Comisario General Alberto Villar

1 de Noviembre Aniversario del Asesinato del Comisario General Alberto Villar y su señora esposa por terroristas Montoneros
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Es la Policía la que debe dictar la ley a los insurrectos y no éstos a ella; por eso habéis sido instruidos en los principios de la Ofensiva, y los hombres que conduciréis en el futuro, nunca recibirán de vosotros la orden de ¡Adelante! sino la de ¡Seguidme!


Alberto Villar, 1969
Comisario y Director de la Escuela de Personal Subalterno de la Policía Federal Argentina.
Palabras pronunciadas ante oficiales de Policías provinciales que asistieron

al curso sobre “Desórdenes urbanos” impartido por él.

 

He elegido como introducción este párrafo del breve discurso pronunciado por Villar en aquella ocasión, porque en él se resumen su carácter de combatiente ofensivo, su concepción ejemplarizadora del mando, y su determinación de impedir que las izquierdas terroristas continuaran desafiando impunemente a la Ley. Cualidad psicológica, conducta profesional y mandato legal, que aplicó durante su larga trayectoria al servicio de la seguridad del Estado y de los ciudadanos.
Generalmente los artículos dedicados al comisario Alberto Villar en Internet, proceden de webs izquierdistas dedicadas a falsear la historia argentina de la década del setenta y a hacer la apología del terrorismo marxista y apátrida que la ensangrentó. Ambas cosas, sostenidas con la desfachatez moral y el desorden psíquico de negar lo que al mismo tiempo afirman: la existencia de aquella Guerra Revolucionaria, al mismo tiempo que glorifican a los terroristas que la llevaron a cabo. La misma ocultación-negación que aplican en sus listados de Desaparecidos al no mencionar la organización a la que pertenecían.
Dado que considero al comisario Alberto Villar como uno de los más emblemáticos combatientes de la guerra librada por las fuerzas armadas, de seguridad y policiales del Estado argentino contra aquella izquierda apátrida alzada en armas contra su propio pueblo; y como un ejemplo de coherencia y sacrificio puestos al servicio de la causa de la Libertad amenazada por la subversión marxista, el eje de esta nota será una reconstrucción cronológica de su biografía profesional, porque ella define por sí misma la extraordinaria personalidad y relevancia histórica del personaje. Como austero hombre de acción y soldado que fue, intuyo que esta manera de resumir su trayectoria vital le hubiera complacido. Sirva pues este artículo-homenaje para no olvidar a quien fuera asesinado por el terrorismo marxista precisamente por ser el más eficiente de sus enemigos. Tal como calificara el jefe del ERP, Mario Roberto Santucho, al general de brigada Guillermo Vilas que les aniquiló en las selvas tucumanas, el comisario Villar llegó a convertirse en “una pesadilla” para todas las organizaciones terroristas en el campo de batalla urbano, en particular, para Montoneros.
Alberto Villar nació el 20 de julio de 1923 en el porteño barrio de Congreso y, casualmente, muy cerca del Departamento Central de la PFA.
Inicialmente, su padre Emilio Villar, de profesión panadero, y su madre María del Carmen García, ambos inmigrantes españoles, habían vivido en la localidad bonaerense de Ramos Mejía ocupándose de un pequeño comercio de ferretería. Alberto tuvo una hermana, de nombre Marina.
En 1941, tras terminar el bachillerato ingresó en la Facultad de Ciencias Económicas, pero en febrero de 1942 abandonó esos estudios e ingresó en la Escuela de Cadetes “Coronel Ramón L. Falcón” de la Policía Federal.
En enero de 1943 fue destinado a la comisaría 44º como cadete meritorio en régimen de prácticas.
En noviembre cumplió el servicio militar obligatorio como Aspirante a Oficiales de Reserva en la Escuela de Artillería de la guarnición de Campo de Mayo.
En abril de 1944 se reintegró a la Comisaría 44º como oficial escribiente, y en agosto pasó al Cuerpo Guardia de Infantería. En enero de 1945 fue ascendido a oficial ayudante, y en julio de ese mismo año a oficial subinspector.
En enero de 1949 ascendió a oficial inspector.
En agosto de 1950 fue destinado a la Comisaría 10ª y en septiembre de 1951 a la 40ª
En 1952 regresó al Cuerpo Guardia de Infantería, siendo destinado a Custodia Presidencial.
Tras un periodo de Disponibilidad a causa de un incidente con el conflictivo Juan Duarte, hermano de Eva Perón, a finales de 1953 fue destinado a la División Investigaciones, donde prestó servicio hasta el 31 de diciembre se 1957.
En enero de 1958 fue ascendido a oficial principal y destinado a las secciones Leyes Especiales y a Seguridad Personal, donde integró la custodia del Presidente de la República Arturo Frondizi.
En junio de 1958 regresó al Cuerpo Guardia de Infantería como jefe de la 3ª Compañía.
En abril de 1961 fue ascendido a subcomisario, y en mayo se graduó como Paracaidista Militar.
También durante ese año, impartió cursos sobre “Motines Urbanos” a coroneles de la Escuela Superior de Guerra del Ejército.
En 1963 fue nombrado jefe del 2º Batallón del Cuerpo Guardia de Infantería.
En ese año 1963, obtuvo una beca de la ONU para seguir cursos técnicos en Francia, organizados por la Sureté, la Gendarmería Nacional y los Cuerpos Republicanos. Los cursos versaron sobre Disturbios Callejeros, Tácticas Antimotines, Carros Blindados y Helicópteros policiales, Inteligencia, Allanamientos, Control Electrónico del Tránsito y Rutas de Acceso a París, y conocimiento general de la estructura de Interpol.
Gracias a los conocimientos adquiridos y a la buena impresión que causó a sus colegas franceses, con ocasión de la visita del general De Gaulle a Argentina en octubre de 1964, fue designado jefe de su custodia.
Después de ese servicio, fue nombrado Segundo Jefe de Seguridad Personal.
En enero de 1966 ascendió a comisario y fue destinado a la Comisaría 12º
En enero de 1967 fue nombrado Director de la Escuela de Personal Subalterno.
En 1968 fue seleccionado como Profesor de Táctica para un curso de oficiales jefes en la Escuela Superior de Policía Federal.
En enero de 1969 ascendió a comisario inspector, continuando como Director de la Escuela.
Ese mismo año impartió cursos de capacitación para Policías Provinciales sobre “Guerrilla Urbana” organizados por el Consejo Nacional de Seguridad; y también dictó una conferencia sobre “Técnicas de lucha en las calles, allanamientos y guerrilla urbana” en la X Brigada de Infantería del Ejército.
En enero de 1970 asumió la jefatura de la 5ª Zona de Seguridad Metropolitana.
En mayo de 1970 dictó una serie de conferencias en la VII Brigada Aérea de Morón para jefes y oficiales de esa Fuerza.
El 29 de mayo, tras producirse el secuestro del ex Presidente de la República, teniente general ® Pedro Eugenio Aramburu, por la organización terrorista Montoneros, fue puesto al frente de un vasto y complejo operativo de rastrillaje que incluyó helicópteros cedidos por la Fuerza Aérea. Además del mando operativo, coordinó las tareas de Inteligencia que el 16 de julio permitieron localizar el lugar donde Aramburu permaneció secuestrado y finalmente fuera asesinado: la Estancia “La Celma” en la localidad bonaerense de Timote.
En junio de 1970 dictó una conferencia sobre Guerrilla Urbana en el Primer Escuadrón de Gendarmería Nacional de Campo de Mayo, y a continuación en la guarnición Aérea de Córdoba, en el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, en la Escuela Superior de la Prefectura Naval y en el Liceo Militar Don José de San Martín.
En agosto de 1970 asumió la jefatura de la División Tránsito. En esas fechas, como consecuencia de la escalada subversiva iniciada el 29 de mayo de 1969 durante el “cordobazo”, la jefatura encargó a Villar la formación de un Cuerpo de Unidades Móviles de Represión (antimotines y acciones de guerrilla urbana) dependiente de la Dirección General de Orden Urbano. El Cuerpo, que sería conocido popularmente como “brigada antiguerrillera”, quedó integrado por 100 efectivos a bordo de 50 motocicletas BMW-600; conductor y un tirador con FAL o ITAKA en cada una. Dentro de esa nueva etapa estratégica la PFA también creó una Brigada Motorizada de Combate y un Escuadrón Aéreo de Helicópteros.
Entre el 10 y 14 de noviembre de 1970 la “brigada antiguerrillera” operó por primera vez durante la grave insurrección estudiantil dirigida por el recién fundado Ejército Revolucionario del Pueblo, conocida como el “tucumanazo”, cuya dimensión, tras desbordar a la Policía de Tucumán hostigándola con francotiradores, hizo necesaria la intervención de la Gendarmería Nacional y de tropas del Ejército procedentes de Salta y Jujuy. Villar acudió a reforzarlas con 50 de sus hombres, a quienes dirigió sobre el terreno conduciendo su motocicleta. Los cinco días de combates urbanos, dan una idea de la magnitud alcanzada por aquella insurrección.
En enero de 1971 fue ascendido a inspector mayor y nombrado Director de Orden Urbano.
En marzo de 1971 se produjeron en la capital de Córdoba unas movilizaciones insurreccionales lideradas por el Ejército Revolucionario del Pueblo, Montoneros y Fuerzas Armadas Peronistas conocidas como “el viborazo”. En líneas generales, unos 15.000 activistas obreros y estudiantiles consiguieron controlar un radio de 30 manzanas en las que incendiaron automóviles, asaltaron supermercados, levantaron barricadas y cortaron los accesos a la ciudad. Desbordada la Policía de Córdoba y la Dirección de Orden Urbano de la PFA, a primeras horas de la noche llegaron por avión 100 motoristas de la Brigada Antiguerrillera al mando de Villar, que después de varias horas de operaciones nocturnas apoyadas por todos los efectivos disponibles, consiguieron recuperar el bastión de los insurrectos: los barrios Clínicas y Alberdi que llamaban “territorio liberado”, y practicar 300 detenciones.
La tercera intervención de la Brigada Antiguerrillera tuvo lugar el 3 de julio de 1971 en el aeropuerto de Ezeiza, cuando aterrizó un Boeing 707 de la línea Braniff, secuestrado por un norteamericano y una guatemalteca durante el vuelo México-New York, y desviado primero a Monterrey, donde liberaron a los pasajeros a cambio de 100.000 dólares, y posteriormente a Buenos Aires tras una escala en Lima. En Ezeiza exigieron repostar combustible para llegar a la República Socialista de Argelia. El jefe de la PFA, general de brigada Jorge Cáceres Monié, concurrió a Ezeiza acompañado por Villar, quien, espontáneamente, sin esperar órdenes, desinfló las ruedas del avión y lo rodeó con efectivos de Orden Urbano, de su Brigada Antiguerrillera y francotiradores.
A continuación comenzó a ensayar una posible operación de asalto en un avión similar situado en un hangar, que no fue necesaria porque los secuestradores se rindieron. Este suceso sirvió para reflejar claramente la personalidad de Villar, que a continuación recibió el premio “Coronel Ramón L. Falcón”.
El 12 de agosto de 1971 dictó una conferencia sobre “La subversión a nivel nacional” en la Escuela Superior de Guerra.
El 26 de agosto de 1971 dictó una conferencia en la Escuela Superior de Guerra de Estado Mayor sobre el tema “Apreciación en el marco de la Policía Federal, sobre la situación actual de la lucha contra la subversión”.
En octubre de 1971 ascendió a comisario mayor y pasó a Disponibilidad en la modalidad Servicio Pasivo.
En marzo de 1972 fue reincorporado al Servicio Activo como Asesor del jefe de la PFA, general Cáceres Monié.
Tras los acontecimientos producidos el 22 de agosto de ese año (fuga masiva de terroristas de la cárcel de Rawson, y posterior muerte de algunos de los que fueron capturados, al intentar éstos desarmar a sus guardianes en la base naval de Trelew), Villar impidió con su Brigada Antiguerrillera que sus cómplices les rindieran homenajes públicos no autorizados.
El 1 de enero de 1973 pidió el Retiro Voluntario como consecuencia de la campaña política y mediática desatada contra él y la PFA por la izquierda, tras los graves enfrentamientos ocurridos en la ciudad de Córdoba entre policías cordobeses y federales al mando de Villar. De nada sirvió que el Jefe de la PFA, general Cáceres Monié organizara en las instalaciones del Cuerpo de Policía Montada una ceremonia de desagravio a Villar y a la Fuerza, a la que asistió solidariamente el presidente Lanusse.
El 28 de enero de 1974 el presidente constitucional de la República, teniente general Juan Domingo Perón, le convenció para que se reincorporara, le ascendió a comisario general y le nombró Sub-Jefe de la PFA. Villar era entonces el funcionario policial mejor informado sobre las estructuras de las organizaciones subversivas.
El 1º de mayo de 1974 dirigió personalmente el dispositivo de seguridad desplegado en la Plaza de Mayo con ocasión del discurso dirigido por el general Perón a los trabajadores. Como se recordará, aquel acto supuso la ruptura pública entre Perón y los Montoneros, a quienes acusó públicamente de ser lo que todos los argentinos siempre supieron: que eran marxistas infiltrados en el Movimiento Peronista.
El 11 de mayo de 1974 fue nombrado Jefe de la PFA
Pocas semanas después, se desplazó a la selva tucumana al frente del escuadrón “Centuriones” de la PFA para operar contra la guerrilla del ERP; pero como los subversivos abandonaron la zona que se les asignó, el mando del Ejército decidió que regresaran a Buenos Aires.
En agosto de 1974, en un escenario de gravísimos atentados terroristas por todo el país, y tras el fallido intento de copamiento del Regimiento de Infantería Aerotransportada 17º de Catamarca por una Compañía del Ejército Revolucionario del Pueblo (que el mismo día había copado sangrientamente la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Córdoba), Villar movilizó una Fuerza de Tareas de 2.500 efectivos pertenecientes a la Brigada Antiguerrillera, a la Guardia de Infantería, a la Policía Montada y a la División Canina. Con parte de estos efectivos persiguió a un grupo de insurgentes, pero por llevarles varias horas de ventaja éstos consiguieron llegar a los montes de Tucumán.
A continuación, y en relación con estos dos sucesos, Villar coordinó personalmente operaciones de Inteligencia en Catamarca, Córdoba, Tucumán, Mendoza y Santa Fe.
El 1 de noviembre de 1974 el comisario general Villar y su esposa Elsa Marina Pérez, gracias a fallos inconcebibles de su custodia, fueron asesinados por la organización terrorista Montoneros en el río Tigre, mediante una carga explosiva colocada en su lancha de recreo.


Jorge Fernández Zicavo

Escritor y ensayista

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre  31, 2018


 

 

 

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