El Matador que se Detuvo a Media Faena

Share

  Por Bobby Grundhal.

En el vibrante y a la vez controvertido mundo del toreo español, el nombre de Álvaro Muñera tiene un peso único: no por una victoria deslumbrante en el ruedo, sino por un acto de conciencia que frenó abruptamente su carrera. Su historia destaca como un momento en el que el espectáculo de la tradición colisionó con la voz serena del despertar moral.

Nacido en 1957 en Oviedo, España, Muñera creció inmerso en la cultura de la corrida. Como muchos aspirantes a matadores, se entrenó intensivamente, desarrollando el aplomo, los reflejos y el coraje que este deporte exige. A finales de la década de 1980, se había ganado una reputación de habilidad y espectáculo, atrayendo multitudes a sus espectáculos. La tauromaquia, impregnada de rituales y simbolismo, le brindó prestigio y un medio de vida. Sin embargo, en 1988, durante una corrida en Bogotá, Colombia, los acontecimientos dieron un giro que cambiaría su vida para siempre.

Según el propio relato de Muñera, mientras se encontraba en el ruedo frente al toro, experimentó un cambio de perspectiva inesperado. El animal, herido y sangrando por las lanzas y espadas utilizadas en las primeras fases de la lidia, simplemente se quedó frente a él, respirando con dificultad. En lugar de ver a un adversario peligroso, Muñera vio una criatura indefensa, despojada de su fuerza por designios humanos. La adrenalina de la lucha dio paso a un profundo sentimiento de compasión y culpa. En un gesto sin precedentes, se bajó la capa, detuvo la actuación y se negó a continuar.

De repente, no vi cuernos, sino ojos de toro. Se paró frente a mí y empezó a mirarme. Simplemente se quedó allí, observando, sin intentar atacarme. La inocencia en los ojos de todos los animales me mira pidiendo ayuda. Era como un grito de justicia y, en lo más profundo de mí, comprendí de repente que se dirigía a mí como nos dirigimos a Dios en oración: «No quiero pelear contigo, por favor, déjame, porque no te he hecho nada malo. Puedes matarme si quieres, matarme si quieres, pero yo no quiero pelear contigo».

La decisión dejó atónitos a espectadores y colegas. En un deporte donde la valentía se mide por la disposición a enfrentarse a la muerte en el ruedo, retirarse en medio de la lidia era casi impensable. Para Muñera, sin embargo, el momento fue transformador. Pronto se retiró del toreo por completo, dedicándose a denunciar la práctica que una vez había abrazado. A lo largo de los años, ha aparecido en entrevistas, campañas por los derechos de los animales y eventos públicos, describiendo su epifanía e instando a otros a ver las corridas de toros no como un arte, sino como una crueldad enmascarada por la tradición.

La historia de Muñera resuena mucho más allá de la plaza de toros. Plantea preguntas sobre los límites del patrimonio cultural, las responsabilidades morales de las personas dentro de tradiciones dañinas y la capacidad de cambio personal. Al renunciar al mismo oficio que le había dado fama, Muñera se convirtió en una figura insólita dentro del movimiento por los derechos de los animales, prueba de que incluso quienes están profundamente arraigados en una práctica pueden cuestionar su legitimidad.

“Ya no soy capaz de ver ninguna corrida de toros, eso es una tortura” 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 12, 2025


 

Tags: , , , , , ,
5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
10 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
10
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x