La Conspiración Empresarial, también conocida como el Golpe de Estado a la Casa Blanca, fue un episodio poco conocido pero notable en la historia estadounidense, relacionado con una supuesta conspiración de empresarios adinerados para derrocar al presidente Franklin D. Roosevelt a principios de la década de 1930. Si bien sigue siendo un tema de debate entre los historiadores, la conspiración representa un caso excepcional en el que las élites de alto rango fueron acusadas de intentar reemplazar el gobierno estadounidense por un régimen de corte fascista. El plan fue finalmente descubierto y frustrado gracias a la integridad y la valentía de una figura clave: el mayor general Smedley D. Butler.
F.D. Roosevelt
En el centro de la supuesta conspiración se encontraba el descontento de ciertos segmentos de las élites empresariales y financieras estadounidenses con las políticas del New Deal del presidente Roosevelt, que consideraban hostiles al capitalismo y una amenaza para su riqueza y poder. El país se encontraba sumido en la Gran Depresión, y Roosevelt había introducido reformas económicas radicales y medidas de seguridad social, que muchos conservadores interpretaron como una extralimitación socialista.
La conspiración salió a la luz en 1934 cuando el general Butler, un respetado oficial retirado del Cuerpo de Marines y dos veces condecorado con la Medalla de Honor, testificó ante el Comité McCormack-Dickstein, un organismo del Congreso que investigaba actividades antiamericanas. Butler afirmó haber sido contactado por agentes que representaban a una coalición de empresarios adinerados, incluyendo personas asociadas con importantes instituciones financieras como J.P. Morgan y empresas como DuPont. Según Butler, estos hombres querían que liderara un golpe de Estado contra Roosevelt e instaurara un dictador que restaurara políticas favorables a las empresas y frenara la influencia de los sindicatos.
Butler relató que le ofrecieron el apoyo de un ejército privado de 500.000 veteranos organizado a través de la Legión Americana y financiado por los conspiradores. Le prometieron financiación, armas y apoyo logístico, a condición de que aceptara ser la cara visible del nuevo gobierno. En lugar de cooperar, Butler hizo pública su denuncia, exponiendo el plan en un dramático testimonio que conmocionó a la nación.
Butler
A pesar de la gravedad de las acusaciones, la reacción del gobierno y los medios de comunicación fue moderada. El comité consideró creíble el testimonio de Butler, pero nadie fue procesado. El informe final reconoció la existencia del complot y sus preparativos, pero evitó nombrar a los poderosos individuos presuntamente detrás. Muchos críticos argumentan que el gobierno optó por ocultar el escándalo para evitar desestabilizar la nación en tiempos de crisis económica.
La Trama Empresarial plantea importantes preguntas sobre la fragilidad de la democracia y la posible influencia de la riqueza en los sistemas políticos. Si bien no desembocó en un golpe de Estado, puso de relieve cómo las élites económicas podían verse tentadas a subvertir las instituciones democráticas cuando sus intereses se ven amenazados. La denuncia del general Butler se considera a menudo un momento clave de integridad en la historia estadounidense: su lealtad a los valores democráticos por encima del beneficio personal o la presión ideológica sigue siendo un poderoso ejemplo de liderazgo con principios.
Hoy en día, la Trama Empresarial sirve como advertencia. Nos recuerda que incluso en las sociedades democráticas es necesaria la vigilancia para evitar la erosión del gobierno constitucional, especialmente en épocas de dificultades económicas y polarización política.
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La Conspiración Empresarial, también conocida como el Golpe de Estado a la Casa Blanca, fue un episodio poco conocido pero notable en la historia estadounidense, relacionado con una supuesta conspiración de empresarios adinerados para derrocar al presidente Franklin D. Roosevelt a principios de la década de 1930. Si bien sigue siendo un tema de debate entre los historiadores, la conspiración representa un caso excepcional en el que las élites de alto rango fueron acusadas de intentar reemplazar el gobierno estadounidense por un régimen de corte fascista. El plan fue finalmente descubierto y frustrado gracias a la integridad y la valentía de una figura clave: el mayor general Smedley D. Butler.
En el centro de la supuesta conspiración se encontraba el descontento de ciertos segmentos de las élites empresariales y financieras estadounidenses con las políticas del New Deal del presidente Roosevelt, que consideraban hostiles al capitalismo y una amenaza para su riqueza y poder. El país se encontraba sumido en la Gran Depresión, y Roosevelt había introducido reformas económicas radicales y medidas de seguridad social, que muchos conservadores interpretaron como una extralimitación socialista.
La conspiración salió a la luz en 1934 cuando el general Butler, un respetado oficial retirado del Cuerpo de Marines y dos veces condecorado con la Medalla de Honor, testificó ante el Comité McCormack-Dickstein, un organismo del Congreso que investigaba actividades antiamericanas. Butler afirmó haber sido contactado por agentes que representaban a una coalición de empresarios adinerados, incluyendo personas asociadas con importantes instituciones financieras como J.P. Morgan y empresas como DuPont. Según Butler, estos hombres querían que liderara un golpe de Estado contra Roosevelt e instaurara un dictador que restaurara políticas favorables a las empresas y frenara la influencia de los sindicatos.
Butler relató que le ofrecieron el apoyo de un ejército privado de 500.000 veteranos organizado a través de la Legión Americana y financiado por los conspiradores. Le prometieron financiación, armas y apoyo logístico, a condición de que aceptara ser la cara visible del nuevo gobierno. En lugar de cooperar, Butler hizo pública su denuncia, exponiendo el plan en un dramático testimonio que conmocionó a la nación.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, la reacción del gobierno y los medios de comunicación fue moderada. El comité consideró creíble el testimonio de Butler, pero nadie fue procesado. El informe final reconoció la existencia del complot y sus preparativos, pero evitó nombrar a los poderosos individuos presuntamente detrás. Muchos críticos argumentan que el gobierno optó por ocultar el escándalo para evitar desestabilizar la nación en tiempos de crisis económica.
La Trama Empresarial plantea importantes preguntas sobre la fragilidad de la democracia y la posible influencia de la riqueza en los sistemas políticos. Si bien no desembocó en un golpe de Estado, puso de relieve cómo las élites económicas podían verse tentadas a subvertir las instituciones democráticas cuando sus intereses se ven amenazados. La denuncia del general Butler se considera a menudo un momento clave de integridad en la historia estadounidense: su lealtad a los valores democráticos por encima del beneficio personal o la presión ideológica sigue siendo un poderoso ejemplo de liderazgo con principios.
Hoy en día, la Trama Empresarial sirve como advertencia. Nos recuerda que incluso en las sociedades democráticas es necesaria la vigilancia para evitar la erosión del gobierno constitucional, especialmente en épocas de dificultades económicas y polarización política.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 24, 2025
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