Voy de la mano con Estela de Carlotto. Los Kirchners no eran gente deshonesta. Tienen mucha plata, pero eso no es robar. Allí marchamos en contra de los dichos de Balzac que filosofaba que detrás de toda fortuna había un crimen. A los Kirchners hay que probarles su corrupción. Para ello nada mejor que la justicia independiente que hoy disfrutamos en Argentina.
Carlotto y yo sabemos lo de la bolsa de los dólares, pero es una persona. Y nos explayamos: “Es como si yo acá tuviera alguien que haga lo mismo, ¿Me van a echar la culpa a mí? ¿Qué vas a hacer si tenés empleados deshonestos? Yo personalmente tengo la confianza de que no eran gente deshonesta. Tienen mucha plata. Pero eso no es robar”
Creo que aquí la palabra clave es confianza. La señora Carlotto y yo confiamos en la honestidad del matrimonio Kirchner. Si así no lo fuera, estos serían simples ladrones, estafadores de su pueblo, asesinos de 400 ex uniformados ilegalmente arrestados y torturadores de otros 2.000 hombres y mujeres privados de la libertad que continúan muriendo a fuego lento. Si Carlotto y yo estuviéramos equivocados, este matrimonio nos situaría en la categoría mundial de países que fueron dominados por dictadores inescrupulosos que abusaron de un pueblo ignorante que cayó -una vez más- en las garras del viejo truco del Populismo. Un grupo exclusivo de criminales que abusando del poder hundieron pueblos. Robar al Estado que es a los ciudadanos, retrasa el desarrollo del país, lo que sería una afrenta a la Nación. Si Carlotto y yo fuéramos equívocos depositarios de esa confianza, deberíamos reconocer que los Kirchners son unos siniestros traidores a la patria.
¡Qué tan equivocados estaríamos la señora de Carlotto y yo si nuestros imparciales jueces encontraran algo sucio en el accionar del matrimonio de los ex presidentes! ¿O reaccionaríamos acusándoles de pertenecer a un grupo de poderosos hampones que buscan enlodar el buen nombre y honor de Kirchner? (Néstor y Cristina, los relatores argentinos, no el pintor alemán).
Si un empleado de roba, afirmamos Carlotto y yo, ¿Qué culpa tenemos? Si utilizamos personas como testaferros de nuestros ruines negociados, ¿Qué culpa tenemos? Si a Justicia Independiente logra probar estos desvíos de pesetas, Carlotto y yo -una vez más- tendremos que reconocer que estábamos “equivocados”.
Por Fabian Kussman.
Voy de la mano con Estela de Carlotto. Los Kirchners no eran gente deshonesta. Tienen mucha plata, pero eso no es robar. Allí marchamos en contra de los dichos de Balzac que filosofaba que detrás de toda fortuna había un crimen. A los Kirchners hay que probarles su corrupción. Para ello nada mejor que la justicia independiente que hoy disfrutamos en Argentina.
Carlotto y yo sabemos lo de la bolsa de los dólares, pero es una persona. Y nos explayamos: “Es como si yo acá tuviera alguien que haga lo mismo, ¿Me van a echar la culpa a mí? ¿Qué vas a hacer si tenés empleados deshonestos? Yo personalmente tengo la confianza de que no eran gente deshonesta. Tienen mucha plata. Pero eso no es robar”
Creo que aquí la palabra clave es confianza. La señora Carlotto y yo confiamos en la honestidad del matrimonio Kirchner. Si así no lo fuera, estos serían simples ladrones, estafadores de su pueblo, asesinos de 400 ex uniformados ilegalmente arrestados y torturadores de otros 2.000 hombres y mujeres privados de la libertad que continúan muriendo a fuego lento. Si Carlotto y yo estuviéramos equivocados, este matrimonio nos situaría en la categoría mundial de países que fueron dominados por dictadores inescrupulosos que abusaron de un pueblo ignorante que cayó -una vez más- en las garras del viejo truco del Populismo. Un grupo exclusivo de criminales que abusando del poder hundieron pueblos. Robar al Estado que es a los ciudadanos, retrasa el desarrollo del país, lo que sería una afrenta a la Nación. Si Carlotto y yo fuéramos equívocos depositarios de esa confianza, deberíamos reconocer que los Kirchners son unos siniestros traidores a la patria.
¡Qué tan equivocados estaríamos la señora de Carlotto y yo si nuestros imparciales jueces encontraran algo sucio en el accionar del matrimonio de los ex presidentes! ¿O reaccionaríamos acusándoles de pertenecer a un grupo de poderosos hampones que buscan enlodar el buen nombre y honor de Kirchner? (Néstor y Cristina, los relatores argentinos, no el pintor alemán).
Si un empleado de roba, afirmamos Carlotto y yo, ¿Qué culpa tenemos? Si utilizamos personas como testaferros de nuestros ruines negociados, ¿Qué culpa tenemos? Si a Justicia Independiente logra probar estos desvíos de pesetas, Carlotto y yo -una vez más- tendremos que reconocer que estábamos “equivocados”.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 16, 2017
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