En una decisión histórica que transformó el panorama legal de la ciudadanía estadounidense, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó en Afroyim contra Rusk (1967) que el gobierno federal no podía revocar la ciudadanía de un ciudadano sin su consentimiento voluntario. El caso se centró en Beys Afroyim, un inmigrante de origen polaco que se naturalizó estadounidense en 1926. Tras votar en las elecciones israelíes de 1951, el Departamento de Estado le informó a Afroyim que había perdido su ciudadanía estadounidense en virtud de la Sección 401(e) de la Ley de Nacionalidad de 1940, que estipulaba la pérdida de la ciudadanía por votar en elecciones políticas extranjeras.
Afroyim impugnó la decisión, argumentando que se habían violado sus derechos constitucionales. El caso llegó a la Corte Suprema, donde se solicitó a los jueces que reconsideraran un fallo previo en el caso Pérez contra Brownell (1958), que había confirmado la autoridad del Congreso para despojar a los ciudadanos de sus derechos por acciones consideradas contrarias a los intereses estadounidenses. En una ajustada decisión de 5 a 4, la Corte falló a favor de Afroyim, revocando el caso Pérez y declarando que la ciudadanía está protegida por la Decimocuarta Enmienda, que garantiza que «todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos… son ciudadanos de los Estados Unidos».
El juez Hugo Black, en representación de la mayoría, enfatizó que la ciudadanía es un derecho fundamental que no puede ser arrebatado por decreto legislativo. «Nuestra decisión no hace más que otorgar a este ciudadano lo que le pertenece», escribió Black, «el derecho constitucional a seguir siendo un ciudadano libre en un país libre a menos que renuncie voluntariamente a dicha ciudadanía». El fallo subrayó el principio de que la ciudadanía no es un privilegio otorgado por el gobierno, sino un estatus constitucional que solo puede perderse mediante la renuncia voluntaria.
La decisión tuvo implicaciones de gran alcance. Puso fin de forma efectiva a la práctica de la expatriación involuntaria y abrió la puerta a una mayor aceptación de la doble nacionalidad en el derecho estadounidense. También condujo al abandono de los Tratados Bancroft, que buscaban limitar la doble nacionalidad mediante acuerdos internacionales.
Si bien Afroyim v. Rusk fue posteriormente restringido por Rogers v. Bellei (1971), que sostuvo que la Decimocuarta Enmienda solo protege a quienes nacieron o se naturalizaron en Estados Unidos, el principio fundamental permanece intacto: la ciudadanía estadounidense no puede revocarse sin el consentimiento del individuo. Hoy en día, se considera “prácticamente imposible” perder la ciudadanía estadounidense sin una renuncia formal y expresa.
El caso constituye una poderosa afirmación de los derechos individuales y un recordatorio de que, incluso en materia de soberanía nacional, la Constitución establece límites claros a la autoridad gubernamental. Afroyim v. Rusk continúa siendo citado en debates sobre ciudadanía, inmigración y libertades civiles, marcando un momento crucial en la evolución del derecho constitucional estadounidense.
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En una decisión histórica que transformó el panorama legal de la ciudadanía estadounidense, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó en Afroyim contra Rusk (1967) que el gobierno federal no podía revocar la ciudadanía de un ciudadano sin su consentimiento voluntario. El caso se centró en Beys Afroyim, un inmigrante de origen polaco que se naturalizó estadounidense en 1926. Tras votar en las elecciones israelíes de 1951, el Departamento de Estado le informó a Afroyim que había perdido su ciudadanía estadounidense en virtud de la Sección 401(e) de la Ley de Nacionalidad de 1940, que estipulaba la pérdida de la ciudadanía por votar en elecciones políticas extranjeras.
Afroyim impugnó la decisión, argumentando que se habían violado sus derechos constitucionales. El caso llegó a la Corte Suprema, donde se solicitó a los jueces que reconsideraran un fallo previo en el caso Pérez contra Brownell (1958), que había confirmado la autoridad del Congreso para despojar a los ciudadanos de sus derechos por acciones consideradas contrarias a los intereses estadounidenses. En una ajustada decisión de 5 a 4, la Corte falló a favor de Afroyim, revocando el caso Pérez y declarando que la ciudadanía está protegida por la Decimocuarta Enmienda, que garantiza que «todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos… son ciudadanos de los Estados Unidos».
El juez Hugo Black, en representación de la mayoría, enfatizó que la ciudadanía es un derecho fundamental que no puede ser arrebatado por decreto legislativo. «Nuestra decisión no hace más que otorgar a este ciudadano lo que le pertenece», escribió Black, «el derecho constitucional a seguir siendo un ciudadano libre en un país libre a menos que renuncie voluntariamente a dicha ciudadanía». El fallo subrayó el principio de que la ciudadanía no es un privilegio otorgado por el gobierno, sino un estatus constitucional que solo puede perderse mediante la renuncia voluntaria.
La decisión tuvo implicaciones de gran alcance. Puso fin de forma efectiva a la práctica de la expatriación involuntaria y abrió la puerta a una mayor aceptación de la doble nacionalidad en el derecho estadounidense. También condujo al abandono de los Tratados Bancroft, que buscaban limitar la doble nacionalidad mediante acuerdos internacionales.
Si bien Afroyim v. Rusk fue posteriormente restringido por Rogers v. Bellei (1971), que sostuvo que la Decimocuarta Enmienda solo protege a quienes nacieron o se naturalizaron en Estados Unidos, el principio fundamental permanece intacto: la ciudadanía estadounidense no puede revocarse sin el consentimiento del individuo. Hoy en día, se considera “prácticamente imposible” perder la ciudadanía estadounidense sin una renuncia formal y expresa.
El caso constituye una poderosa afirmación de los derechos individuales y un recordatorio de que, incluso en materia de soberanía nacional, la Constitución establece límites claros a la autoridad gubernamental. Afroyim v. Rusk continúa siendo citado en debates sobre ciudadanía, inmigración y libertades civiles, marcando un momento crucial en la evolución del derecho constitucional estadounidense.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 27, 2025
Tags: Afroyim Vs. Rusk, Hugo BlackRelated Posts
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