El mundo depende demasiado de suministros médicos de China.

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Docenas de titulares en las últimas semanas han confirmado un hecho alarmante: los suministros médicos de China no funcionan, o son muy defectuosos. Sin embargo, los gobiernos occidentales continúan adquiriéndolos.

La autoridad de salud pública de Canadá es solo la última en anunciar que casi un millón de mascaras KN95 que China envió no cumplieron con los estándares de los profesionales de la salud. El Ministerio de Salud de España anunció anteriormente que está buscando una compensación por 640,000 pruebas defectuosas de coronavirus que China había entregado. Se suponía que estas pruebas reemplazarían el antiguo suministro que España había comprado a China, que también había sido defectuoso. La salvedad es que los funcionarios españoles insistieron de manera curiosa en la compra del mismo producto, a la misma fábrica China. Hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes es de…

China no enviará los 1.500 respiradores que solicitó a Argentina y ahora el Gobierno local apostará sus esperanzas a la producción nacional para cubrir este faltante en la lucha contra el avance de la pandemia.

Esta es la norma, no la excepción, para los productos chinos. Australia, Gran Bretaña, la República Checa, Finlandia, India, los Países Bajos, Eslovaquia, Turquía y varios otros países han comprado equipos médicos de China que resultaron defectuosos. Sin embargo, China sigue siendo el principal proveedor médico del mundo.

En Holanda sufrieron la estafa de medio millón de máscaras en mal estado de confección, mientras que Alemania -en un pedido de más de once millones de unidades del mismo producto, realizó una queja formal, ya que los filtros no funcionaban. El material fue calificado como simple basura, imposible de utilizar en instalaciones hospitalarias bajo el acecho del coronavirus. Todos los envíos claro, provenientes de empresas de China. 

Solo en los EE. UU., China suministra más del 90% de nuestros antibióticos y un gran porcentaje de nuestros productos biológicos y dispositivos médicos aprobados por la FDA, según el American Enterprise Institute. La dependencia de los productos farmacéuticos de origen chino ha llegado al punto en que ni siquiera Estados Unidos produce su propia penicilina.

China sabe que esta dependencia es una de las mayores debilidades de occidente, y trata de explotarla. El régimen de Xi Jinping comenzó a atesorar respiradores, máscaras, guantes y otros suministros médicos producidos por sus fábricas.

Es una pena que haya sido una pandemia mundial para exponer que China es un competidor manipulador y deshonesto que no quiere nada más que construir su posición utilizando la fuerza y ​​esa dependencia económica. Los suministros médicos de fabricación barata de China están poniendo en riesgo la vida de médicos, enfermeras y pacientes por igual. Entonces, no solo es una catástrofe económica, también es un peligro para la salud.

Occidente necesita lanzar un esfuerzo común para producir más de sus propios medicamentos y equipos.

Romper con la cadena de suministro de China sin duda generará costos: los precios de los medicamentos y suministros probablemente aumenten, al menos al principio. Pero ese es un pequeño precio a pagar por la fiabilidad y la calidad. Los hospitales no deberían buscar ventiladores, mascaras o guantes sin rumbo fijo, ni deberían obligar a los trabajadores de la salud a reutilizar máscaras médicas chinas que probablemente no funcionen. 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 27, 2020


 

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