Tata “Pancho”, viejo querido, estoy en el lugar que fue tu última morada en esta tierra. Todos conocen ese lugar, mi escritorio, desde donde sigo diciéndote una y mil veces, gracias por todo lo que hiciste en tu vida. Ahora tengo 72 años. Mama tiene 93 años, está muy viejita y ya casi no nos reconoce. Recuerdo de ti muchas cosas, de chico te levantabas a la noche para cubrirnos en nuestros sueños, para que no tuviéramos frío. Recuerdo los años felices cuando vivimos en Tucumán y después en Paris. Recuerdo cuando tenía 20 años y me hacías el nudo de la corbata, recuerdo cuando te pedía dinero para salir con una chica y hurgabas en tus bolsillos para darme quizás los únicos “mangos” (1) que tenías. No eran tiempos de mucho dinero. Recuerdo y nunca lo olvidaré cuando me compre el departamento en el que vivo aún, estabas tan feliz como si fuera para vos. Así lo viví yo. Me siento feliz de llamarme “Francisco” como vos, mi hijo “Fran” nos ha dado también un “Francisco”, ya vamos por el V con el mismo nombre y apellido. Siempre recuerdo cuando estabas muy enfermo, mamá sentada junto a vos y yo parado detrás de ella. Quiero compartir con todos mis seres queridos este diálogo contigo. Te cuento que he cumplido cincuenta años de socio del Seguro de Vida Militar, Institución de la que fuiste Director durante una década.
Como padre no olvidare de tus preocupaciones, que hoy son las mismas que yo siento por la familia y aún más, porque en todo este tiempo han habido muchos cambios nada favorables para la Argentina.
Viejo, cada día te quiero mucho más y estoy seguro que llegará el momento en el que nos volvamos a encontrar.
Hoy no te tengo físicamente, pero miro las mil fotografías que hay en mi “refugio personal” y sé que estas en el cielo mirando a todos tus descendientes y pidiéndole a Dios que nos proteja. Desde allí nos estas cuidando. Gracias papá.
Por último, te quiero contar que, en momentos de soledad y tristeza, pienso en ti y rezo el Gloria al Padre y al Espíritu Santo. Te quiero viejo, y será ¡Hasta pronto!
Panchito
Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Francisco Benard
Abogado
PD: Para mi hijo Francisco IV, mi nieto Francisco V y el resto de la familia, el recuerdo de mi papá.
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Por FRANCISCO BÉNARD
EN MEMORIA DE MI PADRE
Tata “Pancho”, viejo querido, estoy en el lugar que fue tu última morada en esta tierra. Todos conocen ese lugar, mi escritorio, desde donde sigo diciéndote una y mil veces, gracias por todo lo que hiciste en tu vida. Ahora tengo 72 años. Mama tiene 93 años, está muy viejita y ya casi no nos reconoce. Recuerdo de ti muchas cosas, de chico te levantabas a la noche para cubrirnos en nuestros sueños, para que no tuviéramos frío. Recuerdo los años felices cuando vivimos en Tucumán y después en Paris. Recuerdo cuando tenía 20 años y me hacías el nudo de la corbata, recuerdo cuando te pedía dinero para salir con una chica y hurgabas en tus bolsillos para darme quizás los únicos “mangos” (1) que tenías. No eran tiempos de mucho dinero. Recuerdo y nunca lo olvidaré cuando me compre el departamento en el que vivo aún, estabas tan feliz como si fuera para vos. Así lo viví yo. Me siento feliz de llamarme “Francisco” como vos, mi hijo “Fran” nos ha dado también un “Francisco”, ya vamos por el V con el mismo nombre y apellido. Siempre recuerdo cuando estabas muy enfermo, mamá sentada junto a vos y yo parado detrás de ella. Quiero compartir con todos mis seres queridos este diálogo contigo. Te cuento que he cumplido cincuenta años de socio del Seguro de Vida Militar, Institución de la que fuiste Director durante una década.
Como padre no olvidare de tus preocupaciones, que hoy son las mismas que yo siento por la familia y aún más, porque en todo este tiempo han habido muchos cambios nada favorables para la Argentina.
Viejo, cada día te quiero mucho más y estoy seguro que llegará el momento en el que nos volvamos a encontrar.
Hoy no te tengo físicamente, pero miro las mil fotografías que hay en mi “refugio personal” y sé que estas en el cielo mirando a todos tus descendientes y pidiéndole a Dios que nos proteja. Desde allí nos estas cuidando. Gracias papá.
Por último, te quiero contar que, en momentos de soledad y tristeza, pienso en ti y rezo el Gloria al Padre y al Espíritu Santo. Te quiero viejo, y será ¡Hasta pronto!
Panchito
Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Francisco Benard
Abogado
PD: Para mi hijo Francisco IV, mi nieto Francisco V y el resto de la familia, el recuerdo de mi papá.
1)MANGOS – Coloquial Argentina: Dinero
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 15, 2020