El historial de Hillary Clinton era y es frondoso, e impresionante. No alcanzó ante un candidato que endulzó los oídos de una parte de la población. No se engañe, Estados Unidos es potencia, pero no todos son Einstein.
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Hillary Diane Rodham Clinton nació en Chicago en 1947 y tiene un curriculum vitae realmente impactante. Asistió al Wellesley College, donde se graduó en 1969 y obtuvo su título de la Facultad de Derecho de Yale en 1973. Luego de ejercer como asesora parlamentaria en temas legales, se mudó a Little Rock, Arkansas, donde contrajo matrimonio con William Jefferson “Bill” Clinton en 1975. En 1977, Hillary Rodham cofundó el grupo Defensores para Niños y Familias de Arkansas, una organización sin ánimos de ganancia. Se convirtió en la primera mujer en presidir la Corporación de Servicios Legales (Organización sin fines de lucro fundada en 1974 que busca la equidad de justicia para los ciudadanos) en 1978 y, al año siguiente, fue nombrada como la primera socia mujer en la Rose Law Firm, una de las más antiguas oficinas de abogados en América del Norte. Como primera dama de Arkansas (1979-81, 1983-92), dirigió un grupo de trabajo cuyas recomendaciones ayudaron a reformar las escuelas públicas de Arkansas, e integró juntas directivas de corporaciones, incluyendo los supermercados Wal-Mart. Como primera dama de los Estados Unidos, Clinton lideró el esfuerzo fallido por promulgar el plan de salud Clinton de 1993. En 1997 y 1999, ayudó a crear programas sobre seguro médico infantil, adopciones y hogares de guarda. Ha sido la única primera dama en ser citada, al testificar en 1996 ante un gran jurado debido a la controversia Whitewater, pero nunca se le formularon acusaciones, ni en esta ni en otras investigaciones en su vida pública. Su matrimonio sobrevivió al escándalo Lewinsky en 1998, y sus años como primera dama provocaron respuestas polarizadas de la opinión pública. Clinton fue elegida en 2000 como la primera mujer senadora de Nueva York, siendo la única primera dama estadounidense que ha postulado a un cargo público. Después de los ataques al World Trade Center y el Pentágono en el 2001, respaldó las acciones militares en Afganistán. También votó a favor de la resolución de la guerra en Irak, pero posteriormente, se opuso a la administración Bush en el manejo de la guerra en Irak y en la mayoría de sus políticas internas. Fue reelegida como senadora en 2006. En su postulación a la presidencia en 2008, Clinton ganó más primarias y delegados que ninguna otra candidata mujer, pero perdió la nominación demócrata ante Barack Obama. Actuó como Secretaria de Estado de la administración Obama desde el año 2009 hasta el año 2013
“Nunca ha habido un hombre o una mujer más calificado o calificada que Hillary Clinton para servir como presidente de los Estados Unidos de América.” Sentenció Barack Obama en el momento de la postulación de esta mujer.
Sin embargo, tal vez esos largos años en política fue lo que crucificó a la ilinoisana. No supo contrarrestar el discurso instalado de exigencia de cambio o que ella podía ser ese cambio, ni dispersar la absurda idea de que un millonario nacido en la riqueza y el privilegio supiera lo que es la necesidad del pueblo.
Trump les habló a los frustrados americanos, aquellos que están desconformes con todo gobierno. Los que piensan -como Trump gritó- que los mexicanos degenerados vienen a robarles sus puestos de trabajo, pero omitió decir que solo siete (americanos) respondieron al anuncio de la Secretaria de Agricultura para llenar posiciones recogiendo vegetales. De ellos, un compatriota de Trump aceptó el trabajo, en el cual se desempeño durante seis días.
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Es claro que Estados Unidos no se hizo grande como nación gracias a los inmigrantes. Es un hecho que Madison, Jefferson, John Jay y otros Padres Fundadores fueron producto del romance entre una planta de papas y un águila calva.
Clinton y su carrera histórica hacia la presidencia introdujo automáticamente la cuestión del género, algo que no había sucedido en el 2008. Pero este año el género no era un problema, era El Problema. Mientras Trump no sintió culpa alguna en insultar periodistas como Megyn Kelly (La sangre le salía por los ojos. Le salía por donde ustedes saben…) Miss Universos (La acusación de obesidad o los calificativos de Miss Mucama, por su origen latino) o a la misma Hillary Clinton (¿si no puede satisfacer a su marido, como va a satisfacer a América?) sus seguidores, las votantes, los hispanos o las mismas mujeres engañadas no se sintieron ofendidas. En política, los fanáticos -de ambos lados- no prestan sus oídos a hechos desfavorables. Trump, de enunciar que Obama había creado ISIS, ahora le usará de material de consulta. Clinton, de tener que ir a prisión, se ha convertido en una brillante funcionaria y una gran patriota.
En el alboroto sobre la misoginia de Trump, el equipo de campaña de la ex Primera Dama estaba convencido de que las mujeres se volcarían totalmente hacia el partido demócrata y que esos votos le darían la victoria. Pero a pesar del torrente de insultos y las acusaciones de asalto sexual contra él, Trump ganó la mayoría de mujeres votantes blancas.
Las mujeres blancas sin un título universitario eligieron Trump sobre Clinton por un margen impresionante: casi dos a uno. Clinton ganó entre las mujeres blancas con títulos universitarios, pero a duras penas, teniendo el 51 por ciento de sus votos, frente al 45 por ciento para el Trump. ¿Se lamentarán los demócratas de no haber puesto más énfasis en una educación universitaria accesible?
Esta caída duele y la verdad es que Clinton siempre ha luchado en desventaja en el universo político y más últimamente. Mujer, no tan joven y con problemas de salud, este año fue la candidata demócrata más impopular de los últimos tiempos. La única razón por la que tuvo la oportunidad de rivalizar era su experiencia, vigor y popularidad… una década atrás.
La campaña de este 2016 hizo dolorosamente evidente que todavía hay profunda resistencia en algunos sectores a la realidad de una mujer presidente. Vivimos la historia que escribimos hace un segundo. Hillary ofrecía su propia visión concisa sobre por qué ella era la elegida… a aquellas mujeres de empresa, profesionales o estudiantes hambrientas de perseguir su reflejo en el espejo, pero -evidentemente- no a la empleada que no puede llegar a fin de mes. “Yo representaba un cambio fundamental en la forma en que las mujeres funcionaban en nuestra sociedad.” Aseguró Hillary Clinton. Pero solo de una porción de esas mujeres.
Su carrera política está llegando a su fin. Ella todavía puede ser una presencia en el Congreso, aunque los republicanos de la Cámara han prometido continuar con la investigación de sus correos electrónicos. Es difícil creer que va a retirarse completamente de la vida pública, pero la vida pública a veces retira funcionarios. En Estados Unidos, claro.
Por Fabian Kussman.
El historial de Hillary Clinton era y es frondoso, e impresionante. No alcanzó ante un candidato que endulzó los oídos de una parte de la población. No se engañe, Estados Unidos es potencia, pero no todos son Einstein.
Hillary Diane Rodham Clinton nació en Chicago en 1947 y tiene un curriculum vitae realmente impactante. Asistió al Wellesley College, donde se graduó en 1969 y obtuvo su título de la Facultad de Derecho de Yale en 1973. Luego de ejercer como asesora parlamentaria en temas legales, se mudó a Little Rock, Arkansas, donde contrajo matrimonio con William Jefferson “Bill” Clinton en 1975. En 1977, Hillary Rodham cofundó el grupo Defensores para Niños y Familias de Arkansas, una organización sin ánimos de ganancia. Se convirtió en la primera mujer en presidir la Corporación de Servicios Legales (Organización sin fines de lucro fundada en 1974 que busca la equidad de justicia para los ciudadanos) en 1978 y, al año siguiente, fue nombrada como la primera socia mujer en la Rose Law Firm, una de las más antiguas oficinas de abogados en América del Norte. Como primera dama de Arkansas (1979-81, 1983-92), dirigió un grupo de trabajo cuyas recomendaciones ayudaron a reformar las escuelas públicas de Arkansas, e integró juntas directivas de corporaciones, incluyendo los supermercados Wal-Mart. Como primera dama de los Estados Unidos, Clinton lideró el esfuerzo fallido por promulgar el plan de salud Clinton de 1993. En 1997 y 1999, ayudó a crear programas sobre seguro médico infantil, adopciones y hogares de guarda. Ha sido la única primera dama en ser citada, al testificar en 1996 ante un gran jurado debido a la controversia Whitewater, pero nunca se le formularon acusaciones, ni en esta ni en otras investigaciones en su vida pública. Su matrimonio sobrevivió al escándalo Lewinsky en 1998, y sus años como primera dama provocaron respuestas polarizadas de la opinión pública. Clinton fue elegida en 2000 como la primera mujer senadora de Nueva York, siendo la única primera dama estadounidense que ha postulado a un cargo público. Después de los ataques al World Trade Center y el Pentágono en el 2001, respaldó las acciones militares en Afganistán. También votó a favor de la resolución de la guerra en Irak, pero posteriormente, se opuso a la administración Bush en el manejo de la guerra en Irak y en la mayoría de sus políticas internas. Fue reelegida como senadora en 2006. En su postulación a la presidencia en 2008, Clinton ganó más primarias y delegados que ninguna otra candidata mujer, pero perdió la nominación demócrata ante Barack Obama. Actuó como Secretaria de Estado de la administración Obama desde el año 2009 hasta el año 2013
“Nunca ha habido un hombre o una mujer más calificado o calificada que Hillary Clinton para servir como presidente de los Estados Unidos de América.” Sentenció Barack Obama en el momento de la postulación de esta mujer.
Sin embargo, tal vez esos largos años en política fue lo que crucificó a la ilinoisana. No supo contrarrestar el discurso instalado de exigencia de cambio o que ella podía ser ese cambio, ni dispersar la absurda idea de que un millonario nacido en la riqueza y el privilegio supiera lo que es la necesidad del pueblo.
Trump les habló a los frustrados americanos, aquellos que están desconformes con todo gobierno. Los que piensan -como Trump gritó- que los mexicanos degenerados vienen a robarles sus puestos de trabajo, pero omitió decir que solo siete (americanos) respondieron al anuncio de la Secretaria de Agricultura para llenar posiciones recogiendo vegetales. De ellos, un compatriota de Trump aceptó el trabajo, en el cual se desempeño durante seis días.
[/one_half] [one_half_last padding=”0 0 0 25px”]Es claro que Estados Unidos no se hizo grande como nación gracias a los inmigrantes. Es un hecho que Madison, Jefferson, John Jay y otros Padres Fundadores fueron producto del romance entre una planta de papas y un águila calva.
Clinton y su carrera histórica hacia la presidencia introdujo automáticamente la cuestión del género, algo que no había sucedido en el 2008. Pero este año el género no era un problema, era El Problema. Mientras Trump no sintió culpa alguna en insultar periodistas como Megyn Kelly (La sangre le salía por los ojos. Le salía por donde ustedes saben…) Miss Universos (La acusación de obesidad o los calificativos de Miss Mucama, por su origen latino) o a la misma Hillary Clinton (¿si no puede satisfacer a su marido, como va a satisfacer a América?) sus seguidores, las votantes, los hispanos o las mismas mujeres engañadas no se sintieron ofendidas. En política, los fanáticos -de ambos lados- no prestan sus oídos a hechos desfavorables. Trump, de enunciar que Obama había creado ISIS, ahora le usará de material de consulta. Clinton, de tener que ir a prisión, se ha convertido en una brillante funcionaria y una gran patriota.
En el alboroto sobre la misoginia de Trump, el equipo de campaña de la ex Primera Dama estaba convencido de que las mujeres se volcarían totalmente hacia el partido demócrata y que esos votos le darían la victoria. Pero a pesar del torrente de insultos y las acusaciones de asalto sexual contra él, Trump ganó la mayoría de mujeres votantes blancas.
Las mujeres blancas sin un título universitario eligieron Trump sobre Clinton por un margen impresionante: casi dos a uno. Clinton ganó entre las mujeres blancas con títulos universitarios, pero a duras penas, teniendo el 51 por ciento de sus votos, frente al 45 por ciento para el Trump. ¿Se lamentarán los demócratas de no haber puesto más énfasis en una educación universitaria accesible?
Esta caída duele y la verdad es que Clinton siempre ha luchado en desventaja en el universo político y más últimamente. Mujer, no tan joven y con problemas de salud, este año fue la candidata demócrata más impopular de los últimos tiempos. La única razón por la que tuvo la oportunidad de rivalizar era su experiencia, vigor y popularidad… una década atrás.
La campaña de este 2016 hizo dolorosamente evidente que todavía hay profunda resistencia en algunos sectores a la realidad de una mujer presidente. Vivimos la historia que escribimos hace un segundo. Hillary ofrecía su propia visión concisa sobre por qué ella era la elegida… a aquellas mujeres de empresa, profesionales o estudiantes hambrientas de perseguir su reflejo en el espejo, pero -evidentemente- no a la empleada que no puede llegar a fin de mes. “Yo representaba un cambio fundamental en la forma en que las mujeres funcionaban en nuestra sociedad.” Aseguró Hillary Clinton. Pero solo de una porción de esas mujeres.
Su carrera política está llegando a su fin. Ella todavía puede ser una presencia en el Congreso, aunque los republicanos de la Cámara han prometido continuar con la investigación de sus correos electrónicos. Es difícil creer que va a retirarse completamente de la vida pública, pero la vida pública a veces retira funcionarios. En Estados Unidos, claro.
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Noviembre 12, 2016
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