Desde hace años Argentina se ha transformado en un gran manicomio, donde es difícil ya diferenciar la realidad de la locura, pareciendo que vivimos en un universo paralelo, en el cual la ficción se ha disfrazado de verdad.
Esta enajenación en la cual nos encontramos inmersos y que se ha agravado dramáticamente en los últimos tres años de gobierno kirchnerista es tal que, resulta hoy muy difícil mantenerse cuerdo en este país.
Vamos diariamente al supermercado donde atónitos vemos que los precios de los productos vuelan día y día y desde el gobierno se nos dice que la inflación es una creación mental de los propios argentinos.
Todos los días asistimos a un nuevo robo violento, a atroces asesinatos y desde el gobierno insisten en que los índices de delincuencia han bajado en los últimos tiempos y la inseguridad es una sensación.
Nos vamos empobreciendo más y más casa día a día pero una clase política cada vez más rica y opulenta nos dice que vamos bien y que crece el salario real. Que todos los males son culpa de la gestión anterior.
Desde los medios de comunicación, mientras el gobierno se afana los dineros de los jubilados, nos entretienen con los festejos de la selección nacional de futbol y nos aturden con el cantito de “muchachos…”.
Nos dicen que la corrupción política es en realidad persecución política, que la Justicia solo esta para perseguir a los que el gobierno considera los malos y hay que destruirla cuando no lo hace. Que la Vicepresidenta de la Nación es San Martin y que a él también lo persiguieron por corrupto. Que la Patria es el Frente gobernante. Un reconocido actor de telenovelas y cine expresó: “Si se comprueba que son corruptos, los votaría igual“.
Desgañitan el gañote diciendo que la Vicepresidenta de la Nación está proscripta (aunque su condena está lejos de quedar firme), cuando ella misma dijo que no va a presentarse a ninguno cargo electivo porque no quiere fueros, pero a la vez sus acólitos seguidores llaman a “luchar y vuelve”, emulando la épica del peronismo del año 1972 cuando Perón si estaba proscripto y llevaba 17 años en el exilio, siendo a su vez que la “jefa” odia a Perón, al cual llama “viejo de mierda”.
Cambian sus convicciones y creencias como quien cambia de camiseta. Mutan lo que expresaban hasta hace diez minutos para sostener exactamente lo contrario ahora, sin vergüenza alguna. Se tienen por no responsables de lo que ocurre en el país a partir de lo que ellos mismo hacen. Son oficialismo y oposición al mismo tiempo.
Nos hicieron creer que abortar libremente está bien, que consumir drogas es “cool”, que la perspectiva de género es la piedra filosofal, que los delincuentes tienen más derechos que los ciudadanos comunes, que la policía es una institución mala en sí misma, que los militares son seres demoniacos, que la izquierda es “lo más” como dicen los adolescentes y la derecha es la calamidad.
En los denominados juicios de lesa humanidad han transformado a las organizaciones terroristas en inocentes jóvenes de la militancia, a verdaderos enfrentamientos armados en delibrados asesinatos, a detenciones legales en privaciones ilegitimas de la libertad y al Estado de entonces en una cruel asociación ilícita: blandiendo la inventada cifra de 30.000 desaparecidos como real. Sin sonrojarse el ex Midachi dijo que en los 70 estuvieron a punto de cambiar al país y que no pudieron porque a Montoneros le falto maldad.
Han reducido la política a una revolución, lisa y llanamente, endulzando los oídos de vetustas y anacrónicas mentes, fracturando a la población por la mitad para acallar y prescindir de la que no les sigue ni les es afín.
Estos desvaríos que atentan contra la vida, la seguridad, el bien común y ponen en peligro la propia existencia de la sociedad, son promovidas y validadas como sensatas por una alucinada clase gobernante y aceptadas dócilmente por muchos, a quienes les cuesta asumir que fueron llevados a un especie de estado de bovarismo.
Es una locura tipo Matrix donde muchos yacen dormidos creyendo que viven la única vida que hay, cuando en realidad están conectados a una máquina (Estado populista) que los exprime hasta lo último para así fundirlos en la miseria humana y espiritual.
Nadie quiere asumir esta coyuntura. La aceptación es una de nuestras asignaturas pendientes como sociedad, por ello como decíamos, es muy difícil mantenerse cuerdo en este país. Hacerlo implica soledad, pues al cuerdo se lo considera un “bicho raro”; es perseguido, cuestionado, aislado y hasta agredido porque pone en jaque “el relato”.
Por eso, quienes aún conservan algo de cordura en este país deben salir de su zona de confort, dejando la bronca, la queja reiterada y la resignación, para poner su granito de arena en la construcción del futuro que queremos y merecemos. Como decía el genial Sarmiento: “Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno”. Basta de tibios, empecemos a ejercer nuestros derechos cívicos involucrándonos en la pelea política, enlodándonos en el barro de esa locura para que finalmente la luz triunfe sobre la confusión. Es un deber ineludible para con la Patria.
En otras palabras, parafraseando al peluca liberal: “no hay que guiar ciervos, hay que despertar leones”. Por lo pronto a quienes colaboramos con “Prisionero en Argentina” ya nos sonó el despertador y tenemos el bife de carne listo…
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
Desde hace años Argentina se ha transformado en un gran manicomio, donde es difícil ya diferenciar la realidad de la locura, pareciendo que vivimos en un universo paralelo, en el cual la ficción se ha disfrazado de verdad.
Esta enajenación en la cual nos encontramos inmersos y que se ha agravado dramáticamente en los últimos tres años de gobierno kirchnerista es tal que, resulta hoy muy difícil mantenerse cuerdo en este país.
Vamos diariamente al supermercado donde atónitos vemos que los precios de los productos vuelan día y día y desde el gobierno se nos dice que la inflación es una creación mental de los propios argentinos.
Todos los días asistimos a un nuevo robo violento, a atroces asesinatos y desde el gobierno insisten en que los índices de delincuencia han bajado en los últimos tiempos y la inseguridad es una sensación.
Nos vamos empobreciendo más y más casa día a día pero una clase política cada vez más rica y opulenta nos dice que vamos bien y que crece el salario real. Que todos los males son culpa de la gestión anterior.
Desde los medios de comunicación, mientras el gobierno se afana los dineros de los jubilados, nos entretienen con los festejos de la selección nacional de futbol y nos aturden con el cantito de “muchachos…”.
Nos dicen que la corrupción política es en realidad persecución política, que la Justicia solo esta para perseguir a los que el gobierno considera los malos y hay que destruirla cuando no lo hace. Que la Vicepresidenta de la Nación es San Martin y que a él también lo persiguieron por corrupto. Que la Patria es el Frente gobernante. Un reconocido actor de telenovelas y cine expresó: “Si se comprueba que son corruptos, los votaría igual“.
Desgañitan el gañote diciendo que la Vicepresidenta de la Nación está proscripta (aunque su condena está lejos de quedar firme), cuando ella misma dijo que no va a presentarse a ninguno cargo electivo porque no quiere fueros, pero a la vez sus acólitos seguidores llaman a “luchar y vuelve”, emulando la épica del peronismo del año 1972 cuando Perón si estaba proscripto y llevaba 17 años en el exilio, siendo a su vez que la “jefa” odia a Perón, al cual llama “viejo de mierda”.
Cambian sus convicciones y creencias como quien cambia de camiseta. Mutan lo que expresaban hasta hace diez minutos para sostener exactamente lo contrario ahora, sin vergüenza alguna. Se tienen por no responsables de lo que ocurre en el país a partir de lo que ellos mismo hacen. Son oficialismo y oposición al mismo tiempo.
Nos hicieron creer que abortar libremente está bien, que consumir drogas es “cool”, que la perspectiva de género es la piedra filosofal, que los delincuentes tienen más derechos que los ciudadanos comunes, que la policía es una institución mala en sí misma, que los militares son seres demoniacos, que la izquierda es “lo más” como dicen los adolescentes y la derecha es la calamidad.
En los denominados juicios de lesa humanidad han transformado a las organizaciones terroristas en inocentes jóvenes de la militancia, a verdaderos enfrentamientos armados en delibrados asesinatos, a detenciones legales en privaciones ilegitimas de la libertad y al Estado de entonces en una cruel asociación ilícita: blandiendo la inventada cifra de 30.000 desaparecidos como real. Sin sonrojarse el ex Midachi dijo que en los 70 estuvieron a punto de cambiar al país y que no pudieron porque a Montoneros le falto maldad.
Han reducido la política a una revolución, lisa y llanamente, endulzando los oídos de vetustas y anacrónicas mentes, fracturando a la población por la mitad para acallar y prescindir de la que no les sigue ni les es afín.
Estos desvaríos que atentan contra la vida, la seguridad, el bien común y ponen en peligro la propia existencia de la sociedad, son promovidas y validadas como sensatas por una alucinada clase gobernante y aceptadas dócilmente por muchos, a quienes les cuesta asumir que fueron llevados a un especie de estado de bovarismo.
Es una locura tipo Matrix donde muchos yacen dormidos creyendo que viven la única vida que hay, cuando en realidad están conectados a una máquina (Estado populista) que los exprime hasta lo último para así fundirlos en la miseria humana y espiritual.
Nadie quiere asumir esta coyuntura. La aceptación es una de nuestras asignaturas pendientes como sociedad, por ello como decíamos, es muy difícil mantenerse cuerdo en este país. Hacerlo implica soledad, pues al cuerdo se lo considera un “bicho raro”; es perseguido, cuestionado, aislado y hasta agredido porque pone en jaque “el relato”.
Por eso, quienes aún conservan algo de cordura en este país deben salir de su zona de confort, dejando la bronca, la queja reiterada y la resignación, para poner su granito de arena en la construcción del futuro que queremos y merecemos. Como decía el genial Sarmiento: “Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno”. Basta de tibios, empecemos a ejercer nuestros derechos cívicos involucrándonos en la pelea política, enlodándonos en el barro de esa locura para que finalmente la luz triunfe sobre la confusión. Es un deber ineludible para con la Patria.
En otras palabras, parafraseando al peluca liberal: “no hay que guiar ciervos, hay que despertar leones”. Por lo pronto a quienes colaboramos con “Prisionero en Argentina” ya nos sonó el despertador y tenemos el bife de carne listo…
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 27, 2023