Es tiempo de Navidad, es tiempo de alegría, es tiempo de celebración: ¡nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor! (Lc 2,1-14).
Una de las celebraciones más importantes en todo el mundo, indiscutiblemente es la navidad… Llega la Navidad y, a partir de lo que ella implica, es un hito importante para nosotros; reunión con los seres queridos, preparativos evocar el nacimiento de Jesús y lo próximo, que es para terminar el año; regalos, reuniones, cese de actividades, fiesta, etc. Todo hace del mes de diciembre, un mes mágico y cargado de ilusiones.
Navidad es una derivación de natividad, o sea nacimiento, el nacimiento de Nuestro Salvador y, por tanto, todo debería girar en torno a este acontecimiento; por lo que lo deberíamos de disfrutar a partir de este hecho que ha marcado la historia de la humanidad.
¡Preparemos el camino!; Jesús llega… Y qué mejor manera de preparar esta traza buscando una reconciliación con nuestros semejantes y con nosotros. Sí; es necesario reconciliarnos tanto con nosotros, y con las personas que nos rodean; pero más importante aún es necesaria una reconciliación con Dios. Para esto último es preciso que nos transformemos interiormente, vencer la ilusión de lo aparente y hacernos sensible, afinar el oído y el espíritu para percibir lo verdadero; mucho ayuda a conseguir esto si acudimos al Sacramento de la confesión… Convertirse es siempre volver a una nueva forma de vida. Es un camino en el que hay que dar un giro de regreso por estar yendo en la dirección incorrecta; darse cuenta del error, decidirse a dar media vuelta y dirigirse después en dirección correcta. Por eso necesitamos saber hacia dónde nos dirigimos; o sea, ser conscientes que pasamos de lo malo a lo bueno, de menos a más, de lo bueno a algo mejor.
Cuando pensamos en la renovación, no pensemos sólo en haber salido hace tiempo ya de la hondura, no pensemos sólo en no haber cometido alguna falta grave, y no haber perdido el estado de felicidad; pensemos en la alegría de vivir en armonía y llenos de gracia.
En este tiempo de navidad, de esperanza, es necesaria una preparación interior, es necesaria una conversión de nuestros pensamientos. Es dejar a la persona vieja y llegar a plenitud de la persona nueva; como ocurre con un termómetro, en donde primero debemos salir de la condición bajo cero, para poder pasar a estar ya sobre el cero. Esto lo lograremos con una buena alimentación, física y espiritual, como también la dedicación que le hayamos dado a nuestro ser interior. Es un tiempo para dejar morir al hombre viejo, y caminar y ascender espiritualmente hasta la total transformación.
Que nuestra amistad con Dios se fortalezca cada día y que nuestro punto de vista natural sea afirmarnos siempre en la fe, y poner siempre a Nuestro Señor el centro de nuestra vida.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), te envío un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, derramando sobre ti, muchas bendiciones de Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
❄️
Por Claudio Valerio.
Una de las celebraciones más importantes en todo el mundo, indiscutiblemente es la navidad… Llega la Navidad y, a partir de lo que ella implica, es un hito importante para nosotros; reunión con los seres queridos, preparativos evocar el nacimiento de Jesús y lo próximo, que es para terminar el año; regalos, reuniones, cese de actividades, fiesta, etc. Todo hace del mes de diciembre, un mes mágico y cargado de ilusiones.
Navidad es una derivación de natividad, o sea nacimiento, el nacimiento de Nuestro Salvador y, por tanto, todo debería girar en torno a este acontecimiento; por lo que lo deberíamos de disfrutar a partir de este hecho que ha marcado la historia de la humanidad.
¡Preparemos el camino!; Jesús llega… Y qué mejor manera de preparar esta traza buscando una reconciliación con nuestros semejantes y con nosotros. Sí; es necesario reconciliarnos tanto con nosotros, y con las personas que nos rodean; pero más importante aún es necesaria una reconciliación con Dios. Para esto último es preciso que nos transformemos interiormente, vencer la ilusión de lo aparente y hacernos sensible, afinar el oído y el espíritu para percibir lo verdadero; mucho ayuda a conseguir esto si acudimos al Sacramento de la confesión… Convertirse es siempre volver a una nueva forma de vida. Es un camino en el que hay que dar un giro de regreso por estar yendo en la dirección incorrecta; darse cuenta del error, decidirse a dar media vuelta y dirigirse después en dirección correcta. Por eso necesitamos saber hacia dónde nos dirigimos; o sea, ser conscientes que pasamos de lo malo a lo bueno, de menos a más, de lo bueno a algo mejor.
Cuando pensamos en la renovación, no pensemos sólo en haber salido hace tiempo ya de la hondura, no pensemos sólo en no haber cometido alguna falta grave, y no haber perdido el estado de felicidad; pensemos en la alegría de vivir en armonía y llenos de gracia.
En este tiempo de navidad, de esperanza, es necesaria una preparación interior, es necesaria una conversión de nuestros pensamientos. Es dejar a la persona vieja y llegar a plenitud de la persona nueva; como ocurre con un termómetro, en donde primero debemos salir de la condición bajo cero, para poder pasar a estar ya sobre el cero. Esto lo lograremos con una buena alimentación, física y espiritual, como también la dedicación que le hayamos dado a nuestro ser interior. Es un tiempo para dejar morir al hombre viejo, y caminar y ascender espiritualmente hasta la total transformación.
Que nuestra amistad con Dios se fortalezca cada día y que nuestro punto de vista natural sea afirmarnos siempre en la fe, y poner siempre a Nuestro Señor el centro de nuestra vida.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), te envío un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, derramando sobre ti, muchas bendiciones de Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
“Valerius”
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 24, 2022