El pueblo argentino camina a las urnas hoy domingo 19 de noviembre para elegir al nuevo presidente del país entre dos candidatos con modelos radicalmente opuestos: el peronista de centro Sergio Massa y el economista de La Libertad Avanza Javier Milei. Con muchos de los votantes indecisos y estrategias electorales cambiantes, las alianzas, las acusaciones infundadas y la situación económica del país constituyen algunos de los puntos clave para entender esta crucial segunda vuelta. Desde el domingo 22 de octubre, día de la primera vuelta electoral, nadie sabe qué va a pasar en Argentina. La mayoría ya ha hecho su apuesta y se ha inclinado por uno de los dos candidatos –el peronista Sergio Massa o el político de extrema derecha Javier Milei–, pero el panorama político es de máxima incertidumbre. Tanto es así que hasta hace una semana los principales sondeos pronosticaban un empate técnico entre los dos políticos, aunque actualmente favorecen ligeramente al derechista.
No obstante, ahora hay cosas que han cambiado de cara a esta segunda vuelta electoral, que muchos consideran que será una “votación definitiva”. El 19 de noviembre se revelará el nombre de quien será el próximo inquilino de la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre y hasta el año 2027. Ambos candidatos han conseguido asegurarse un tercio de los votos. Sergio Massa, del ala centro del peronismo, con un 36,7% del apoyo ciudadano, y el ultraderechista Javier Milei con un 30%. Aunque con promesas muy diferentes.
“Lo que viene para adelante tiene más distribución del ingreso, más educación pública, más inversión en universidades”, apuntó Massa durante su campaña.
Los analistas señalan que con la situación económica actual en Argentina esa es una promesa muy difícil de cumplir. Aunque no más que las de Milei.
“Vamos a dolarizar la economía, vamos a cerrar el Banco Central y a eliminar el gasto público ¡Viva la libertad, carajo!”, ha asegurado en repetidas ocasiones el líder de La Libertad Avanza, coalición conocida como “movimiento libertario”.
En medio de las nuevas alianzas y apoyos, los cambios de tono y de posturas, este domingo el duelo por la Presidencia llegará a su fin. A continuación, algunas claves para tener en cuenta de cara a esta segunda vuelta.
“Un objetivo superior” parece ser el común denominador entre la derecha argentina para haberse decantado por apoyar a Javier Milei. Así lo anunció Patricia Bullrich, de la coalición de derechas Juntos por el Cambio, el 25 de octubre, tras no conseguir pasar a la segunda vuelta.
“Hay que aunar fuerzas para un objetivo superior. Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”, sostuvo Bullrich entonces, parafraseando a José de San martín.
Un pedido al 23,8 % de los argentinos que en la primera vuelta optaron por ella, y la ubicaron en tercera posición, para que voten por Milei y en contra del peronismo. Pero esa decisión no gustó a muchos de los integrantes de su coalición, que advirtieron que no la respaldarían. Tras el anuncio, la coalición Juntos por el Cambio se dividió entre los que apoyarán a Milei y los que prefieren mantenerse alejados del militante de la extrema derecha. Por eso, es incierto el porcentaje de los votantes de Bullrich que votarán a Milei. Pero el apoyo del expresidente centroderechista Mauricio Macri (2015-2019) fue incluso más sorprendente. El motivo: el constante intercambio de insultos entre Macri y Milei, y la promesa del último de no pactar con “políticos tradicionales”. Por parte de Macri, su justificación para el cambio de postura fue similar a la de Bullrich.
“Es un apoyo unilateral a cambio de ningún pedido particular. Fue una actitud compartida, ponemos la patria por delante (…) Él tuvo una actitud de mucha apertura, dijo: ‘voy a necesitar colaboración y gente que tuvo la experiencia de gestión’. Y yo le dije que voy a ayudar siempre a que el país salga adelante”, aseguró el exmandatario.
Una alianza polémica por varios motivos. Por una parte, algunos seguidores de Milei consideran que pactar con la derecha tradicional es una “traición” y gran parte de la derecha tradicional considera a Milei como un extremista o ultra.
“Ese giro del liberalismo, más o menos clásico, al libertaniarismo delirante combinado con autoritarismo lo convirtió en una figura muy cercana al fascismo argentino de hace medio siglo”, dijo Carlos Maslatón, político y antiguo militante de La Libertad Avanza.
Y es que propuestas como el cierre del Banco Central o la ruptura de relación con gobiernos que considera “comunistas” —como Brasil o China— han asustado incluso a la derecha tradicional argentina. Al igual que el negacionismo de la dictadura o el cuestionamiento de la democracia.
“Yo creo que la democracia tiene muchísimos errores”, apuntó Milei durante una entrevista en el marco de su campaña.
Del otro lado, con menos apoyos significativos a nivel nacional, Sergio Massa ha conseguido una mayor aprobación de la comunidad internacional. Dirigentes como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente uruguayo José Mujica o el recién reelegido presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lo han avalado.
“Argentina es el mayor socio comercial de Brasil en América del Sur y Brasil, el de Argentina (…) nos necesitamos el uno al otro, necesitamos estar juntos (…) Para eso, necesitan tener un presidente que respete la democracia y las instituciones”, apuntó Lula en una entrevista difundida por redes sociales.
Esto sin contar el peso que el peronismo ya tiene por sí mismo, con un fuerte apoyo social y de la clase política tradicional de la democracia argentina. Así se demostró en la primera vuelta presidencial, cuando muchos sondeos vaticinaron erróneamente que Milei ganaría de una vez.
Aunque, paralelamente, el peronismo está en crisis. Como actual ministro de Economía, Massa tiene muchos detractores en una Argentina con un índice de pobreza de más del 40 % y una inflación galopante del 142,7% en octubre.
Un panorama en el que, según los expertos y politólogos, todas las posibilidades están sobre la mesa.
“Los 40 años de democracia están siendo desafiados y las democracias se salvan cuando son desafiadas (…) Massa me aparece como una figura de la Biblia: caminando sobre las aguas sin hundirse. Es como un nuevo Jesucristo. Porque el peronismo, aquel peronismo que no se ha ido a la deserción, está dispuesto a acompañar. Es un espectáculo extraordinario”, disertó el sociólogo argentino Juan Carlos Torre.
No es ninguna novedad ni la primera vez que pasa algo así. El cuestionamiento de la legitimidad del sistema electoral ha sido muy repetido por líderes de la extrema derecha en los últimos años. En Estados Unidos lo hizo Donald Trump en 2020 y, más recientemente, el ultraderechista Jair Bolsonaro tras las elecciones en Brasil de 2022.
Y Milei no ha sido una excepción. La Libertad Avanza presentó ante la Justicia argentina una denuncia en la que aseguró que hace 24 días, en la primera vuelta, hubo irregularidades en la elección para perjudicar al libertario. Afirmaciones que la Justicia ha desestimado y con las que la prensa nacional ha sido implacable.
Y también ha activado las alertas entre los expertos en desinformación. Un problema que ha asolado al proceso electoral argentino desde el principio de la campaña.
Hay muchos temores en un escenario en concreto: si el resultado es muy ajustado. Un escenario probable en un país tan polarizado como Argentina. Algo que ya pasó en EE. UU. o en Brasil y que –en ambos casos– se tradujo en protestas violentas y acusaciones de fraude.
“Si el resultado es ajustado, hay un miedo real a que se crea que no es legítimo. Esto supondría un escenario muy complicado para el Gobierno que venga, que tendría que gobernar con una idea inicial de falta de legitimidad”, apunta Sohr.
Unas acusaciones de irregularidades electorales de las que no hay evidencias pero que personajes políticos como Bullrich han avalado.
“El domingo debemos fiscalizar con el cuchillo entre los dientes para impedir que el peronismo gane de manera ilegal lo que no puede ganar de manera legal”, sostuvo durante un mitin el pasado martes.
¿Dolarización o mantenimiento del peso argentino? ¿Existe una fórmula para terminar con la inflación? Esta y muchas otras preguntas se han repetido constantemente tanto en las esferas políticas como en las calles y casas argentinas. Y es que la crisis económica —que ya parece endémica en el país suramericano— sigue como la principal preocupación de los ciudadanos.
La hiperinflación en concreto preocupa porque diferentes gobiernos de distintas ideologías no han conseguido contenerla ni encontrarle una solución, ya que es un problema muy complejo que arrastra dinámicas políticas de hace décadas. Además, se le suman otros indicadores problemáticos como el 40 % de pobreza o altos niveles de informalidad laboral –es decir, trabajo no regulado y sin garantías laborales–. Factores que hacen muy difícil tener una buena calidad de vida en el país.
“Ya no pienso en llegar a fin de mes, pienso en llegar al fin de semana”, es una de las muchas declaraciones que se escuchan en las calles de Buenos Aires.
Al respecto, Milei sostiene que la única forma de acabar con la inflación y la crisis económica es a través de la dolarización, que algunos expertos denominan como su “caballito de batalla”. Eso junto a un recorte del gasto público mediante una reducción drástica del Estado –por ejemplo, terminar con varios ministerios– y mucha más privatización.
Algunos economistas avalan la dolarización como medida para mejorar el mercado argentino, pero otros creen que los esfuerzos deberían centrarse en otros cambios que se puedan controlar más desde el Estado.
Massa, criticado por su inacción y gestión de las finanzas nacionales durante el mandato del saliente Alberto Fernández, tiene otro tipo de propuestas. Entre estas, el levantamiento de las restricciones para el acceso y las transacciones en la divisa extranjera, la potenciación de las exportaciones y la industria y el abastecimiento de reserva de dólares.
“Es clave tener un país y un gobierno que defienda a la industria, que defienda la participación en los mercados y que los aumente”, enfatizó Massa el jueves 16 de noviembre durante una comparecencia.
A medida que se acerca el domingo, los argentinos cargan con la responsabilidad de decantarse entre las dos opciones en medio de esta crisis social y económica. Todo en un año cargado de simbolismo, ya que la nación que carga con los colores del firmamento en su bandera también celebra 40 años de democracia ininterrumpida.
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El pueblo argentino camina a las urnas hoy domingo 19 de noviembre para elegir al nuevo presidente del país entre dos candidatos con modelos radicalmente opuestos: el peronista de centro Sergio Massa y el economista de La Libertad Avanza Javier Milei. Con muchos de los votantes indecisos y estrategias electorales cambiantes, las alianzas, las acusaciones infundadas y la situación económica del país constituyen algunos de los puntos clave para entender esta crucial segunda vuelta. Desde el domingo 22 de octubre, día de la primera vuelta electoral, nadie sabe qué va a pasar en Argentina. La mayoría ya ha hecho su apuesta y se ha inclinado por uno de los dos candidatos –el peronista Sergio Massa o el político de extrema derecha Javier Milei–, pero el panorama político es de máxima incertidumbre. Tanto es así que hasta hace una semana los principales sondeos pronosticaban un empate técnico entre los dos políticos, aunque actualmente favorecen ligeramente al derechista.
No obstante, ahora hay cosas que han cambiado de cara a esta segunda vuelta electoral, que muchos consideran que será una “votación definitiva”. El 19 de noviembre se revelará el nombre de quien será el próximo inquilino de la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre y hasta el año 2027. Ambos candidatos han conseguido asegurarse un tercio de los votos. Sergio Massa, del ala centro del peronismo, con un 36,7% del apoyo ciudadano, y el ultraderechista Javier Milei con un 30%. Aunque con promesas muy diferentes.
“Lo que viene para adelante tiene más distribución del ingreso, más educación pública, más inversión en universidades”, apuntó Massa durante su campaña.
Los analistas señalan que con la situación económica actual en Argentina esa es una promesa muy difícil de cumplir. Aunque no más que las de Milei.
“Vamos a dolarizar la economía, vamos a cerrar el Banco Central y a eliminar el gasto público ¡Viva la libertad, carajo!”, ha asegurado en repetidas ocasiones el líder de La Libertad Avanza, coalición conocida como “movimiento libertario”.
En medio de las nuevas alianzas y apoyos, los cambios de tono y de posturas, este domingo el duelo por la Presidencia llegará a su fin. A continuación, algunas claves para tener en cuenta de cara a esta segunda vuelta.
“Un objetivo superior” parece ser el común denominador entre la derecha argentina para haberse decantado por apoyar a Javier Milei. Así lo anunció Patricia Bullrich, de la coalición de derechas Juntos por el Cambio, el 25 de octubre, tras no conseguir pasar a la segunda vuelta.
“Hay que aunar fuerzas para un objetivo superior. Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”, sostuvo Bullrich entonces, parafraseando a José de San martín.
Un pedido al 23,8 % de los argentinos que en la primera vuelta optaron por ella, y la ubicaron en tercera posición, para que voten por Milei y en contra del peronismo. Pero esa decisión no gustó a muchos de los integrantes de su coalición, que advirtieron que no la respaldarían. Tras el anuncio, la coalición Juntos por el Cambio se dividió entre los que apoyarán a Milei y los que prefieren mantenerse alejados del militante de la extrema derecha. Por eso, es incierto el porcentaje de los votantes de Bullrich que votarán a Milei. Pero el apoyo del expresidente centroderechista Mauricio Macri (2015-2019) fue incluso más sorprendente. El motivo: el constante intercambio de insultos entre Macri y Milei, y la promesa del último de no pactar con “políticos tradicionales”. Por parte de Macri, su justificación para el cambio de postura fue similar a la de Bullrich.
“Es un apoyo unilateral a cambio de ningún pedido particular. Fue una actitud compartida, ponemos la patria por delante (…) Él tuvo una actitud de mucha apertura, dijo: ‘voy a necesitar colaboración y gente que tuvo la experiencia de gestión’. Y yo le dije que voy a ayudar siempre a que el país salga adelante”, aseguró el exmandatario.
Una alianza polémica por varios motivos. Por una parte, algunos seguidores de Milei consideran que pactar con la derecha tradicional es una “traición” y gran parte de la derecha tradicional considera a Milei como un extremista o ultra.
“Ese giro del liberalismo, más o menos clásico, al libertaniarismo delirante combinado con autoritarismo lo convirtió en una figura muy cercana al fascismo argentino de hace medio siglo”, dijo Carlos Maslatón, político y antiguo militante de La Libertad Avanza.
Y es que propuestas como el cierre del Banco Central o la ruptura de relación con gobiernos que considera “comunistas” —como Brasil o China— han asustado incluso a la derecha tradicional argentina. Al igual que el negacionismo de la dictadura o el cuestionamiento de la democracia.
“Yo creo que la democracia tiene muchísimos errores”, apuntó Milei durante una entrevista en el marco de su campaña.
Del otro lado, con menos apoyos significativos a nivel nacional, Sergio Massa ha conseguido una mayor aprobación de la comunidad internacional. Dirigentes como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente uruguayo José Mujica o el recién reelegido presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lo han avalado.
“Argentina es el mayor socio comercial de Brasil en América del Sur y Brasil, el de Argentina (…) nos necesitamos el uno al otro, necesitamos estar juntos (…) Para eso, necesitan tener un presidente que respete la democracia y las instituciones”, apuntó Lula en una entrevista difundida por redes sociales.
Esto sin contar el peso que el peronismo ya tiene por sí mismo, con un fuerte apoyo social y de la clase política tradicional de la democracia argentina. Así se demostró en la primera vuelta presidencial, cuando muchos sondeos vaticinaron erróneamente que Milei ganaría de una vez.
Aunque, paralelamente, el peronismo está en crisis. Como actual ministro de Economía, Massa tiene muchos detractores en una Argentina con un índice de pobreza de más del 40 % y una inflación galopante del 142,7% en octubre.
Un panorama en el que, según los expertos y politólogos, todas las posibilidades están sobre la mesa.
“Los 40 años de democracia están siendo desafiados y las democracias se salvan cuando son desafiadas (…) Massa me aparece como una figura de la Biblia: caminando sobre las aguas sin hundirse. Es como un nuevo Jesucristo. Porque el peronismo, aquel peronismo que no se ha ido a la deserción, está dispuesto a acompañar. Es un espectáculo extraordinario”, disertó el sociólogo argentino Juan Carlos Torre.
No es ninguna novedad ni la primera vez que pasa algo así. El cuestionamiento de la legitimidad del sistema electoral ha sido muy repetido por líderes de la extrema derecha en los últimos años. En Estados Unidos lo hizo Donald Trump en 2020 y, más recientemente, el ultraderechista Jair Bolsonaro tras las elecciones en Brasil de 2022.
Y Milei no ha sido una excepción. La Libertad Avanza presentó ante la Justicia argentina una denuncia en la que aseguró que hace 24 días, en la primera vuelta, hubo irregularidades en la elección para perjudicar al libertario. Afirmaciones que la Justicia ha desestimado y con las que la prensa nacional ha sido implacable.
Y también ha activado las alertas entre los expertos en desinformación. Un problema que ha asolado al proceso electoral argentino desde el principio de la campaña.
Hay muchos temores en un escenario en concreto: si el resultado es muy ajustado. Un escenario probable en un país tan polarizado como Argentina. Algo que ya pasó en EE. UU. o en Brasil y que –en ambos casos– se tradujo en protestas violentas y acusaciones de fraude.
“Si el resultado es ajustado, hay un miedo real a que se crea que no es legítimo. Esto supondría un escenario muy complicado para el Gobierno que venga, que tendría que gobernar con una idea inicial de falta de legitimidad”, apunta Sohr.
Unas acusaciones de irregularidades electorales de las que no hay evidencias pero que personajes políticos como Bullrich han avalado.
“El domingo debemos fiscalizar con el cuchillo entre los dientes para impedir que el peronismo gane de manera ilegal lo que no puede ganar de manera legal”, sostuvo durante un mitin el pasado martes.
¿Dolarización o mantenimiento del peso argentino? ¿Existe una fórmula para terminar con la inflación? Esta y muchas otras preguntas se han repetido constantemente tanto en las esferas políticas como en las calles y casas argentinas. Y es que la crisis económica —que ya parece endémica en el país suramericano— sigue como la principal preocupación de los ciudadanos.
La hiperinflación en concreto preocupa porque diferentes gobiernos de distintas ideologías no han conseguido contenerla ni encontrarle una solución, ya que es un problema muy complejo que arrastra dinámicas políticas de hace décadas. Además, se le suman otros indicadores problemáticos como el 40 % de pobreza o altos niveles de informalidad laboral –es decir, trabajo no regulado y sin garantías laborales–. Factores que hacen muy difícil tener una buena calidad de vida en el país.
“Ya no pienso en llegar a fin de mes, pienso en llegar al fin de semana”, es una de las muchas declaraciones que se escuchan en las calles de Buenos Aires.
Al respecto, Milei sostiene que la única forma de acabar con la inflación y la crisis económica es a través de la dolarización, que algunos expertos denominan como su “caballito de batalla”. Eso junto a un recorte del gasto público mediante una reducción drástica del Estado –por ejemplo, terminar con varios ministerios– y mucha más privatización.
Algunos economistas avalan la dolarización como medida para mejorar el mercado argentino, pero otros creen que los esfuerzos deberían centrarse en otros cambios que se puedan controlar más desde el Estado.
Massa, criticado por su inacción y gestión de las finanzas nacionales durante el mandato del saliente Alberto Fernández, tiene otro tipo de propuestas. Entre estas, el levantamiento de las restricciones para el acceso y las transacciones en la divisa extranjera, la potenciación de las exportaciones y la industria y el abastecimiento de reserva de dólares.
“Es clave tener un país y un gobierno que defienda a la industria, que defienda la participación en los mercados y que los aumente”, enfatizó Massa el jueves 16 de noviembre durante una comparecencia.
A medida que se acerca el domingo, los argentinos cargan con la responsabilidad de decantarse entre las dos opciones en medio de esta crisis social y económica. Todo en un año cargado de simbolismo, ya que la nación que carga con los colores del firmamento en su bandera también celebra 40 años de democracia ininterrumpida.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 19, 2023