Al experto en Polemología o Estrategia los términos “tiempo” e “incertidumbre” y más aún si se los plantea ante el “futuro” –ante el “nuevo milenio”, le producen una inmediata atracción, pues los tres conceptos constituyen materia central de ambas ciencias y artes.
Las Dimensiones del Tiempo: (cronos-kairos y ritmo)
El tiempo cronológico: ante nuestro devenir en la búsqueda de la Nación -futuro- desde la Patria -el ayer trascendente- puede considerarse en su dimensión “cronos”: el tiempo que está en nuestro almanaque o en nuestro reloj. Allí tomamos conciencia del tiempo que hemos perdido, dilapidado.
Si aceptamos la teoría de los ciclos“político-institucionales” -siguiendo a Sorokin, a Schlessinger o a Ferraris- hemos perdido los últimos 75 años. Según aquella teoría, en los años ’50 debimos iniciar la “ola de la recuperación de nuestraidentidad”, es decir de nuestros valores fundacionales del “país tucumanés”-de la “proto-Argentina”-.
Hubo un intento fallido para hacerlo -en los ’40- pero continuamos hasta hoy -en los ´80- en la “ola del cuestionamiento” -sin propuestas u objetivos-.
Luego de la Guerra del Atlántico Sur -1982- debimos retomar la rama ascendente sinérgica del ciclo: la “ola de la reorganización”. Fue imposible, pues no habíamos recuperado el nervio de las virtudes propias, identificatorias, que nos daban pertenencia en un ambiente internacional de creciente vecindad e interdependencia.
Por el contrario, el alfonsinismo profundizó la transculturación en la posguerra civil-revolucionaria y “politizó a la Justicia”, “judicializando a la Política”. El maniqueísmo social de los ’50 -que fue cabalgado durante décadas por el conflicto E-O- llega en nuestros días al ápice de la licuación institucional-estatal. Vamos al “Estado fallido”.
El sistema político queda sin su instrumento de desarrollo sociopolítico y económico: las instituciones. Así llegamos al 2005 con unos 75 años perdidos -tiempo cronológico dilapidado-.
Vayamos a la dimensión del tiempo oportunidad -del tiempo “kairos” Hemos permanecido “ausentes”, concentrados durante décadas en el autismo imbécil del quejoso-contractivo. El “gordito de la llanura” dejó hace años la bota de potro. La Pampa enfermó de debilidad y el contingente urbano de “tilinguería”. Ello empalmó con los aires socialdemócratas y Lukacs desembarcó en el Río de la Plata con Dante Caputo -Antonio Gramsci- y el Frepaso, como colectores de los residuos ideológicos de los revolucionarios fallidos.
Las “oportunidades” pasaron y no fueron vistas -varias por cierto- y seguirán pasando y seguiremos “mirando para otra parte”. Y esas que pasaronya no volverán.
Por último, la dimensión “ritmo”. Justamente cuando debíamos iniciar nuestra “ola de recuperación de la identidad” –en los ’50- el “ritmo” del tiempo cambiaba su compás. Se aceleraba progresivamente y sin pausa porque en la investigación y desarrollo había ingresado -como instrumento innovador- un viejo invento que ahora -tecnológicamente- era viable: la computadora u ordenador.
El catalizador social guerra lo había impulsado y nuestros líderes, intoxicados por ideologías -alternativas o de repuesto- seguían con el ritmo de las carretas. Llegaron los “cambios cualitativos” con una nueva etapa de civilización –la del “conocimiento”- y su consabida guerra mundial: la “contraterrorista global”. Pero aquí no se registró el fenómeno.
La Gran Política y la Gran Estrategia -que hoy más que nunca se apoyan en las culturas- se siguen desplazando con el rodamiento de la civilización en curso. ¿Lo entendimos? ¿O somos regresivos, bajo el palio del progresismo “light”, sin cimientos?
¿No estamos pretendiendo modernizar lo incambiable: nuestra identidad? Y, ¿no estamos rechazando a la nueva etapa de la civilización, que nos obliga a competir con riego y ágiles cambios?
La característica del “nuevo milenio” será el de los cambios acelerados. ¿Hemos preparado a nuestra conducción y a nuestro pueblo para ello? Hay una nueva forma de producir y una forma de hacer la guerra. ¿Lo estamos entendiendo? El eventual derribo de un incursor aéreo sobre Mar del Plata nos esta demostrando que seguimos en el siglo XIX.
En conclusión:
El TIEMPO, factor insoslayable en la acción política/estratégica no está presente en la consideración de los partidos políticos, en ninguna de sus variantes. Pruebas al canto: ¡Tenemos pasado? – o – ¡Tenemos futuro? NO. Preocupa solo el presente: el bienestar de hoy. No el Bienvivir Permanente. No la empresa, solo el negocio. Vivimos en la narrativa que sostiene a las falacias.
La Incertidumbre:
Cuando hay incertidumbre no hay escenarios establecidos ni propuestos. Es imposible determinar una “estrategia de mínima”. Para salir del laberinto que nos llevó a la decadencia es necesario quebrar el velo que cubre al futuro para entrever al “tabú”, a lo sustantivo, a lo esencial, a los fines-objetivos en el largo plazo y desde la “ola profunda”.
Pero para ello debemos ser culturalmente fuertes.
Hay que tener valores firmes, expansivos, generosos. Entonces aceptaremos los “riesgos”. Si no es así, si hemos relativizado valores, principios y creencias, somos culturalmente débiles, contractivos, evasivos. Nos refugiamos en las “utopías” -en el “relato”- y desde allí creamos los “mitos”.Operamos sin saber adónde vamos, ni con quién estamos. Es la realidad de la sociedad “prebendaria”.
Hagamos un censo en nuestra Argentina enferma: ¿Cuántos psicólogos egresan anualmente de nuestra Universidades? Y ¿cuántos ingenieros? Allí HAY una respuesta muy clara. ¿La vemos?…
Hay que conceptualizar a la realidad y abrir la estructura del “mapa de ideas”. Entonces podremos prospectivar, proyectar y planificar, prever y tener el “activo invisible” en la manga, frente a la impronta del tiempo acelerado y cualitativamente cambiante en el que vivimos.
PERO PARA ELLO DEBEMOS SER CULTOS. NO SOLO ERUDITOS.
Un sabio político -un estadista-profeta de su pueblo- puede ser exitoso siendo analfabeto, siempre que llene estas tres condiciones:
QUE SEPA QUIÉN ES,
QUE SEPA ADÓNDE VA Y
QUE PERMITA SER INFLUENCIADO POR SU CIRCUNSTANCIA PARA ENTENDERLA Y ASÍ LOGRAR TRANSFORMARLA EN LA DIRECCIÓN DE LO QUE SOMOS.
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Grl Heriberto Justo Auel
Dic 05
Al experto en Polemología o Estrategia los términos “tiempo” e “incertidumbre” y más aún si se los plantea ante el “futuro” –ante el “nuevo milenio”, le producen una inmediata atracción, pues los tres conceptos constituyen materia central de ambas ciencias y artes.
Las Dimensiones del Tiempo: (cronos-kairos y ritmo)
Si aceptamos la teoría de los ciclos “político-institucionales” -siguiendo a Sorokin, a Schlessinger o a Ferraris- hemos perdido los últimos 75 años. Según aquella teoría, en los años ’50 debimos iniciar la “ola de la recuperación de nuestra identidad”, es decir de nuestros valores fundacionales del “país tucumanés”-de la “proto-Argentina”-.
Hubo un intento fallido para hacerlo -en los ’40- pero continuamos hasta hoy -en los ´80- en la “ola del cuestionamiento” -sin propuestas u objetivos-.
Luego de la Guerra del Atlántico Sur -1982- debimos retomar la rama ascendente sinérgica del ciclo: la “ola de la reorganización”. Fue imposible, pues no habíamos recuperado el nervio de las virtudes propias, identificatorias, que nos daban pertenencia en un ambiente internacional de creciente vecindad e interdependencia.
Por el contrario, el alfonsinismo profundizó la transculturación en la posguerra civil-revolucionaria y “politizó a la Justicia”, “judicializando a la Política”. El maniqueísmo social de los ’50 -que fue cabalgado durante décadas por el conflicto E-O- llega en nuestros días al ápice de la licuación institucional-estatal. Vamos al “Estado fallido”.
El sistema político queda sin su instrumento de desarrollo sociopolítico y económico: las instituciones. Así llegamos al 2005 con unos 75 años perdidos -tiempo cronológico dilapidado-.
Las “oportunidades” pasaron y no fueron vistas -varias por cierto- y seguirán pasando y seguiremos “mirando para otra parte”. Y esas que pasaron ya no volverán.
El catalizador social guerra lo había impulsado y nuestros líderes, intoxicados por ideologías -alternativas o de repuesto- seguían con el ritmo de las carretas. Llegaron los “cambios cualitativos” con una nueva etapa de civilización –la del “conocimiento”- y su consabida guerra mundial: la “contraterrorista global”. Pero aquí no se registró el fenómeno.
La Gran Política y la Gran Estrategia -que hoy más que nunca se apoyan en las culturas- se siguen desplazando con el rodamiento de la civilización en curso. ¿Lo entendimos? ¿O somos regresivos, bajo el palio del progresismo “light”, sin cimientos?
¿No estamos pretendiendo modernizar lo incambiable: nuestra identidad? Y, ¿no estamos rechazando a la nueva etapa de la civilización, que nos obliga a competir con riego y ágiles cambios?
La característica del “nuevo milenio” será el de los cambios acelerados. ¿Hemos preparado a nuestra conducción y a nuestro pueblo para ello? Hay una nueva forma de producir y una forma de hacer la guerra. ¿Lo estamos entendiendo? El eventual derribo de un incursor aéreo sobre Mar del Plata nos esta demostrando que seguimos en el siglo XIX.
En conclusión:
El TIEMPO, factor insoslayable en la acción política/estratégica no está presente en la consideración de los partidos políticos, en ninguna de sus variantes. Pruebas al canto: ¡Tenemos pasado? – o – ¡Tenemos futuro? NO. Preocupa solo el presente: el bienestar de hoy. No el Bienvivir Permanente. No la empresa, solo el negocio. Vivimos en la narrativa que sostiene a las falacias.
La Incertidumbre:
Cuando hay incertidumbre no hay escenarios establecidos ni propuestos. Es imposible determinar una “estrategia de mínima”. Para salir del laberinto que nos llevó a la decadencia es necesario quebrar el velo que cubre al futuro para entrever al “tabú”, a lo sustantivo, a lo esencial, a los fines-objetivos en el largo plazo y desde la “ola profunda”.
Pero para ello debemos ser culturalmente fuertes.
Hay que tener valores firmes, expansivos, generosos. Entonces aceptaremos los “riesgos”. Si no es así, si hemos relativizado valores, principios y creencias, somos culturalmente débiles, contractivos, evasivos. Nos refugiamos en las “utopías” -en el “relato”- y desde allí creamos los “mitos”. Operamos sin saber adónde vamos, ni con quién estamos. Es la realidad de la sociedad “prebendaria”.
Hagamos un censo en nuestra Argentina enferma: ¿Cuántos psicólogos egresan anualmente de nuestra Universidades? Y ¿cuántos ingenieros? Allí HAY una respuesta muy clara. ¿La vemos?…
Hay que conceptualizar a la realidad y abrir la estructura del “mapa de ideas”. Entonces podremos prospectivar, proyectar y planificar, prever y tener el “activo invisible” en la manga, frente a la impronta del tiempo acelerado y cualitativamente cambiante en el que vivimos.
PERO PARA ELLO DEBEMOS SER CULTOS. NO SOLO ERUDITOS.
Un sabio político -un estadista-profeta de su pueblo- puede ser exitoso siendo analfabeto, siempre que llene estas tres condiciones:
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 4, 2021