Es muy poco lo que nos hemos tratado, apenas unos 15 minutos, en unas de sus tantas visitas a la U 31 en donde yo me hallaba alojado hace un par de años atrás. Sé de su valor y honorabilidad, sobre el cual todos hemos publicado no pocas escritos. Luego de leer esta última nota suya: IMPOSIBILIDAD DE DEFENSA JURÍDICA le diré que una vez más, concuerdo plenamente con el análisis pormenorizado que hace de la situación actual. Nuevos acontecimientos se suman día a día y así es digno de destacar, el comportamiento gansteril del poder legislativo en el caso de JULIO DE VIDO. Allí no hubo nada más que gánsteres actuando y expresándose impúdicamente, a la luz del día y a la vista de todos, ante la indiferencia de una sociedad que lo observó o no, como si tal cosa. Eso ratifica plenamente sus palabras. Nosotros ante la iniquidad imperante, estamos solos o peor que solos, si tenemos en cuenta que pertenecimos a instituciones de uniformados. Sus cobardes miembro en el presente nos desconocen y rinden honores a terroristas (Nilda Garré. Patricia Bullrich) que en el pasado nos asesinaban, como así al resto de la sociedad, sin distinción de sexo ni edad.
Ahora bien, una y mil veces sostengo, que ello es parte del problema quizás un 50 % del mismo, el otro 50 % somos nosotros, quienes estamos en prisión, como así también las familias tanto de los que sobrevivimos como de los ya asesinados, como usted bien califica a los 417 fallecidos. ¿Por qué digo esto? Por nuestra mansedumbre que ha hecho que se cometieran y cometan abusos aberrantes de extrema gravedad en tiempos de democracia, como nunca en la historia. Nosotros sí o sí, estamos condenados a morir en prisión por más que algunos se hagan ilusiones, de que no será así y esperen un “milagro” lo cual solo sirve para “tirar la pelota” hacia adelante, en el tiempo. Los escuché decir que nos sacaría el Papa Francisco, el general Milani, Cristina antes de irse del gobierno, Macri cuando asumiera el gobierno y ahora luego de las elecciones legislativas. Tantas tonteras seriales me llevó a publicar notas como: “CON REZAR NO ALCANZA” o “DIGAN ¡BASTA! CARAJO”, si bien duras, tengo la certeza de la veracidad de su contenido. Me la dio el silencio de prisioneros y uniformados en general que las leyeron. Perdón, sí hubo una respuesta de un miembro de mi policía que en cierta forma resultó lapidaria para quienes estamos en prisión y de un muy honorable militar llamado Carlos Españadero. Todo el esfuerzo hecho hasta hoy, no ha dado resultado alguno. Para nosotros el momento apropiado para hacer algo, no existe. Algunos podremos seguir escribiendo 100 años más, lo cual sí sería un milagro y eso no serviría para nada. El pequeño grupo que da la cara y se moviliza valientemente de afuera por nosotros, han hecho mucho más que los prisioneros en general y esto no ha alcanzado frente al Goliat que enfrentamos. Considero que no hubo acciones nuestras, contundes y de conjunto, como corresponderían a quienes en el pasado lucimos uniformes y portamos armas. Yo he intentado hablar de este urticante tema, sin éxito alguno. Para ustedes siendo militares con muchos años de vida de cuartel, quizás la prisión sea más llevadera lo que no se da en mi caso, que siempre estuve en la calle. Yo no fui héroe ni combatí a los terroristas. Solo fui un policía que se esforzó por cumplir con su misión lo mejor posible a través de 31 años. Por eso dije basta a las injusticias, atropellé con una huelga unipersonal y conseguí un mendrugo de pan (arresto domiciliario). Me resisto a languidecer silenciosamente de rodillas, inspirando lástima. Mil veces estaré de pie escupiendo al rostro de nuestros verdugos, porque sé que la razón está de mi lado, ellos me “engarronaron”. A veces he fantaseado con pasar a la clandestinidad y buscar venganza, lo cual sería igualarme a nuestros hipócritas asesinos, perdiendo la autoridad moral que siento ante ellos. Sería el peor mal ejemplo que legara a mis seres queridos. Por otro lado tengo que defender mi dignidad de ser humano de bien y en consecuencia doy la cara junto a mi familia y no callamos. Esto hará que posiblemente en poco tiempo más me revoquen mi prisión domiciliaria. De ser así cuanto regrese a la cárcel iniciaré una huelga de hambre y medicación, que solo servirá a mi conciencia, como forma de no arrodillarme. Por mí, que las autoridades del “Ministerio de Justicia y DDHH” se guarden las heladeras y los televisores que proveen para nuestro “bienestar” en prisión. Tampoco permitiré la visita de mi esposa, mujer a la que amo de toda la vida y único familiar en Argentina. Sé que el golpe para ella será brutal pero por lo menos corto y luego tendrá que irse del país, que es lo que le pido a diario. Si no hago esto, su fin será arrastrarse tristemente en soledad, asistiéndome a través de los años, lo cual será una inmerecida agonía a largo plazo. No quiero para ella su muerte en la puerta de una prisión. No quiero para ella requisas, ni trámites carcelarios indignos. Ya fueron más que suficientes, ¡BASTA! Que los togados y las hipócritas autoridades gubernamentales lucren y engañen a la gente, metiendo presos a sus abuelitos. Los prisioneros que así no lo sientan, mediten sobre su mansedumbre y lo que están haciendo o no haciendo.
Emilio Guillermo Nani, lamento que esté donde está. Haciendo votos para que luche como siempre hizo, le hago llegar mis cordiales saludos.
“La pasividad y la mansedumbre no implican bondad, como la rebeldía no significa salvajismo”.
Por Claudio Kussman.
Estimado Teniente Coronel Emilio Guillermo Nani,
Es muy poco lo que nos hemos tratado, apenas unos 15 minutos, en unas de sus tantas visitas a la U 31 en donde yo me hallaba alojado hace un par de años atrás. Sé de su valor y honorabilidad, sobre el cual todos hemos publicado no pocas escritos. Luego de leer esta última nota suya: IMPOSIBILIDAD DE DEFENSA JURÍDICA le diré que una vez más, concuerdo plenamente con el análisis pormenorizado que hace de la situación actual. Nuevos acontecimientos se suman día a día y así es digno de destacar, el comportamiento gansteril del poder legislativo en el caso de JULIO DE VIDO. Allí no hubo nada más que gánsteres actuando y expresándose impúdicamente, a la luz del día y a la vista de todos, ante la indiferencia de una sociedad que lo observó o no, como si tal cosa. Eso ratifica plenamente sus palabras. Nosotros ante la iniquidad imperante, estamos solos o peor que solos, si tenemos en cuenta que pertenecimos a instituciones de uniformados. Sus cobardes miembro en el presente nos desconocen y rinden honores a terroristas (Nilda Garré. Patricia Bullrich) que en el pasado nos asesinaban, como así al resto de la sociedad, sin distinción de sexo ni edad.
Ahora bien, una y mil veces sostengo, que ello es parte del problema quizás un 50 % del mismo, el otro 50 % somos nosotros, quienes estamos en prisión, como así también las familias tanto de los que sobrevivimos como de los ya asesinados, como usted bien califica a los 417 fallecidos. ¿Por qué digo esto? Por nuestra mansedumbre que ha hecho que se cometieran y cometan abusos aberrantes de extrema gravedad en tiempos de democracia, como nunca en la historia. Nosotros sí o sí, estamos condenados a morir en prisión por más que algunos se hagan ilusiones, de que no será así y esperen un “milagro” lo cual solo sirve para “tirar la pelota” hacia adelante, en el tiempo. Los escuché decir que nos sacaría el Papa Francisco, el general Milani, Cristina antes de irse del gobierno, Macri cuando asumiera el gobierno y ahora luego de las elecciones legislativas. Tantas tonteras seriales me llevó a publicar notas como: “CON REZAR NO ALCANZA” o “DIGAN ¡BASTA! CARAJO”, si bien duras, tengo la certeza de la veracidad de su contenido. Me la dio el silencio de prisioneros y uniformados en general que las leyeron. Perdón, sí hubo una respuesta de un miembro de mi policía que en cierta forma resultó lapidaria para quienes estamos en prisión y de un muy honorable militar llamado Carlos Españadero. Todo el esfuerzo hecho hasta hoy, no ha dado resultado alguno. Para nosotros el momento apropiado para hacer algo, no existe. Algunos podremos seguir escribiendo 100 años más, lo cual sí sería un milagro y eso no serviría para nada. El pequeño grupo que da la cara y se moviliza valientemente de afuera por nosotros, han hecho mucho más que los prisioneros en general y esto no ha alcanzado frente al Goliat que enfrentamos. Considero que no hubo acciones nuestras, contundes y de conjunto, como corresponderían a quienes en el pasado lucimos uniformes y portamos armas. Yo he intentado hablar de este urticante tema, sin éxito alguno. Para ustedes siendo militares con muchos años de vida de cuartel, quizás la prisión sea más llevadera lo que no se da en mi caso, que siempre estuve en la calle. Yo no fui héroe ni combatí a los terroristas. Solo fui un policía que se esforzó por cumplir con su misión lo mejor posible a través de 31 años. Por eso dije basta a las injusticias, atropellé con una huelga unipersonal y conseguí un mendrugo de pan (arresto domiciliario). Me resisto a languidecer silenciosamente de rodillas, inspirando lástima. Mil veces estaré de pie escupiendo al rostro de nuestros verdugos, porque sé que la razón está de mi lado, ellos me “engarronaron”. A veces he fantaseado con pasar a la clandestinidad y buscar venganza, lo cual sería igualarme a nuestros hipócritas asesinos, perdiendo la autoridad moral que siento ante ellos. Sería el peor mal ejemplo que legara a mis seres queridos. Por otro lado tengo que defender mi dignidad de ser humano de bien y en consecuencia doy la cara junto a mi familia y no callamos. Esto hará que posiblemente en poco tiempo más me revoquen mi prisión domiciliaria. De ser así cuanto regrese a la cárcel iniciaré una huelga de hambre y medicación, que solo servirá a mi conciencia, como forma de no arrodillarme. Por mí, que las autoridades del “Ministerio de Justicia y DDHH” se guarden las heladeras y los televisores que proveen para nuestro “bienestar” en prisión. Tampoco permitiré la visita de mi esposa, mujer a la que amo de toda la vida y único familiar en Argentina. Sé que el golpe para ella será brutal pero por lo menos corto y luego tendrá que irse del país, que es lo que le pido a diario. Si no hago esto, su fin será arrastrarse tristemente en soledad, asistiéndome a través de los años, lo cual será una inmerecida agonía a largo plazo. No quiero para ella su muerte en la puerta de una prisión. No quiero para ella requisas, ni trámites carcelarios indignos. Ya fueron más que suficientes, ¡BASTA! Que los togados y las hipócritas autoridades gubernamentales lucren y engañen a la gente, metiendo presos a sus abuelitos. Los prisioneros que así no lo sientan, mediten sobre su mansedumbre y lo que están haciendo o no haciendo.
Emilio Guillermo Nani, lamento que esté donde está. Haciendo votos para que luche como siempre hizo, le hago llegar mis cordiales saludos.
Claudio Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Claudio@PrisioneroEnArgentina.com
@PrisioneroA
Julio 29, 2017
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Julio 29, 2017
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