“El progreso no consiste en aniquilar hoy al ayer, sino al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear el hoy mejor”.
José Ortega y Gasset -1883/1955-
Las Guerras Mundiales I y II, catalizadoras de la transculturación Occidental e Iberoamericana.
Las Guerras argentinas del siglo XX, catalizadoras de la transculturación argentina.
Las Guerras Mundiales I y II, catalizadoras de la transculturación Occidental e Iberoamericana.
Hace unos días ha llegado a nuestro conocimiento un artículo de Fernando Thauby titulado “La Posmodernidad Chilena”, que bien podría titularse “La Posmodernidad de Occidente” pues el fenómeno tratado está íntimamente ligado a aquel que Oswald Spengler describió en “La Decadencia de Occidente” -1923-, en el ámbito de la Filosofía de la Historia.
Es muy probable que la aceleración de la crisis-decadencia de nuestra identidad cultural tenga hitos significativos en la GMI -1914/1918- y su colofón en la GMII -1939/1945- cuando el núcleo fundacional de nuestra cultura -Europa- se precipitaba hacia su autodestrucción. En la breve post-GMII -1945/1947- germina la semilla cultivada en las décadas precedentes, que florece luego a lo largo de la Guerra Fría -1947/1989/91-
Europa, en esos cuarenta y tres años de una inédita “pax del terror nuclear”, evidenció con crudeza la connatural transculturación que surge en toda posguerra mundial. El Cap Nav trasandino cita -en el encabezamiento de su importante trabajo- un párrafo de Lyotard (1) que lo evidencia:
“Nuestra hipótesis es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna. Este paso ha comenzado cuando menos desde fines de los años 50, que para Europa señalan el fin de su reconstrucción”.
Nuestro Instituto -IEEBA- ha homologado reiteradamente este planteo de Lyotard con un enfoque local (2). Señalábamos -2001- la diferenciación entre “civilización” y “cultura”, el ingreso progresivo de la humanidad a un cambio cualitativo: la etapa de la civilización “posindustrial” -desde la GMII- y contemporáneamente, a la “posmodernidad” -al hombre “posheroico”- que bajo el encubrimiento de un indefinido “progresismo” dañó gravemente a la “identidad cultural” europea y en particular a su apéndice lejano, nuestra joven Iberoamérica, hecho que seguramente provocó la reflexión de Don José Ortega y Gasset que encabeza a este ensayo.
Lyotard expresaba “desde fines de los años 50, que para Europa señalan el fin de su reconstrucción”. Así fue. De la mano del Plan Marshall el Viejo Continente había ingresado a la etapa de la “civilización del conocimiento” y, simultáneamente su SER -su identidad cultural- “a la edad posmoderna” (3), en la que se aceleró su antiguo proceso de decadencia.
El rápido avance civilizatorio de ese período fue impulsado por la presencia de la electrónica en la investigación y desarrollo y la descomposición cultural, por el “pensamiento posmoderno” surgido en sus Universidades, ante la convicción de que serían el espacio de la futura batalla nuclear. La “persona (4) occidental-cristiana-europea” mutó -en el “destape”- hacia el “individuo anómico” (5).
Tempranamente -en 1946- Sartre pronunció en La Sorbona su conferencia “El Existencialismo es un Humanismo”. La tesis de ella puede resumirse en una sola frase: la filosofía existencialista es humanista y pone la libertad humana por encima de todo. O, como lo dijo el propio Sartre en términos filosóficos: “la existencia precede a la esencia”. Ergo: “vive como quieras”. Y así surgió el hipismo (6). Luego llegará el nihilismo del siglo XXI: “nada es verdad”.
El Cardenal Ratzinger lo señaló en la Biblioteca del Senado Italiano -13 May 04- diciendo “Europa tiene el alma marchita”, “Europa se odia a sí misma”. Al arrojar a Dios por la ventana, los europeos dejaron de serlo. Reemplazaron la FE por la Razón. Juan Fernando Segovia -Profesor de la Universidad de Mendoza- nos hace llegar sus reflexiones acerca del encuentro que sostuvieron -sobre este tema central- dos intelectuales de alto nivel, se trata de
“Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger, que tuvo lugar en la Academia Católica de Baviera en Múnich, el 19 de enero de 2004 frente a la Televisión. Habermas, un ex marxista crítico -proveniente de la Escuela de Frankfurt- que en sus últimas obras se ha aproximado al liberalismo en su versión más ilustrada -en lo epistemológico- e igualitaria -en lo político-, que había declarado no tener oído para la religión, abrió el debate.
En su conferencia planteó el tema mencionado a partir de la pregunta de un jurista alemán –próximo a la socialdemocracia (7)-, Ernst-Wolfgang Böckenförde, quien se cuestiona si el Estado liberal, secular, que presume de autónomo, en realidad no subsiste por la referencia a valores o presupuestos normativos que le exceden y que él no puede garantizar.
La democracia y el Estado constitucional liberal resultan ser el régimen político perfecto en cuanto a su autonomía: contienen todo lo que se necesita para que la misma legalidad se vuelva legitimidad sin tener que recurrir a concepcionesextra democráticas -filosóficas, éticas o religiosas- que le proporcionen los valores institucionales y las motivaciones cívicas que le hacen respetado.
Pero en la postmodernidad, como contexto temporal y cultural específico, asistimos a un escenario en el que lo anterior es puesto en duda por un triple asedio:
(a) las críticas a la razón y su poder normativo/explicativo;
(b) la privatización de la ciudadanía y el carácter agresivo de los argumentos en torno a los derechos fundamentales; y
(c) el aparente renacimiento religioso que pudiera hacer naufragar la secularización.
¿Cómo contestó Ratzinger a la provocadora -pero por ello no menos esperada conferencia de Habermas-? A mi juicio –dice Segovia- de una manera sorprendente en su forma y contenido. En su forma, porque no trascendió el mirar filosófico a la moda, sino que lo hizo propio. En su contenido pues, como se verá, el meollo de su reflexión no sólo no fue teológico, sino que difícilmente podamos llamarle ortodoxamente católico.
Para Ratzinger hay tres elementos de la sociedad contemporánea que deberían considerarse a la hora de responder a la pregunta del coloquio: las bases morales prepolíticas del Estado constitucional liberal. Ellos son:
(a) la globalización o mundialización, económica y política;
(b) el desarrollo del poder y el problema de su control; y
(c) el quiebre ético, porque ya no se sabe qué es el bien y por qué hay que hacer ese bien”.
El hoy desprestigiado “Estado de Bienestar” (8) objetivó -desde un punto de vista político- la caída cultural europea. Fue bandera de la “Social Democracia” -cuyo símbolo es la rosa roja del socialismo- que incorporó a su credo -en los ´80- el pensamiento innovador y la interpretación de Antonio Gramsci (9) de las obras de Carlos Marx.
Los socialdemócratas -autoproclamados “progresistas”- y el estado de bienestar fracasaron en Europa. Buscando el “bienestar”, perdieron el “bienvivir”. Continúan militando en los escombros de la IV Internacional (10) y han participado en los intentos de crear la V Internacional (11). A través del fallecido ex Gobernador Binner, sabemos que revistan hoy activamente en el “Foro de San Pablo”, junto a los estalinistas del continente, bajo dirección cubana.
Las Guerras argentinas del siglo XX, catalizadoras de la transculturación argentina.
La Argentina es el único país iberoamericano que vivió -en la segunda mitad del siglo XX- las dramáticas experiencias de dos guerras cuyas tipologías surgieron por la presencia de los arsenales QBN en el Norte desarrollado (12). Desde 1959/1989 vivimos la “Guerra Civil Contrarrevolucionaria” –guerra asimétrica/sublimitada– y en 1982 la “Guerra del Atlántico Sur” –guerra convencional limitada-. El resto del subcontinente libró y aún libra solo la primera de ellas.
Nuestros agresores belígeros -los revolucionarios marxistas y los británicos- (12) a partir de 1983 actúan en colusión, explotando sus éxitos estratégicos parciales en el ámbito del doble “estado de guerra” resultante, que los gobiernos argentinos -hasta hoy- han soslayado por ineptitud, ignorancia y/o compromiso ideológico.
Los efectos de estas derrotas estratégicas y de su inmediata explotación, están a la vista: la enorme licuación de la identidad cultural-occidental (13) de los argentinos y el constante agravamiento del deterioro institucional que nos lleva -irremediablemente- a la categoría de “Estado Fallido” (14).
La licuación cultural es directa consecuencia del “entrismo” que sufrieron los partidos políticos tradicionales a lo largo de medio siglo de “guerra revolucionaria”. Hoy -esos partidos- deambulan fragmentados, carentes de doctrina y de liderazgos. Desde el poder y encubierto en funciones ejecutivas, legislativas y judiciales, el marxismo revolucionario realizó una tarea homóloga a la vivida por Europa desde 1947, demoliendo las virtudes heredadas de nuestras tradiciones hispano-criollas y de las incorporadas por la inmigración de fines del siglo XIX. Los británicos -sincrónicamente- lograron el desarme espiritual y militar de los argentinos a través del Decreto 158/83 y la política de derechos humanos, dirigida por el triple agente de inteligencia Horacio Verbitstky.
El Estado Fallido, es consecuencia –a su vez- de la extrema debilidad de un sistema político ideológicamente penetrado y de la ausencia de un mínimo desarrollo sociopolítico que diera lugar a las reformas necesarias para recuperar las décadas perdidas. La explotación del éxito estratégico británico sumó -además- la destrucción del núcleo duro del Estado: las FF.AA y el Sistema Judicial.
Un párrafo del ensayo -publicado en estos días- “Miedo, ¿por qué?”, describe así la situación que somatizamos: “Otro aspecto notable es que quienes por décadas han aplaudido las infames persecuciones y prisiones a los militares que vencieron a la subversión, lo hicieron bajo un lema repetido hasta el hartazgo: “memoria, verdad y justicia”; hoy los mismos, apurados por los plazos procesales y políticos que han comenzado a roer los talones de Cristina Fernández, lo han invertido para imponernos “olvido, mentira e impunidad” (15).
La Argentina ha olvidado que es un país en doble posguerra, ignora que vive dos “estados de guerra” (16) y un número importante de sus dirigentes –“pacifistas progresistas”- creen que el principal problema a resolver es la afligente situación socioeconómico-financiera. El hambre y la miseria de nuestros paisanos son las consecuencias de causas mucho más abstractas, complejas y profundas, de categoría cultural y política, que hemos descripto más arriba. Mientras no eliminemos esas causas, no cesarán sus efectos.
El “Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile” acaba de publicar un importante trabajo relacionado con el “Riesgo Político en América Latina-2021” (17). Su contenido, cuyo índice agregamos, es totalmente válido para nuestra Argentina, pero el hecho de que a fines del siglo XIX la Argentina encabezaba -por lejos- la tabla del rango de los países de la Región y que hoy -a principio del siglo XXI- revistemos como vagón de cola, exige unos cuantos agregados (18).
La hipocresía KK aun oculta hacia adentro, su castrochavismo, mientras que afuera -en el ámbito internacional- lo muestra de modo permanente y descaradamente.
“El progreso no consiste en aniquilar hoy al ayer, sino al revés, en conservar
aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear el hoy mejor”.
CITAS y CONCEPTUALIZACIONES:
(1). Jean-François Lyotard –1924–1998– Filósofo, sociólogo y teórico literario francés. Influido por la destrucción y la devastación que había presenciado durante la GMII y atraído por las primeras promesas del socialismo, se convirtió en un devoto marxista en los años posteriores a la GMII. Por ello culminó sus estudios en 1947 con una tesis DES (diplôme d´études supérieures) titulada “La indiferencia como un concepto ético”. Se alejó del marxismo e inició -durante los años 1960- una evolución hacia el postmodernismo.
(2). H. J. Auel. “La Cultura y la Civilización”. Dic 01. www.ieeba.org
(3). Posmodernidad: en la filosofía se define como un nihilismo moderno –lo obsoleto de los valores- y en la educación valida la tecnología y la innovación, para la generación de un hombre autosuficiente e independiente.
(4). Persona: Ser que por tener no solo instintos, sino también entendimiento y libertad, es capaz de sentir necesidades morales -tanto con relación a su cuerpo como respecto a su espíritu- y por ello tiene doble clase de necesidades: derechos y deberes.
(5). Individuo: Ser, animal o vegetal, perteneciente a una especie o género, considerado independiente de los demás.
(6). Hipismo: Movimiento contracultural pacifista que protesta contra las estructuras vigentes propugnando la vida en comunas, la vuelta a la naturaleza y el gusto por la música pop. Estuvo de moda en los sesenta.
(8). Estado de Bienestar: El término “estado del bienestar” procede de la expresión inglesa Welfare State. Se acuñó en torno a 1945 -final de la GMII- aunque antes ya se habían utilizado otros términos para hacer referencia a la misma idea.
(9). Antonio Gramsci: -1981/1937- Político y filósofo italiano fundador del Partido Comunista Italiano. Estudió lingüística y filología en la Universidad de Turín. Marxista heterodoxo, su arrojo intelectual, sus preocupaciones por el lenguaje, por la cultura, por las clases populares (subalternas) hacen de su obra, gestada en difíciles condiciones, un referente inexcusable para todas las izquierdas.
(10). La IV Internacional: fue una organización internacional de partidos comunistas seguidores de las ideas de León Trotski, quien fue además su principal dirigente. Fue establecida en un congreso de delegados en París el 03 Sep 38. Se consideraba heredera de todas las internacionales obreras. Quedó debilitada tras el asesinato de Trotski en 1940 y fue disuelta tras una serie de escisiones entre 1953 y 1963. Desde entonces, múltiples organizaciones se consideran herederas de la IV Internacional.
(11). La V Internacional: En Nov 38- apenas dos meses después de la fundación de la IV Internacional- siete miembros del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), declararon su apoyo a “la lucha por una V Internacional” en Barcelona. El argentinoLiborio Justo –“Quebracho”- defendió la creación de una V Internacional tras su ruptura con el trotskismo, en 1941. Otro llamamiento a constituir la V Internacional fue llevado a cabo por el político, economista y filósofo estadounidense Lyndon LaRouche -en 1965– que en aquellos años estaba situado ideológicamente en el trotskismo. Más tarde -en 1994– un grupúsculo trotskista del Reino Unido declaró constituida la Quinta Internacional. En 2009 el mandatario venezolano Hugo Chávez -aliado político de los KK- propuso en Caracas la creación de una V Internacional.
(12). H. J. Auel. “Algunas Consecuencias de dos Guerras no Digeridas y de sus Posguerras Malversadas”. 27 Dic 18. www.ieeba.org
(13). Cultura Occidental: Se conoce como tal aluniverso de valores, costumbres, prácticas, tradiciones, creencias religiosas, sistema económico y organización político-social representativos de Europa Occidental. Ingresó a América a través del Norte de Europa y a América Central y del Sur a través de Europa del Sur -latinos-. Se caracteriza por:
· La permanente referencia a la cultura de la antigüedad griega, con énfasis en el pensamiento racional (filosofía, literatura, ciencia, política y arte);
La herencia civil/militar y administrativa del Imperio romano, con énfasis en el derecho romano;
La religión cristiana (católica y protestante);
El conjunto de valores y costumbres aportados por celtas, germanos y eslavos;
La pretensión de universalidad en nombre del acervo cultural;
El desarrollo moderno del Estado Nacional y el capitalismo (fenómeno ocurrido en los últimos dos siglos).
(14). Estado Fallido: Se dice de un Estado que no es efectivo ni capaz de aplicar sus leyes de manera uniforme, registrando por ende altas tasas de criminalidad, corrupción política, mercado informal, burocracia, ineficiencia judicial, interferencia militar en la política o poderes civiles no estatales con presupuesto y poder político muy superiores al del propio Gobierno.
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Grl Heriberto Justo Auel
Enero de 2021
Hace unos días ha llegado a nuestro conocimiento un artículo de Fernando Thauby titulado “La Posmodernidad Chilena”, que bien podría titularse “La Posmodernidad de Occidente” pues el fenómeno tratado está íntimamente ligado a aquel que Oswald Spengler describió en “La Decadencia de Occidente” -1923-, en el ámbito de la Filosofía de la Historia.
Es muy probable que la aceleración de la crisis-decadencia de nuestra identidad cultural tenga hitos significativos en la GMI -1914/1918- y su colofón en la GMII -1939/1945- cuando el núcleo fundacional de nuestra cultura -Europa- se precipitaba hacia su autodestrucción. En la breve post-GMII -1945/1947- germina la semilla cultivada en las décadas precedentes, que florece luego a lo largo de la Guerra Fría -1947/1989/91-
Europa, en esos cuarenta y tres años de una inédita “pax del terror nuclear”, evidenció con crudeza la connatural transculturación que surge en toda posguerra mundial. El Cap Nav trasandino cita -en el encabezamiento de su importante trabajo- un párrafo de Lyotard (1) que lo evidencia:
“Nuestra hipótesis es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna. Este paso ha comenzado cuando menos desde fines de los años 50, que para Europa señalan el fin de su reconstrucción”.
Nuestro Instituto -IEEBA- ha homologado reiteradamente este planteo de Lyotard con un enfoque local (2). Señalábamos -2001- la diferenciación entre “civilización” y “cultura”, el ingreso progresivo de la humanidad a un cambio cualitativo: la etapa de la civilización “posindustrial” -desde la GMII- y contemporáneamente, a la “posmodernidad” -al hombre “posheroico”- que bajo el encubrimiento de un indefinido “progresismo” dañó gravemente a la “identidad cultural” europea y en particular a su apéndice lejano, nuestra joven Iberoamérica, hecho que seguramente provocó la reflexión de Don José Ortega y Gasset que encabeza a este ensayo.
Lyotard expresaba “desde fines de los años 50, que para Europa señalan el fin de su reconstrucción”. Así fue. De la mano del Plan Marshall el Viejo Continente había ingresado a la etapa de la “civilización del conocimiento” y, simultáneamente su SER -su identidad cultural- “a la edad posmoderna” (3), en la que se aceleró su antiguo proceso de decadencia.
El rápido avance civilizatorio de ese período fue impulsado por la presencia de la electrónica en la investigación y desarrollo y la descomposición cultural, por el “pensamiento posmoderno” surgido en sus Universidades, ante la convicción de que serían el espacio de la futura batalla nuclear. La “persona (4) occidental-cristiana-europea” mutó -en el “destape”- hacia el “individuo anómico” (5).
Tempranamente -en 1946- Sartre pronunció en La Sorbona su conferencia “El Existencialismo es un Humanismo”. La tesis de ella puede resumirse en una sola frase: la filosofía existencialista es humanista y pone la libertad humana por encima de todo. O, como lo dijo el propio Sartre en términos filosóficos: “la existencia precede a la esencia”. Ergo: “vive como quieras”. Y así surgió el hipismo (6). Luego llegará el nihilismo del siglo XXI: “nada es verdad”.
El Cardenal Ratzinger lo señaló en la Biblioteca del Senado Italiano -13 May 04- diciendo “Europa tiene el alma marchita”, “Europa se odia a sí misma”. Al arrojar a Dios por la ventana, los europeos dejaron de serlo. Reemplazaron la FE por la Razón. Juan Fernando Segovia -Profesor de la Universidad de Mendoza- nos hace llegar sus reflexiones acerca del encuentro que sostuvieron -sobre este tema central- dos intelectuales de alto nivel, se trata de
“Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger, que tuvo lugar en la Academia Católica de Baviera en Múnich, el 19 de enero de 2004 frente a la Televisión. Habermas, un ex marxista crítico -proveniente de la Escuela de Frankfurt- que en sus últimas obras se ha aproximado al liberalismo en su versión más ilustrada -en lo epistemológico- e igualitaria -en lo político-, que había declarado no tener oído para la religión, abrió el debate.
En su conferencia planteó el tema mencionado a partir de la pregunta de un jurista alemán –próximo a la socialdemocracia (7)-, Ernst-Wolfgang Böckenförde, quien se cuestiona si el Estado liberal, secular, que presume de autónomo, en realidad no subsiste por la referencia a valores o presupuestos normativos que le exceden y que él no puede garantizar.
La democracia y el Estado constitucional liberal resultan ser el régimen político perfecto en cuanto a su autonomía: contienen todo lo que se necesita para que la misma legalidad se vuelva legitimidad sin tener que recurrir a concepciones extra democráticas -filosóficas, éticas o religiosas- que le proporcionen los valores institucionales y las motivaciones cívicas que le hacen respetado.
Pero en la postmodernidad, como contexto temporal y cultural específico, asistimos a un escenario en el que lo anterior es puesto en duda por un triple asedio:
(a) las críticas a la razón y su poder normativo/explicativo;
(b) la privatización de la ciudadanía y el carácter agresivo de los argumentos en torno a los derechos fundamentales; y
(c) el aparente renacimiento religioso que pudiera hacer naufragar la secularización.
¿Cómo contestó Ratzinger a la provocadora -pero por ello no menos esperada conferencia de Habermas-? A mi juicio –dice Segovia- de una manera sorprendente en su forma y contenido. En su forma, porque no trascendió el mirar filosófico a la moda, sino que lo hizo propio. En su contenido pues, como se verá, el meollo de su reflexión no sólo no fue teológico, sino que difícilmente podamos llamarle ortodoxamente católico.
Para Ratzinger hay tres elementos de la sociedad contemporánea que deberían considerarse a la hora de responder a la pregunta del coloquio: las bases morales prepolíticas del Estado constitucional liberal. Ellos son:
(a) la globalización o mundialización, económica y política;
(b) el desarrollo del poder y el problema de su control; y
(c) el quiebre ético, porque ya no se sabe qué es el bien y por qué hay que hacer ese bien”.
El hoy desprestigiado “Estado de Bienestar” (8) objetivó -desde un punto de vista político- la caída cultural europea. Fue bandera de la “Social Democracia” -cuyo símbolo es la rosa roja del socialismo- que incorporó a su credo -en los ´80- el pensamiento innovador y la interpretación de Antonio Gramsci (9) de las obras de Carlos Marx.
Los socialdemócratas -autoproclamados “progresistas”- y el estado de bienestar fracasaron en Europa. Buscando el “bienestar”, perdieron el “bienvivir”. Continúan militando en los escombros de la IV Internacional (10) y han participado en los intentos de crear la V Internacional (11). A través del fallecido ex Gobernador Binner, sabemos que revistan hoy activamente en el “Foro de San Pablo”, junto a los estalinistas del continente, bajo dirección cubana.
La Argentina es el único país iberoamericano que vivió -en la segunda mitad del siglo XX- las dramáticas experiencias de dos guerras cuyas tipologías surgieron por la presencia de los arsenales QBN en el Norte desarrollado (12). Desde 1959/1989 vivimos la “Guerra Civil Contrarrevolucionaria” –guerra asimétrica/sublimitada– y en 1982 la “Guerra del Atlántico Sur” –guerra convencional limitada-. El resto del subcontinente libró y aún libra solo la primera de ellas.
Nuestros agresores belígeros -los revolucionarios marxistas y los británicos- (12) a partir de 1983 actúan en colusión, explotando sus éxitos estratégicos parciales en el ámbito del doble “estado de guerra” resultante, que los gobiernos argentinos -hasta hoy- han soslayado por ineptitud, ignorancia y/o compromiso ideológico.
Los efectos de estas derrotas estratégicas y de su inmediata explotación, están a la vista: la enorme licuación de la identidad cultural-occidental (13) de los argentinos y el constante agravamiento del deterioro institucional que nos lleva -irremediablemente- a la categoría de “Estado Fallido” (14).
La licuación cultural es directa consecuencia del “entrismo” que sufrieron los partidos políticos tradicionales a lo largo de medio siglo de “guerra revolucionaria”. Hoy -esos partidos- deambulan fragmentados, carentes de doctrina y de liderazgos. Desde el poder y encubierto en funciones ejecutivas, legislativas y judiciales, el marxismo revolucionario realizó una tarea homóloga a la vivida por Europa desde 1947, demoliendo las virtudes heredadas de nuestras tradiciones hispano-criollas y de las incorporadas por la inmigración de fines del siglo XIX. Los británicos -sincrónicamente- lograron el desarme espiritual y militar de los argentinos a través del Decreto 158/83 y la política de derechos humanos, dirigida por el triple agente de inteligencia Horacio Verbitstky.
El Estado Fallido, es consecuencia –a su vez- de la extrema debilidad de un sistema político ideológicamente penetrado y de la ausencia de un mínimo desarrollo sociopolítico que diera lugar a las reformas necesarias para recuperar las décadas perdidas. La explotación del éxito estratégico británico sumó -además- la destrucción del núcleo duro del Estado: las FF.AA y el Sistema Judicial.
Un párrafo del ensayo -publicado en estos días- “Miedo, ¿por qué?”, describe así la situación que somatizamos: “Otro aspecto notable es que quienes por décadas han aplaudido las infames persecuciones y prisiones a los militares que vencieron a la subversión, lo hicieron bajo un lema repetido hasta el hartazgo: “memoria, verdad y justicia”; hoy los mismos, apurados por los plazos procesales y políticos que han comenzado a roer los talones de Cristina Fernández, lo han invertido para imponernos “olvido, mentira e impunidad” (15).
La Argentina ha olvidado que es un país en doble posguerra, ignora que vive dos “estados de guerra” (16) y un número importante de sus dirigentes –“pacifistas progresistas”- creen que el principal problema a resolver es la afligente situación socioeconómico-financiera. El hambre y la miseria de nuestros paisanos son las consecuencias de causas mucho más abstractas, complejas y profundas, de categoría cultural y política, que hemos descripto más arriba. Mientras no eliminemos esas causas, no cesarán sus efectos.
El “Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile” acaba de publicar un importante trabajo relacionado con el “Riesgo Político en América Latina-2021” (17). Su contenido, cuyo índice agregamos, es totalmente válido para nuestra Argentina, pero el hecho de que a fines del siglo XIX la Argentina encabezaba -por lejos- la tabla del rango de los países de la Región y que hoy -a principio del siglo XXI- revistemos como vagón de cola, exige unos cuantos agregados (18).
La hipocresía KK aun oculta hacia adentro, su castrochavismo, mientras que afuera -en el ámbito internacional- lo muestra de modo permanente y descaradamente.
“El progreso no consiste en aniquilar hoy al ayer, sino al revés, en conservar
aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear el hoy mejor”.
CITAS y CONCEPTUALIZACIONES:
(1). Jean-François Lyotard –1924–1998– Filósofo, sociólogo y teórico literario francés. Influido por la destrucción y la devastación que había presenciado durante la GMII y atraído por las primeras promesas del socialismo, se convirtió en un devoto marxista en los años posteriores a la GMII. Por ello culminó sus estudios en 1947 con una tesis DES (diplôme d´études supérieures) titulada “La indiferencia como un concepto ético”. Se alejó del marxismo e inició -durante los años 1960- una evolución hacia el postmodernismo.
(2). H. J. Auel. “La Cultura y la Civilización”. Dic 01. www.ieeba.org
(3). Posmodernidad: en la filosofía se define como un nihilismo moderno –lo obsoleto de los valores- y en la educación valida la tecnología y la innovación, para la generación de un hombre autosuficiente e independiente.
(4). Persona: Ser que por tener no solo instintos, sino también entendimiento y libertad, es capaz de sentir necesidades morales -tanto con relación a su cuerpo como respecto a su espíritu- y por ello tiene doble clase de necesidades: derechos y deberes.
(5). Individuo: Ser, animal o vegetal, perteneciente a una especie o género, considerado independiente de los demás.
(6). Hipismo: Movimiento contracultural pacifista que protesta contra las estructuras vigentes propugnando la vida en comunas, la vuelta a la naturaleza y el gusto por la música pop. Estuvo de moda en los sesenta.
(7). Social Democracia: Es una tendencia política que surgió en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, como una ideología política de izquierdas de carácter europeísta -se le llamó eurocomunismo- promueve un socialismo democrático y reformista. Es una versión socialista peculiar de países altamente desarrollados.
(8). Estado de Bienestar: El término “estado del bienestar” procede de la expresión inglesa Welfare State. Se acuñó en torno a 1945 -final de la GMII- aunque antes ya se habían utilizado otros términos para hacer referencia a la misma idea.
(9). Antonio Gramsci: -1981/1937- Político y filósofo italiano fundador del Partido Comunista Italiano. Estudió lingüística y filología en la Universidad de Turín. Marxista heterodoxo, su arrojo intelectual, sus preocupaciones por el lenguaje, por la cultura, por las clases populares (subalternas) hacen de su obra, gestada en difíciles condiciones, un referente inexcusable para todas las izquierdas.
(10). La IV Internacional: fue una organización internacional de partidos comunistas seguidores de las ideas de León Trotski, quien fue además su principal dirigente. Fue establecida en un congreso de delegados en París el 03 Sep 38. Se consideraba heredera de todas las internacionales obreras. Quedó debilitada tras el asesinato de Trotski en 1940 y fue disuelta tras una serie de escisiones entre 1953 y 1963. Desde entonces, múltiples organizaciones se consideran herederas de la IV Internacional.
(11). La V Internacional: En Nov 38- apenas dos meses después de la fundación de la IV Internacional- siete miembros del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), declararon su apoyo a “la lucha por una V Internacional” en Barcelona. El argentino Liborio Justo –“Quebracho”- defendió la creación de una V Internacional tras su ruptura con el trotskismo, en 1941. Otro llamamiento a constituir la V Internacional fue llevado a cabo por el político, economista y filósofo estadounidense Lyndon LaRouche -en 1965– que en aquellos años estaba situado ideológicamente en el trotskismo. Más tarde -en 1994– un grupúsculo trotskista del Reino Unido declaró constituida la Quinta Internacional. En 2009 el mandatario venezolano Hugo Chávez -aliado político de los KK- propuso en Caracas la creación de una V Internacional.
(12). H. J. Auel. “Algunas Consecuencias de dos Guerras no Digeridas y de sus Posguerras Malversadas”. 27 Dic 18. www.ieeba.org
(13). Cultura Occidental: Se conoce como tal aluniverso de valores, costumbres, prácticas, tradiciones, creencias religiosas, sistema económico y organización político-social representativos de Europa Occidental. Ingresó a América a través del Norte de Europa y a América Central y del Sur a través de Europa del Sur -latinos-. Se caracteriza por:
· La permanente referencia a la cultura de la antigüedad griega, con énfasis en el pensamiento racional (filosofía, literatura, ciencia, política y arte);
(14). Estado Fallido: Se dice de un Estado que no es efectivo ni capaz de aplicar sus leyes de manera uniforme, registrando por ende altas tasas de criminalidad, corrupción política, mercado informal, burocracia, ineficiencia judicial, interferencia militar en la política o poderes civiles no estatales con presupuesto y poder político muy superiores al del propio Gobierno.
(15). E. Avogadro. “Miedo, ¿por qué?”. 15 Ene 21. https://prisioneroenargentina.com/index.php/2021/01/15/miedo-por-que/
(16). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.org.
(17). Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile. “Riesgo Político de América Latina – 2021”. Ene 21. www.ceiuc.cl
Índice
(18). H. J. Auel. “Un análisis sociológico-político de la crisis-decadencia argentina”. Jul 20. www.ieeba.org.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 19, 2021