Los enormes daños ocasionados por el avance del mar en la pequeña ciudad de Baía da Traição, en el estado brasileño de Paraíba, llevó a las autoridades a decretar el estado de calamidad pública y emergencia.
“Durante las últimas décadas se ha producido una ocupación indebida de la franja arenosa de la playa, y esto hoy está repercutiendo con el cambio climático”, explicó el geógrafo Saulo Vital.
Tan solo el sábado pasado, el municipio, que cuenta con unos 9.000 habitantes de mayoría indígena, contabilizó 20 casas derrumbadas. Los vecinos relatan que el avance del agua comenzó en 2010 y ya no paró más.
“Cada vez que el agua del océano se calienta, hay un mayor volumen de agua que avanza sobre los continentes, sobre las costas de los países y sus regiones. Es ‘sine qua non’ que investigadores, geógrafos, oceanógrafos, ingenieros, junto con gestores públicos, desarrollen investigaciones mucho más amplias que simplemente colocar unas piedras para tratar de contener el avance del mar, porque son solo medidas paliativas”, advirtió el geógrafo Erickson Torres.
Los expertos calculan que se perderán anualmente unos seis metros de franja de arena y área urbana, pero lo que más les preocupa es que el mar consiga llegar hasta el río. Estoprovocaría afectaciones incalculables para la salud pública, ya que la principal fuente de agua potable de la ciudad se volvería inviable.
“Baia da Traição necesita actuar urgentemente para que el mar no avance y destruya nuestra fuente de agua potable”, afirmó Emanuel Ferreira, secretario de Salud del municipio.
Representantes de Defensa Civil de la ciudad detallaron que se debería construir un semicírculo de hormigón y ensanchar la franja de arena. La obra necesitaría una inversión de unos 86 millones de reales (unos 15 millones de dólares).
Mientras, la población indígena teme que la situación les lleve al aislamiento y, como consecuencia, a una drástica reducción del turismo. “El Océano Atlántico avanza cada vez más. Si llega la situación, que llegará, no habrá manera de cruzar por el lugar por donde hacemos nuestros viajes”, lamentó Pajé Antônio.
Por su parte, Edvaldo Severino, otro vecino, también expresó su preocupación. “He vivido aquí durante 50 años y nunca había visto esto. Ahora que está pasando esto. Tengo miedo, pero no me voy de aquí porque no tengo adónde ir”, puntualizó.
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Los enormes daños ocasionados por el avance del mar en la pequeña ciudad de Baía da Traição, en el estado brasileño de Paraíba, llevó a las autoridades a decretar el estado de calamidad pública y emergencia.
“Durante las últimas décadas se ha producido una ocupación indebida de la franja arenosa de la playa, y esto hoy está repercutiendo con el cambio climático”, explicó el geógrafo Saulo Vital.
Tan solo el sábado pasado, el municipio, que cuenta con unos 9.000 habitantes de mayoría indígena, contabilizó 20 casas derrumbadas. Los vecinos relatan que el avance del agua comenzó en 2010 y ya no paró más.
“Cada vez que el agua del océano se calienta, hay un mayor volumen de agua que avanza sobre los continentes, sobre las costas de los países y sus regiones. Es ‘sine qua non’ que investigadores, geógrafos, oceanógrafos, ingenieros, junto con gestores públicos, desarrollen investigaciones mucho más amplias que simplemente colocar unas piedras para tratar de contener el avance del mar, porque son solo medidas paliativas”, advirtió el geógrafo Erickson Torres.
Los expertos calculan que se perderán anualmente unos seis metros de franja de arena y área urbana, pero lo que más les preocupa es que el mar consiga llegar hasta el río. Estoprovocaría afectaciones incalculables para la salud pública, ya que la principal fuente de agua potable de la ciudad se volvería inviable.
“Baia da Traição necesita actuar urgentemente para que el mar no avance y destruya nuestra fuente de agua potable”, afirmó Emanuel Ferreira, secretario de Salud del municipio.
Representantes de Defensa Civil de la ciudad detallaron que se debería construir un semicírculo de hormigón y ensanchar la franja de arena. La obra necesitaría una inversión de unos 86 millones de reales (unos 15 millones de dólares).
Mientras, la población indígena teme que la situación les lleve al aislamiento y, como consecuencia, a una drástica reducción del turismo. “El Océano Atlántico avanza cada vez más. Si llega la situación, que llegará, no habrá manera de cruzar por el lugar por donde hacemos nuestros viajes”, lamentó Pajé Antônio.
Por su parte, Edvaldo Severino, otro vecino, también expresó su preocupación. “He vivido aquí durante 50 años y nunca había visto esto. Ahora que está pasando esto. Tengo miedo, pero no me voy de aquí porque no tengo adónde ir”, puntualizó.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 14, 2024
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