Quizás las reflexiones que menciono a continuación son más de lo mismo en el panorama agobiador que nos asfixia.
Muchos distinguidos opinadores han expresado conceptos hasta quizás más valiosos, sobre este tema tan acuciante.
Pido disculpas si caigo en consideraciones poco trascendentes, en éste mi diagnóstico de la realidad desoladora que enfrentamos e ideas para la ansiada reconstrucción.
Solo trato de aportar humildemente alguna idea que considero constructiva.
Es solo un mandato interior que me impulsa.
A menos de diez días de las elecciones que se desarrollarán en este pobre país destruido por la vigencia de esta falsa democracia, las opciones que nos presenta la dramática situación que vivimos, son realmente decepcionantes.
Los políticos que hemos sabido crear y tolerar, no han cambiado mucho en sus convicciones profundas, patriotismo, capacidad y honestidad moral y espiritual, desde la esperanzada y luego fallida época iniciada en 1983 con el recitado del Preámbulo de la Constitución.
Mas aun, hemos asistido a un deterioro constante sistemáticamente acelerado, de la calidad institucional que han practicado y ejecutado, para su corporativas necesidades.
Cada vez en mayor medida parecen no darse cuenta de los daños casi irreparables, que han causado en la involución de una sociedad que alguna vez fue promisoria.
Han establecido creativamente, estructuras condicionantes para su reciclamiento interminable, abusando del poder omnímodo que les da el manejo ilimitado de los recursos de todos, a fin de conformar “la casta maléfica” tan originalmente denunciada por uno de los candidatos en pugna.
Por lo visto y salvo raras y destacadas excepciones, su principal ambición y propósito es treparse al poder, cuanto más cerca de la alfombra roja mejor. El resto, especialmente el bien común y la justicia eficiente y efectiva, no forma parte de sus prioridades. Por lo menos en los hechos, sí por cierto en sus adaptables y especulativas declaraciones públicas, para consumo de giles de ingenuidad casi total.
Entre otras acciones dañosas para los intereses del pueblo han creado y siguen creando legiones de “parásitos militantes”, sostenidos por el aporte de los argentinos que realmente trabajan y se sacrifican.
Y para su esquema privilegiado, diversas actitudes no lícitas y menos aún éticas, pueden llegar a ser procedentes, por ejemplo; empujones entre ellos para escalar lo más posible, cambio repentino de camiseta y emocionadas adhesiones o enojos transitorios conjuntamente con la negación de principios antes sostenidos, amigarse con el enemigo aunque sea por un corto período, prometer falacias incongruentes aunque la realidad diga lo contrario, anunciar acciones voluntaristas incomprensibles e impracticables, enojarse, ofenderse y hasta emocionarse fingidamente.
No existe calidad moral, fuerza y motivación espiritual, ni capacidad técnica para asumir las responsabilidades por las que pugnan desmedidamente. No interesa si engañan o no, para ellos, el objetivo es llegar.
A partir de allí, cualquier procedimiento que los catapulte hacia el fin deseado es congruente con sus objetivos de escaladores profesionales.
La palabra es fácil cuando no existe profundidad de convicciones, se puede mentir con fingida emoción y más aún ejecutar altisonantes gritos destemplados con ensayada indignación, para lograr el aplauso fácil y expresiones de apoyo circunstanciales, de militantes reclutados para la comedia barata que han preparado.
Proclaman lo que no creen ni sienten, se indignan con quienes los ignoran, y desprecian y minimizan a los ciudadanos de criterio y capacidad analítica, los cuales desgraciadamente en estas circunstancias imprevisibles, son minoría.
Ya lo hemos sostenido en otras ocasiones, hay poca diferencia entre los anunciantes vocingleros de los diversos bandos en pugna, pues todos en mayor o menor medida en estos cuarenta años traidores, han dilapidado impunemente nuestros recursos materiales, esperanzas, valores, mandatos fundacionales y objetivos trascendentes, sin tener en cuenta la etiqueta de oportunidad que usan para mimetizarse, pelearse o amigarse.
Y es increíble, pero esa ruta de melodrama continuo, unida a otros procedimientos complementarios igualmente tramposos, es el camino y requerimiento marcado por los usos y costumbres del gran pueblo argentino salud, para otorgarles el poder.
Un poder que usufructúan desaprensivamente para sus privilegios personales y de mafias de acompañamiento nacionales e importadas.
Algunos con cierta elegancia, otros hasta con un desprecio implícito difícil de ocultar, pero del cual seguramente se han de jactar en la intimidad de sus reuniones sociales con amigos (as) (es) en yates, mansiones o aposentos acondicionados para ello.
Total, nadie les va a pedir cuentas de sus aberraciones. Las mismas son concebidas y ejecutadas “en democracia”.
Mas aun, los pobres borregos a quienes condenan a la miseria infinita con estas acciones deleznables y hasta los pobres trabajadores que viven especialmente en zonas suburbanas y tienen hipotecada su vida y la de sus familiares por la acción imprevisible y drástica de delincuentes asesinos y narcotraficantes tolerados desde el poder, paradójicamente los van a apoyar y votar, pues hay sátrapas de turno que forman parte de la cofradía maléfica, quienes los conducen a la nada con todo tipo de procedimientos idóneos para ello sin límite moral de ningún tipo.
Desgraciadamente, esto ha quedado suficientemente demostrado recientemente, en las elecciones anteriores.
Consecuentemente las acciones mas abyectas en esta concepción mefistofélica son justificables, no solo la mentira sistemática ya descripta, sino el fraude en multitud de sistemas y procedimientos aplicables, tolerados y apoyados por individuos comprados para ello en las estructuras judiciales y electorales que supervisan “la elección democrática”.
¿Cómo un país, que a comienzos del siglo pasado era uno de los mas promisorios del mundo, ha creado estos instrumentos y estructuras lamentables para transformarse en la derrumbada república que hoy vivimos, en trance de lanzarse a una anarquía posible y hasta una fragmentación inconcebible pero factible?
Un país que vende constantemente su soberanía material y espiritual al mejor postor, a través de mercenarios y traidores paniaguados infiltrados en los gobiernos de diversas jurisdicciones, como resultado aplicativo de “un sistema democrático particular” .
¿Cómo hemos podido crear y tolerar, especialmente en los últimos años, una clase política de maleantes que nos esclaviza y destruye sin interrupción?
¿Cómo podremos salir de este laberinto mefistofélico?
Ahora mismo estamos ante una alternativa casi insólita; por un lado la expresión mas genuina de las aberraciones descriptas conformada por los KK y adherentes de oportunidad, quienes proclaman un futuro de maravillas sin determinar quiénes han sido y son los causantes de las barbaridades que vivimos y soportamos y en la vereda aparentemente opuesta, un pelukín gritón con propuestas voluntaristas y hasta confusas, que lo mas coherente que posibilita es un cambio.
En una reciente opinión en TV, el senador Luis Juez definió muy originalmente esas alternativas que tenemos inmediatamente por delante. Debemos elegir entre Drákula y Frankestein. La diferencia entre ellos es que el primero nos asusta y chupa la sangre.
Según mi conclusión esa podrá ser la única esperanza que nos lleve a votar; ¡UN CAMBIO!
Si ese cambio es posible hará falta ¡UNA REACCIÓN Y COMPROMISO EFECTIVO! de los argentinos de bien para lograr a mediano plazo ¡EL RENACIMIENTO ESPERADO DE LA PATRIA!
Armar cuanto ante las bases de UNA REVOLUCIÓN EN PAZ; propósito que no se logrará mirando al costado o contemplando el partido desde la tribuna.
Difundir, esclarecer, denunciar, enseñar, sembrar, dar el ejemplo….Ser intransigente con el delito cualquiera sea su ámbito y nivel, especialmente ejecutado por funcionarios públicos, quienes deberían ser declarados, “traidores a la Patria”.
Desterrar efectivamente la delincuencia de narcotraficantes y otras especialidades aplicativas, afirmados en las estructuras del Estado.
Devolver cuanto antes la vigencia de nuestra cultura tradicional, paz interior, justicia efectiva y rápida y el bien común, a todos los integrantes del Pueblo Argentino, suprimiendo de raíz y desterrando, el genocidio cometido por los sinvergüenzas en el poder.
Hay que organizarse y constituir grupos de patriotas dispuestos a sacudir esta esclavitud que nos agobia.
Y ello debe ser impuesto desde la misma asunción del próximo gobierno, peleando si es necesario en toda circunstancia y lugar posible, por nuestros sagrados derechos y la salvación de la Nación Argentina.
Que DIOS y NUESTRA SANTA MADRE nos ayuden y orienten en esta encrucijada vital que enfrenta el pueblo argentino.
Quienes no se den cuenta de esta encrucijada dramática en la vida e historia de nosotros y nuestros descendientes, son suicidas por vocación. A no llorar después por haber sido ingenuos, estúpidos o indiferentes.
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Quizás las reflexiones que menciono a continuación son más de lo mismo en el panorama agobiador que nos asfixia.
Muchos distinguidos opinadores han expresado conceptos hasta quizás más valiosos, sobre este tema tan acuciante.
Pido disculpas si caigo en consideraciones poco trascendentes, en éste mi diagnóstico de la realidad desoladora que enfrentamos e ideas para la ansiada reconstrucción.
Solo trato de aportar humildemente alguna idea que considero constructiva.
Es solo un mandato interior que me impulsa.
A menos de diez días de las elecciones que se desarrollarán en este pobre país destruido por la vigencia de esta falsa democracia, las opciones que nos presenta la dramática situación que vivimos, son realmente decepcionantes.
Los políticos que hemos sabido crear y tolerar, no han cambiado mucho en sus convicciones profundas, patriotismo, capacidad y honestidad moral y espiritual, desde la esperanzada y luego fallida época iniciada en 1983 con el recitado del Preámbulo de la Constitución.
Mas aun, hemos asistido a un deterioro constante sistemáticamente acelerado, de la calidad institucional que han practicado y ejecutado, para su corporativas necesidades.
Cada vez en mayor medida parecen no darse cuenta de los daños casi irreparables, que han causado en la involución de una sociedad que alguna vez fue promisoria.
Han establecido creativamente, estructuras condicionantes para su reciclamiento interminable, abusando del poder omnímodo que les da el manejo ilimitado de los recursos de todos, a fin de conformar “la casta maléfica” tan originalmente denunciada por uno de los candidatos en pugna.
Por lo visto y salvo raras y destacadas excepciones, su principal ambición y propósito es treparse al poder, cuanto más cerca de la alfombra roja mejor. El resto, especialmente el bien común y la justicia eficiente y efectiva, no forma parte de sus prioridades. Por lo menos en los hechos, sí por cierto en sus adaptables y especulativas declaraciones públicas, para consumo de giles de ingenuidad casi total.
Entre otras acciones dañosas para los intereses del pueblo han creado y siguen creando legiones de “parásitos militantes”, sostenidos por el aporte de los argentinos que realmente trabajan y se sacrifican.
Y para su esquema privilegiado, diversas actitudes no lícitas y menos aún éticas, pueden llegar a ser procedentes, por ejemplo; empujones entre ellos para escalar lo más posible, cambio repentino de camiseta y emocionadas adhesiones o enojos transitorios conjuntamente con la negación de principios antes sostenidos, amigarse con el enemigo aunque sea por un corto período, prometer falacias incongruentes aunque la realidad diga lo contrario, anunciar acciones voluntaristas incomprensibles e impracticables, enojarse, ofenderse y hasta emocionarse fingidamente.
No existe calidad moral, fuerza y motivación espiritual, ni capacidad técnica para asumir las responsabilidades por las que pugnan desmedidamente. No interesa si engañan o no, para ellos, el objetivo es llegar.
A partir de allí, cualquier procedimiento que los catapulte hacia el fin deseado es congruente con sus objetivos de escaladores profesionales.
Proclaman lo que no creen ni sienten, se indignan con quienes los ignoran, y desprecian y minimizan a los ciudadanos de criterio y capacidad analítica, los cuales desgraciadamente en estas circunstancias imprevisibles, son minoría.
Ya lo hemos sostenido en otras ocasiones, hay poca diferencia entre los anunciantes vocingleros de los diversos bandos en pugna, pues todos en mayor o menor medida en estos cuarenta años traidores, han dilapidado impunemente nuestros recursos materiales, esperanzas, valores, mandatos fundacionales y objetivos trascendentes, sin tener en cuenta la etiqueta de oportunidad que usan para mimetizarse, pelearse o amigarse.
Y es increíble, pero esa ruta de melodrama continuo, unida a otros procedimientos complementarios igualmente tramposos, es el camino y requerimiento marcado por los usos y costumbres del gran pueblo argentino salud, para otorgarles el poder.
Un poder que usufructúan desaprensivamente para sus privilegios personales y de mafias de acompañamiento nacionales e importadas.
Algunos con cierta elegancia, otros hasta con un desprecio implícito difícil de ocultar, pero del cual seguramente se han de jactar en la intimidad de sus reuniones sociales con amigos (as) (es) en yates, mansiones o aposentos acondicionados para ello.
Total, nadie les va a pedir cuentas de sus aberraciones. Las mismas son concebidas y ejecutadas “en democracia”.
Mas aun, los pobres borregos a quienes condenan a la miseria infinita con estas acciones deleznables y hasta los pobres trabajadores que viven especialmente en zonas suburbanas y tienen hipotecada su vida y la de sus familiares por la acción imprevisible y drástica de delincuentes asesinos y narcotraficantes tolerados desde el poder, paradójicamente los van a apoyar y votar, pues hay sátrapas de turno que forman parte de la cofradía maléfica, quienes los conducen a la nada con todo tipo de procedimientos idóneos para ello sin límite moral de ningún tipo.
Desgraciadamente, esto ha quedado suficientemente demostrado recientemente, en las elecciones anteriores.
Consecuentemente las acciones mas abyectas en esta concepción mefistofélica son justificables, no solo la mentira sistemática ya descripta, sino el fraude en multitud de sistemas y procedimientos aplicables, tolerados y apoyados por individuos comprados para ello en las estructuras judiciales y electorales que supervisan “la elección democrática”.
¿Cómo un país, que a comienzos del siglo pasado era uno de los mas promisorios del mundo, ha creado estos instrumentos y estructuras lamentables para transformarse en la derrumbada república que hoy vivimos, en trance de lanzarse a una anarquía posible y hasta una fragmentación inconcebible pero factible?
Un país que vende constantemente su soberanía material y espiritual al mejor postor, a través de mercenarios y traidores paniaguados infiltrados en los gobiernos de diversas jurisdicciones, como resultado aplicativo de “un sistema democrático particular” .
¿Cómo hemos podido crear y tolerar, especialmente en los últimos años, una clase política de maleantes que nos esclaviza y destruye sin interrupción?
¿Cómo podremos salir de este laberinto mefistofélico?
Ahora mismo estamos ante una alternativa casi insólita; por un lado la expresión mas genuina de las aberraciones descriptas conformada por los KK y adherentes de oportunidad, quienes proclaman un futuro de maravillas sin determinar quiénes han sido y son los causantes de las barbaridades que vivimos y soportamos y en la vereda aparentemente opuesta, un pelukín gritón con propuestas voluntaristas y hasta confusas, que lo mas coherente que posibilita es un cambio.
En una reciente opinión en TV, el senador Luis Juez definió muy originalmente esas alternativas que tenemos inmediatamente por delante. Debemos elegir entre Drákula y Frankestein. La diferencia entre ellos es que el primero nos asusta y chupa la sangre.
Según mi conclusión esa podrá ser la única esperanza que nos lleve a votar; ¡UN CAMBIO!
Si ese cambio es posible hará falta ¡UNA REACCIÓN Y COMPROMISO EFECTIVO! de los argentinos de bien para lograr a mediano plazo ¡EL RENACIMIENTO ESPERADO DE LA PATRIA!
Armar cuanto ante las bases de UNA REVOLUCIÓN EN PAZ; propósito que no se logrará mirando al costado o contemplando el partido desde la tribuna.
Difundir, esclarecer, denunciar, enseñar, sembrar, dar el ejemplo….Ser intransigente con el delito cualquiera sea su ámbito y nivel, especialmente ejecutado por funcionarios públicos, quienes deberían ser declarados, “traidores a la Patria”.
Desterrar efectivamente la delincuencia de narcotraficantes y otras especialidades aplicativas, afirmados en las estructuras del Estado.
Devolver cuanto antes la vigencia de nuestra cultura tradicional, paz interior, justicia efectiva y rápida y el bien común, a todos los integrantes del Pueblo Argentino, suprimiendo de raíz y desterrando, el genocidio cometido por los sinvergüenzas en el poder.
Hay que organizarse y constituir grupos de patriotas dispuestos a sacudir esta esclavitud que nos agobia.
Y ello debe ser impuesto desde la misma asunción del próximo gobierno, peleando si es necesario en toda circunstancia y lugar posible, por nuestros sagrados derechos y la salvación de la Nación Argentina.
Que DIOS y NUESTRA SANTA MADRE nos ayuden y orienten en esta encrucijada vital que enfrenta el pueblo argentino.
Quienes no se den cuenta de esta encrucijada dramática en la vida e historia de nosotros y nuestros descendientes, son suicidas por vocación. A no llorar después por haber sido ingenuos, estúpidos o indiferentes.
Por lo menos, así, lo veo yo.
Francisco Cervo.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 11, 2023