El Opus Dei y la trata de blancas

Un grupo de mujeres denunciaron ante el Congreso que fueron reducidas a la servidumbre y privadas de la libertad cuando eran menores de edad.
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Control, manipulación, privación de la libertad y explotación. Esas y otras aberraciones fueron reveladas por mujeres que denunciaron ser víctimas de trata en instituciones del Opus Dei, y que brindaron sus testimonios en el Congreso de Argentina. Los relatos tuvieron lugar en la Cámara de Diputados. Se trata de 43 exnumerarias auxiliares de la organización religiosa, que ingresaron cuando eran menores de edad y que permanecieron allí entre 1974 y 2015, privadas de su libertad, sin contacto con sus afectos y sin su documentación. 

También dicen haber sido sometidas durante años a trabajar sin ningún tipo de paga, obligadas a autoflagelarse, engañadas y controladas en cada uno de sus movimientos, informó el diario.

“Ahí no había vocación divina, era todo manipulación”, expresó una de las invitadas al conversatorio ’43 Mujeres víctimas de trata’, organizado por Mónica Macha, diputada nacional por la provincia de Buenos Aires y presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad, y Eduardo Valdés, diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, ambos del oficialista Frente de Todos (FdT).

Los testimonios y el origen de las denunciantes coinciden. En todos los casos el calvario comienza entre los 13 y los 15 años. Son personas de bajos recursos que llegan enviadas por sus familias, con la esperanza de acceder a una educación de calidad que no podrían sostener económicamente.  Una vez ingresadas en instituciones que la obra tiene en el país, las mujeres se convierten en “numerarias”, es decir, personas laicas que se comprometen a hacer votos de castidad. Allí se dedican exlusivamente a tareas domésticas para miembros del Opus Dei, sin pago ni derechos laborales. 

“Una amiga de papá trajo la noticia de que en Buenos Aires había un colegio donde podíamos hacer la secundaria. Mis padres eran gente de palabra, por eso también confiaban en los demás. Nunca nos dijeron que era del Opus Dei”, relató Elisa Carmona, oriunda de la localidad de Faustino María Parera, provincia de Entre Ríos. 

“La ayuda que teníamos que dar a cambio de esa educación era trabajar, trabajar y trabajar. El centro de formación era un centro de control, donde la obediencia era la norma”, dijo la mujer. 

Lo mismo contó Lucía Giménez, nacida en Paraguay, a quien fueron a buscar a su casa en la ciudad de Loreto, de allí fue trasladada a Asunción y luego a Buenos Aires. 

“Todo el tiempo hablaron de un colegio, nunca hablaron de Opus Dei. Me pareció una excelente oportunidad. A mis padres les dijeron que ellos nos iban a dar todo lo que necesitábamos”, señaló. 

Y dio más detalles: “Teníamos que hacer todo lo que ellos decían. Me trajeron sin documentos, con la cédula paraguaya. Me llevaron a una residencia para cocinarle a muchos hombres, yo terminaba molida”. 

En julio de 2021, el papa Francisco decidió aumentar los controles sobre el Opus Dei, al reconfigurar su estatuto e ingresar a la institución por decreto (‘motu propio’) en el organigrama de la Curia romana, para que de manera obligatoria presente un informe anual “sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica”, obligación que antes cumplía cada cinco años.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 18, 2023


 

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