Como es sabido, en este territorio llamado Argentina las palabras genocida, genocidio, y afines como puede ser: 30.000 desaparecidos, son utilizadas con gran liviandad por izquierdosos, políticos, periodistas, organizaciones radicalizadas de derechos humanos, y todos en general. En no pocos casos con este calificativo y un juicio por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, se pasa a ser un muerto viviente, sin derecho a la mínima igualdad ante la ley. Entonces la “Justicia” que no es tal, a pesar de portar una balanza y una espada, sufre de un persistente y total estrabismo a través en lo que se dio en llamar “política de estado”. Pero en este liliputiense mundo hay una excepción y se llama CARLOS RUCKAUF, un político de 77 años, al que frecuentemente vemos en los medios de comunicación. Con su eterna y reluciente sonrisa, algo atemperada por la edad y por el estiramiento de las muy caras cirugías estéticas que tiene en el rostro, analiza y nos da consejos sobre la vida en democracia. Este en su calidad de ministro de Trabajo de los gobiernos de MARÍA ESTELA DE PERÓN y de ÍTALO LUDER, es un sobreviviente RESPONSABLE CON SU FIRMA del decreto 261/75 que disponía que las fuerzas militares y de seguridad debían “aniquilar el accionar de los elementos subversivos” en la provincia de Tucumán.
Luego extendido a todo el país por los decretos 2770/75, el 2771/75 y 2772/75, que también firmara, RUCKAUF. Con el correr de los años, entre otros cargos públicos llegó a ser vicepresidente de la Nación, y en 1999 fue elegido Gobernador de la Provincia de Buenos Aires con el lema: “hay que meter bala a los delincuentes”. Lo más sorprendente, y diría casi milagroso, es que a pesar de sus antecedentes e innegables responsabilidades, en las continuas apariciones públicas ningún periodista ni organismo de derechos humanos hace mención ni cuestiona los mismos. ¿Acaso habrá un gigantesco pacto de silencio? Por muchísimo menos desde hace 2 décadas hay adultos mayores, casi despojos humanos, pudriéndose en la cárcel hasta el día de su impiadosa muerte, sin que nadie los escuche. Cabal demostración que lo de: “LA JUSTICIA NUESTRA ES BUENÍSIMA, LOS JUECES NUESTROS SON BUENÍSIMOS” y “NO HAY UNA CASTA JUDICIAL EN LA ARGENTINA. HAY CARRERA JUDICIAL”, sostenido con gran vehemencia por el ministro MARIANO CUNEO LIBARONA, es una monumental falacia, que mancha a TODOS los miembros del gobierno de “Viva la Libertad Carajo”.
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Por Claudio Kussman.
Como es sabido, en este territorio llamado Argentina las palabras genocida, genocidio, y afines como puede ser: 30.000 desaparecidos, son utilizadas con gran liviandad por izquierdosos, políticos, periodistas, organizaciones radicalizadas de derechos humanos, y todos en general. En no pocos casos con este calificativo y un juicio por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, se pasa a ser un muerto viviente, sin derecho a la mínima igualdad ante la ley. Entonces la “Justicia” que no es tal, a pesar de portar una balanza y una espada, sufre de un persistente y total estrabismo a través en lo que se dio en llamar “política de estado”. Pero en este liliputiense mundo hay una excepción y se llama CARLOS RUCKAUF, un político de 77 años, al que frecuentemente vemos en los medios de comunicación. Con su eterna y reluciente sonrisa, algo atemperada por la edad y por el estiramiento de las muy caras cirugías estéticas que tiene en el rostro, analiza y nos da consejos sobre la vida en democracia. Este en su calidad de ministro de Trabajo de los gobiernos de MARÍA ESTELA DE PERÓN y de ÍTALO LUDER, es un sobreviviente RESPONSABLE CON SU FIRMA del decreto 261/75 que disponía que las fuerzas militares y de seguridad debían “aniquilar el accionar de los elementos subversivos” en la provincia de Tucumán.
Luego extendido a todo el país por los decretos 2770/75, el 2771/75 y 2772/75, que también firmara, RUCKAUF. Con el correr de los años, entre otros cargos públicos llegó a ser vicepresidente de la Nación, y en 1999 fue elegido Gobernador de la Provincia de Buenos Aires con el lema: “hay que meter bala a los delincuentes”. Lo más sorprendente, y diría casi milagroso, es que a pesar de sus antecedentes e innegables responsabilidades, en las continuas apariciones públicas ningún periodista ni organismo de derechos humanos hace mención ni cuestiona los mismos. ¿Acaso habrá un gigantesco pacto de silencio? Por muchísimo menos desde hace 2 décadas hay adultos mayores, casi despojos humanos, pudriéndose en la cárcel hasta el día de su impiadosa muerte, sin que nadie los escuche. Cabal demostración que lo de: “LA JUSTICIA NUESTRA ES BUENÍSIMA, LOS JUECES NUESTROS SON BUENÍSIMOS” y “NO HAY UNA CASTA JUDICIAL EN LA ARGENTINA. HAY CARRERA JUDICIAL”, sostenido con gran vehemencia por el ministro MARIANO CUNEO LIBARONA, es una monumental falacia, que mancha a TODOS los miembros del gobierno de “Viva la Libertad Carajo”.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
“Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada”
William Shakespeare (1564.1616)
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Abril 6, 2024
Tags: Carlos Ruckauf, Italo Lúder, Victoria Villarruel
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