Dios quiso que hubiera cuatro estaciones al año. Así las cosas, el verano, otoño, invierno y la primavera cumplen su misión en la organización natural que Dios con una gran sabiduría le dio a cada una de ellas. En el verano vienen los tiempos de calor y los tiempos de alegría del descanso después de un año cargado de mucho trabajo. El otoño son los tiempos en los que las hojas caen como las lianas en la selva tropical. Al reverdecer de las hojas del verano viene una época en la que las hojas se ponen amarillas, pierden el color que supieron conseguir y es la estación del “descanso”. Le sigue el invierno que se vuelve triste, oscurece temprano y amanece tarde. La falta de sol y a veces este tenue y pálido, como alguien que ha recibido una mala noticia, esta estación se convierte quizás en la menos querida por la gente, salvo por los amantes de los deportes invernales, que aguardan impacientes la llegada de la nieve. La gran alegría de todos es la llegada de la ´primavera. Alegría para los estudiantes que celebran su día, alegría para los maestros que por decirlo de alguna manera también cumplen años. Alegría para todos aquellos que aman la naturaleza y ven el reverdecer de las hojas marchitadas en el otoño y el surgimiento de nuevas hojas que en todas las partes del mundo se ven nacer nuevamente. El ciclo virtuoso, así vuelve a comenzar.
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Por FRANCISCO BÉNARD
Dios quiso que hubiera cuatro estaciones al año. Así las cosas, el verano, otoño, invierno y la primavera cumplen su misión en la organización natural que Dios con una gran sabiduría le dio a cada una de ellas. En el verano vienen los tiempos de calor y los tiempos de alegría del descanso después de un año cargado de mucho trabajo. El otoño son los tiempos en los que las hojas caen como las lianas en la selva tropical. Al reverdecer de las hojas del verano viene una época en la que las hojas se ponen amarillas, pierden el color que supieron conseguir y es la estación del “descanso”. Le sigue el invierno que se vuelve triste, oscurece temprano y amanece tarde. La falta de sol y a veces este tenue y pálido, como alguien que ha recibido una mala noticia, esta estación se convierte quizás en la menos querida por la gente, salvo por los amantes de los deportes invernales, que aguardan impacientes la llegada de la nieve. La gran alegría de todos es la llegada de la ´primavera. Alegría para los estudiantes que celebran su día, alegría para los maestros que por decirlo de alguna manera también cumplen años. Alegría para todos aquellos que aman la naturaleza y ven el reverdecer de las hojas marchitadas en el otoño y el surgimiento de nuevas hojas que en todas las partes del mundo se ven nacer nuevamente. El ciclo virtuoso, así vuelve a comenzar.
Francisco Benard
Abogado
franciscoambenard@hotmail.com
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 14, 2020