De cómo la Unión Europea quiere sancionar a Polonia por un acuerdo nunca establecido. ¿Suena familiar?
Mientras que la mayoría de los movimientos yihadistas fueron prohibidos por el gobierno británico, organizaciones más discretas han surgido enviando mensajes escondidos. El Foro Islámico para Europa, por ejemplo, se presenta como una organización pacífica, pero -en su gran mayoría- sus adherentes no lo son. La Comisión Islámica de Derechos Humanos utiliza el lenguaje de la defensa de esas facultades civiles -algo común en los movimientos terroristas- para difundir declaraciones violentas contra Occidente. Una especie de “relato” a la islámica.
Pese a los ataques sufridos en las últimas semanas y el mensaje de rever el tratamiento para con los terroristas arrojado por Theresa May, el Reino Unido parece no haber aprendido la lección y sigue sin adoptar medidas de seguridad permanente en su territorio ante posibles ataques. Esto no es nuevo. Tiempo atrás tuve la oportunidad de ver un programa de televisión británico en donde el biólogo y etólogo Richard Dawkins se engarzaba en una discusión con un líder musulmán sobre el castigo de la sharia en los casos de apostasía. Una bella (alimentando mi imaginación) joven musulmana cubierta de pies a cabeza por su burka bajo la intensa labor de las luces del estudio no veía nada malo en la postura denigrante que el Corán destinaba a las mujeres. Para más información, no veía nada malo en lo que la dama llamaba la “religión de paz”. El profesor Dawkins se volvió hacia otro invitado en el show y vomitó una pregunta que no pudo ser evitada: ¿Cuál es el castigo en el mundo islámico para aquellos que abandonan la religión musulmana? El destinatario de la pregunta se vio obligado a realizar ciertas muecas con sus labios hasta rendirse y contestar: Para aquellos que cometen apostasía, el castigo es la pena de muerte. Quién contestaba era Mohamad Mukadam, presidente de la Asociación de Escuelas Musulmanas. En Inglaterra. En nuestros días. Un educador. Un forjador de mentes sedientas de sabiduría.
En el año 2011. Había dos millones y medio de musulmanes distribuidos en Inglaterra y en Gales. Tres años más tarde, el número se incrementó en casi un millón. Hay 140 escuelas de la fe musulmana en Inglaterra y doce de ellas son mantenidas por el Estado. Se cree que anualmente -en el país de La Rosa- unas cien mil personas se convierten a la religión de Mohamed, es decir, cien mil personas que, de cambiar nuevamente de opinión, dejarían la vida terrenal tal como la conocemos.
Es mi posición, pero me despierta saludables dudas al descubrir que la Unión Europea inició acciones legales contra la República Checa, Hungría y Polonia por no cumplir con una orden de acoger a miles de inmigrantes de África, Asia y Oriente Medio.
El llamado procedimiento de infracción, que autoriza a la Comisión Europea, verdugo ejecutor de la Unión Europea, a demandar a los Estados miembros que se consideran en rebeldía de sus obligaciones con arreglo al Derecho de la Unión Europea, podría dar lugar a sanciones financieras masivas.
Los británicos están tras los pasos de 3.000 complots terroristas después del ataque de Manchester. Estados Unidos tiene más de mil investigaciones con status de activas sobre ISIS en los 50 estados, para tratar de rastrear a todos los presuntos yihadistas.
Mientras tanto, los japoneses viven en paz.
El terrorismo tampoco tiene lugar en Polonia.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha reprendido repetidamente a Japón a lo largo de los años, tratando de lograr que el país acepte a refugiados, en su mayoría musulmanes, de diversos países. Los japoneses se han negado rotundamente.
En 2016, Japón concedió la condición de refugiado a sólo 28 personas de 10,901 solicitantes. En otras palabras, el 99 por ciento de las solicitudes fueron rechazadas. Los pocos refugiados que Japón ha acogido, por cierto, no son musulmanes. Japón les exige a los interesados en residir en su territorio pasen por un entrenamiento extenso, en cultura japonesa. Es decir, todo aquel que quiera habitar y trabajar en tierra nipona deberá dejar sus usos y costumbres para ser utilizados en la privacidad de sus nuevos hogares.
La primer ministro de Polonia, Beata Szydlo, también ha rechazado la constante presión de la Unión Europea para que su país acepte a sus “cuotas” refugiados musulmanes de Oriente Medio y África.
Pero algunos líderes de Europa han mantenido su terreno. En Polonia, la primera ministra Beata Szydło dijo que su país no sería chantajeado por funcionarios de la Unión Europea. En un discurso ante el Parlamento el 24 de mayo, dos días después del ataque jihadista en Manchester, Inglaterra, en el que una pareja polaca fue asesinada, dijo:
“No vamos a tomar parte en la locura de la élite de Bruselas … Dejemos de arrodillarnos y despertemos de nuestro letargo o estaremos llorando por nuestros hijos todos los días.
“Si no se puede ver esto – si no se puede ver que el terrorismo actualmente tiene el potencial de lastimar a todos los países de Europa, y usted piensa que Polonia no debe defenderse – usted va mano a mano con los que apuntan esta arma contra Europa, contra todos nosotros.
“Se trata de un ataque a Europa, a nuestra cultura, a nuestras tradiciones. ¿Queremos políticos fuertes que puedan ver el peligro y puedan luchar eficazmente contra él?”.
El ministro del Interior del país de Chopin, Marie Curie y Joseph Conrad, Mariusz Błaszczak, afirmó que aceptar las sugerencias de la Unión Europea “ciertamente sería peor” que cualquier castigo impuesto por Bruselas:
“No debemos olvidar los ataques terroristas que han ocurrido en Europa Occidental y cómo – en los países más grandes de la UE – desafortunadamente ahora son un hecho de vida. Recuerde que las ahora muy numerosas comunidades musulmanas en Europa Occidental comenzaron como relativamente Pequeños números
“Les digo a mis homólogos de Europa occidental que la estrategia de reubicación sólo intensifica la migración ilegal porque los traficantes reciben aún más clientes cuando estos escuchan que personas están siendo refugiadas en países de la Unión Europea que no sean Italia o Grecia”.
Henryk Kowalczyk, miembro del parlamento de Polonia, expresó sin titubear:
“Polonia hace una contribución a la UE … Estamos haciendo lo que el bloque dice, lo que dicen los tratados. Si el presidente francés pensaba en los refugiados, esa cuestión no se menciona en los tratados y cuando nos unimos a la Unión Europea no lo hicimos asumiendo ese compromiso “.
El ministro de Asuntos Europeos de Polonia, Konrad Szymański, añadió:
“No hay conflicto de valores entre la Comisión y Polonia – se trata de cómo interpretar estos valores”.
Usted puede sacar sus propias conclusiones. Países pueden ser sancionados por incumplir algo que no estaba pactado en un tratado. ¿Puede ser esto una acción típica de alguien que apoya al terrorismo o que ha tenido vínculos con este? Acto curioso y recurrente el de apelar a leyes y reglas que no estaban en vigencia en la génesis de las tratativas o en el instante de firmar los convenios.
Podemos debatir la parte humanitaria, pero es claro que vivimos en un mundo regulado por hipócritas. Mientras el presidente Macri lloraba junto al presidente Obama por muchos terroristas homenajeados en el parque de la memoria, Estados Unidos mantenía a sospechosos de actos de terrorismo hacinados en Guantánamo. Mientras Hollande se abrazaba a Estela Barnes de Carlotto en un homenaje similar, el servicio secreto francés seguramente interrogaba a los responsables de la masacre del salón Bataclan con croissants y champagne en la mesa de negociaciones. Theresa May propone sortear la política de derechos humanos para combatir el flagelo de la infiltración terrorista, pero no duda en censurar al presidente norteamericano Donald Trump cuando este pretendía instalar la tortura en orden de conseguir información con el objetivo de preservar la seguridad nacional. Donald Trump no es nada tímido al criticar la persecución política y la violencia edificada por Nicolás Maduro en Venezuela, pero se auto-halaga al anunciar su gran relación con Xi Jinping, cuando se ha triplicado la población de presos políticos en el país asiático desde la llegada de este al gobierno chino.
Lo cierto es que las acciones y las palabras para los aplaudidores terminan beneficiando a terroristas que ya accedieron a los gobiernos, o a los que en su camino al oro influencian a la sociedad. Europa Central, principalmente Polonia, Hungría y la República Checa, persisten -aunque no están totalmente libres de un ataque- a salvo de cualquier amenaza terrorista, a pesar de que la primera en particular es uno de los protagonistas de la OTAN en el Medio Oriente. Precisamente porque las razones de esto son tan evidentes que no pueden ser ignoradas. Polonia es un 0,1 por ciento musulmán, la mayoría de los cuales pertenecen a una comunidad tártara establecida en la zona desde hace tiempo, Gran Bretaña es 5 por ciento, Francia 10.3 por ciento y en Bélgica roza el 7% subrayando que en Bruselas es del 25 por ciento, y esos números continúan creciendo. Pensemos ahora en que suelo se produjeron mayúsculos atentados últimamente. Tal vez en estas estadísticas descanse la disidencia de Polonia en el proyecto de la Unión Europea. Este ejemplo podría proporcionar una lección a los hipócritas europeos que solo tienen visión suficiente para el tiempo que les queda de vida, sin proyectar el posible trastorno que el islam podría provocar en el continente.
De cómo la Unión Europea quiere sancionar a Polonia por un acuerdo nunca establecido. ¿Suena familiar?
Mientras que la mayoría de los movimientos yihadistas fueron prohibidos por el gobierno británico, organizaciones más discretas han surgido enviando mensajes escondidos. El Foro Islámico para Europa, por ejemplo, se presenta como una organización pacífica, pero -en su gran mayoría- sus adherentes no lo son. La Comisión Islámica de Derechos Humanos utiliza el lenguaje de la defensa de esas facultades civiles -algo común en los movimientos terroristas- para difundir declaraciones violentas contra Occidente. Una especie de “relato” a la islámica.
Pese a los ataques sufridos en las últimas semanas y el mensaje de rever el tratamiento para con los terroristas arrojado por Theresa May, el Reino Unido parece no haber aprendido la lección y sigue sin adoptar medidas de seguridad permanente en su territorio ante posibles ataques. Esto no es nuevo. Tiempo atrás tuve la oportunidad de ver un programa de televisión británico en donde el biólogo y etólogo Richard Dawkins se engarzaba en una discusión con un líder musulmán sobre el castigo de la sharia en los casos de apostasía. Una bella (alimentando mi imaginación) joven musulmana cubierta de pies a cabeza por su burka bajo la intensa labor de las luces del estudio no veía nada malo en la postura denigrante que el Corán destinaba a las mujeres. Para más información, no veía nada malo en lo que la dama llamaba la “religión de paz”. El profesor Dawkins se volvió hacia otro invitado en el show y vomitó una pregunta que no pudo ser evitada: ¿Cuál es el castigo en el mundo islámico para aquellos que abandonan la religión musulmana? El destinatario de la pregunta se vio obligado a realizar ciertas muecas con sus labios hasta rendirse y contestar: Para aquellos que cometen apostasía, el castigo es la pena de muerte. Quién contestaba era Mohamad Mukadam, presidente de la Asociación de Escuelas Musulmanas. En Inglaterra. En nuestros días. Un educador. Un forjador de mentes sedientas de sabiduría.
En el año 2011. Había dos millones y medio de musulmanes distribuidos en Inglaterra y en Gales. Tres años más tarde, el número se incrementó en casi un millón. Hay 140 escuelas de la fe musulmana en Inglaterra y doce de ellas son mantenidas por el Estado. Se cree que anualmente -en el país de La Rosa- unas cien mil personas se convierten a la religión de Mohamed, es decir, cien mil personas que, de cambiar nuevamente de opinión, dejarían la vida terrenal tal como la conocemos.
Es mi posición, pero me despierta saludables dudas al descubrir que la Unión Europea inició acciones legales contra la República Checa, Hungría y Polonia por no cumplir con una orden de acoger a miles de inmigrantes de África, Asia y Oriente Medio.
El llamado procedimiento de infracción, que autoriza a la Comisión Europea, verdugo ejecutor de la Unión Europea, a demandar a los Estados miembros que se consideran en rebeldía de sus obligaciones con arreglo al Derecho de la Unión Europea, podría dar lugar a sanciones financieras masivas.
Los británicos están tras los pasos de 3.000 complots terroristas después del ataque de Manchester. Estados Unidos tiene más de mil investigaciones con status de activas sobre ISIS en los 50 estados, para tratar de rastrear a todos los presuntos yihadistas.
Mientras tanto, los japoneses viven en paz.
El terrorismo tampoco tiene lugar en Polonia.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha reprendido repetidamente a Japón a lo largo de los años, tratando de lograr que el país acepte a refugiados, en su mayoría musulmanes, de diversos países. Los japoneses se han negado rotundamente.
En 2016, Japón concedió la condición de refugiado a sólo 28 personas de 10,901 solicitantes. En otras palabras, el 99 por ciento de las solicitudes fueron rechazadas. Los pocos refugiados que Japón ha acogido, por cierto, no son musulmanes. Japón les exige a los interesados en residir en su territorio pasen por un entrenamiento extenso, en cultura japonesa. Es decir, todo aquel que quiera habitar y trabajar en tierra nipona deberá dejar sus usos y costumbres para ser utilizados en la privacidad de sus nuevos hogares.
La primer ministro de Polonia, Beata Szydlo, también ha rechazado la constante presión de la Unión Europea para que su país acepte a sus “cuotas” refugiados musulmanes de Oriente Medio y África.
Pero algunos líderes de Europa han mantenido su terreno. En Polonia, la primera ministra Beata Szydło dijo que su país no sería chantajeado por funcionarios de la Unión Europea. En un discurso ante el Parlamento el 24 de mayo, dos días después del ataque jihadista en Manchester, Inglaterra, en el que una pareja polaca fue asesinada, dijo:
“No vamos a tomar parte en la locura de la élite de Bruselas … Dejemos de arrodillarnos y despertemos de nuestro letargo o estaremos llorando por nuestros hijos todos los días.
“Si no se puede ver esto – si no se puede ver que el terrorismo actualmente tiene el potencial de lastimar a todos los países de Europa, y usted piensa que Polonia no debe defenderse – usted va mano a mano con los que apuntan esta arma contra Europa, contra todos nosotros.
“Se trata de un ataque a Europa, a nuestra cultura, a nuestras tradiciones. ¿Queremos políticos fuertes que puedan ver el peligro y puedan luchar eficazmente contra él?”.
El ministro del Interior del país de Chopin, Marie Curie y Joseph Conrad, Mariusz Błaszczak, afirmó que aceptar las sugerencias de la Unión Europea “ciertamente sería peor” que cualquier castigo impuesto por Bruselas:
“No debemos olvidar los ataques terroristas que han ocurrido en Europa Occidental y cómo – en los países más grandes de la UE – desafortunadamente ahora son un hecho de vida. Recuerde que las ahora muy numerosas comunidades musulmanas en Europa Occidental comenzaron como relativamente Pequeños números
“Les digo a mis homólogos de Europa occidental que la estrategia de reubicación sólo intensifica la migración ilegal porque los traficantes reciben aún más clientes cuando estos escuchan que personas están siendo refugiadas en países de la Unión Europea que no sean Italia o Grecia”.
Henryk Kowalczyk, miembro del parlamento de Polonia, expresó sin titubear:
“Polonia hace una contribución a la UE … Estamos haciendo lo que el bloque dice, lo que dicen los tratados. Si el presidente francés pensaba en los refugiados, esa cuestión no se menciona en los tratados y cuando nos unimos a la Unión Europea no lo hicimos asumiendo ese compromiso “.
El ministro de Asuntos Europeos de Polonia, Konrad Szymański, añadió:
“No hay conflicto de valores entre la Comisión y Polonia – se trata de cómo interpretar estos valores”.
Usted puede sacar sus propias conclusiones. Países pueden ser sancionados por incumplir algo que no estaba pactado en un tratado. ¿Puede ser esto una acción típica de alguien que apoya al terrorismo o que ha tenido vínculos con este? Acto curioso y recurrente el de apelar a leyes y reglas que no estaban en vigencia en la génesis de las tratativas o en el instante de firmar los convenios.
Podemos debatir la parte humanitaria, pero es claro que vivimos en un mundo regulado por hipócritas. Mientras el presidente Macri lloraba junto al presidente Obama por muchos terroristas homenajeados en el parque de la memoria, Estados Unidos mantenía a sospechosos de actos de terrorismo hacinados en Guantánamo. Mientras Hollande se abrazaba a Estela Barnes de Carlotto en un homenaje similar, el servicio secreto francés seguramente interrogaba a los responsables de la masacre del salón Bataclan con croissants y champagne en la mesa de negociaciones. Theresa May propone sortear la política de derechos humanos para combatir el flagelo de la infiltración terrorista, pero no duda en censurar al presidente norteamericano Donald Trump cuando este pretendía instalar la tortura en orden de conseguir información con el objetivo de preservar la seguridad nacional. Donald Trump no es nada tímido al criticar la persecución política y la violencia edificada por Nicolás Maduro en Venezuela, pero se auto-halaga al anunciar su gran relación con Xi Jinping, cuando se ha triplicado la población de presos políticos en el país asiático desde la llegada de este al gobierno chino.
Lo cierto es que las acciones y las palabras para los aplaudidores terminan beneficiando a terroristas que ya accedieron a los gobiernos, o a los que en su camino al oro influencian a la sociedad. Europa Central, principalmente Polonia, Hungría y la República Checa, persisten -aunque no están totalmente libres de un ataque- a salvo de cualquier amenaza terrorista, a pesar de que la primera en particular es uno de los protagonistas de la OTAN en el Medio Oriente. Precisamente porque las razones de esto son tan evidentes que no pueden ser ignoradas. Polonia es un 0,1 por ciento musulmán, la mayoría de los cuales pertenecen a una comunidad tártara establecida en la zona desde hace tiempo, Gran Bretaña es 5 por ciento, Francia 10.3 por ciento y en Bélgica roza el 7% subrayando que en Bruselas es del 25 por ciento, y esos números continúan creciendo. Pensemos ahora en que suelo se produjeron mayúsculos atentados últimamente. Tal vez en estas estadísticas descanse la disidencia de Polonia en el proyecto de la Unión Europea. Este ejemplo podría proporcionar una lección a los hipócritas europeos que solo tienen visión suficiente para el tiempo que les queda de vida, sin proyectar el posible trastorno que el islam podría provocar en el continente.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 14, 2017
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