En una del las salas del reactor que quedó destrozado tras el desastre nuclear ocurrido en Chernóbil hace 35 años se han detectado nuevas reacciones nucleares, donde se está quemando lentamente masas de combustible de uranio profundamente enterradas. Los científicos tratan de determinar si las reacciones que se están produciendo se extinguirán por sí solas o habrá que intervenir para evitar otro desastre.
Los sensores detectan un número creciente de neutrones, señal de fisión, y procede de una sala que es inaccesible por sus niveles de radiación. No obstante, los recuentos de neutrones aumentan lentamente, lo que concede todavía varios años para encontrar una solución que acabe con la amenaza.
“Hay muchas incertidumbres no podemos descartar la posibilidad de un accidente”, dice Maxim Saveliev, del Instituto de Problemas de Seguridad de las Centrales Nucleares.
Tras décadas donde el sarcófago de hormigón creado en 1987 para controla la radiación permitía la entrada de agua de lluvia, haciendo que el recuento de neutrones se disparara, en 2016 se instaló el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC, por sus siglas en inglés). Este nuevo sarcófago, que costó 1.500 millones de euros, consiguió que los recuentos de neutrones se mantuvieran estables o disminuyeran en la mayoría de las zonas.
Sin embargo, en puntos como la sala 305/2, los neutrones se han duplicado en estos cinco años. “Es como las brasas de una barbacoa”, dice Neil Hyatt, químico de materiales nucleares de la Universidad de Sheffield. A medida que el agua sigue retrocediendo, el temor es que “la reacción de fisión se acelere exponencialmente”, dice Hyatt, lo que llevaría a “una liberación incontrolada de energía nuclear”.
La nube radioactiva que se propagó sobre Europa en marzo de 1986 no volverá a ocurrir por la reciente actividad en los reactores. Una reacción de fisión desbocada se podría extinguir después de que el calor de la fisión hiciera hervir el agua restante.
Para Saveliev, aunque cualquier reacción explosiva estaría contenida, podría amenazar con derribar partes inestables de la central y la antigua estructura de contención, llenando de polvo radiactivo la nueva NSC.
Para entrar en la sala 305/2 donde se están produciendo las reacciones, se está valorando el desarrollo de un robot que pueda soportar la radiación lo suficiente como para insertar cilindros de boro, que absorben los neutrones y lo controlen. Las amenazas en Chernóbil continúan 35 años después, y Ucrania, con ayuda internacional, enfrenta los difíciles retos que este desastre suponen para el mundo.
♣
En una del las salas del reactor que quedó destrozado tras el desastre nuclear ocurrido en Chernóbil hace 35 años se han detectado nuevas reacciones nucleares, donde se está quemando lentamente masas de combustible de uranio profundamente enterradas. Los científicos tratan de determinar si las reacciones que se están produciendo se extinguirán por sí solas o habrá que intervenir para evitar otro desastre.
Los sensores detectan un número creciente de neutrones, señal de fisión, y procede de una sala que es inaccesible por sus niveles de radiación. No obstante, los recuentos de neutrones aumentan lentamente, lo que concede todavía varios años para encontrar una solución que acabe con la amenaza.
“Hay muchas incertidumbres no podemos descartar la posibilidad de un accidente”, dice Maxim Saveliev, del Instituto de Problemas de Seguridad de las Centrales Nucleares.
Tras décadas donde el sarcófago de hormigón creado en 1987 para controla la radiación permitía la entrada de agua de lluvia, haciendo que el recuento de neutrones se disparara, en 2016 se instaló el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC, por sus siglas en inglés). Este nuevo sarcófago, que costó 1.500 millones de euros, consiguió que los recuentos de neutrones se mantuvieran estables o disminuyeran en la mayoría de las zonas.
Sin embargo, en puntos como la sala 305/2, los neutrones se han duplicado en estos cinco años. “Es como las brasas de una barbacoa”, dice Neil Hyatt, químico de materiales nucleares de la Universidad de Sheffield. A medida que el agua sigue retrocediendo, el temor es que “la reacción de fisión se acelere exponencialmente”, dice Hyatt, lo que llevaría a “una liberación incontrolada de energía nuclear”.
La nube radioactiva que se propagó sobre Europa en marzo de 1986 no volverá a ocurrir por la reciente actividad en los reactores. Una reacción de fisión desbocada se podría extinguir después de que el calor de la fisión hiciera hervir el agua restante.
Para Saveliev, aunque cualquier reacción explosiva estaría contenida, podría amenazar con derribar partes inestables de la central y la antigua estructura de contención, llenando de polvo radiactivo la nueva NSC.
Para entrar en la sala 305/2 donde se están produciendo las reacciones, se está valorando el desarrollo de un robot que pueda soportar la radiación lo suficiente como para insertar cilindros de boro, que absorben los neutrones y lo controlen. Las amenazas en Chernóbil continúan 35 años después, y Ucrania, con ayuda internacional, enfrenta los difíciles retos que este desastre suponen para el mundo.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 11, 2021