Contestación de un policía al Obispo Castrense

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Por Lucio Nast.

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Por Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense.

No es deseo de nadie negar la historia; pero- a palabras del Presidente- “dar vuelta la página”, significa una mirada real y actual, es asumir la historia con integridad, es decir con sus luces y sombras. Algunos de esos hombre- porque tampoco vale generalizar- que desvirtuaron el rumbo de la misión de esta fuerza, no son los hombres y mujeres de ahora.

Los que lo integran hoy- viven con “pasión y entrega”- la misión propia del Ejército: contribuir a la defensa nacional para proteger nuestra independencia y soberanía; la protección de los recursos naturales, el medio ambiente y la integridad territorial, así como de contribuir con el desarrollo científico, tecnológico, económico y social, cooperar para el logro del bienestar general de las comunidades, participar en misiones de paz y asistencia humanitaria, y prestar apoyo en la lucha contra el narcoterrorismo.

Hemos visto, apreciado, valorado y agradecido toda la labor que hicieron en torno a la pandemia, fueron ellos, hombres y mujeres del Ejército, que se pusieron en la primera fila para asistir y acompañar a tantos de los habitantes de nuestra Patria para asistirlos, socorrerlos; favorecerles lo necesario en orden a la salud- en muchos casos- y los alimentos, en tantos otros. La gratitud será inmensa por el riesgo también, que implicaba dicha misión.

Tiempos en que la incertidumbre, el temor y las dudas, ganaban nuestro “día a día”; ahí estaba el Ejército dando batalla y exponiendo su vida en favor de los más desprotegidos. Vale también la renovada gratitud y honra a tantos hombres ilustres que lo integraron, nuestro padre de la Patria, el General San Martín, el creador de nuestra Bandera, General Manuel Belgrano; el General Martín Miguel de Güemes; el heroico Sargento Juan Bautista Cabral y tantos otros

En este nuevo día del Ejército Argentino, vaya nuestra gratitud por tanto bien que han hecho y hacen a nuestra Patria, cuanto auxilio prestado, cuanta necesidad socorrida. Su presencia permanente en nuestra Patria, esa Patria que, cuando nacía, nacía también el Ejército para custodiarla.

¡Salud Glorioso Ejército Argentino, bajo el cuidado de tu Generala, la Bienaventurada Virgen María, en el título tan querido de la Merced!

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Por Lucio Nast VGCT

Estimado Monseñor:

La guerra, entiendo, es un pecado que comienza cuando la ley humana, para el contexto que nos ocupa, en Democracia y a posterior de facto, se ha conculcado.

Los soldados impavidos que combatieron el Terrorismo Marxista-Leninistaen la República Argentina y que desvirtuaron el rumbo de la misión de la Fuerza -según sus dichos- lo hicieron en el marco de la Obediencia Debida y por la Patria. Y lo hicieron en el campo de batalla, que el Terrorismo nativo con apoyo internacional, habría escogido.

Gracias a Dios, a la Virgen, a ellos y a la victoria y otros lauros imperecederos, en el terreno estrictamente militar, los hombres y mujeres de ahora, de Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad, visten con honor uniforme y todavía son libres.

Los conceptos de los hipócritas de Resto Sosteni

do, como es el caso particular del Presidente, carecen de validez, cuando su Gestión está copada por Terroristas, parientes por cognacion y afinidad, inmisericordes.

Cabe consignar que en esa oportunidad del añalejo recurrente, al que usted se refiere, muy cercano al tiempo de ahora y ante los preces y letanías, de las Instituciones y de la sociedad en su conjunto, uncidos y azorrados por el terror implantado por las distintas facciones terroristas, nuestra Iglesia Católica, en los albores de la batalla inelectuble y habida cuenta, que el enemigo había elegido, para sus acciones más destacables, el día domingo, por ser el primero de la semana de la liturgia cristiana, nos recordó:

“Pero por cuánto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitare de mi boca”.

Apocalipsis 3:15-16.

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Santiago Olivera nació en Buenos aires el 7 de enero de 1959 y cursó sus estudios eclesiásticos en el Instituto de Filosofía y Teología San José, del Seminario Diocesano de Morón. Fue ordenado Sacerdote por Monseñor Laguna en Morón, el 18 de septiembre de 1984. En 1986 obtuvo el título de Bachiller en Teología en la Facultad de Teología de la UCA (Universidad Católica Argentina) y en 2007 realizó diversos cursos sobre espiritualidad en la Universidad Teresiana y Salesiana de la ciudad de Roma. Fue Delegado Episcopal para las Vocaciones Sacerdotales y Religiosas (1985); Director Espiritual del Seminario Diocesano, desde 1986 a 2004; Delegado Episcopal de la Liturgia entre los años 1986 y 1989; y miembro del Consejo Presbiteral. El 22 de febrero de 1988 fue designado Canciller del Obispado de Morón; en 1990 fue nombrado Provicario General del Obispado, desde 1994 hasta su elección como Obispo fue Vicario General de la Diócesis y desde 2005 fue asesor del Consejo Diocesano de la Acción Católica Argentina de la Diócesis de Morón. El 24 de junio de 2008 el Papa Benedicto XVI lo eligió Obispo de Cruz del Eje, Córdoba, y recibió la ordenación Episcopal el 18 de Agosto de 2008 de manos de Monseñor Justo Oscar Laguna. Tomó posesión e inició su ministerio pastoral como tercer Obispo de Cruz del Eje, Córdoba el 7 de septiembre de 2008. El 28 de marzo de 2017, Su Santidad Francisco, lo nombró nuevo Obispo Castrense de la República Argentina.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Mayo 31, 2023


 

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