Ahora, reflexionemos y busquemos obtener respuestas coherentes a nuestra realidad.
Con nuestros sacrificios, perseverancia y trabajo, hemos obtenido un sistema de salud pública gratuita, escuelas gratuitas, planes de viviendas populares a precios muy bajos, facilidades económicas para los menos favorecidos, y otras muchas ventajas sociales y derechos. Hubo el tiempo en que a quien quiera que nazca aquí ser automáticamente ciudadano de nuestro País. Pero luego llegaron, de a miles y miles, los emigrantes ilegales, que gozan de las mismas ventajas.
Para poder pagar los mayores gastos que estos últimos ocasionan, nosotros debemos pagar más impuestos; sin pagar su correspondiente alquiler, las viviendas populares son ocupadas por la fuerza. Si tenemos que ir a un servicio de urgencias de cualquier hospital público, debemos esperar horas para ser atendidos porque las guardias de los mismos están invadidas por extranjeros.
En la escuela de jornada completa nuestros hijos, a la hora de comer, podrían tener problemas porque el comedor se ve condicionado a bajas raciones de comida, y hasta por imposiciones en los menús.
Día a día la criminalidad crece, y la que se alimenta y empodera contra la gente común, nosotros, que débiles representamos un 75% de los casos, obra del vandalismo del 10% de la población. Y las cárceles, que están tan llenas que los delincuentes, con la inestimable ayuda de una Justicia ineficaz y perezosa, son puestos en circulación casi enseguida, por lo que recomienzan de nuevo a hacer robos y asaltos.
Y si se busca la forma de frenar esta calamidad he aquí que muchos imbéciles alzan las voces de protesta y gritan contra la violación de los derechos civiles, de los otros, porque nuestros derechos les importan un céntimo a esos mismos imbéciles).
Quizás haya llegado el momento de quitar el comedero de pájaros y hacer limpieza… Al menos esta es mi humilde opinión…
Hace tiempo me compré un comedero para pájaros. Lo colgué en el porche de mi jardín y lo llené de granos y semillas. Era en verdad un bonito comedero y era un espectáculo ver a los pajaritos de cerca.
¿Hasta cuándo estarán esos centenares de miles que se aprovechaban del aprovisionamiento constante de comida disponible y gratuita, sin ninguna dificultad?
¿Hasta cuándo se deberá ser tolerante para los que, no conformes por la asistencia recibida, empiezan a ser agresivos?
¿Hasta cuándo hay que estar conviviendo con los que hacen acampes, en las plazas, en espacios públicos e incluso, desafiantes, frente a instituciones públicas? Y de los olores y de la caca dispersa por todas partes.
Ruidosas y prepotentes personas que, a nosotros ciudadanos de a pie, nos picotean verbalmente, a pesar de ser nosotros les alimentamos pagando de nuestro bolsillo.
¿Cuándo dejaremos de alimentarles? ¿Hasta cuándo estarán reclamando que rellenemos sus comederos, sin contraprestación alguna, cuando la comida escasea?
Argentina, aquel país que había sido un lugar con proyección de futuro próspero, tranquilo y sereno, hoy se caracteriza por los alborotadores reclamando “el derecho a la comida gratis”.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por Claudio Valerio.
Ahora, reflexionemos y busquemos obtener respuestas coherentes a nuestra realidad.
Con nuestros sacrificios, perseverancia y trabajo, hemos obtenido un sistema de salud pública gratuita, escuelas gratuitas, planes de viviendas populares a precios muy bajos, facilidades económicas para los menos favorecidos, y otras muchas ventajas sociales y derechos. Hubo el tiempo en que a quien quiera que nazca aquí ser automáticamente ciudadano de nuestro País. Pero luego llegaron, de a miles y miles, los emigrantes ilegales, que gozan de las mismas ventajas.
Para poder pagar los mayores gastos que estos últimos ocasionan, nosotros debemos pagar más impuestos; sin pagar su correspondiente alquiler, las viviendas populares son ocupadas por la fuerza. Si tenemos que ir a un servicio de urgencias de cualquier hospital público, debemos esperar horas para ser atendidos porque las guardias de los mismos están invadidas por extranjeros.
En la escuela de jornada completa nuestros hijos, a la hora de comer, podrían tener problemas porque el comedor se ve condicionado a bajas raciones de comida, y hasta por imposiciones en los menús.
Día a día la criminalidad crece, y la que se alimenta y empodera contra la gente común, nosotros, que débiles representamos un 75% de los casos, obra del vandalismo del 10% de la población. Y las cárceles, que están tan llenas que los delincuentes, con la inestimable ayuda de una Justicia ineficaz y perezosa, son puestos en circulación casi enseguida, por lo que recomienzan de nuevo a hacer robos y asaltos.
Y si se busca la forma de frenar esta calamidad he aquí que muchos imbéciles alzan las voces de protesta y gritan contra la violación de los derechos civiles, de los otros, porque nuestros derechos les importan un céntimo a esos mismos imbéciles).
Quizás haya llegado el momento de quitar el comedero de pájaros y hacer limpieza… Al menos esta es mi humilde opinión…
Hace tiempo me compré un comedero para pájaros. Lo colgué en el porche de mi jardín y lo llené de granos y semillas. Era en verdad un bonito comedero y era un espectáculo ver a los pajaritos de cerca.
¿Hasta cuándo estarán esos centenares de miles que se aprovechaban del aprovisionamiento constante de comida disponible y gratuita, sin ninguna dificultad?
¿Hasta cuándo se deberá ser tolerante para los que, no conformes por la asistencia recibida, empiezan a ser agresivos?
¿Hasta cuándo hay que estar conviviendo con los que hacen acampes, en las plazas, en espacios públicos e incluso, desafiantes, frente a instituciones públicas? Y de los olores y de la caca dispersa por todas partes.
Ruidosas y prepotentes personas que, a nosotros ciudadanos de a pie, nos picotean verbalmente, a pesar de ser nosotros les alimentamos pagando de nuestro bolsillo.
¿Cuándo dejaremos de alimentarles? ¿Hasta cuándo estarán reclamando que rellenemos sus comederos, sin contraprestación alguna, cuando la comida escasea?
Argentina, aquel país que había sido un lugar con proyección de futuro próspero, tranquilo y sereno, hoy se caracteriza por los alborotadores reclamando “el derecho a la comida gratis”.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 23, 2022