El Miedo y el Rechazo a los Pobres

Share

Por Marlene Suzman.

La aporofobia, término acuñado por la filósofa española Adela Cortina, se refiere al miedo, la aversión o el rechazo hacia las personas pobres y marginadas. A diferencia de la xenofobia o el racismo, la aporofobia ataca a las personas no por su etnia o nacionalidad, sino por su situación económica. Revela un profundo sesgo social que equipara la pobreza con el fracaso moral, el peligro o la indeseabilidad, lo que a menudo conduce a la exclusión, la discriminación e incluso la violencia.

Este fenómeno se manifiesta de diversas maneras: desde la estigmatización de las personas sin hogar hasta la negligencia sistémica de las comunidades empobrecidas. En muchas sociedades, las personas en situación de pobreza no solo son ignoradas, sino que se les culpa activamente de su condición. Se les etiqueta como perezosos, irresponsables o indignos, lo que justifica la negación del apoyo y perpetúa los ciclos de pobreza. Estas actitudes se ven reforzadas por la imagen que transmiten los medios de comunicación, la retórica política y las políticas públicas que priorizan la productividad económica sobre la dignidad humana.

Moralmente, la aporofobia representa una profunda falla ética. Contradice los principios de justicia, igualdad y compasión. Cuando las sociedades toleran o normalizan el desprecio por los pobres, erosionan los cimientos de la ética cívica y la solidaridad social. El filósofo Cortina argumenta que la aporofobia no es mera indiferencia, sino una forma de odio que niega sus derechos individuales y su humanidad basándose únicamente en su falta de riqueza.

Desde una perspectiva psicológica, la aporofobia puede derivar del miedo a la vulnerabilidad. La pobreza suele percibirse como una amenaza para el orden social o la seguridad personal. Las personas pueden proyectar sus ansiedades en los pobres, distanciándose para evitar confrontar verdades incómodas sobre la desigualdad o sus propios privilegios. Esto conduce a la disonancia cognitiva, donde las personas justifican su falta de empatía culpando a los pobres de su desgracia.

Combatir la aporofobia requiere más que caridad: exige un cambio estructural y una transformación cultural. La educación desempeña un papel crucial para desafiar los estereotipos y fomentar la empatía. Las políticas deben cambiar de enfoques punitivos a enfoques inclusivos que reconozcan la pobreza como un problema sistémico, no como un defecto personal. Las redes sociales y el discurso público deben amplificar las voces de las personas marginadas, humanizando sus experiencias y desmantelando las narrativas dañinas.

En última instancia, la aporofobia es un obstáculo para la justicia y la unidad. Abordarla exige un compromiso colectivo con la dignidad, la equidad y la compasión. Solo combatiendo este sesgo, las sociedades podrán avanzar hacia una verdadera inclusión, donde cada persona, independientemente de su situación económica, sea valorada y respetada.

 


PrisioneroEnArgentia.com

Julio 30, 2025


 

Tags: ,
5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
6 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
6
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x