Mientras escuchaba las palabras de Graciela, esposa de Miguel Etchecolatz entrevistada por Fabián, pensaba y recordaba que desde que me encerraron en este mundo paralelo de sombras que es la cárcel, fui testigo de miserias, sufrimientos y muertes provocadas desde el mismo estado. Pero también de no pocas acciones de nobleza sin igual. Algunas por parte de camaradas de cautiverio y en mayoría ejecutadas por nuestras esposas. Sin lugar a dudas son las que llevan la carga más pesada, de este drama en el que estamos inmersos.
Son mujeres adultas mayores, que se sacrifican y no quieren ser una carga para los hijos. Deben estar arregladas disimulando su cansancio, soledad y tristeza en las breves horas en que pueden visitarnos, luego de pasar por humillantes requisas. Pero la realidad es, que están solas, para enfrentar todas las obligaciones del diario vivir que antes y se podría decir que de toda la vida, se lo hacía de a dos.
Graciela Etchecolatz a través de su historia de vida, nos deja ver sus principios nobles y su amor y lealtad a un hombre, ya muy anciano y enfermo, que sobrevive únicamente por ella y por su fe cristiana, mientras es permanentemente martirizado. Sus verdugos, verdaderos cobardes inescrupulosos que se dicen miembros de los poderes de un estado democrático, a pesar de todo hasta hoy no han logrado darle muerte. Tras la palabra de Graciela siguen varios minutos con los sones del Adagio para Strings del célebre compositor Samuel Barber. Que cada instante, sirva de humilde tributo a todas las esposas de los prisioneros de la iniquidad.
LA LEALTAD DE UNA ESPOSA
[ezcol_1third]Mientras escuchaba las palabras de Graciela, esposa de Miguel Etchecolatz entrevistada por Fabián, pensaba y recordaba que desde que me encerraron en este mundo paralelo de sombras que es la cárcel, fui testigo de miserias, sufrimientos y muertes provocadas desde el mismo estado. Pero también de no pocas acciones de nobleza sin igual. Algunas por parte de camaradas de cautiverio y en mayoría ejecutadas por nuestras esposas. Sin lugar a dudas son las que llevan la carga más pesada, de este drama en el que estamos inmersos.
[/ezcol_1third] [ezcol_2third_end][/ezcol_2third_end]Son mujeres adultas mayores, que se sacrifican y no quieren ser una carga para los hijos. Deben estar arregladas disimulando su cansancio, soledad y tristeza en las breves horas en que pueden visitarnos, luego de pasar por humillantes requisas. Pero la realidad es, que están solas, para enfrentar todas las obligaciones del diario vivir que antes y se podría decir que de toda la vida, se lo hacía de a dos.
[ezcol_1half][/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]Graciela Etchecolatz a través de su historia de vida, nos deja ver sus principios nobles y su amor y lealtad a un hombre, ya muy anciano y enfermo, que sobrevive únicamente por ella y por su fe cristiana, mientras es permanentemente martirizado. Sus verdugos, verdaderos cobardes inescrupulosos que se dicen miembros de los poderes de un estado democrático, a pesar de todo hasta hoy no han logrado darle muerte. Tras la palabra de Graciela siguen varios minutos con los sones del Adagio para Strings del célebre compositor Samuel Barber. Que cada instante, sirva de humilde tributo a todas las esposas de los prisioneros de la iniquidad.
Claudio Kussman
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Agosto 28, 2017
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