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por Enrique Guillermo Avogadro.

“Una parte de la comunidad que se iba anestesiando y que al

 final, con fatiga republicana, bajaba las alarmas morales”.

 Jorge Fernández Díaz

 

Pensaba iniciar esta columna describiendo las penurias que afectan a Cristina Fernández en razón de los recientes fallos de la Justicia, pero la escandalosa situación vivida el jueves en La Plata me imponen otro comienzo. No es para menos, porque la vergonzosa actuación de los dos camaristas que invalidaron la detención de Julio Segundo Chocolate Rigau, el puntero del PJ atrapado en flagrancia mientras retiraba fondos de un cajero automático con montones de tarjetas de cobro de empleados fantasma de la Legislatura bonaerense, enciende fuertes luces de alarma sobre la democracia misma.

Si miramos el mismo escenario hacia atrás varias décadas y desde otro ángulo, comparando los legisladores que entonces integraban el Congreso de la Nación –Palacios, Repetto, del Valle, Justo, Balbín, Sabattini y tantos otros- con la runfla que hoy ocupa sus bancas, deberíamos ponernos a llorar. En general, no sólo carecen de la más mínima formación intelectual, sino que son por completo incapaces de cumplir el rol para el cual han sido elegidos por los ciudadanos: representarlos. Hace mucho tiempo que no se ven tan distantes a los políticos de las necesidades más urgentes de sus representados; las más que escasas sesiones que los reúnen sólo sirven para designar jueces tan venales como aquéllos en componendas de baja estofa y para complicar la vida de sus mandantes, trabando aún más una economía que, con su servilismo repugnante frente al Ejecutivo de turno, tanto han deteriorado, amén de costar verdaderas fortunas al erario público.

 ¿Cómo explicar, entonces, a los más jóvenes lo esencial que es la democracia republicana cuando, desde la iluminada vidriera principal, tan nefastos personajes exhiben sin pudor su complicidad con el saqueo más inmundo, al cual protegen y encubren disfrazados de magistrados? Precisamente, por este tipo de cosas, tan frecuentes en nuestro país (recordemos a la Fiscal entrerriana Cecilia Goyeneche, destituida por haber logrado la condena del ladrón ex Gobernador Sergio Uribarri), se inclinan ahora por el candidato presidencial de La Libertad Avanza, que promete descuartizar a la “casta” con una sierra mecánica (a esta altura, y dadas sus nuevas alianzas con lo peor del massismo y del sindicalismo, dudo que siquiera lo intente) y dinamitar los organismos del Estado.

 Volviendo a mi intención original, la semana no pudo ser peor para Cristina Fernández y la troupe de delincuentes que integran la asociación ilícita que co-organizó y hoy encabeza, y que incluye a los más altos cargos de la actual administración: el ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia y actual Procurador del Tesoro de la Nación y, como tal, cabeza de los abogados del Estado (Carlos Chino Zannini), y el Secretario de Justicia (Juan Martín Mena), un Diputado y Presidente del PJ de la Provincia de Buenos Aires (Máximo Kirchner), amén de varios que estuvieron durante los gobiernos kirchneristas anteriores, como Julio de Vido, Roberto Baratta y tantos otros.

Luego de ser expulsada de ella la okupa Ana María Figueroa, que se había atrincherado en su despacho a la espera de un ilusorio acuerdo del Senado para la extensión de su rol de Juez, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, aplicando el más elemental criterio jurídico y el sentido común, revocó los absurdos sobreseimientos que, sin realizar los juicios orales y públicos en los cuales las pruebas hubieran sido expuestas y los argumentos defensivos desplegados, habían sobreseído a tantos gangsters y traidores a la Patria. Me refiero, claro, a las causas denominadas “Hotesur-Los Sauces”, donde están procesados la señora del Calafate, su hijo y varios cómplices y testaferros, y “Memorándum con Irán”, que afecta en igual medida a ella y a quienes fueron gestores y artífices de tamaño disparate.

 En el primer caso, se trata de las coimas que, bajo la forma de inexistentes alquileres de habitaciones en el imperio hotelero que creó, con ese específico propósito, la familia Kirchner, les pagaron Cristóbal López y Fabián de Souza, los recordados ladrones de siderales impuestos, y Lázaro Báez y sus hijos, convertidos en multimillonarios en un día. El otro, originado por la denuncia del asesinado Fiscal Alberto Nisman, versa sobre la traición a la Patria y a su Constitución que constituyó la firma de ese acuerdo, cuya existencia fue negada hasta el infinito cuando lo descubrió Pepe Eliaschev, para otorgar impunidad, a pedido de Cuba y Venezuela, socios de Irán en la región, a los terroristas que volaron la sede de la AMIA y causaron la muerte de 85 argentinos y heridas a 300, aproximadamente.

 Para entender un poco más, debemos recordar que el memorándum incluía el levantamiento de las alertas rojas de Interpol sobre los altos funcionarios iraníes imputados como autores intelectuales y materiales del atentado y, sobre todo, la creación de una comisión binacional de juristas que, en los planes de los organizadores, se colocaba por encima del Poder Judicial argentino y revisaría lo actuado por éste en la investigación. O sea, los propios acusados decidirían su destino. ¿Puede creerse tamaña traición? Ambas causas irán, por los recursos extraordinarios que interpondrán los abogados de los imputados, a la Corte Suprema; sin embargo, me atrevo a afirmar que fracasarán, puesto que el alto Tribunal sólo se avoca al estudio de los casos cuando se trata de sentencias definitivas que ponen fin al proceso, lo cual obviamente no sucede en estos casos. En resumen, el año próximo todos ellos deberán sentarse en los banquillos de acusados, expuestos ante la sociedad que convirtieron en víctima de sus zafarranchos.

 La frutilla del indigesto postre que Cristina Fernández está obligada a degustar fue una resolución de la Corte que determinó la constitucionalidad de la “ley del arrepentido” y, con ello, convalidó las declaraciones de decenas de empresarios en la causa “Cuadernos”, que confesaron haber pagado monumentales coimas a la familia Kirchner, en valijas y bolsos que volaban hacia la Provincia de Santa Cruz y fueron allí guardadas en billetes de euros de alta denominación; sostengo que después fueron canjeados por diamantes en Angola, en la ridícula visita presidencial de 2012.

Bs.As., 23 Sep 23

 

Enrique Guillermo Avogadro

Abogado

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PrisioneroEnArgentina.com

Setiembre 22, 2023


 

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