¿Cómo puede defenderse un país católico como Chile contra la insurgencia marxista envuelta en un protoplasma de frivolidad de las clases medias en ascenso, cuando quien la promueve es el mismo Papa? Si a eso se le suma la izquierda internacional encastillada en organizaciones supuestamente defensoras de los derechos humanos, como “Human Rights Watch” que en vez de exponer a los subversivos por sus crímenes se ensañan con las fuerzas de seguridad acusándolas de usar violencia cuando es eso lo que deben hacer, o sea, reprimir la subversión; la acción de países de gobiernos comunistas como Cuba y Venezuela con Embajadas que son verdaderos nidos de agitadores y “correos” para la entrega de plata y armas; el oportunismo suicida de los partidos políticos de tendencias socialistas y un Presidente que no tuvo coraje para denunciar desde los primeros días la organización y los dirigentes de la sedición incendiaria, saqueadora y asesina, ni para tomar las medidas de gobierno que son necesarias para salvar al país que preside, con esos componentes sumados, Chile está perdido.
De todo eso lo más grave es la actitud del Papa. Si en vez de Francisco el Papa fuera un santo como San Pio X, todos los demás factores disolventes podrían ser derrotados, pero cuando el propio Vicario de Cristo justifica la rebelión sin condenar a los criminales que la cometen con profusión de incendios, saqueos, daños y muertes, entonces realmente la situación no tiene remedio.
Y eso es precisamente lo que ha hecho el Papa. En la conferencia de prensa que dio durante su viaje desde Tailandia dijo: “Lo de Chile me asusta porque está saliendo de un problema de abusos que ha causado tanto sufrimiento y ahora un problema que no entendemos bien.” (“La Nación”, 27/11/2019, pag. 3).
En esa frase hay combustible suficiente como para enardecer la revolución que desde hace más de 40 días está destruyendo el país. Que el Papa diga que Chile “está saliendo de un problema de abusos que ha causado tanto sufrimiento” coincide con las consignas de los sediciosos. Ni siquiera aclara cuales son esos “problemas” con lo cual deja abierta la interpretación que más convenga a la sublevación armada desde Cuba y Venezuela.
Para colmo, el Papa no dice la verdad cuando declara que “no entiende bien” el “problema” actual. Por lo pronto llamarle meramente “problema” a un estado caótico provocado por agitadores violentos claramente de izquierda, y agregar que el país “está en llamas y debemos buscar el diálogo y el análisis” (“La Nación”, ibidem) es lisa y llanamente una falsedad: cualquier persona medianamente culta, frente a un panorama como el de Chile (seguido ahora por el de Colombia, Bolivia y antes en Ecuador) entiende perfectamente que es una revolución social en marcha, organizada y financiada por especialistas en la materia, ciertamente comunistas audaces, organizados, armados y financiados desde Cuba y Venezuela, como lo denunció la OEA en un comunicado que publiqué el 15 y el 19/11/2019, en los Nros. 6135 y 6140 de Correo del Lector de este periódico. Con más razón lo entiende un Papa a cuyo servicio está una de las Cancillerías más eficientes del mundo, o sea, la gran organización vaticana.
Por eso no es verdad que “no entienda” lo que pasa en Chile: le entiende y lo alienta con declaraciones como la que acabo de transcribir. Y menos aún es verdad que el orden puede volver mediante “el diálogo y el análisis”… ¿con los sediciosos? Es notorio que a esas fieras entrenadas y llenas de odio el diálogo no les interesa. El Papa ya usó ese artilugio para consolidar la dictadura chavista: promovió el diálogo con la oposición (traidora, para colmo) y lo único que se obtuvo fue reforzar la tiranía comunista venezolana y revelar la inoperancia de los supuestos “opositores”.
Esta actitud del Papa es gravísima e implica una complicidad activa con la subversión comunista. Pidamos a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, que interceda ante su divino Hijo para que haga cesar la influencia nefasta de quien oficialmente es Su Vicario y salve a la nación hermana de su angustiosa encrucijada.
Cosme Beccar Varela
15 de Noviembre del año 2019 – 6135
LA OEA CONFIRMA QUE CUBA Y VENEZUELA ORGANIZARON Y FINANCIAN LAVIOLENCIA EN CHILE Y ECUADOR.
INTRODUCCIÓN: Este comunicado de la OEA está fechado el 24 de Octubre, es decir, hace casi un mes atrás. Sin embargo, ningún diario de Buenos Aires lo reprodujo a pesar de contener una denuncia gravísima. Alberto Fernandez, entretanto, no ha dejado de apoyar a los subversivos de Chile, Ecuador y Bolivia y a las tiranías de Venezuela y Cuba, país éste último que fue visitado siete veces en lo que va del año por su vicepresidente CFKirchner. Una vez más queda en evidencia que el sistema habitual de la izquierda es mentir y silenciar lo que no les conviene.
Cosme Beccar Varela
COMUNICADO DE LA OEA
A través de un Comunicado de Prensa, la Secretaría General de la OEA confirmó oficialmente que Cuba y Venezuela organizaron y financian hechos de violencia en Chile y Ecuador.
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El comunicado oficial indica: “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social.
Las “brisas bolivarianas”, a las que ha hecho referencia el presidente de la ilegítima asamblea nacional constituyente bolivariana, han traído desestabilización, violencia, narcotráfico, muerte y corrupción. El costo mayor lo ha pagado el propio pueblo venezolano, pero los países del continente hoy también están pagando un alto precio por la crisis provocada por la dictadura venezolana. Las brisas bolivarianas no son bienvenidas en este hemisferio. Condenamos firmemente la amenaza de exportar malas prácticas y desestabilización a Colombia realizada por ese personero de la dictadura bolivariana.
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19 de Noviembre del año 2019 – 6140
FE DE ERRATAS
El 15 de Noviembre ppdo. en el Nro. 6135 del Correo del Lector publiqué un comunicado de la OEA en el que se denuncia que Cuba y Venezuela organizaron y financian la insurgencia en Chile y Ecuador. Por un error del lector que me mandó el texto se indicaba como fecha de publicación el 24 de Octubre cuando en realidad, el comunicado, que lleva el Nro.81/19, fue publicado el 16 de Octubre ppdo. y sólo menciona a Chile en el título del comunicado puesto que recién empezaban los tumultos en ese país, aunque también denuncia amenazas de Maduro contra Colombia y no hay duda de que los sucesos de Chile tienen el mismo origen. Cosme Beccar Varela
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La estrategia de desestabilización de la democracia a través del financiamiento de movimientos políticos y sociales ha distorsionado las dinámicas políticas en las Américas. Durante años, la dictadura venezolana, con apoyo de la dictadura cubana, institucionalizó en la región sofisticadas estructuras de cooptación, represión, desestabilización y de propaganda mediática. Por ejemplo, el financiamiento de la dictadura venezolana a campañas políticas ha sido una de las formas efectivas para incrementar capacidades de generar conflictividad.
La crisis en Ecuador es una expresión de las distorsiones que las dictaduras venezolana y cubana han instalado en los sistemas políticos del continente. Sin embargo, lo que también han demostrado los hechos recientes es que la estrategia intencional y sistemática de las dos dictaduras para desestabilizar las democracias ya no es efectiva como en el pasado.
La Secretaría General de la OEA reafirma su obligación de proteger los principios democráticos y los derechos humanos, y de defenderlos donde éstos sean amenazados. Asimismo, se mantiene a la disposición de los Estados Miembros en sus esfuerzos para hacer frente a los factores de desestabilización organizados por la dictadura venezolana y cubana”.
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¿Cómo puede defenderse un país católico como Chile contra la insurgencia marxista envuelta en un protoplasma de frivolidad de las clases medias en ascenso, cuando quien la promueve es el mismo Papa? Si a eso se le suma la izquierda internacional encastillada en organizaciones supuestamente defensoras de los derechos humanos, como “Human Rights Watch” que en vez de exponer a los subversivos por sus crímenes se ensañan con las fuerzas de seguridad acusándolas de usar violencia cuando es eso lo que deben hacer, o sea, reprimir la subversión; la acción de países de gobiernos comunistas como Cuba y Venezuela con Embajadas que son verdaderos nidos de agitadores y “correos” para la entrega de plata y armas; el oportunismo suicida de los partidos políticos de tendencias socialistas y un Presidente que no tuvo coraje para denunciar desde los primeros días la organización y los dirigentes de la sedición incendiaria, saqueadora y asesina, ni para tomar las medidas de gobierno que son necesarias para salvar al país que preside, con esos componentes sumados, Chile está perdido.
De todo eso lo más grave es la actitud del Papa. Si en vez de Francisco el Papa fuera un santo como San Pio X, todos los demás factores disolventes podrían ser derrotados, pero cuando el propio Vicario de Cristo justifica la rebelión sin condenar a los criminales que la cometen con profusión de incendios, saqueos, daños y muertes, entonces realmente la situación no tiene remedio.
Y eso es precisamente lo que ha hecho el Papa. En la conferencia de prensa que dio durante su viaje desde Tailandia dijo: “Lo de Chile me asusta porque está saliendo de un problema de abusos que ha causado tanto sufrimiento y ahora un problema que no entendemos bien.” (“La Nación”, 27/11/2019, pag. 3).
En esa frase hay combustible suficiente como para enardecer la revolución que desde hace más de 40 días está destruyendo el país. Que el Papa diga que Chile “está saliendo de un problema de abusos que ha causado tanto sufrimiento” coincide con las consignas de los sediciosos. Ni siquiera aclara cuales son esos “problemas” con lo cual deja abierta la interpretación que más convenga a la sublevación armada desde Cuba y Venezuela.
Para colmo, el Papa no dice la verdad cuando declara que “no entiende bien” el “problema” actual. Por lo pronto llamarle meramente “problema” a un estado caótico provocado por agitadores violentos claramente de izquierda, y agregar que el país “está en llamas y debemos buscar el diálogo y el análisis” (“La Nación”, ibidem) es lisa y llanamente una falsedad: cualquier persona medianamente culta, frente a un panorama como el de Chile (seguido ahora por el de Colombia, Bolivia y antes en Ecuador) entiende perfectamente que es una revolución social en marcha, organizada y financiada por especialistas en la materia, ciertamente comunistas audaces, organizados, armados y financiados desde Cuba y Venezuela, como lo denunció la OEA en un comunicado que publiqué el 15 y el 19/11/2019, en los Nros. 6135 y 6140 de Correo del Lector de este periódico. Con más razón lo entiende un Papa a cuyo servicio está una de las Cancillerías más eficientes del mundo, o sea, la gran organización vaticana.
Por eso no es verdad que “no entienda” lo que pasa en Chile: le entiende y lo alienta con declaraciones como la que acabo de transcribir. Y menos aún es verdad que el orden puede volver mediante “el diálogo y el análisis”… ¿con los sediciosos? Es notorio que a esas fieras entrenadas y llenas de odio el diálogo no les interesa. El Papa ya usó ese artilugio para consolidar la dictadura chavista: promovió el diálogo con la oposición (traidora, para colmo) y lo único que se obtuvo fue reforzar la tiranía comunista venezolana y revelar la inoperancia de los supuestos “opositores”.
Esta actitud del Papa es gravísima e implica una complicidad activa con la subversión comunista. Pidamos a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, que interceda ante su divino Hijo para que haga cesar la influencia nefasta de quien oficialmente es Su Vicario y salve a la nación hermana de su angustiosa encrucijada.
Cosme Beccar Varela
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 29, 2019