El veterano líder piquetero Eduardo Belliboni encabezó marchas callejeras contra gobiernos de todos los colores: desde Carlos Menem y Mauricio Macri hasta Néstor y Cristina Kirchner, finalizando con Alberto Fernández, antes de Milei. El miércoles hizo lo mismo contra Javier Milei, pese a que el flamante presidente libertario intentó evitarlo con su cuestionado ‘protoloco antipiquetes’. Eduardo Belliboni, de 64 años, dirigente de Polo Obrero y referente de Unidad Piquetera, llegó el miércoles a la marcha rodeado de una nube de fotógrafos y cámaras, convertido en uno de los rostros más visibles de las protestas contra el agresivo plan de ajuste económico de Milei y su orden de marchar por la vereda, bajo la amenaza convertida en mantra: “quien corta (la calle), no cobra (los planes sociales)”.
“No vamos a una guerra, vamos a una marcha. Hay un estado de terror”, dijo Belliboni en víspera de la movilización que llegó hasta la Plaza de Mayo. “Vamos a movilizarnos por las calles, como se hace en todas las manifestaciones de todo el mundo. ¿Dónde vamos a meter 50.000 personas?”, se preguntó, visiblemente enojado.
Luego se dirigió a la ministra de Seguridad, un figura del entorno del expresidente conservador Mauricio Macri: “Patricia Bullrich, las movilizaciones de más de 5.000 personas lógicamente se hacen por la calle”.
Del mismo modo, aseveró que no iban a permitir que declarase el “estado de sitio” y responsabilizó al gobierno de cualquier acto de violencia que pudiera darse. “¿De quién podría ser culpa si estamos en una manifestación pacífica? ¿Vos me ves con un palo? ¿Yo tengo una cara tapada? ¿Tengo una bomba en la mochila?”, cuestionó.
Temperamental, se enfrentó a insultos con un periodista al que luego pidió perdón, y durante la marcha, entre forcejeos con los agentes, acusó a las fuerzas federales mandadas por Milei de estar actuando ilegalmente en la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador, el kirchnerista Axel Kicillof, resolvió desoír el ‘protocolo antipiquetes’.
Su alta figura destacaba en la multitud de manifestantes que empujaban la marcha entre el cordón de agentes motorizados que querían, infructuosamente, despejar el asfalto.
“Se está violando la autonomía de la Ciudad. Ustedes han sido testigos de la represión, de una represión de la Policía Federal en la calle de la ciudad”, gritó ante los periodistas señalando a los uniformados. “¡Es Patricia Bullrich la que está armando una provocación!”, exclamó Belliboni.
“Yo quiero que le vaya mal al Gobierno de Milei”
En la red social X, antes Twitter, Belliboni se define como “hincha de Racing, Ferroviario de corazón, trosko funcional”, algo -esto último- que justificó en una entrevista el pasado mes de mayo.
“Tiene que ver con que me han dicho funcional al gobierno desde todos lados. Cuando estaba Macri, me decían que era funcional al gobierno peronista; ahora me dicen que soy funcional a Macri. Soy funcional a Trotski, es lo único a lo que soy funcional”, explicó.
Antes del balotaje entre Milei y el peronista Massa, Belliboni ya dijo que ya dijo que estaría en las calles ganase quien ganase, y tras la victoria del libertario le mostró abiertamente su rechazo.
“Yo quiero que le vaya mal al Gobierno de Milei, porque si le va bien nos va a ir muy mal a los trabajadores”, dijo.
Según la prensa local, Belliboni empezó trabajar a los 13 años repartiendo cigarrillos, y después trabajó en el sector metalúrgico, en el ferroviario y como colectivero (conductor de autobús). Su lucha sindical arrancó en los últimos años de la dictadura militar (1976-1983), un momento de auge en la lucha por los derechos humanos.
El líder obrero suele jactarse de que en el pasado le despedían de todos sus trabajos por defender a sus compañeros.
El interés mediático en la figura de Bellboni creció después de que el vocero presidencial de Milei, Manuel Adorni, dijera que el Polo Obrero manejaba una caja de miles de millones de pesos en la intermediación de planes sociales y lo acusó de “estar siempre extorsionando o maltratando a la gente que necesita estos planes y tiene necesidades”.
El gobierno sostiene que las organizaciones piqueteras presionan a la gente para que asistan a las marchas, bajo la amenaza de que perderán sus planes sociales, por lo que habilitó una línea telefónica para recibir denuncias anónimas con los dirigentes.
El Gobierno de Milei acusa a las organizaciones de hacer política con la pobreza, algo que los líderes sociales refutan.
La manifestación, como cada año, conmemoraba represión del 19 y 20 de diciembre de 2001, en el marco de una grave crisis económica que significó la caída del gobierno de Fernando De La Rúa.
Pese a que se desarrolló en medio de un inusual despliegue de las cuatro fuerzas federales, Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), además de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, las autoridades no pudieron impedir que los manifestantes ocuparan las calles.
La ministra Bullrich destacó que en la marcha, que se saldó con dos detenidos y tuvo algunos choques con las fuerzas de seguridad, “hubo libre circulación en todo el país”.
Pero Belliboni, en un mensaje en las redes sociales, colgó una foto con los miles manifestantes marchando sobre el asfalto. “¿Y el protocolo, Bullrich?”, preguntó.
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El veterano líder piquetero Eduardo Belliboni encabezó marchas callejeras contra gobiernos de todos los colores: desde Carlos Menem y Mauricio Macri hasta Néstor y Cristina Kirchner, finalizando con Alberto Fernández, antes de Milei. El miércoles hizo lo mismo contra Javier Milei, pese a que el flamante presidente libertario intentó evitarlo con su cuestionado ‘protoloco antipiquetes’. Eduardo Belliboni, de 64 años, dirigente de Polo Obrero y referente de Unidad Piquetera, llegó el miércoles a la marcha rodeado de una nube de fotógrafos y cámaras, convertido en uno de los rostros más visibles de las protestas contra el agresivo plan de ajuste económico de Milei y su orden de marchar por la vereda, bajo la amenaza convertida en mantra: “quien corta (la calle), no cobra (los planes sociales)”.
“No vamos a una guerra, vamos a una marcha. Hay un estado de terror”, dijo Belliboni en víspera de la movilización que llegó hasta la Plaza de Mayo. “Vamos a movilizarnos por las calles, como se hace en todas las manifestaciones de todo el mundo. ¿Dónde vamos a meter 50.000 personas?”, se preguntó, visiblemente enojado.
Luego se dirigió a la ministra de Seguridad, un figura del entorno del expresidente conservador Mauricio Macri: “Patricia Bullrich, las movilizaciones de más de 5.000 personas lógicamente se hacen por la calle”.
Del mismo modo, aseveró que no iban a permitir que declarase el “estado de sitio” y responsabilizó al gobierno de cualquier acto de violencia que pudiera darse. “¿De quién podría ser culpa si estamos en una manifestación pacífica? ¿Vos me ves con un palo? ¿Yo tengo una cara tapada? ¿Tengo una bomba en la mochila?”, cuestionó.
Temperamental, se enfrentó a insultos con un periodista al que luego pidió perdón, y durante la marcha, entre forcejeos con los agentes, acusó a las fuerzas federales mandadas por Milei de estar actuando ilegalmente en la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador, el kirchnerista Axel Kicillof, resolvió desoír el ‘protocolo antipiquetes’.
Su alta figura destacaba en la multitud de manifestantes que empujaban la marcha entre el cordón de agentes motorizados que querían, infructuosamente, despejar el asfalto.
“Se está violando la autonomía de la Ciudad. Ustedes han sido testigos de la represión, de una represión de la Policía Federal en la calle de la ciudad”, gritó ante los periodistas señalando a los uniformados. “¡Es Patricia Bullrich la que está armando una provocación!”, exclamó Belliboni.
En la red social X, antes Twitter, Belliboni se define como “hincha de Racing, Ferroviario de corazón, trosko funcional”, algo -esto último- que justificó en una entrevista el pasado mes de mayo.
“Tiene que ver con que me han dicho funcional al gobierno desde todos lados. Cuando estaba Macri, me decían que era funcional al gobierno peronista; ahora me dicen que soy funcional a Macri. Soy funcional a Trotski, es lo único a lo que soy funcional”, explicó.
Antes del balotaje entre Milei y el peronista Massa, Belliboni ya dijo que ya dijo que estaría en las calles ganase quien ganase, y tras la victoria del libertario le mostró abiertamente su rechazo.
“Yo quiero que le vaya mal al Gobierno de Milei, porque si le va bien nos va a ir muy mal a los trabajadores”, dijo.
Según la prensa local, Belliboni empezó trabajar a los 13 años repartiendo cigarrillos, y después trabajó en el sector metalúrgico, en el ferroviario y como colectivero (conductor de autobús). Su lucha sindical arrancó en los últimos años de la dictadura militar (1976-1983), un momento de auge en la lucha por los derechos humanos.
El líder obrero suele jactarse de que en el pasado le despedían de todos sus trabajos por defender a sus compañeros.
El interés mediático en la figura de Bellboni creció después de que el vocero presidencial de Milei, Manuel Adorni, dijera que el Polo Obrero manejaba una caja de miles de millones de pesos en la intermediación de planes sociales y lo acusó de “estar siempre extorsionando o maltratando a la gente que necesita estos planes y tiene necesidades”.
El gobierno sostiene que las organizaciones piqueteras presionan a la gente para que asistan a las marchas, bajo la amenaza de que perderán sus planes sociales, por lo que habilitó una línea telefónica para recibir denuncias anónimas con los dirigentes.
El Gobierno de Milei acusa a las organizaciones de hacer política con la pobreza, algo que los líderes sociales refutan.
La manifestación, como cada año, conmemoraba represión del 19 y 20 de diciembre de 2001, en el marco de una grave crisis económica que significó la caída del gobierno de Fernando De La Rúa.
Pese a que se desarrolló en medio de un inusual despliegue de las cuatro fuerzas federales, Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), además de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, las autoridades no pudieron impedir que los manifestantes ocuparan las calles.
La ministra Bullrich destacó que en la marcha, que se saldó con dos detenidos y tuvo algunos choques con las fuerzas de seguridad, “hubo libre circulación en todo el país”.
Pero Belliboni, en un mensaje en las redes sociales, colgó una foto con los miles manifestantes marchando sobre el asfalto. “¿Y el protocolo, Bullrich?”, preguntó.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 22, 2023