¿Cuál fue el último país sudamericano en emanciparse de España?

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El pasado 28 de julio Perú festejó un nuevo aniversario de su independencia. En 2021 el país andino fue la última excolonia española en América del Sur en celebrar su bicentenario. Los otros ocho países sudamericanos que se emanciparon de la corona española celebraron sus bicentenarios mucho tiempo antes. Bolivia y Ecuador lo conmemoraron en 2009. Venezuela, Argentina, Colombia y Chile, en 2010. Y Paraguay y Uruguay, en 2011. Sería lógico concluir que el desfasaje se debe a que Perú se independizó una década más tarde que los otros países de la región, pero no fue así.

De hecho, el lugar que fue el centro del poder español en Sudamérica ni siquiera fue el último territorio de esta región en formar un estado independiente. ¿Cómo se explica entonces que haya festejado su bicentenario tanto tiempo después que sus vecinos? Y ¿cuál fue realmente el último país sudamericano en lograr su independencia?

La respuesta a la primera incógnita es que, mientras que Perú tomó como referencia la fecha en la que el general José de San Martín proclamó la independencia, muchos de sus vecinos sudamericanos optaron por conmemorar el bicentenario no de su emancipación, sino del inicio de las revoluciones que eventualmente los llevarían a ser naciones libres años más tarde.

Evo Morales y otros presidentes latinoamericanos celebran el bicentenario de Bolivia en La Paz, en julio de 2009

Esto explica por qué Bolivia fue el primer país de la región en celebrar su bicentenario, el 25 de mayo de 2009, a pesar de que cumplirá 200 años de independencia el 6 de agosto de 2025.

Lo que conmemoró el entonces presidente Evo Morales fue el bicentenario de la llamada Revolución de Chuquisaca, que es considerada por muchos el “Primer Grito Libertario de América” (aunque algunos sostienen que fue en realidad en La Paz o Quito donde se marcó el inicio independentista).

La Revolución de Chuquisaca fue un levantamiento popular ocurrido el 25 de mayo de 1809 en la ciudad que hoy es Sucre y que en la época colonial formaba parte del Virreinato del Río de la Plata.

Los criollos destituyeron al gobernador y formaron una Junta de Gobierno, que fue sofocada en 1810.

Esta revolución fue el puntapié inicial de una serie de procesos similares a lo largo de Hispanoamérica.

Lo que gatilló estas revoluciones fue la invasión francesa de España, en 1808, que llevó al rey Carlos IV y su hijo, Fernando VII, a abdicar a favor de Napoleón Bonaparte, quien nombró a su hermano José como nuevo rey español.

Pero en las colonias americanas las elites criollas no reconocieron a José I y aprovecharon el vacío de poder para crear sus propios gobiernos.

Si bien estas primeras Juntas de Gobierno inicialmente juraron fidelidad a Fernando VII, eventualmente rompieron con la corona, inspirados en las recientes independencias de Estados Unidos (1776) y Haití (1804), y en la Revolución Francesa (1789).

Así inició una larga y complicada oleada independentista que fragmentaría a la región, resultando eventualmente en las naciones que conocemos hoy.

Fue el bicentenario de estas revoluciones o “gritos libertarios” los que conmemoraron entre 2009 y 2011 países como Bolivia, Venezuela, Argentina, Colombia, Chile y Uruguay, que luego realizaron festejos más modestos para marcar los 200 años desde que proclamaron de hecho su soberanía.

Los festejos por el bicentenario de la Revolución de Mayo en Buenos Aires, en mayo de 2010

Pero ¿por qué estos países no celebraron directamente la fecha en que efectivamente lograron su liberación (que en muchos casos es considerado su “día de la independencia” oficial)?

Y ¿por qué consideran como el inicio de su emancipación la instalación de las primeras Juntas de Gobierno cuando estas todavía eran fieles a la corona española?

La historiadora argentina Beatriz Bragoni, autora de “San Martín: Una biografía política del Libertador” (2019), dijo que no se trató de una decisión “fortuita”. “Instalar una fecha o una efeméride responde a los intereses de los Estados en crear sus propias narrativas nacionales y sus propias identidades nacionales”, señaló. “En términos estrictos, en 1809-11 no había vocación de independencia en relación con España”, aclaró.

No obstante, resaltó que “las conmemoraciones son procesos de reconstrucción y de recuerdos selectivos que hacen todas las naciones”. Entonces ¿cuál fue realmente la última colonia española en Sudamérica en independizarse? La respuesta depende de cómo se lo mire. Si nos fijamos cuál fue la última nación en declararse un Estado soberano la respuesta es Uruguay.

El país rioplatense conmemora su día de la independencia cada 25 de agosto, porque fue en esa fecha, de 1825, cuando una asamblea de representantes firmó la declaración de independencia.

Sin embargo, Uruguay -que entonces se llamaba Provincia Oriental- no se estaba independizando de España, del cual ya se había emancipado.

Se estaba rebelando contra la corona portuguesa y el Imperio de Brasil, que lo había invadido, para sumarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata, como se llamó al territorio independentista que suplantó al Virreinato del Río de la Plata.

Fue solo en 1828 que la nación logró su soberanía, tras una mediación de Inglaterra entre Brasil y las Provincias Unidas (conformadas principalmente por la actual Argentina).

Dos años más tarde, con la firma de la Constitución, adoptó el nombre de Estado Oriental del Uruguay, por el río que define parte de su territorio.

¿Cuál fue entonces el último en emanciparse de España?

Pues Perú fue el último en dar su “grito libertario” ya que Lima, al ser el centro del poder realista en Sudamérica, fue la que más resistió la revolución libertadora.

“El virrey del Perú, José Fernando de Abascal, cumplió un rol crucial en la defensa de los intereses del rey y de la monarquía mediante una enfática política de exterminio de lo que llamó insurgentes o revolucionarios americanos”, cuenta Bragoni.

Retrato de José Fernando de Abascal por el artista Pedro Díaz
Abascal

Con la caída de Napoleón en Europa y el restablecimiento de Fernando VII en España, en 1814, los españoles dieron batalla contra los movimientos separatistas americanos, y la capital del Virreinato del Perú jugó un papel clave.

“Lima fue el centro de la contrarrevolución porque ahí estaba la mayor opinión pública a favor de sostener la legitimidad monárquica y, al mismo tiempo, sus comerciantes, sus elites, financiaron la guerra en América del Sur”, detalla la historiadora.

Fue así que, recién tras realizar su famoso cruce de los Andes y de liberar a Chile, en 1818, el libertador argentino San Martín llegó con su ejército a Lima, y declaró la independencia de Perú el 28 de julio de 1821.

Sin embargo, este no fue, en rigor, el último país sudamericano en liberarse de la corona española.

Como ya hemos mencionado, Bolivia se declaró un estado independiente recién en 1825, cuatro años más tarde que Perú.

Resulta que el lugar que dio el primer grito libertario terminó siendo el último en lograr su independencia.

El entonces llamado Alto Perú era una región autónoma que primero había sido dependiente del Virreinato del Perú y luego del Virreinato del Río de la Plata, pero, cuando estalló la revolución en Buenos Aires en 1810, el virrey Abascal lo volvió a reincorporar provisionalmente al territorio bajo su mando.

Llevaría 15 años -y una larga guerra de guerrillas- liberar todo el territorio altoperuano del dominio español y poder fundar una nueva patria.

La última nación sudamericana en independizarse de España fue bautizada República de Bolívar, en honor al libertador venezolano Simón Bolívar, pero en octubre de 1825 recibió su nombre actual de República de Bolivia.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 9, 2023


 

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