La vida, esa vieja prostituta que se vende al mejor postor, hoy no puede vanagloriarse con el precio de su paquete de venta libre al público. Las circunstancias cambiaron, un proxeneta sin raza, idioma, ni religión le salió al cruce de sus caprichos y le complicó su negocio. Él, llegó un día muy callado, no sé si la vida lo vio venir, cuando se dio cuenta ya se había instalado en su territorio, un cabaret asociado con otra vieja buscona de fría osamenta vestida de negro, pero, esta no vendía placeres sino tristezas. Sin embargo, nadie podía impedir que hiciera su trabajo. La humanidad debió aceptar verlas imponiendo su profesión, hasta que un día un grupo de humanos decidió luchar por su derecho de elegir con cuál de las dos hacer mejores migas. Se reunieron en territorio neutral, sólo invitaron a los duendes de la sabiduría, le plantearon el propósito que los guiaba y les pidieron ayuda. Quedaron sorprendidos, los duendes sabios, venían vestidos como astronautas, traían en sus espaldas mochilas que entregaron a los humanos, y les dijeron: antes de comenzar deben vestirse para la ocasión – obedecieron silenciosamente -. Se sentaron haciendo un círculo y comenzó la tertulia. Luego de horas de conceptos, exposiciones, intercambios científicos, humanitarios, psicológicos, decidieron que a quién debían combatir era al proxeneta, y hacer que se retirara del ruedo. Llegaron a un acuerdo y comenzaron la búsqueda del susodicho mientras se posesionaban en los frentes de batalla que esparcieron por el mundo. Grupos de espionaje, detectives secretos y todos los preparados para el caso comenzaron a buscarlo, mientras en los seminarios de los duendes de la sabiduría, la ciencia y la tecnología realizaban intercambios científicos, conocimientos, experiencias, conclusiones, en busca de la pócima que lo obligara a fracasar en su misión. Decidieron que las dos mujeres eran necesarias, por lo que trataron de llegar a un acuerdo con ellas y permitirles hacer su tarea sin interrumpir la faena del otro. Aceptaron por unanimidad. El proxeneta aún sigue agazapado en su escondite dando batalla desde las sombras, porfiado, asesino y cambiando como el camaleón según la ocasión. Por si alguien lo ve, lleva en vestimenta invisible escrito su sobrenombre, “COVID”, avisen inmediatamente a los que están vestidos de astronautas. Se lo recompensará con vacunas en todo el mundo. Y no se olviden, que el malvado tiene poca vida ya que el dueño de la vida, siempre nos está regalando una esperanza.Despleguemos las ventanas y dejemos entrar al futuro que en poco tiempo va a blanquear la escarcha de la salvación sobre los pastos de todo el orbe. Y aún en la soledad de un retiro obligado, en medio de la oscuridad, del yermo y del silencio, siempre brotara algo nuevo. Busquemos a la Mujer de la luz, en la oración permanente, sin temer la adversidad que al proxeneta le queda poca vida y será capturado sin recompensa alguna.
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La vida, esa vieja prostituta que se vende al mejor postor, hoy no puede vanagloriarse con el precio de su paquete de venta libre al público. Las circunstancias cambiaron, un proxeneta sin raza, idioma, ni religión le salió al cruce de sus caprichos y le complicó su negocio. Él, llegó un día muy callado, no sé si la vida lo vio venir, cuando se dio cuenta ya se había instalado en su territorio, un cabaret asociado con otra vieja buscona de fría osamenta vestida de negro, pero, esta no vendía placeres sino tristezas. Sin embargo, nadie podía impedir que hiciera su trabajo. La humanidad debió aceptar verlas imponiendo su profesión, hasta que un día un grupo de humanos decidió luchar por su derecho de elegir con cuál de las dos hacer mejores migas. Se reunieron en territorio neutral, sólo invitaron a los duendes de la sabiduría, le plantearon el propósito que los guiaba y les pidieron ayuda. Quedaron sorprendidos, los duendes sabios, venían vestidos como astronautas, traían en sus espaldas mochilas que entregaron a los humanos, y les dijeron: antes de comenzar deben vestirse para la ocasión – obedecieron silenciosamente -. Se sentaron haciendo un círculo y comenzó la tertulia. Luego de horas de conceptos, exposiciones, intercambios científicos, humanitarios, psicológicos, decidieron que a quién debían combatir era al proxeneta, y hacer que se retirara del ruedo. Llegaron a un acuerdo y comenzaron la búsqueda del susodicho mientras se posesionaban en los frentes de batalla que esparcieron por el mundo. Grupos de espionaje, detectives secretos y todos los preparados para el caso comenzaron a buscarlo, mientras en los seminarios de los duendes de la sabiduría, la ciencia y la tecnología realizaban intercambios científicos, conocimientos, experiencias, conclusiones, en busca de la pócima que lo obligara a fracasar en su misión. Decidieron que las dos mujeres eran necesarias, por lo que trataron de llegar a un acuerdo con ellas y permitirles hacer su tarea sin interrumpir la faena del otro. Aceptaron por unanimidad. El proxeneta aún sigue agazapado en su escondite dando batalla desde las sombras, porfiado, asesino y cambiando como el camaleón según la ocasión. Por si alguien lo ve, lleva en vestimenta invisible escrito su sobrenombre, “COVID”, avisen inmediatamente a los que están vestidos de astronautas. Se lo recompensará con vacunas en todo el mundo. Y no se olviden, que el malvado tiene poca vida ya que el dueño de la vida, siempre nos está regalando una esperanza. Despleguemos las ventanas y dejemos entrar al futuro que en poco tiempo va a blanquear la escarcha de la salvación sobre los pastos de todo el orbe. Y aún en la soledad de un retiro obligado, en medio de la oscuridad, del yermo y del silencio, siempre brotara algo nuevo. Busquemos a la Mujer de la luz, en la oración permanente, sin temer la adversidad que al proxeneta le queda poca vida y será capturado sin recompensa alguna.
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
María Isabel Clausen – Escritora Argentina
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 14, 2024
Tags: Filosofía
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