En otro aparente guiño de la intención de algunos países árabes de la región de acercarse a Israel, nación con la que la mayoría de ellos carece de relaciones diplomáticas oficiales, el coronavirus parece ser una nueva oportunidad para dar impulso a una aproximación positiva.
SchneierNetanyahuHareven
Egipto, Baréin y otro Estado vecino, Jordania, se acercaron recientemente al Centro Médico Shiba – Tel Hashomer de la ciudad de Ramat Gan para mostrar su interés en la respuesta de Israel a la pandemia.
Esto lo aseguraron el rabino Marc Shneier, quien posee lazos con el golfo Pérsico al ser presidente de la organización Foundation for Ethnic Understanding, y Yoel Hareven, director de la división internacional de Shiba.
Sin embargo, Netanhayu no ha devuelto los llamados.
Antes de que estallara la epidemia, Netanyahu no hizo ningún esfuerzo por ocultar su desdén por Europa, pero habló con entusiasmo sobre la profundización de la relación entre Israel y el mundo árabe. Teniendo enemigos comunes en el Irán chiíta y en el fundamentalismo sunita, e intereses comunes en la innovación y la tecnología israelíes, prácticamente todos los estados árabes estaban ansiosos por trabajar juntos con Israel.
Pero por alguna razón, la crisis actual no ha demostrado ser un terreno fértil para fortalecer estos lazos.
De hecho, Jerusalén no ha unido fuerzas con ninguno de los estados de la región en la lucha contra la pandemia, ni siquiera con los dos países con los que tiene vínculos diplomáticos formales, Egipto y Jordania.
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En otro aparente guiño de la intención de algunos países árabes de la región de acercarse a Israel, nación con la que la mayoría de ellos carece de relaciones diplomáticas oficiales, el coronavirus parece ser una nueva oportunidad para dar impulso a una aproximación positiva.
Egipto, Baréin y otro Estado vecino, Jordania, se acercaron recientemente al Centro Médico Shiba – Tel Hashomer de la ciudad de Ramat Gan para mostrar su interés en la respuesta de Israel a la pandemia.
Esto lo aseguraron el rabino Marc Shneier, quien posee lazos con el golfo Pérsico al ser presidente de la organización Foundation for Ethnic Understanding, y Yoel Hareven, director de la división internacional de Shiba.
Sin embargo, Netanhayu no ha devuelto los llamados.
Antes de que estallara la epidemia, Netanyahu no hizo ningún esfuerzo por ocultar su desdén por Europa, pero habló con entusiasmo sobre la profundización de la relación entre Israel y el mundo árabe. Teniendo enemigos comunes en el Irán chiíta y en el fundamentalismo sunita, e intereses comunes en la innovación y la tecnología israelíes, prácticamente todos los estados árabes estaban ansiosos por trabajar juntos con Israel.
Pero por alguna razón, la crisis actual no ha demostrado ser un terreno fértil para fortalecer estos lazos.
De hecho, Jerusalén no ha unido fuerzas con ninguno de los estados de la región en la lucha contra la pandemia, ni siquiera con los dos países con los que tiene vínculos diplomáticos formales, Egipto y Jordania.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 13, 2020