y no son pocos.
En segundo término dice Kussman, que “nos usaron para enfrentarnos con toda la sociedad”. ¿Por quienes se sintieron usados?. No me queda claro.
En tercer lugar la muerte no tiene lógica, de modo que no somos ancianos porque estemos más próximos a ella. Insisto que la muerte no discrimina por edad, ancianos o jóvenes, niños o adolescentes. Solo se es anciano por los hábitos de vida, la edad es una circunstancia biológica que nos permite solo el hecho de haber cumplido y seguir cumpliendo más años de existencia que otros.
Cuarto, el miedo es un estado, un sentimiento natural de preservación frente al peligro de una amenaza real o imaginaria; tener miedos nos puede salvar la vida. No me parece atinado tratar de reprimir el miedo, entendido como la ruptura del freno inhibitorio. Si de acciones reivindicativas se trata, lo más lógico sería hablar de tener alto el umbral de la autoestima, y aquí si, el valor de la autoestima se lleva siempre hasta el último día de la vida como nos propone el opinante.
Quinto, ¿fueron las autoridades gubernamentales o los jueces quienes dispusieron compartir prisión con los policías narcos?. Si fue el gobierno es una intromisión inaceptable en otro poder del Estado como el Judicial. Si por el contrario fue éste, está dentro de su competencia elegir el lugar de detención, que supongo ha sido por cuestiones de seguridad. ¿Para quién o que sector es indigna esa convivencia obligatoria?; es necesario aclararlo, porque ellos, los policías o ex policías narcos, pueden pensar lo mismo de los presos por delitos de lesa humanidad, bajo el supuesto que son corruptos en el negocio de la droga que los enriqueció, pero no mataron, no torturaron, no desaparecieron a nadie ni se apropiaron de bebés, ni obligaron por medio de una coacción irresistible a nadie, a ser parte de un plan criminal.
Sexto, para finalizar, más allá de la proclama de nuestro camarada, me gustaría saber ¿qué significa decir “BASTA”!!!
Cordialmente
Hugo A. Vaccarezza
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2017
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