Una cuenta bancaria de una organización afiliada al servicio de inteligencia de Egipto pudo servir en 2016 para aportar fondos a la campaña electoral del entonces candidato a la Presidencia de EE.UU., Donald Trump.
A comienzos de 2019 investigadores del FBI (Oficina Federal de Investigaciones) se enteraron de que 10 millones de dólares habían sido retirados en efectivo de esa cuenta. Por aquel entonces, se sabía que Trump había tomado la decisión de inyectar 10 millones de dólares de su propio bolsillo en el tramo final de su carrera hacia la Casa Blanca.
La investigación secreta se centró en la posible relación entre ambas transacciones, pero fue cerrada en otoño de 2019 a instancias del entonces fiscal general, William Barr, designado por Trump, quien tenía dudas sobre la existencia de pruebas suficientes para seguir recabando pruebas. Barr ordenaría al director del FBI, Christopher Wray, que supervisara a los agentes del FBI que Barr describió como “empeñados” en investigar los registros del presidente.
Los investigadores federales habrían establecido, según datos manejados por los periodistas, que el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, tenía la intención de ayudar a Trump y que la suma fue sacada en efectivo con esta finalidad. Sin embargo, no se pudo establecer en ese corto periodo de tiempo ningún vínculo directo, como tampoco detectar cómo y cuándo el dinero podría pasar de unas manos a otras, lo que habría supuesto una clara violación de la ley federal que prohíbe a los candidatos aceptar fondos extranjeros.
En una posible conexión con estos hechos, el medio recuerda un momento embarazoso durante la cumbre del Grupo de los Siete en Francia, en agosto de 2019, cuando el entonces presidente Donald Trump se refirió a su homólogo egipcio, con quien debía reunirse, con las palabras: “¿Dónde está mi dictador favorito?“. Eso sucedió tanto en presencia de la delegación estadounidense, como de algunos miembros de la egipcia, como el entonces ministro de Exteriores, Sameh Shoukry, y el jefe de Inteligencia de El Cairo, Abbas Kamel.
“Todo estadounidense debería estar preocupado por cómo terminó ese caso”, dijo una de las personas consultadas, que habló bajo condición de anonimato. “Se supone que el Departamento de Justicia debe seguir la evidencia a donde sea que lleve; lo hace todo el tiempo para determinar si ocurrió un crimen o no”, sostuvo.
El medio no consiguió que los portavoces de la campaña presidencial de Trump, ni tampoco del Gobierno egipcio, hicieran comentarios al respecto. Ambas fuentes enfatizaron que la investigación estuvo cerrada sin cargos.
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Una cuenta bancaria de una organización afiliada al servicio de inteligencia de Egipto pudo servir en 2016 para aportar fondos a la campaña electoral del entonces candidato a la Presidencia de EE.UU., Donald Trump.
A comienzos de 2019 investigadores del FBI (Oficina Federal de Investigaciones) se enteraron de que 10 millones de dólares habían sido retirados en efectivo de esa cuenta. Por aquel entonces, se sabía que Trump había tomado la decisión de inyectar 10 millones de dólares de su propio bolsillo en el tramo final de su carrera hacia la Casa Blanca.
La investigación secreta se centró en la posible relación entre ambas transacciones, pero fue cerrada en otoño de 2019 a instancias del entonces fiscal general, William Barr, designado por Trump, quien tenía dudas sobre la existencia de pruebas suficientes para seguir recabando pruebas. Barr ordenaría al director del FBI, Christopher Wray, que supervisara a los agentes del FBI que Barr describió como “empeñados” en investigar los registros del presidente.
Los investigadores federales habrían establecido, según datos manejados por los periodistas, que el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, tenía la intención de ayudar a Trump y que la suma fue sacada en efectivo con esta finalidad. Sin embargo, no se pudo establecer en ese corto periodo de tiempo ningún vínculo directo, como tampoco detectar cómo y cuándo el dinero podría pasar de unas manos a otras, lo que habría supuesto una clara violación de la ley federal que prohíbe a los candidatos aceptar fondos extranjeros.
En una posible conexión con estos hechos, el medio recuerda un momento embarazoso durante la cumbre del Grupo de los Siete en Francia, en agosto de 2019, cuando el entonces presidente Donald Trump se refirió a su homólogo egipcio, con quien debía reunirse, con las palabras: “¿Dónde está mi dictador favorito?“. Eso sucedió tanto en presencia de la delegación estadounidense, como de algunos miembros de la egipcia, como el entonces ministro de Exteriores, Sameh Shoukry, y el jefe de Inteligencia de El Cairo, Abbas Kamel.
“Todo estadounidense debería estar preocupado por cómo terminó ese caso”, dijo una de las personas consultadas, que habló bajo condición de anonimato. “Se supone que el Departamento de Justicia debe seguir la evidencia a donde sea que lleve; lo hace todo el tiempo para determinar si ocurrió un crimen o no”, sostuvo.
El medio no consiguió que los portavoces de la campaña presidencial de Trump, ni tampoco del Gobierno egipcio, hicieran comentarios al respecto. Ambas fuentes enfatizaron que la investigación estuvo cerrada sin cargos.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 6, 2024
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