En Italia, cerca de la frontera con Suiza, dicen que existe una pequeña población llamada Orasso desde la que, durante gran parte del invierno, diariamente se pueden observar dos amaneceres y dos ocasos. Es un fenómeno visual provocado por una montaña vecina de 2000 metros, el monte Riga, que se muestra con elevaciones separadas por grandes depresiones. Cuentan los lugareños que cuando el Sol aparece por vez primera, lo hace sobre uno de los valles y hacia el mediodía desaparece tras otro de los picos, lo que causa el primer ocaso que obliga a encender las luces en Orasso… El Sol reaparece al llegar a la segunda hondonada, dejando pasar de nuevo la luz natural y provocando un nuevo amanecer hasta que, al caer la tarde, desaparece por el resto de la noche, detrás de la segunda colina. A veces, cuando algún aspecto de la vida se vuelve a iluminar a nuestro alrededor, o cuando nuevamente pareciera que todo se ensombrece, es bueno que pensemos en el paisaje descrito de Orasso. Existen las segundas oportunidades; sólo hay que estar en el lugar adecuado para descubrirlas, esperando a que sucedan. Porque de eso se trata la vida, de eso se trata el vivir. Que no nos amedrente la presencia de este inesperado huésped, el nuevo coronavirus. Que su presencia no nos infunda miedo, más bien respeto, sabiendo que las medidas de prevención causarán el efecto pretendido… Que el covid-19 no nos impida poder vibrar y sentir, de amar y gozar, de superar observar, de aceptar y dar. Porque vivir es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
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En Italia, cerca de la frontera con Suiza, dicen que existe una pequeña población llamada Orasso desde la que, durante gran parte del invierno, diariamente se pueden observar dos amaneceres y dos ocasos. Es un fenómeno visual provocado por una
montaña vecina de 2000 metros, el monte Riga, que se muestra con elevaciones separadas por grandes depresiones. Cuentan los lugareños que cuando el Sol aparece por vez primera, lo hace sobre uno de los valles y hacia el mediodía desaparece tras otro de los picos, lo que causa el primer ocaso que obliga a encender las luces en Orasso… El Sol reaparece al llegar a la segunda hondonada, dejando pasar de nuevo la luz natural y provocando un nuevo amanecer hasta que, al caer la tarde, desaparece por el resto de la noche, detrás de la segunda colina. A veces, cuando algún aspecto de la vida se vuelve a iluminar a nuestro alrededor, o cuando nuevamente pareciera que todo se ensombrece, es bueno que pensemos en el paisaje descrito de Orasso. Existen las segundas oportunidades; sólo hay que estar en el lugar adecuado para descubrirlas, esperando a que sucedan. Porque de eso se trata la vida, de eso se trata el vivir. Que no nos amedrente la presencia de este inesperado huésped, el nuevo coronavirus. Que su presencia no nos infunda miedo, más bien respeto, sabiendo que las medidas de prevención causarán el efecto pretendido… Que el covid-19 no nos impida poder vibrar y sentir, de amar y gozar, de superar observar, de aceptar y dar. Porque vivir es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi
deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo,
y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
Valerius*
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 30, 2020