El 6 de octubre de 1961, el presidente John F. Kennedy aconseja a las familias estadounidenses que construyan refugios antiaéreos para protegerse de la lluvia radiactiva en caso de una guerra nuclear. Muchos estadounidenses se prepararon para la guerra nuclear comprando productos enlatados y construyendo refugios antiaéreos en el patio trasero. También en ese momento, muchos constructores de viviendas ofrecieron un refugio antiaéreo como parte de los paquetes de viviendas nuevas.
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Kennedy le dijo al Congreso el 25 de mayo, en la víspera de su reunión en Viena con el primer ministro soviético Nikita Khrushchev, que su “administración ha estado analizando detenidamente qué puede y qué no puede hacer exactamente la defensa civil. No se puede conseguir a bajo precio. No puede garantizar una protección contra explosiones que sea a prueba de ataques por sorpresa o que esté garantizada contra la obsolescencia o la destrucción. Y no puede disuadir un ataque nuclear”.
Luego, el 25 de julio, después de que los soviéticos impusieran un bloqueo en Berlín Occidental, JFK dijo en un discurso televisado a nivel nacional que “en caso de un ataque, las vidas de aquellas familias que no se vean afectadas por una explosión nuclear y el fuego aún pueden ser destruidas”. salvados si se les puede advertir que busquen refugio y si ese refugio está disponible”.
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El presidente continuó diciendo: “Le debemos ese tipo de seguro a nuestras familias y a nuestro país. … El momento para comenzar es ahora. En los próximos meses, espero que todos los ciudadanos sepan qué medidas pueden tomar sin demora para proteger a su familia en caso de ataque. Sé que no querrías hacer menos”.
Después del discurso de Kennedy, el Congreso votó por U$169 millones para ubicar, marcar y almacenar refugios contra lluvia atómica en edificios públicos y privados existentes. Un año después, con el advenimiento de la Crisis de los Misiles Cubanos de 13 días, algunos estadounidenses se prepararon para la guerra nuclear acumulando productos enlatados y completando trabajos de última hora en los refugios antibombas de sus patios traseros.
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El costo de construir una estructura de este tipo oscilaba entre U$ 150 y U$ 1000 en ese momento (1961), según los materiales que se usaran y si se contrató ayuda externa. Además, se debía calcular alimentos por tiempo prudencial. Los refugios se construyeron con la expectativa de que las familias pudieran habitar el espacio reducido durante varias semanas o meses después de la actividad nuclear.
Hoy en día, un búnker mínimo puede costar más de U$38.000, dependiendo de qué tan conectada esté la casa a seguridad.
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El 6 de octubre de 1961, el presidente John F. Kennedy aconseja a las familias estadounidenses que construyan refugios antiaéreos para protegerse de la lluvia radiactiva en caso de una guerra nuclear. Muchos estadounidenses se prepararon para la guerra nuclear comprando productos enlatados y construyendo refugios antiaéreos en el patio trasero. También en ese momento, muchos constructores de viviendas ofrecieron un refugio antiaéreo como parte de los paquetes de viviendas nuevas.
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[/ezcol_1half_end]Kennedy le dijo al Congreso el 25 de mayo, en la víspera de su reunión en Viena con el primer ministro soviético Nikita Khrushchev, que su “administración ha estado analizando detenidamente qué puede y qué no puede hacer exactamente la defensa civil. No se puede conseguir a bajo precio. No puede garantizar una protección contra explosiones que sea a prueba de ataques por sorpresa o que esté garantizada contra la obsolescencia o la destrucción. Y no puede disuadir un ataque nuclear”.
Luego, el 25 de julio, después de que los soviéticos impusieran un bloqueo en Berlín Occidental, JFK dijo en un discurso televisado a nivel nacional que “en caso de un ataque, las vidas de aquellas familias que no se vean afectadas por una explosión nuclear y el fuego aún pueden ser destruidas”. salvados si se les puede advertir que busquen refugio y si ese refugio está disponible”.
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[/ezcol_1half_end]El presidente continuó diciendo: “Le debemos ese tipo de seguro a nuestras familias y a nuestro país. … El momento para comenzar es ahora. En los próximos meses, espero que todos los ciudadanos sepan qué medidas pueden tomar sin demora para proteger a su familia en caso de ataque. Sé que no querrías hacer menos”.
Después del discurso de Kennedy, el Congreso votó por U$169 millones para ubicar, marcar y almacenar refugios contra lluvia atómica en edificios públicos y privados existentes. Un año después, con el advenimiento de la Crisis de los Misiles Cubanos de 13 días, algunos estadounidenses se prepararon para la guerra nuclear acumulando productos enlatados y completando trabajos de última hora en los refugios antibombas de sus patios traseros.
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El costo de construir una estructura de este tipo oscilaba entre U$ 150 y U$ 1000 en ese momento (1961), según los materiales que se usaran y si se contrató ayuda externa. Además, se debía calcular alimentos por tiempo prudencial. Los refugios se construyeron con la expectativa de que las familias pudieran habitar el espacio reducido durante varias semanas o meses después de la actividad nuclear.
Hoy en día, un búnker mínimo puede costar más de U$38.000, dependiendo de qué tan conectada esté la casa a seguridad.
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Octubre 6, 2022