En 2001, en pleno ejercicio como gerente general de Telecom, resolvió un recorte del 10% en los sueldos de los empleados telefónicos, pero ante el rechazo de Foetra, amenazó con despidos. “El próximo paso será tomar medidas que incluyan la salida de gente”, declaró entonces Susana Malcorra, lo que provocó una serie de medidas de fuerza del sindicato por las cuales tuvo que dar marcha atrás con su postura. La hoy Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina había mandado más de 400 telegramas de despido a trabajadores que no aceptaban una depreciación de sus remuneraciones.
Eran otros tiempos, tiempos duros, no como nuestro presente que nos toma sin sorpresas con un gobierno como Cambiemos que parece no innovar en el delicado proceso de combatir la mentira o es demasiado diplomático con respecto a confrontar malas ideas. Nuestra canciller -Malcorra- se pronunció en un reportaje para Página 12 tratando de enmendar algún supuesto error del presidente Macri con respecto al desconocimiento del Primer Mandatario sobre Guerras Sucias o Cantidad de Desaparecidos en el país en los años 70s. El ciudadano Número Uno de la República Argentina no tiene acceso a estos datos. Usted y yo, tampoco. Solo puedo acotar que estos intentos de interpretaciones perpetrados por quienes rodean al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas semejan a quienes intentan corregir los exabruptos de Donald Trump en Estados Unidos de América. Cuando el empresario -hoy candidato presidencial- declara que “Rusia no va a enviar tropas a Ucrania” mientras algún periodista algo informado le señala que “Rusia hace dos años ya está allí”, sale a escena algún colaborador a decir que su fallida frase fue sacada de contexto.
¿Malcorra juega ese “importante” papel? Admite no haber escuchado todas las declaraciones, pero le parece que algunas fueron sacadas de contexto. En nuestras tradicionales charlas de café, hemos reconocido no haber visto el partido de fútbol, pero “ese marcador de punta es un desastre, ¿No?”. De todas maneras, la Ingeniera Electrónica trata de cerrar el tema con su idea de que el gobierno tiene un profundo compromiso con los Derechos Humanos, mientras más de treinta Presos Políticos -durante la actuación o inacción de Cambiemos- han cambiado sus status de seres vivos a carne inerte.
La canciller es una adicta a tratar de quedar bien con el paraíso y con el infierno. Respeta la pasión de la representante de Relaciones Exteriores venezolana Delcy Rodríguez, una pasión llena de mentiras, que roza la ignorancia, que abraza el fanatismo y señala su propio descontrol. Vale como ejemplo el instante de fama de esta dama quien en una reunión de la OEA pidió la palabra para indicar que ella “no había pedido la palabra”. Cuando se trata de destruir el rumor de la escasez de alimentos, Rodríguez habla en nombre del pueblo de Venezuela atribuyéndose el rol de los modestos elegidos, mientras sus compatriotas tratan de rescatar algún producto medianamente comestible en grandes basureros caribeños. Cuando no se puede quedar bien con todos, ¿no es mejor recostarse en la verdad? Mientras Rodríguez utiliza el mejor de los capítulos del manual populista y niega pobreza y desabastecimiento en su territorio (Al parecer Venezuela ha recibido premios internacionales por sus afirmaciones…) Malcorra respeta estas convicciones y esta pasión del émulo de Guillermo Moreno.
La señora Malcorra y sus respuestas en el aire son otra Política de Estado, la posición oficial parece ser utilizar la cifra de treinta mil personas desaparecidas como número de referencia. Es cierto. El número de desaparecidos es penoso. ¿Por qué no se utiliza como símbolo El Argentino Desaparecido? Porque no fue solo uno. Pregúntese usted a quién beneficia y a quien perjudica inflarlo hasta treinta mil.
Así camina este Cambiemos, titubeando en su marcha, sin sincerarse, sin comprometerse, sin cambiar demasiado en un país que, por su comportamiento, no va a llegar a ninguna meta y las fervientes esperanzas no son más que una expresión de deseos.
El señor presidente de la República Argentina, después de declarar como candidato que se acabarían los “curros” de los Derechos Humanos, luego del incidente con el Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Darío Lopérfido, pasadas las declaraciones de Ángel Mahler, ¿no tuvo un momento de curiosidad para investigar el documentado número de desaparecidos? ¿Nunca pensó que el faltante podría ser utilizado para respaldar las causas armadas que están afectando a muchos de sus conciudadanos? ¿No es interesante declarar con la documentación existente en la mano? ¿Nunca dudó de una cifra tantas veces proclamada? ¿No entiende que para instalar una proclama semejante en la mente de personas con pensamiento crítico se deben exponer las pruebas?
La cifra sagrada (la que no se puede discutir porque sensibiliza a una parte de la población) ha sido desintegrada por José D’angelo en una especie de diccionario llamado Mentirás tus Muertos. Hay una respuesta que no es nueva, pero parece haber sido activada ultimamente. El Sociólogo Guillermo Levy escribió: Los números son imposibles de precisar justamente por la práctica misma de la acción genocida que sistematizó las enseñanzas que franceses y norteamericanos aprendieron –sin citar nunca la fuente– de sus maestros nazis: desaparición de cuerpos, destrucción de información y pacto de silencio que los genocidas siguen respetando. Es decir, hay entre 21.000 y 42.000 personas en Argentina que buscan a sus seres queridos, pero -vaya a saber la razón- nunca denunciaron estos hechos. O hay 21.000 personas que no tenían un solo familiar, un solo amigo, un solo compañero de trabajo que notara sus ausencias. La controversia hubo-no hubo una guerra, también debe mantenerse como apartada del debate honesto para alimentar la victimización y el derecho a la venganza de terroristas. Si una persona afirma que su motocicleta funciona con arena en vez de gasolina, debe mostrar la evidencia. Es simple. Si no se puede quedar bien con dios y con el diablo, ¿por qué no atenerse a la ley y a la documentación existente?
Lo Desconocido de Siempre.
Por Fabian Kussman
En 2001, en pleno ejercicio como gerente general de Telecom, resolvió un recorte del 10% en los sueldos de los empleados telefónicos, pero ante el rechazo de Foetra, amenazó con despidos. “El próximo paso será tomar medidas que incluyan la salida de gente”, declaró entonces Susana Malcorra, lo que provocó una serie de medidas de fuerza del sindicato por las cuales tuvo que dar marcha atrás con su postura. La hoy Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina había mandado más de 400 telegramas de despido a trabajadores que no aceptaban una depreciación de sus remuneraciones.
Eran otros tiempos, tiempos duros, no como nuestro presente que nos toma sin sorpresas con un gobierno como Cambiemos que parece no innovar en el delicado proceso de combatir la mentira o es demasiado diplomático con respecto a confrontar malas ideas. Nuestra canciller -Malcorra- se pronunció en un reportaje para Página 12 tratando de enmendar algún supuesto error del presidente Macri con respecto al desconocimiento del Primer Mandatario sobre Guerras Sucias o Cantidad de Desaparecidos en el país en los años 70s. El ciudadano Número Uno de la República Argentina no tiene acceso a estos datos. Usted y yo, tampoco. Solo puedo acotar que estos intentos de interpretaciones perpetrados por quienes rodean al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas semejan a quienes intentan corregir los exabruptos de Donald Trump en Estados Unidos de América. Cuando el empresario -hoy candidato presidencial- declara que “Rusia no va a enviar tropas a Ucrania” mientras algún periodista algo informado le señala que “Rusia hace dos años ya está allí”, sale a escena algún colaborador a decir que su fallida frase fue sacada de contexto.
¿Malcorra juega ese “importante” papel? Admite no haber escuchado todas las declaraciones, pero le parece que algunas fueron sacadas de contexto. En nuestras tradicionales charlas de café, hemos reconocido no haber visto el partido de fútbol, pero “ese marcador de punta es un desastre, ¿No?”. De todas maneras, la Ingeniera Electrónica trata de cerrar el tema con su idea de que el gobierno tiene un profundo compromiso con los Derechos Humanos, mientras más de treinta Presos Políticos -durante la actuación o inacción de Cambiemos- han cambiado sus status de seres vivos a carne inerte.
La canciller es una adicta a tratar de quedar bien con el paraíso y con el infierno. Respeta la pasión de la representante de Relaciones Exteriores venezolana Delcy Rodríguez, una pasión llena de mentiras, que roza la ignorancia, que abraza el fanatismo y señala su propio descontrol. Vale como ejemplo el instante de fama de esta dama quien en una reunión de la OEA pidió la palabra para indicar que ella “no había pedido la palabra”. Cuando se trata de destruir el rumor de la escasez de alimentos, Rodríguez habla en nombre del pueblo de Venezuela atribuyéndose el rol de los modestos elegidos, mientras sus compatriotas tratan de rescatar algún producto medianamente comestible en grandes basureros caribeños. Cuando no se puede quedar bien con todos, ¿no es mejor recostarse en la verdad? Mientras Rodríguez utiliza el mejor de los capítulos del manual populista y niega pobreza y desabastecimiento en su territorio (Al parecer Venezuela ha recibido premios internacionales por sus afirmaciones…) Malcorra respeta estas convicciones y esta pasión del émulo de Guillermo Moreno.
La señora Malcorra y sus respuestas en el aire son otra Política de Estado, la posición oficial parece ser utilizar la cifra de treinta mil personas desaparecidas como número de referencia. Es cierto. El número de desaparecidos es penoso. ¿Por qué no se utiliza como símbolo El Argentino Desaparecido? Porque no fue solo uno. Pregúntese usted a quién beneficia y a quien perjudica inflarlo hasta treinta mil.
Así camina este Cambiemos, titubeando en su marcha, sin sincerarse, sin comprometerse, sin cambiar demasiado en un país que, por su comportamiento, no va a llegar a ninguna meta y las fervientes esperanzas no son más que una expresión de deseos.
El señor presidente de la República Argentina, después de declarar como candidato que se acabarían los “curros” de los Derechos Humanos, luego del incidente con el Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Darío Lopérfido, pasadas las declaraciones de Ángel Mahler, ¿no tuvo un momento de curiosidad para investigar el documentado número de desaparecidos? ¿Nunca pensó que el faltante podría ser utilizado para respaldar las causas armadas que están afectando a muchos de sus conciudadanos? ¿No es interesante declarar con la documentación existente en la mano? ¿Nunca dudó de una cifra tantas veces proclamada? ¿No entiende que para instalar una proclama semejante en la mente de personas con pensamiento crítico se deben exponer las pruebas?
La cifra sagrada (la que no se puede discutir porque sensibiliza a una parte de la población) ha sido desintegrada por José D’angelo en una especie de diccionario llamado Mentirás tus Muertos. Hay una respuesta que no es nueva, pero parece haber sido activada ultimamente. El Sociólogo Guillermo Levy escribió: Los números son imposibles de precisar justamente por la práctica misma de la acción genocida que sistematizó las enseñanzas que franceses y norteamericanos aprendieron –sin citar nunca la fuente– de sus maestros nazis: desaparición de cuerpos, destrucción de información y pacto de silencio que los genocidas siguen respetando. Es decir, hay entre 21.000 y 42.000 personas en Argentina que buscan a sus seres queridos, pero -vaya a saber la razón- nunca denunciaron estos hechos. O hay 21.000 personas que no tenían un solo familiar, un solo amigo, un solo compañero de trabajo que notara sus ausencias. La controversia hubo-no hubo una guerra, también debe mantenerse como apartada del debate honesto para alimentar la victimización y el derecho a la venganza de terroristas. Si una persona afirma que su motocicleta funciona con arena en vez de gasolina, debe mostrar la evidencia. Es simple. Si no se puede quedar bien con dios y con el diablo, ¿por qué no atenerse a la ley y a la documentación existente?
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 15, 2016
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