Respetable preso común, en los últimos tiempos vemos que medios de difusión a mi parecer tendenciosos, reiteradamente publican artículos en donde hace saber de lo mal que están ustedes y los beneficios que tenemos nosotros, los considerados “represores, torturadores o apropiadores de niños”. Le diré que de ser cierto que usted siente y piensa esto, y no se trata de una operación de inteligencia, yo experimento lo mismo que usted pero a la inversa. Goza de beneficios que yo no tengo ni nunca llegaré a tener. Nosotros como presos somos muy distintos. Por su edad usted puede ser mi hijo o mi nieto y esto hace que por ejemplo su resistencia a las temperaturas extremas de la prisión sea mucho mayor. En nuestro caso la deshidratación y la descompensación son muy rápidas y ni hablar de las consecuencias cuando el frío nos atenaza. Lo mismo es para las visitas, nuestras esposas con edades próximas o superiores a los 60 o 70 años quedan no solo anímicamente destruidas, también físicamente luego de venir a vernos. Para ellas acarrear las vituallas es un esfuerzo extremo.
SIN URGENCIAS DE SEXO, DROGAS O ALCOHOL
Los aventajamos a usted y a sus pares en que no tenemos urgencias de índole sexual, ni tampoco adicciones al alcohol o drogas. Contados con los dedos de una mano son los que fuman tabaco muy moderadamente. Al ser de otra generación, con formación en hogares y organismos de férrea disciplina somos respetuosos, ordenados, limpios en lo personal y en el ámbito en el que nos desenvolvemos. También todos estamos económicamente estabilizados. Tanto es así que llegamos a utilizar elementos de limpieza comprados por nosotros mismos cuando no son provistos. Eso más allá de desodorantes ambientales, desinfectantes, etc. que como es sabido no se proveen. A título ilustrativo adjunto copia de un letrero solicitando colaboración que un prisionero adulto mayor, adhirió en el salón de visitas en enero de 2016 y tickets de compra en la proveeduría de la U31, de artículos de limpieza que yo donara.
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ACÓPIO DE PRUEBAS
Sé que no corresponde que como prisioneros tengamos que hacer esto, de allí que acopie todo elemento que a futuro pueda acreditar mis dichos como denunciante. Ocurrirá, si es que algún día llegan funcionarios justos y probos, a este territorio llamado Argentina. Como otros prisioneros doné libros para la biblioteca nuestra y la del anexo de mujeres, detenidas por delitos federales… comunes por supuesto. Aún hoy con transitorio arresto domiciliario envío libros a diferentes prisiones. Los muebles, como mesas, sillas y manteles de plástico y colchones que utilizamos son nuestros y donados al lugar cuando morimos, porque a diferencia de ustedes así salimos nosotros de la prisión, o excepcionalmente volvemos al hogar, también para morir días después en él.
LAS CUCARACHAS Y LA JUSTICIA BURLONA
Lo que si compartimos casi igualitariamente son las “Blatta orientalis” o sea las persistentes y abundantes cucarachas penitenciarias. En lo que respecta a las computadoras son aportadas y reparadas por nuestra cuenta. NO ESTAN CONECTADAS A INTERNET, eso es una falacia periodística. Las necesitamos ya que las causas que nos instruyen son laberínticas y constan de decenas de miles de fojas. A diferencia suya, aparte de no escucharnos, en ellas somos nosotros los que debemos probar que hace 40 años no fuimos autores de tal o cual hecho, lo cual es una burla a toda razonabilidad y un encubrimiento al “relato”. Con esto no digo que no se hayan cometido abusos en puntuales hechos. En nuestro caso a diferencia de ustedes, la ley puede ser retroactiva y un solo testigo que no nos mencione, es suficiente para que los fiscales y togados INFIERAN, nuestra culpabilidad. En una palabra para nosotros existe la pena de muerte, de la cual usted por suerte está exceptuado. Cuatrocientos fallecidos en cautiverio así lo certifican. Cincuenta de ellos con este gobierno, ratifican que el exterminio continúa.
“¿Creen que los hijos del país puedan volver a las cadenas?
¿No conocen los enemigos que, aun cuando logren
nuestro exterminio, nuestros hijos han de vengar la muerte de sus padres?”
Escribe Claudio Kussman.
OPERACIÓN DE INTELIGENCIA
Respetable preso común, en los últimos tiempos vemos que medios de difusión a mi parecer tendenciosos, reiteradamente publican artículos en donde hace saber de lo mal que están ustedes y los beneficios que tenemos nosotros, los considerados “represores, torturadores o apropiadores de niños”. Le diré que de ser cierto que usted siente y piensa esto, y no se trata de una operación de inteligencia, yo experimento lo mismo que usted pero a la inversa. Goza de beneficios que yo no tengo ni nunca llegaré a tener. Nosotros como presos somos muy distintos. Por su edad usted puede ser mi hijo o mi nieto y esto hace que por ejemplo su resistencia a las temperaturas extremas de la prisión sea mucho mayor. En nuestro caso la deshidratación y la descompensación son muy rápidas y ni hablar de las consecuencias cuando el frío nos atenaza. Lo mismo es para las visitas, nuestras esposas con edades próximas o superiores a los 60 o 70 años quedan no solo anímicamente destruidas, también físicamente luego de venir a vernos. Para ellas acarrear las vituallas es un esfuerzo extremo.
SIN URGENCIAS DE SEXO, DROGAS O ALCOHOL
Los aventajamos a usted y a sus pares en que no tenemos urgencias de índole sexual, ni tampoco adicciones al alcohol o drogas. Contados con los dedos de una mano son los que fuman tabaco muy moderadamente. Al ser de otra generación, con formación en hogares y organismos de férrea disciplina somos respetuosos, ordenados, limpios en lo personal y en el ámbito en el que nos desenvolvemos. También todos estamos económicamente estabilizados. Tanto es así que llegamos a utilizar elementos de limpieza comprados por nosotros mismos cuando no son provistos. Eso más allá de desodorantes ambientales, desinfectantes, etc. que como es sabido no se proveen. A título ilustrativo adjunto copia de un letrero solicitando colaboración que un prisionero adulto mayor, adhirió en el salón de visitas en enero de 2016 y tickets de compra en la proveeduría de la U31, de artículos de limpieza que yo donara.
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ACÓPIO DE PRUEBAS
Sé que no corresponde que como prisioneros tengamos que hacer esto, de allí que acopie todo elemento que a futuro pueda acreditar mis dichos como denunciante. Ocurrirá, si es que algún día llegan funcionarios justos y probos, a este territorio llamado Argentina. Como otros prisioneros doné libros para la biblioteca nuestra y la del anexo de mujeres, detenidas por delitos federales… comunes por supuesto. Aún hoy con transitorio arresto domiciliario envío libros a diferentes prisiones. Los muebles, como mesas, sillas y manteles de plástico y colchones que utilizamos son nuestros y donados al lugar cuando morimos, porque a diferencia de ustedes así salimos nosotros de la prisión, o excepcionalmente volvemos al hogar, también para morir días después en él.
LAS CUCARACHAS Y LA JUSTICIA BURLONA
Lo que si compartimos casi igualitariamente son las “Blatta orientalis” o sea las persistentes y abundantes cucarachas penitenciarias. En lo que respecta a las computadoras son aportadas y reparadas por nuestra cuenta. NO ESTAN CONECTADAS A INTERNET, eso es una falacia periodística. Las necesitamos ya que las causas que nos instruyen son laberínticas y constan de decenas de miles de fojas. A diferencia suya, aparte de no escucharnos, en ellas somos nosotros los que debemos probar que hace 40 años no fuimos autores de tal o cual hecho, lo cual es una burla a toda razonabilidad y un encubrimiento al “relato”. Con esto no digo que no se hayan cometido abusos en puntuales hechos. En nuestro caso a diferencia de ustedes, la ley puede ser retroactiva y un solo testigo que no nos mencione, es suficiente para que los fiscales y togados INFIERAN, nuestra culpabilidad. En una palabra para nosotros existe la pena de muerte, de la cual usted por suerte está exceptuado. Cuatrocientos fallecidos en cautiverio así lo certifican. Cincuenta de ellos con este gobierno, ratifican que el exterminio continúa.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 16, 2017
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